Un comentario de un párrafo sin errores. No se trataba de resolver un acertijo, de componer una movida literaria o de encontrar razones para defender un argumento baboso. No. Se trataba de escribir un comentario que agregara alguna bobada a nuestras entradas. Es decir, una nadería o, en el peor de los casos, una columna de Carolina Sanín. Donde cada frase dijera algo insignificante sobre el texto de arriba. Donde se atendieran los más básicos mandatos del lenguaje de Star Trek y se cuidaran las mínimas normas de cortesía que nos enseñó Carroña. Si tenía ritmo de ranchera, mejor, pero no era una condición. La condición era escribir un comentario sin errores vistosos. Y no pudieron.
Está bien, no vamos a generalizar: eso es hablar como el General Naranjito. De cien comentaristas, tres se acercaron y dos más hicieron su mayor esfuerzo por hacer el menor esfuerzo. Noventa y cinco bobos no pudieron escribir un comentario en un blog. Y eso que todos tienen cuenta en Twitter y se jactan de sus conocimientos wikipédicos sobre los trending topics. En casa siempre hubo Milo y agua embotellada con sabor a babas; podemos apostar a que al menos veinte de esos estudiantes tienen bluyín enmorcillado y bota encima del bluyín, pelo con “rayitos”, espalda ancha y carro para salir de Bogotá cuando la odian, y que la tele de casa pasa encendida más tiempo en The Basuco's Show que en El show de Perico. Son gente que tomó más vino caliente que aguadepanela. Ustedes saben a qué nos referimos, pero nosotros no.
Por supuesto que hemos considerado nuestras dubitaciones, aunque no tenemos idea de lo que significa esa palabra. No nos hemos sintonizado con los tiempos que corren porque se nos dañó la antena. Nuestras entradas no tienen presentaciones de PowerPoint ni palabras en inglés. Quizá ya no es una manera válida saber qué es un blog leyendo blogs, y debemos más bien estar en Tumblr y Flickr en lugar de Blogger, que no se come la e antes de la r. No debimos insistir tanto en la bobada. No pedirles leer entradas sino ver videos tramoyeros en YouTube.
De esas limitaciones e inseguridades nuestras, quizá, vengan los pocos y tibios comentarios de los últimos posts, su absoluta ausencia de bobada. No supimos invitarlos a pensar. Tal vez porque nosotras, como buenas egresadas de la Javeriana, tampoco pensamos. De ahí quizá vengan sus comentarios aguados, con errores e imprecisiones, inútilmente enrevesados, con frases cojas y desgreñadas, como las de esta lacrimógena carta de renuncia. Pareciera que estamos describiendo a un grupo de zombies. Quizá eso es lo que son. Los párrafos, queremos decir (suenan risas pregrabadas).
El blog se llama La Bobada Literaria y pertenece a las líneas que venden en el Parque Hippies. En cuanto a Lecturas, siempre propusimos que acabaran con ese suplemento tan malo. Nuestro contenido, en cambio, está lleno de piezas ejemplares en los géneros más notorios de la bobada: blogs, redes sociales, columnistas de El Espectador y artículos de cualquier medio de la Casa Editorial El Tiempo. Los autores iban variando de una entrada a otra. El gay tal ese, chocolates Hershey’s, Abad Faciolince, Navarro Wolff, Salcedo Chocorramos, Caparroz, Ruiz-Navarro, Rosas Crespo, Samper Ospina, Oliver Sucks… A partir de esos clásicos nacionales y extranjeros los lectores intentaban comentarios como los que debe elaborar un comunicador social colombiano durante su ejercicio profesional –es decir, pésimos–.
Insistimos siempre en la participación para fomentar actividades que notamos algo empañadas en la actualidad: las gafas cuando llueve, las teclas del computador después de comer buñuelos y la pantalla del iPhone de tanto restregarle los dedos. Buscábamos que practicaran hacerse entender en un grupo, una herramienta que estimamos fundamental a la hora de tener sexo en grupo. El otro concepto transversal –somos tan académicas como Camilo Jiménez– del blog, la economía, se lo dejamos a Alejandro Gaviria. En últimas, la palabra excretada les dará de comer a estos lectores cuando sean profesores universitarios o columnistas de El Espectador y quieran hacer una pataleta antes de renunciar a trabajos que detestan tanto como el agua embotellada y, en general, Bogotá.
La mensa mayoría de comentaristas de este blog nunca pudo pasar del “jajajajajaja”. No siempre fue así. ¿Qué pasó, Anónimo? Antes eras chévere. Los lectores tenían problemas para entender las entradas que escribíamos completamente borrachas. Pero se lograba avanzar. Asimismo, siempre hubo otro ambiente en los comentarios. Pero todos los ambientes cambiaron con el calentamiento global. Notábamos un calibre más inquieto –con banda sonora de Los Inquietos del Vallenato–. Más dubitativo. Punto. Más curioso. Punto. Había más preguntas de ambiente. Punto. Menos polen en el ambiente. Punto. Lo que sentimos ahora es más telepatía y menos apatía. Punto. Menos autonomía. Punto. Menos desconfianza inversionista. Punto. Menos espíritu cítrico. Punto. Heterotopía. Puto.
Debe ser que no advertimos cuándo la atención de nuestros lectores pasó de lo insignificante a lo Vladdo –que ya es demasiado insignificante–. El estado de Facebook. El BlackBerrinche que no da espera. Debe ser que no nos supimos sintonizar para el momento en que Radioacktiva se volvió más cool que Patti Smith. Cosa que sucedió hace como treinta años, pero que no nos enteramos por estar oyendo Candela Estéreo.
Nunca hemos sido mamertas ni amargadas ni ñoñas, no nos vamos a engañar: a los veinte años tirábamos piedra en la Universidad Nacional, odiábamos a todo el mundo y leíamos a Ladrillard. Perdón, sí éramos mamertas, amargadas y ñoñas. Luego nos volvimos más bobas y ahora nos parece importante discutir, especular, quedar picadas y borrachas para escribir después un blog inútil. Es que somos tan trascendentales que hasta trabajamos en El Malpensante. A otros, por supuesto, les interesan el dinero, el poder y las chicas, pero Nosotras (con alas) somos ricas, poderosas y chicas. Hay muchas personas de nuestra edad que están haciendo cosas: van al baño, leen Twitter y dan clic en nuestro blog aunque no lo entiendan. Otras, renuncian porque renunciar con cartas escandalosas está de moda.
Es cándido echarle la culpa a Bogotá, al sistema métrico decimal, a Jiggy Drama, a que compramos carro, a los teléfonos que son más inteligentes que Francisco Santos. Pero la culpa es de la vaca. Lo que han perdido los nativos digitales es la visa para poder ir al país análogo.
Será que nos sentimos superiores, diría alguien, y nosotros diremos que somos católicos, moralistas y loyolistas: es decir, que somos inferiores. Otro dirá que odiamos con tanta pasión esta sociedad que parecería que creemos en la campaña de Colombia es Pasión. Probablemente esté en lo cierto, chaparrón. Ya sea amor abrazador u odio calcinante, el efecto de ejercerlo activamente, de poner a su servicio lo que sabemos hacer y lo que sabemos aprender —nada—, de inventarnos estos personajes hipersensibles como Gabriel Ruiz-Navarro y 8000, aunque no hagan reír, de buscar cada día de sobriedad qué sujeto sujetable destripar, nos tiene más cansadas y aburridas que a nuestros lectores.
Dejamos este blog porque no nos pudimos comunicar con los nativos digitales –no confundir con los humanoides azules de Avatar–. No entendemos su idioma sin vocales, sin q pero con k. No encontramos la manera de mostrarles lo que consideramos esencial en este horrible oficio de los blogs. Por eso los nuevos párrafos que se están escribiendo parecen zombis –la metáfora no tiene sentido porque los párrafos no comen cerebros, pero los zombis están de moda y así atraemos lectores cuando le pregunten al doctor Google por “la marcha zombi”–. Ya veremos qué pasa dentro de unos pocos días, cuando se acaben las vacaciones y ustedes estén trabajando y no tengan qué leer. Por ahora, para nosotras, ha llegado el momento de retirarnos. Al tiempo que seguimos con nuestras cosas vamos a pensar en este asunto, a mirarlo con detenimiento, porque somos muy analíticas y, honestamente, no tenemos cosas (guiño, guiño). Por eso, y porque recientemente aprendimos a manejar y ahora tenemos un carro que nos puede sacar de este pulguero lleno de trancones y llevarnos al campo cuando queramos, hasta una fecha indefinida que no será próxima, dejamos este blog en Blogger, al que queremos manifestar nuestra gratitud por los cheques que nos mandó por sus anuncios de apoyo a Juan Manuel Satán y de descuentos para La culpa es de la vaca que ríe. Ponemos el punto final a esta carta de renuncia con un nodo en la garganta profunda. Vale.
viernes, 23 de diciembre de 2011
jueves, 22 de diciembre de 2011
La gala de la bobada
Por fin llegó el momento que todos estaban esperando. Y no se trata del fin del mundo ni del estreno de la nueva película de Dago García –que vienen a ser lo mismo–. Los Premios La Bobada Literaria 2011 han convocado a lo más bobo de Colombia en una sola gala: Valerie Domínguez, quien presentó la premiación gracias a un contrato que firmó por amor. Esta noche, el famoso restaurante Moisés Carne de Pez tuvo una cita con las estrellas, en una verdadera fiesta de losers.
Para empezar, el Premio Emo a lo más triste de la televisión dejó una reñida pelea entre Suso el Paspi y Germán es el man, que finalmente fue ganada con 44% de votos por la versión (aún más) ordinaria y con (aún) menos gracia de Don Chinche: Suso, que se cree Heriberto de la Calle y es aún más insoportable que Yo, José Gabriel. A pesar del inconformismo de su rival, todo se solucionó con unas palabras de La Bobada Literaria en el programa La Ventana de Caracol Radio, hecho que demuestra el pésimo gusto de los colombianos en materia de humor. En cambio, con más de 700 electores, Vicky Dávila se llevó con honores la Nidia Catalina a la mejor actriz. El orgullo del periodismo vallecaucano agradeció a Stanislavski Zuleta por enseñarle su infalible método actoral.
Por su parte, Francisco Santos, uno de los personajes más nominados este año y ganador del Premio al Bobo del Año en 2010, empezó su exitosa noche con el Premio La WC a lo mejor de la radio, gracias a su electrizante dirección de RCN La Radio. Siguiendo con la participación de reputeados periodistas, el mismísimo Simón Posada vino a entregar el Premio Simón Posadera de periodismo a la revista Shock –la misma que nos enseñó que Wendy Sulca es la voz de Latinoamérica–, que le ganó por muy pocos votos a Daniel Samper Ospina y sus fotos de gurrecitos arrechantes.
Pero para elevar el nivel de la conversación, trajimos a Harold El Varado Tenorio para que le diera el Premio Bobel de Literatura a Andrés Felipe Arias, ganador gracias a su original cuento sobre los subsidios agrícolas. Desde su suite en el Cantón Norte, Uribito agradeció a la Academia y aprovechó para echarle tierra a su paisano Camilo Jiménez –que se quedó con el segundo lugar en esta categoría y no pudo hacer un resumen de un párrafo sobre el cuento de su rival–, quien renunció con una extensa y lacrimógena carta a volver a ser nominado en cualquier categoría de La Bobada Literaria.
Los muchachos más hipsters del país, los integrantes de la revista Shock, subieron de nuevo a la tarima para decir que La Tigresa del Oriente es la nueva Celia Cruz y para entregar el Premio Fhock al ta lento musical, un galardón que confirma el vergonzoso estado de la música en el país: Álvaro Uribe Vélez se llevó orgulloso este gramófono por su coordinado baile del “Aserejé” y les gritó a sus detractores que él no es un perdedor, recordándoles que en todas las ciudades donde quedan zonas francas para sus hijitos ganaron los candidatos que él apoyó. En vista de que nadie le prestaba atención a Uribe, el nominado que obtuvo la segunda mayor cantidad de votos, Silvestre Nalgond, subió a la tarima para pararle las bolas al mejor presidente que han tenido Las Ketchup.
Siguiendo con la cultura, el Premio Óscar Golden al cine nacional fue para Saluda al diablo de mi parte, cinta en la que un desmovilizado termina como profesor universitario pero renuncia porque sus alumnos no saben escribir un párrafo. Los hermanos Orrorozco agradecieron el galardón y anunciaron que Nicole Kidman protagonizará la versión gringa de esta cinta. Lo que no aclararon es cuándo.
Como en La Bobada Literaria también somos unos teletontos, invitamos a Juanes a presentar el Premio César López al benefactor más escopetardo. El ganador de la olla a presión al buen corazón fue Carlos Calero, quien aprovechó la ocasión para cantar el nuevo jingle de Ricostilla. Y siguiendo con los artistas, los videos, las noticias y las buenas noticias del estreñimiento, Carolina Cruz, lo más destacado de la plástica nacional, fue la beneficiada con el Premio Guggenjaime Cerón de las Artes, que incluye una residencia artística en Ipler. En su discurso en inglés aclaró que es “a very happy person. And the presentator”.
Cuando el evento estaba en su punto más álgido, llegó lo que nadie estaba esperando: la presentación de ChocQuibTown, grupo ganador del Premio Pirry al personaje más sobreexpuesto. Porque eso es lo que hay. En el momento en que el público se estaba yendo porque pensaba que la premiación se había convertido en una primera comunión o, peor aún, en los Premios a lo Mejor de Twitter, apareció en la tarima Isabella Santodomingo para entregar su premio: el del intelectual del año. Esta vez, el afortunado ganador de la estatuilla en forma de mano en la barbilla fue de nuevo Pacho Santos, quien se subió a dar un enérgico discurso sobre el uso de la fuerza. Al final, todos cambiaron de emisora.
El mayor palo de la noche fue para las autoras de este blog, que no se llevaron ni un aplauso e, incluso, fueron vencidas vilmente por las culadas de Jessica Cediel en la categoría Fernando Vallejo a la polémica del año. El galardón con forma de lechuza pateada fue recibido por Jessica y su novio, Pipe Bueno, que en realidad es bastante Malo. Fabián Sanabria, quien prometió demandar a La Bobada Literaria ante los tribunales de YouTube, se comprometió a demandar también a sus lectores por votar por la cola operada de una presentadora y no por los asuntos que nos competen a los intelectuales. Carolina Sanín, por su parte, dijo que los odia a todos y que renuncia a participar de estas premiaciones tan bobas.
Con varios tragos encima, después de cantar tutainas y tuturumainas y de disfrutar de las aspiraciones para todos los días, nuestra navideña concurrencia enloqueció con el premio a la bobada del año, una de las categorías más reñidas de esta premiación. Francisco Santos, de nuevo, barrió en esta ocasión, lo que resultó muy oportuno porque la estatuilla era una escoba. Algunos ingenuos esperan que las directivas de RCN recapaciten y despidan a Pachito, pero sabemos que es imposible que lo hagan. Al final, Juan Manuel Corzo estaba pidiéndole a Juan Manuel Santos que lo acercara hasta la casa para ahorrarse la gasolina, pero el presidente de la república le dijo que si quería tener esa suerte más le valía ir pidiendo que las Farc atentaran contra un pueblo.
En uno de los momentos más resentidos de la noche, Álvaro Uribe Vélez celebró montando a caballo el Premio Amparo Grisales a toda una vida de bobadas. En su discurso, dijo estar orgulloso de haberle ganado en esta difícil competencia a contrincantes como Pirry, pero que sabía que la única diferencia entre la vida de bobadas suya y la de la versión hipster de Manuel Teodoro es que la de su rival ha sido más corta. Parados uno junto al otro, la gala parecía ya una convención de enanos, por lo que tuvimos que sacar al expresidente del recinto para devolverle la altura a nuestro evento. Y no limpió la boñiga de su caballo.
Por último, después de recoger los premios que lo acreditan como una de las personas más bobas del país, Francisco Santos entregó el galardón más importante de la noche y que, este año, lleva su nombre: el bobo del año. Con una pasmosa diferencia de apenas 5 votos, Vicky Dávila se alzó sobre Fabián Sanabria y Vladdo. Con lágrimas en los ojos, la mejor actriz del Canal RCN le agradeció a Clara Elvira Ospina por enseñarle que los libros son para usar en caso de diluvio y para llevar debajo del brazo y, orgullosa, invitó a todos los televidentes a releer su perfil, en el que queda claro que no sólo los comunicadores de la Javeriana son incapaces de escribir un buen párrafo. Por su parte, Fabión grabó un video en su iPad sobre su fracaso en el que culpó a las "metonimias sociales porque se corrobora que lo deseado no puede decirse a través de entropías sino por medio de lo que es representado para significar. La intelectualidad no reposa ya sobre una alteridad invisible escondida en las alturas, sino sobre otras cosas visibles como YouTube que señalan lo que debe ser ocultado (en realidad, habla una nada que calla la pérdida de lo que no puede decirse)… Y allí, ante esa locha por la vida, en un tiempo accidentado y anárquico donde fracasar es indisociable de simbolizar y simbolizar es indisociable de fracasar del mismo modo en sentido contrario; en esa anarquía del clarooscuro cotidiano y del escorzo excepcional, omnipresente entre las luces fotográficas del desear, hoy es tal vez entre susurros y gemidos, donde algo inefable se dice. Heterotopía". Vladdo, indignaddo, aseguró que él merecía el galardón más que los demás concursantes, y que para probarlo iba a sacar un libro sobre sus 25 años de bobadas. ¿O uno sobre sus tuits? Ya no sabemos porque para esa altura todos estábamos dormidos.
Al cierre de esta edición, la gente chévere estaba celebrando el after party en Andrés WC, tomando agua embotellada con sabor a babas y maldiciendo a Bogotá y a Fidel Cano por darle una columna en El Espectador a cualquier zoquete. Si sobrevivimos a la fiesta, el próximo año prometemos aún más emociones y reconocimientos a lo más bobo de Colombia. Vale.
Para empezar, el Premio Emo a lo más triste de la televisión dejó una reñida pelea entre Suso el Paspi y Germán es el man, que finalmente fue ganada con 44% de votos por la versión (aún más) ordinaria y con (aún) menos gracia de Don Chinche: Suso, que se cree Heriberto de la Calle y es aún más insoportable que Yo, José Gabriel. A pesar del inconformismo de su rival, todo se solucionó con unas palabras de La Bobada Literaria en el programa La Ventana de Caracol Radio, hecho que demuestra el pésimo gusto de los colombianos en materia de humor. En cambio, con más de 700 electores, Vicky Dávila se llevó con honores la Nidia Catalina a la mejor actriz. El orgullo del periodismo vallecaucano agradeció a Stanislavski Zuleta por enseñarle su infalible método actoral.
Por su parte, Francisco Santos, uno de los personajes más nominados este año y ganador del Premio al Bobo del Año en 2010, empezó su exitosa noche con el Premio La WC a lo mejor de la radio, gracias a su electrizante dirección de RCN La Radio. Siguiendo con la participación de reputeados periodistas, el mismísimo Simón Posada vino a entregar el Premio Simón Posadera de periodismo a la revista Shock –la misma que nos enseñó que Wendy Sulca es la voz de Latinoamérica–, que le ganó por muy pocos votos a Daniel Samper Ospina y sus fotos de gurrecitos arrechantes.
Pero para elevar el nivel de la conversación, trajimos a Harold El Varado Tenorio para que le diera el Premio Bobel de Literatura a Andrés Felipe Arias, ganador gracias a su original cuento sobre los subsidios agrícolas. Desde su suite en el Cantón Norte, Uribito agradeció a la Academia y aprovechó para echarle tierra a su paisano Camilo Jiménez –que se quedó con el segundo lugar en esta categoría y no pudo hacer un resumen de un párrafo sobre el cuento de su rival–, quien renunció con una extensa y lacrimógena carta a volver a ser nominado en cualquier categoría de La Bobada Literaria.
Los muchachos más hipsters del país, los integrantes de la revista Shock, subieron de nuevo a la tarima para decir que La Tigresa del Oriente es la nueva Celia Cruz y para entregar el Premio Fhock al ta lento musical, un galardón que confirma el vergonzoso estado de la música en el país: Álvaro Uribe Vélez se llevó orgulloso este gramófono por su coordinado baile del “Aserejé” y les gritó a sus detractores que él no es un perdedor, recordándoles que en todas las ciudades donde quedan zonas francas para sus hijitos ganaron los candidatos que él apoyó. En vista de que nadie le prestaba atención a Uribe, el nominado que obtuvo la segunda mayor cantidad de votos, Silvestre Nalgond, subió a la tarima para pararle las bolas al mejor presidente que han tenido Las Ketchup.
Siguiendo con la cultura, el Premio Óscar Golden al cine nacional fue para Saluda al diablo de mi parte, cinta en la que un desmovilizado termina como profesor universitario pero renuncia porque sus alumnos no saben escribir un párrafo. Los hermanos Orrorozco agradecieron el galardón y anunciaron que Nicole Kidman protagonizará la versión gringa de esta cinta. Lo que no aclararon es cuándo.
Como en La Bobada Literaria también somos unos teletontos, invitamos a Juanes a presentar el Premio César López al benefactor más escopetardo. El ganador de la olla a presión al buen corazón fue Carlos Calero, quien aprovechó la ocasión para cantar el nuevo jingle de Ricostilla. Y siguiendo con los artistas, los videos, las noticias y las buenas noticias del estreñimiento, Carolina Cruz, lo más destacado de la plástica nacional, fue la beneficiada con el Premio Guggenjaime Cerón de las Artes, que incluye una residencia artística en Ipler. En su discurso en inglés aclaró que es “a very happy person. And the presentator”.
Cuando el evento estaba en su punto más álgido, llegó lo que nadie estaba esperando: la presentación de ChocQuibTown, grupo ganador del Premio Pirry al personaje más sobreexpuesto. Porque eso es lo que hay. En el momento en que el público se estaba yendo porque pensaba que la premiación se había convertido en una primera comunión o, peor aún, en los Premios a lo Mejor de Twitter, apareció en la tarima Isabella Santodomingo para entregar su premio: el del intelectual del año. Esta vez, el afortunado ganador de la estatuilla en forma de mano en la barbilla fue de nuevo Pacho Santos, quien se subió a dar un enérgico discurso sobre el uso de la fuerza. Al final, todos cambiaron de emisora.
El mayor palo de la noche fue para las autoras de este blog, que no se llevaron ni un aplauso e, incluso, fueron vencidas vilmente por las culadas de Jessica Cediel en la categoría Fernando Vallejo a la polémica del año. El galardón con forma de lechuza pateada fue recibido por Jessica y su novio, Pipe Bueno, que en realidad es bastante Malo. Fabián Sanabria, quien prometió demandar a La Bobada Literaria ante los tribunales de YouTube, se comprometió a demandar también a sus lectores por votar por la cola operada de una presentadora y no por los asuntos que nos competen a los intelectuales. Carolina Sanín, por su parte, dijo que los odia a todos y que renuncia a participar de estas premiaciones tan bobas.
Con varios tragos encima, después de cantar tutainas y tuturumainas y de disfrutar de las aspiraciones para todos los días, nuestra navideña concurrencia enloqueció con el premio a la bobada del año, una de las categorías más reñidas de esta premiación. Francisco Santos, de nuevo, barrió en esta ocasión, lo que resultó muy oportuno porque la estatuilla era una escoba. Algunos ingenuos esperan que las directivas de RCN recapaciten y despidan a Pachito, pero sabemos que es imposible que lo hagan. Al final, Juan Manuel Corzo estaba pidiéndole a Juan Manuel Santos que lo acercara hasta la casa para ahorrarse la gasolina, pero el presidente de la república le dijo que si quería tener esa suerte más le valía ir pidiendo que las Farc atentaran contra un pueblo.
En uno de los momentos más resentidos de la noche, Álvaro Uribe Vélez celebró montando a caballo el Premio Amparo Grisales a toda una vida de bobadas. En su discurso, dijo estar orgulloso de haberle ganado en esta difícil competencia a contrincantes como Pirry, pero que sabía que la única diferencia entre la vida de bobadas suya y la de la versión hipster de Manuel Teodoro es que la de su rival ha sido más corta. Parados uno junto al otro, la gala parecía ya una convención de enanos, por lo que tuvimos que sacar al expresidente del recinto para devolverle la altura a nuestro evento. Y no limpió la boñiga de su caballo.
Por último, después de recoger los premios que lo acreditan como una de las personas más bobas del país, Francisco Santos entregó el galardón más importante de la noche y que, este año, lleva su nombre: el bobo del año. Con una pasmosa diferencia de apenas 5 votos, Vicky Dávila se alzó sobre Fabián Sanabria y Vladdo. Con lágrimas en los ojos, la mejor actriz del Canal RCN le agradeció a Clara Elvira Ospina por enseñarle que los libros son para usar en caso de diluvio y para llevar debajo del brazo y, orgullosa, invitó a todos los televidentes a releer su perfil, en el que queda claro que no sólo los comunicadores de la Javeriana son incapaces de escribir un buen párrafo. Por su parte, Fabión grabó un video en su iPad sobre su fracaso en el que culpó a las "metonimias sociales porque se corrobora que lo deseado no puede decirse a través de entropías sino por medio de lo que es representado para significar. La intelectualidad no reposa ya sobre una alteridad invisible escondida en las alturas, sino sobre otras cosas visibles como YouTube que señalan lo que debe ser ocultado (en realidad, habla una nada que calla la pérdida de lo que no puede decirse)… Y allí, ante esa locha por la vida, en un tiempo accidentado y anárquico donde fracasar es indisociable de simbolizar y simbolizar es indisociable de fracasar del mismo modo en sentido contrario; en esa anarquía del clarooscuro cotidiano y del escorzo excepcional, omnipresente entre las luces fotográficas del desear, hoy es tal vez entre susurros y gemidos, donde algo inefable se dice. Heterotopía". Vladdo, indignaddo, aseguró que él merecía el galardón más que los demás concursantes, y que para probarlo iba a sacar un libro sobre sus 25 años de bobadas. ¿O uno sobre sus tuits? Ya no sabemos porque para esa altura todos estábamos dormidos.
Al cierre de esta edición, la gente chévere estaba celebrando el after party en Andrés WC, tomando agua embotellada con sabor a babas y maldiciendo a Bogotá y a Fidel Cano por darle una columna en El Espectador a cualquier zoquete. Si sobrevivimos a la fiesta, el próximo año prometemos aún más emociones y reconocimientos a lo más bobo de Colombia. Vale.
miércoles, 14 de diciembre de 2011
Premios La Bobada Literaria 2011
Todavía no llega el fin del mundo pero por lo menos nos acercamos al fin del año previo al fin del mundo. Por eso, y porque no tenemos nada más qué hacer tras cumplir con nuestra hora de trabajo semanal, queremos resaltar lo más bobo que ha ocurrido durante 2011. La selección de apenas un puñado de candidatos por categoría era muy difícil, como supondrá cualquiera que pase más de un día viviendo en Colombia. Afortunadamente contamos con un equipo de trabajo más numeroso y con menos criterio que el de los Premios Shock y los miembros (del jurado) consiguieron recalcar lo más bobo del año.
Nuestro espíritu democrático sigue siendo tan idiota como el espíritu de la Navidad; así, los invitamos a todos a ir al fondo a la derecha y picar en el candidato que crean que tiene más méritos (valor del voto: $3000 más un tamal). Los ganadores serán premiados con una beca Foolbright para que estudien Marchas y Redacción de Párrafos en la Universidad Javeriana. Por último, anunciamos que nuestra gala de premiación –con el patrocinio de Ponqué Gala y la presentación especial de los actores de A moño limpio– será en el restaurante Moisés Carne de Pez el próximo jueves 22 de diciembre. El cierre estará a cargo de ChocQuibTown, que canceló a última hora su participación en una novena bailable para venir a tocar en un evento que no le pagará ni un peso a Sayco. El after party será en TheAntrón con música de DJ Random y DJ JD.
Premio Emo a lo más triste de la televisión:
Germán es el man, la prueba de que el punk sí está muerto.
Premio Nidia Catalina a la mejor actriz:
Vicky Dávila, por La Cosa Política, el producto mejor actuado de RCN.
RCN la Radio, porque tiene al director más electrizante de este país.
Vicky Dávila, por su seguimiento a los escupitajos de Teófilo Forero.
Mujeres W, por aumentar los niveles de misoginia con la calidad de sus locutoras.
Julio Sánchez Cristo, porque Colombia pierde por W.
Premio Simón Posadera de periodismo:
Kienyké, por convertir a las marchas en páginas sociales.
Donjuán, por sus originales fotocopias de portadas.
Shock, porque "Wendy Sulca es la voz de Latinoamérica".
Daniel Samper Ospina, por publicar fotos de gurrecitos arrechantes.
Premio Bobel de Literatura:
Andrés Felipe Arias, por su cuento.
Gustavo Bolívar, por su mejor escrito hasta la fecha: la #corzotón.
Los alumnos de Camilo Jiménez, por sus párrafos.
El papá de Shakira, porque las caderonas no mienten.
Premio Fhock al ta lento musical:
Reykon, el líder del AutoTune.
Jorge Celedón, por su versión de "De música ligera".
Álvaro Uribe, por su baile del Aserejé.
Silvestre Nalgond, por tocarle el instrumento a un niño y decir que es una tradición cultural que ustedes no entienden.
Natalia París, DJ aunque no sepa cómo se escribe DJ.
Premio Óscar Golden al cine nacional:
El Páramo, la única historia de terror que da ganas de dormir.
El escritor de telenovelas, la autobiografía de Dago García.
El jefe, la peor adaptación de una novela de Vargas Llosa.
Saluda al diablo de mi parte, donde un desmovilizado se vuelve profesor universitario pero renuncia porque sus alumnos no saben escribir un párrafo.
Premio César López al benefactor más escopetardo:
Los Dávila, que piensan en la confianza extorsionista de los hoteles siete estrellas.
Julito, preocupado por los atribulados dueños de carros BMW con motores defectuosos.
Anonymous, desestabilizando al Estado penetrando cuentas de Twitter tan relevantes como la de @ensayista.
Carlos Calero, por su generosa entrega de ollas a presión.
Premio Guggenjaime Cerón de las artes:
Odeón, otra feria alternativa igual a las demás.
La Policía Nacional bailable, una bienvenida artística al Mundial Sub 20.
El personaje de La luz difícil, un artista tan verosímil que es el secreto mejor guardado de nuestra literatura.
Carolina Cruz, lo mejor de la plástica nacional. And the music.
Premio Pirry al personaje más sobreexpuesto:
ChocQuibTown, por cerrar Rock al Parque.
ChocQuibTown, por cerrar el evento de Los 40 Principales.
ChocQuibTown, porque eso es lo que hay.
Goyo, Tostao y Slow, por salir en todas las portadas de revistas colombianas.
Premio Isabella Santodomingo al intelectual del año:
Guido Nule, por probar científicamente que la corrupción es inherente al ser humano (nacido en Colombia).
Enrique Gómez Hurtado, por asegurar que no hay ninguna manera de comprobar que una mujer haya sido violada.
Juan Manuel Corzo, que demostró que los ladrones también lloran.
Liliana Rendón, que le dio razones a su marido para pegarle.
Francisco Santos, que nos recordó para qué sirve la fuerza y para qué no le sirve la cabeza.
Premio Fernando Vallejo a la polémica del año:
Carolina Sanín arremete contra Alejandro Gaviria porque éste asegura que el progreso del país está en las caderas de las reinas.
Arcadia le manda el abogado a El Malpensante y la revista editada en Malpensa se defiende diciendo que son intelectuales, muy inteligentes.
El Tramoyero asegura que va a demandar a La Bobada Literaria, pero después dice que sólo ante los tribunales de YouTube.
Las culadas de Jessica Cediel.
La bobada del año:
Las declaraciones de Juan Manuel Santos en Corinto, donde aseguró que una toma guerrillera le dio buena suerte a la Selección Colombia (que igual terminó perdiendo).
El ruego por un subsidio para la gasolina de Juan Manuel Corzo.
Cualquier declaración de Francisco Santos.
El Partido Verde.
Los gol(p)es del Bolillo Gómez.
Las marchas.
Premio Amparo Grisales a toda una vida de bobadas:
Álvaro Uribe Vélez.
Pirry.
Dago García.
Los hermanos Moreno Rojas.
Gran Premio Francisco Santos al bobo del año*:
Andrés Ospina
Eduardo Bechara
Kenji Orito Díaz
Vladdo
Vicky Dávila
Andrés Marocco
Catalina Ruiz-Navarro
La Bobada Literaria
José Obdulio Gaviria
Andrés López
Fabián Sanabria
Gustavo Petro
Por último, queremos anunciar que el premio que tenía a todos en ascuas, el prestigioso Premio Pioresnada, ha recaído este año en el columnista Antonio Caballero, un lúcido comentarista a quien le gusta ver cómo asesinan toros en las plazas y no sólo lo celebra sino que, además, lo justifica diciendo que a los toros les gusta que los maten. Antonio Antonio (porque el que es Caballero repite) ha insistido en la legalización de las drogas desde hace tanto tiempo que ya ni él lo recuerda y, aunque sus ideas son tan viejas como su costumbre de escribir a máquina, sigue siendo el analista más coherente y sensato de este penoso país.
El acta del jurado señala que:
Nuestro espíritu democrático sigue siendo tan idiota como el espíritu de la Navidad; así, los invitamos a todos a ir al fondo a la derecha y picar en el candidato que crean que tiene más méritos (valor del voto: $3000 más un tamal). Los ganadores serán premiados con una beca Foolbright para que estudien Marchas y Redacción de Párrafos en la Universidad Javeriana. Por último, anunciamos que nuestra gala de premiación –con el patrocinio de Ponqué Gala y la presentación especial de los actores de A moño limpio– será en el restaurante Moisés Carne de Pez el próximo jueves 22 de diciembre. El cierre estará a cargo de ChocQuibTown, que canceló a última hora su participación en una novena bailable para venir a tocar en un evento que no le pagará ni un peso a Sayco. El after party será en TheAntrón con música de DJ Random y DJ JD.
Premio Emo a lo más triste de la televisión:
Germán es el man, la prueba de que el punk sí está muerto.
The Suso's Show, lo único más insoportable que Yo, José Gabriel.
Yo me llamo pero no contesto.
Factor Xs, para cerebros de la misma talla.
Vicky Dávila, por La Cosa Política, el producto mejor actuado de RCN.
Diva Jessurum, la única capaz de enfrentarse a La Negra Candela.
Amparo Grisales, una vida de toda la diva.
Marbelle, por cómic.
Amparo Grisales, una vida de toda la diva.
Marbelle, por cómic.
Premio La WC a lo mejor de la radio:
La Ventana, por invitar a La Bobada Literaria y preguntarle si le gusta salir a pasear los puentes.RCN la Radio, porque tiene al director más electrizante de este país.
Vicky Dávila, por su seguimiento a los escupitajos de Teófilo Forero.
Mujeres W, por aumentar los niveles de misoginia con la calidad de sus locutoras.
Julio Sánchez Cristo, porque Colombia pierde por W.
Premio Simón Posadera de periodismo:
Kienyké, por convertir a las marchas en páginas sociales.
Donjuán, por sus originales fotocopias de portadas.
Shock, porque "Wendy Sulca es la voz de Latinoamérica".
Daniel Samper Ospina, por publicar fotos de gurrecitos arrechantes.
Premio Bobel de Literatura:
Andrés Felipe Arias, por su cuento.
Gustavo Bolívar, por su mejor escrito hasta la fecha: la #corzotón.
Los alumnos de Camilo Jiménez, por sus párrafos.
El papá de Shakira, porque las caderonas no mienten.
Premio Fhock al ta lento musical:
Reykon, el líder del AutoTune.
Jorge Celedón, por su versión de "De música ligera".
Álvaro Uribe, por su baile del Aserejé.
Silvestre Nalgond, por tocarle el instrumento a un niño y decir que es una tradición cultural que ustedes no entienden.
Natalia París, DJ aunque no sepa cómo se escribe DJ.
Premio Óscar Golden al cine nacional:
El Páramo, la única historia de terror que da ganas de dormir.
El escritor de telenovelas, la autobiografía de Dago García.
El jefe, la peor adaptación de una novela de Vargas Llosa.
Saluda al diablo de mi parte, donde un desmovilizado se vuelve profesor universitario pero renuncia porque sus alumnos no saben escribir un párrafo.
Premio César López al benefactor más escopetardo:
Los Dávila, que piensan en la confianza extorsionista de los hoteles siete estrellas.
Julito, preocupado por los atribulados dueños de carros BMW con motores defectuosos.
Anonymous, desestabilizando al Estado penetrando cuentas de Twitter tan relevantes como la de @ensayista.
Carlos Calero, por su generosa entrega de ollas a presión.
Premio Guggenjaime Cerón de las artes:
Odeón, otra feria alternativa igual a las demás.
La Policía Nacional bailable, una bienvenida artística al Mundial Sub 20.
El personaje de La luz difícil, un artista tan verosímil que es el secreto mejor guardado de nuestra literatura.
Carolina Cruz, lo mejor de la plástica nacional. And the music.
Premio Pirry al personaje más sobreexpuesto:
ChocQuibTown, por cerrar Rock al Parque.
ChocQuibTown, por cerrar el evento de Los 40 Principales.
ChocQuibTown, porque eso es lo que hay.
Goyo, Tostao y Slow, por salir en todas las portadas de revistas colombianas.
Premio Isabella Santodomingo al intelectual del año:
Guido Nule, por probar científicamente que la corrupción es inherente al ser humano (nacido en Colombia).
Enrique Gómez Hurtado, por asegurar que no hay ninguna manera de comprobar que una mujer haya sido violada.
Juan Manuel Corzo, que demostró que los ladrones también lloran.
Liliana Rendón, que le dio razones a su marido para pegarle.
Francisco Santos, que nos recordó para qué sirve la fuerza y para qué no le sirve la cabeza.
Premio Fernando Vallejo a la polémica del año:
Carolina Sanín arremete contra Alejandro Gaviria porque éste asegura que el progreso del país está en las caderas de las reinas.
Arcadia le manda el abogado a El Malpensante y la revista editada en Malpensa se defiende diciendo que son intelectuales, muy inteligentes.
El Tramoyero asegura que va a demandar a La Bobada Literaria, pero después dice que sólo ante los tribunales de YouTube.
Las culadas de Jessica Cediel.
La bobada del año:
Las declaraciones de Juan Manuel Santos en Corinto, donde aseguró que una toma guerrillera le dio buena suerte a la Selección Colombia (que igual terminó perdiendo).
El ruego por un subsidio para la gasolina de Juan Manuel Corzo.
Cualquier declaración de Francisco Santos.
El Partido Verde.
Los gol(p)es del Bolillo Gómez.
Las marchas.
Premio Amparo Grisales a toda una vida de bobadas:
Álvaro Uribe Vélez.
Pirry.
Dago García.
Los hermanos Moreno Rojas.
Gran Premio Francisco Santos al bobo del año*:
Andrés Ospina
Eduardo Bechara
Kenji Orito Díaz
Vladdo
Vicky Dávila
Andrés Marocco
Catalina Ruiz-Navarro
La Bobada Literaria
José Obdulio Gaviria
Andrés López
Fabián Sanabria
Gustavo Petro
Por último, queremos anunciar que el premio que tenía a todos en ascuas, el prestigioso Premio Pioresnada, ha recaído este año en el columnista Antonio Caballero, un lúcido comentarista a quien le gusta ver cómo asesinan toros en las plazas y no sólo lo celebra sino que, además, lo justifica diciendo que a los toros les gusta que los maten. Antonio Antonio (porque el que es Caballero repite) ha insistido en la legalización de las drogas desde hace tanto tiempo que ya ni él lo recuerda y, aunque sus ideas son tan viejas como su costumbre de escribir a máquina, sigue siendo el analista más coherente y sensato de este penoso país.
El acta del jurado señala que:
Autor de Sin remedio, este one hit wonder oligarca que posa de burgués arrepentido es el mejor ejemplo de la locha de clases colombiana. Como no tuvo más ideas literarias, en sus columnas se ha dedicado a despotricar de todo el mundo sólo para poder decir después con suficiencia "se los dije". Su gusto por la muerte de los toros es directamente proporcional al disgusto que le produce la actualidad de Colombia; además, a pesar de compartir la responsabilidad de las caricaturas de Semana con Vladdo, Caballero sabe hacerlo con algo de gracia, a diferencia de su compañero.
Antonio Caballero se puso rojo de la ira al saber que era el ganador del premio Pioresnada de La Bobada Literaria.
*La selección de los candidatos al bobo del año corresponde a los personajes de cada mes en este blog. Para conocer más sobre cada uno, haga clic en su nombre (el del candidato, no el suyo, bobo lector).
martes, 13 de diciembre de 2011
Gustavo Petro, personaje del mes en La Bobada Literaria
En La Bobada Literaria también hay espacio para el amor.
Tenemos que empezar este homenaje admitiendo que le tenemos mucha envidia a Gustavo Petro: ser primo de Noel Petro es un verdadero honor. También tenemos que aclarar que su fecha de publicación no es gratuita: Bogotá tuvo la mala suerte de que Petris fuera su mejor propuesta para la alcaldía.
Nacido en la costa pero criado en la sabana de Bogotá, desde muy joven se metió en política: dice que se afilió al M-17 cuando tenía diecinueve años (¿o era al revés?) y que a los veintiuno ya estaba construyendo barrios de invasión en Zipaquirá, hechos que marcaron su futuro pendenciero y populista. “Vivíamos en ese mundo frío, encerrados, sin discotecas, sin mujeres, sin saber qué era una novia y con muchas ganas de saberlo, sin televisión”, afirma de sus años mozos, que nos hacen pensar en Onán.
Haber pertenecido a un grupo guerrillero suena como algo horrible en estos tiempos de falso positivismo pero, en su momento, era lo más cool que podían hacer los otrora hipsters: definirse como militantes, leer libros que hablaban de igualdad y cómo aplicarla en países de verdad, usar ropa de lana virgen y recitar discursos acartonados contra el establecimiento eran la forma de redimir conciencias y luchar por un mundo mejor (para sus bolsillos). Como Petro, cientos de universitarios afectados jamás dispararon un arma, secuestraron a alguien o hicieron algo más que locha de clases; sin embargo, casi todos fueron víctimas de abusos de las fuerzas armadas de gobiernos tan honorables y prístinos como los de Julio César Turbay o Belisaurio Betancourt. En un círculo vicioso que parece que jamás terminará, personajes de la supuesta izquierda colombiana dicen que todo es una persecución en su contra mientras los de la derecha afirman que todos son unos terroristas mamertos.
Petro, propietario del reconocido restaurante Gustavo Carne de Pavo, jura y come mocos –especialmente lo último– que no tuvo nada que ver con la toma del Palacio de Justicia en 1985 (y le creemos, pues la mano de Dios encarnada en el general Arias Cabrales lo metió a la carcel unos días antes del evento, y de una condena de 18 meses no pagó sino 17 por las rebajas que se ganó por buen comportamiento y sus trabajos manuales) y que nunca hizo más que activismo para el M-19, con resultados tan importantes como convencer a Carlos Pizarro de hacer la paz; pero pensadores e intelectuales de la talla de José Obdulio Gaviria se han encargado de señalarlo como criminal, sobre todo cuando, con pruebas en la mano, el guerrillero amnistiado acusa a los gobiernos de turno de sus evidentes actos de corrupción.
Pero no es el pasado ligado a la insurgencia, viviendo con la angustia de estar de incógnito en la ciudad, el que definió a Petro. Por el contrario, fue la deposición de las armas la que marcó el futuro de la autodenominada izquierda colombiana, que tiene más de siniestra que de izquierda: una vez firmado el tratado de paz, vinieron los nombramientos diplomáticos –por ejemplo, en Bélgica–, las cuotas burocráticas en institutos gubernamentales, las campañas facilistas y, después de un par de años de acceso al presupuesto nacional, el uso de las mismas prácticas clientelistas, la misma corrupción y el mismo oportunismo de “los políticos tradicionales” y esa gente tan fea que tenía al país jodido cuando Gus Pet decidió unirse a la guerrilla para combatirla de la mejor manera que se puede acabar con un enemigo: uniéndosele. Por eso hizo un doctorado en Nuevas Tendencias en Administración en la Universidad de Salamanca, España, donde claramente aprendió que las nuevas tendencias son las mismas de siempre, pero más mediáticas.
Con un sensacional discurso veintejuliero, Gustavo Francisco no ha dejado de atrapar incautos: haciendo denuncias escandalosas que pocas veces terminan en condenas reales o algo más que la portada de Semana, este adalid de la decencia puso en su lugar –es decir, en el de inquisidor– a Alejandro Ordóñez. Así demostró que no es de izquierda sino de centro. Un centro delantero que sólo busca meter goles rápidos para no quedar mal con nadie cuando tenga que pedir algún favor.
Confirmando que la izquierda latinoamericana no es más que burocracia, era predecible el final del M-19 (que no es una ruta de Transmilenio). Pero también era necesario inventarse nombres ridículos para partidos y alianzas dudosas con ladrones de la talla de la Anapo –para los lectores menores de cuarenta, ese es el partido original de Samu El Moreno Rojas, su mami y su abuelo–. Los discursos populistas se convirtieron en la forma de hacerles creer a los pobres –es decir, a la mitad de los colombianos– que existe el futuro, aunque diez años sin resultados digan lo contrario. Después de su paso por las cámaras (legislativas y de los noticieros), el siempre oportunista Petro se hizo candidato a la presidencia por el Polo Democrático y el falso positivismo le ganó, increíblemente peor vestido.
Pero si algo aprendimos del “Very very very well” es que no hay que rendirse y Gus van Petro decidió culpar de todo a su corrupto partido político –el mismo que lo convirtió en el estandarte de la honestidad y que él defendía como un ejemplo de buenas políticas– y volverse progresista –todo lo contrario del procurador Ordóñez– para lanzarse al segundo cargo más importante del país después del de Señorita Colombia: la Alcaldía de Bogotá. Esta vez, el esquivo triunfo volvió al regazo de este burro mocho al que le cabe la ciudad en la cabeza –con esto no le estamos diciendo cabezón, no–.
Parece una hazaña, pero salir elegido fue más fácil de lo que aparenta: en medio de los apocalípticos resultados de Samuel Moreno, con contrincantes como Álvaro Uribe Vélez –perdón, Peñalosa– y Gina Parody, la tarea se redujo a compararse con Nelson Mandela (probablemente porque piensa robar tanto que lo terminarán condenando a 27 años de cárcel), a promesas populistas como la de regalar el agua a cambio de votos, a llamar progresista a todo lo que tuviera que ver con su campaña y a apelar a las pasiones personales de los votantes que, por supuesto, jamás leyeron una línea de su programa de gobierno. Esa lista de incongruencias progresistas es el motivo más importante para elegir a Gustavo Petro como personaje del mes en diciembre de 2011 y, si por desgracia el mundo no se acaba en un año, repetirle el homenaje en diciembre de 2014:
- La política del amor. Claramente el alcalde erecto la ha practicado mucho y sin condón, de lo contrario no tendría tantos hijos, pero ¿ese no es un eslogan como para el programa de Xiomy? Pues no: en una de las ciudades más peligrosas del mundo, la solución es hablar de amor y decir que todos y todas hacemos las cosas con amor porque usamos discurso incluyente para rob@r.
- Hacer los ríos navegables para traerle progreso a Bogotá. A 2600 metros de altura y a más de mil kilómetros del mar, será muy fácil sacar los productos de la capital. Especialmente si contamos con las cuencas contaminadas y con la plana geografía que los lleva a sus desembocaduras, con puntos estratégicos como el Salto del Tequendama.
- “Estimularé la calidad mediante la aplicación de pedagogías que enseñen a pensar”. En tu cara obesa, Camilo Jiménez.
- La EPB: la fusión de todas las empresas de servicios públicos de la ciudad. No sería una idea tan descabellada si al menos una de las tres prestara un buen servicio. Y cuando alguien quiera comprar acciones, probablemente le dirá “exprópiensen”, aplicando sus bastos conocimientos de Economía.
- "Resolveré el tema del escenario adecuado para grandes conciertos", dice, pero no dice cómo. Esperamos que no se refiera a conciertos para delinquir.
Pero más allá de su delicioso uso del verbo colocar y de su sensual cara de Calamardo, Gustonto es un verdadero pensador:
Tenemos que empezar este homenaje admitiendo que le tenemos mucha envidia a Gustavo Petro: ser primo de Noel Petro es un verdadero honor. También tenemos que aclarar que su fecha de publicación no es gratuita: Bogotá tuvo la mala suerte de que Petris fuera su mejor propuesta para la alcaldía.
Nacido en la costa pero criado en la sabana de Bogotá, desde muy joven se metió en política: dice que se afilió al M-17 cuando tenía diecinueve años (¿o era al revés?) y que a los veintiuno ya estaba construyendo barrios de invasión en Zipaquirá, hechos que marcaron su futuro pendenciero y populista. “Vivíamos en ese mundo frío, encerrados, sin discotecas, sin mujeres, sin saber qué era una novia y con muchas ganas de saberlo, sin televisión”, afirma de sus años mozos, que nos hacen pensar en Onán.
Haber pertenecido a un grupo guerrillero suena como algo horrible en estos tiempos de falso positivismo pero, en su momento, era lo más cool que podían hacer los otrora hipsters: definirse como militantes, leer libros que hablaban de igualdad y cómo aplicarla en países de verdad, usar ropa de lana virgen y recitar discursos acartonados contra el establecimiento eran la forma de redimir conciencias y luchar por un mundo mejor (para sus bolsillos). Como Petro, cientos de universitarios afectados jamás dispararon un arma, secuestraron a alguien o hicieron algo más que locha de clases; sin embargo, casi todos fueron víctimas de abusos de las fuerzas armadas de gobiernos tan honorables y prístinos como los de Julio César Turbay o Belisaurio Betancourt. En un círculo vicioso que parece que jamás terminará, personajes de la supuesta izquierda colombiana dicen que todo es una persecución en su contra mientras los de la derecha afirman que todos son unos terroristas mamertos.
Petro, propietario del reconocido restaurante Gustavo Carne de Pavo, jura y come mocos –especialmente lo último– que no tuvo nada que ver con la toma del Palacio de Justicia en 1985 (y le creemos, pues la mano de Dios encarnada en el general Arias Cabrales lo metió a la carcel unos días antes del evento, y de una condena de 18 meses no pagó sino 17 por las rebajas que se ganó por buen comportamiento y sus trabajos manuales) y que nunca hizo más que activismo para el M-19, con resultados tan importantes como convencer a Carlos Pizarro de hacer la paz; pero pensadores e intelectuales de la talla de José Obdulio Gaviria se han encargado de señalarlo como criminal, sobre todo cuando, con pruebas en la mano, el guerrillero amnistiado acusa a los gobiernos de turno de sus evidentes actos de corrupción.
Pero no es el pasado ligado a la insurgencia, viviendo con la angustia de estar de incógnito en la ciudad, el que definió a Petro. Por el contrario, fue la deposición de las armas la que marcó el futuro de la autodenominada izquierda colombiana, que tiene más de siniestra que de izquierda: una vez firmado el tratado de paz, vinieron los nombramientos diplomáticos –por ejemplo, en Bélgica–, las cuotas burocráticas en institutos gubernamentales, las campañas facilistas y, después de un par de años de acceso al presupuesto nacional, el uso de las mismas prácticas clientelistas, la misma corrupción y el mismo oportunismo de “los políticos tradicionales” y esa gente tan fea que tenía al país jodido cuando Gus Pet decidió unirse a la guerrilla para combatirla de la mejor manera que se puede acabar con un enemigo: uniéndosele. Por eso hizo un doctorado en Nuevas Tendencias en Administración en la Universidad de Salamanca, España, donde claramente aprendió que las nuevas tendencias son las mismas de siempre, pero más mediáticas.
Con un sensacional discurso veintejuliero, Gustavo Francisco no ha dejado de atrapar incautos: haciendo denuncias escandalosas que pocas veces terminan en condenas reales o algo más que la portada de Semana, este adalid de la decencia puso en su lugar –es decir, en el de inquisidor– a Alejandro Ordóñez. Así demostró que no es de izquierda sino de centro. Un centro delantero que sólo busca meter goles rápidos para no quedar mal con nadie cuando tenga que pedir algún favor.
Confirmando que la izquierda latinoamericana no es más que burocracia, era predecible el final del M-19 (que no es una ruta de Transmilenio). Pero también era necesario inventarse nombres ridículos para partidos y alianzas dudosas con ladrones de la talla de la Anapo –para los lectores menores de cuarenta, ese es el partido original de Samu El Moreno Rojas, su mami y su abuelo–. Los discursos populistas se convirtieron en la forma de hacerles creer a los pobres –es decir, a la mitad de los colombianos– que existe el futuro, aunque diez años sin resultados digan lo contrario. Después de su paso por las cámaras (legislativas y de los noticieros), el siempre oportunista Petro se hizo candidato a la presidencia por el Polo Democrático y el falso positivismo le ganó, increíblemente peor vestido.
Pero si algo aprendimos del “Very very very well” es que no hay que rendirse y Gus van Petro decidió culpar de todo a su corrupto partido político –el mismo que lo convirtió en el estandarte de la honestidad y que él defendía como un ejemplo de buenas políticas– y volverse progresista –todo lo contrario del procurador Ordóñez– para lanzarse al segundo cargo más importante del país después del de Señorita Colombia: la Alcaldía de Bogotá. Esta vez, el esquivo triunfo volvió al regazo de este burro mocho al que le cabe la ciudad en la cabeza –con esto no le estamos diciendo cabezón, no–.
Parece una hazaña, pero salir elegido fue más fácil de lo que aparenta: en medio de los apocalípticos resultados de Samuel Moreno, con contrincantes como Álvaro Uribe Vélez –perdón, Peñalosa– y Gina Parody, la tarea se redujo a compararse con Nelson Mandela (probablemente porque piensa robar tanto que lo terminarán condenando a 27 años de cárcel), a promesas populistas como la de regalar el agua a cambio de votos, a llamar progresista a todo lo que tuviera que ver con su campaña y a apelar a las pasiones personales de los votantes que, por supuesto, jamás leyeron una línea de su programa de gobierno. Esa lista de incongruencias progresistas es el motivo más importante para elegir a Gustavo Petro como personaje del mes en diciembre de 2011 y, si por desgracia el mundo no se acaba en un año, repetirle el homenaje en diciembre de 2014:
- La política del amor. Claramente el alcalde erecto la ha practicado mucho y sin condón, de lo contrario no tendría tantos hijos, pero ¿ese no es un eslogan como para el programa de Xiomy? Pues no: en una de las ciudades más peligrosas del mundo, la solución es hablar de amor y decir que todos y todas hacemos las cosas con amor porque usamos discurso incluyente para rob@r.
- Hacer los ríos navegables para traerle progreso a Bogotá. A 2600 metros de altura y a más de mil kilómetros del mar, será muy fácil sacar los productos de la capital. Especialmente si contamos con las cuencas contaminadas y con la plana geografía que los lleva a sus desembocaduras, con puntos estratégicos como el Salto del Tequendama.
- “Estimularé la calidad mediante la aplicación de pedagogías que enseñen a pensar”. En tu cara obesa, Camilo Jiménez.
- La EPB: la fusión de todas las empresas de servicios públicos de la ciudad. No sería una idea tan descabellada si al menos una de las tres prestara un buen servicio. Y cuando alguien quiera comprar acciones, probablemente le dirá “exprópiensen”, aplicando sus bastos conocimientos de Economía.
- "Resolveré el tema del escenario adecuado para grandes conciertos", dice, pero no dice cómo. Esperamos que no se refiera a conciertos para delinquir.
En su plan de gobierno, sólo le falta proponer convertir la ciudad en un acordeón.
Pero más allá de su delicioso uso del verbo colocar y de su sensual cara de Calamardo, Gustonto es un verdadero pensador:
Buenos días progresistas madrugadores !!!
Acabamos de adoptar a Bacata una cachorra perro que estuvo a punto de morir en zoonosis, vivirá en la alcaldía como símbolo animalista.
@MissDislexia no te gusta que diga que le. Voy a dar el poder de la ciudad a las mujeres?
el botón de alarma con huella digital, la microcamara y el gps, serán accesorios que tendrá cada taxi en la ciudad.
El cambio climático nos obliga a liberar los espacios del agua en la cuenca del río Bogotá.
“Yo construiría la democracia de la diversidad”
Me llaman populista los q no saben q es el sabor de la aguadepanela
Los colegios deben tener restaurante porque hay un problema de nutrición en la juventud de Bogotá
Los 5.5 mill de personas q se suben a un bus van a cambiar de sistema, por algo mas moderno y electrónico
Si el niño tiene educación y amor de ahí no sale un criminal
Leider Preciado con Bogotá Humana Ya, adelante los que hacen el fútbol progresista http://twitpic.com/76k9ho
Si gano al otro día se debe titular ‘‘Ha cambiado la política en Colombia’’
La muerte de Cano demuestra que es la Política del amor y de la vida la que puede transformar el mundo y superar las injusticias.
Examinaremos la experiencia de democratización y transparencia en los procedimientos de contratación del país hermano.
La educacion superior debe ser un derecho: es la única forma de avanzar hacia la Sociedad del Conocimiento, la sociedad del siglo XXI
Banda de porro sabanero progresista I http://twitpic.com/7gjjoc
Bogotá es una democracia, no una monarquía.
Hemos llegado a 100.000 seguidores en twitter. Gracias a tod@s.Al final, uno le puede perdonar a Gus que haya sido un burgués arrepentido, un guerrillero arrepentido, un samuelista arrepentido, un ordoñecista arrepentido y, dentro de tres años, un alcalde arrepentido. Lo que no le puede perdonar es que lo apoyen Vladdo y Gustá Bobo Lívar.
Por último, les presentamos su progresista periódico de campaña, que en la última página tiene una original versión de ¿Donde está Javier? Desde ya prometemos que Encuentre a Petro, el juego progresista, es un presagio de su gestión.
viernes, 9 de diciembre de 2011
Expedición Róbensen. Capítulo 4: los políticos también descansan
Después de cuatro extenuantes semanas en la cárcel, los concursantes del reality más emocionante de nuestros medios decidieron amotinarse y dedicar las fechas navideñas al recogimiento –que, en su jerga, significa recoger las sobras del erario antes de que terminen su mandato los alcaldes y gobernadores que entregarán sus cargos este 31 de diciembre–. Por eso, las directivas de La Bobada Literaria decidimos aplazar la continuación del programa hasta el 14 de enero de 2012, cuando nuestros concursantes ya tengan sus cuotas aseguradas en los nuevos gobiernos locales.
Sin embargo, las emociones no se detienen: los colombianos castigaron al alcalde de Bogotá, María Eugenia Rojas, por querer manejar el reality desde su casa y enviar a concursar en su lugar a Samuel e Iván Moreno. Tras la eliminación, el alcalde se despidió del programa diciendo que todo es un complot en su contra, que la Anapo seguirá demostrando que Gustavo Roja Espinilla fue el dictador más democrático de América y que sus hijitos, Samuel e Iván Moreno, son inocentes. Por su parte, Gina Parody celebró su victoria en la prueba de impunidad: nuestro público es tan hipster que quiere venderle su voto a cambio de gafas de marco conceptual.
Y, para que no digan que llega Navidad y yo sin tics, los dejamos con una votación abierta hasta el próximo año, en la que ustedes se encargarán de redactar la nueva sección del diario El Tiempo: debes salir. El motivo para expulsarlos será muy simple: que nos cuenten cuáles son su sueños para el 2012.
Alejandro Ordóñez
Que el Papa sea el presidente de Colombia y que la condena para quienes abortan sea la hoguera.
Angelino Garzón
Que lo nombren como jurado de la segunda temporada de Yo me llamo para ver si alcanza la popularidad de Santos. O como asistente técnico del Bolillo en la Selección Colombia.
Armando Benedetti
Que las normas de ortografía del español sean "avolidas".
Enrique Peñalosa
Que, ahora que se autodefine como un cadáver político, los zombis políticos dominen el mundo. También quiere buscar inversionistas para su proyecto de Metrovivienda sobre el embalse del Sisga.
Fabio Valencia Cossio
Que le den asilo político en Panamá. O que lo nombren embajador.
Gilma Jiménez
¡Que alguien piense en l@s niñ@s, por favor!
Juan Carlos Martínez
Que la próxima marcha sea por su liberación.
Juan Manuel Corzo
Que le subsidien un curso para aprender a dar declaraciones.
Liliana Rendón
Que el Bolillo vuelva a dirigir la Selección Colombia, y que un día la invité a salir.
Luis Pérez
Quiere hacerle el cajón al alcalde electo de Medellín para quedarse con el puesto. Necesita el presupuesto municipal para hacer una fiesta.
Noemí Sanín
Que después de ser candidato cuatro veces a la presidencia cada voto valga por cuatro.
Piedad Córdoba
Que investiguen el caso del culo de Jessica Cediel porque no le quedan claros los hechos.
Simón Gaviria
Quiere perder la virginidad.
Sin embargo, las emociones no se detienen: los colombianos castigaron al alcalde de Bogotá, María Eugenia Rojas, por querer manejar el reality desde su casa y enviar a concursar en su lugar a Samuel e Iván Moreno. Tras la eliminación, el alcalde se despidió del programa diciendo que todo es un complot en su contra, que la Anapo seguirá demostrando que Gustavo Roja Espinilla fue el dictador más democrático de América y que sus hijitos, Samuel e Iván Moreno, son inocentes. Por su parte, Gina Parody celebró su victoria en la prueba de impunidad: nuestro público es tan hipster que quiere venderle su voto a cambio de gafas de marco conceptual.
Y, para que no digan que llega Navidad y yo sin tics, los dejamos con una votación abierta hasta el próximo año, en la que ustedes se encargarán de redactar la nueva sección del diario El Tiempo: debes salir. El motivo para expulsarlos será muy simple: que nos cuenten cuáles son su sueños para el 2012.
Alejandro Ordóñez
Que el Papa sea el presidente de Colombia y que la condena para quienes abortan sea la hoguera.
Angelino Garzón
Que lo nombren como jurado de la segunda temporada de Yo me llamo para ver si alcanza la popularidad de Santos. O como asistente técnico del Bolillo en la Selección Colombia.
Armando Benedetti
Que las normas de ortografía del español sean "avolidas".
Enrique Peñalosa
Que, ahora que se autodefine como un cadáver político, los zombis políticos dominen el mundo. También quiere buscar inversionistas para su proyecto de Metrovivienda sobre el embalse del Sisga.
Fabio Valencia Cossio
Que le den asilo político en Panamá. O que lo nombren embajador.
Gilma Jiménez
¡Que alguien piense en l@s niñ@s, por favor!
Juan Carlos Martínez
Que la próxima marcha sea por su liberación.
Juan Manuel Corzo
Que le subsidien un curso para aprender a dar declaraciones.
Liliana Rendón
Que el Bolillo vuelva a dirigir la Selección Colombia, y que un día la invité a salir.
Luis Pérez
Quiere hacerle el cajón al alcalde electo de Medellín para quedarse con el puesto. Necesita el presupuesto municipal para hacer una fiesta.
Noemí Sanín
Que después de ser candidato cuatro veces a la presidencia cada voto valga por cuatro.
Piedad Córdoba
Que investiguen el caso del culo de Jessica Cediel porque no le quedan claros los hechos.
Simón Gaviria
Quiere perder la virginidad.
jueves, 1 de diciembre de 2011
El Tramo Ñero
En Colombia, los intelectuales son tan inteligentes que es imposible entenderlos. Por ejemplo, no entendemos cómo Fabián Sanabria, que se autodenomina intelectual, no sabe usar Google para encontrar los nombres de las autoras de este blog en menos tiempo del que se tarda en invocar a Deleuze cada vez que se le acaban las ideas, ni de dónde saca que estamos en contra de la figuración de los intelectuales en medios tan importantes como el Canal Baba de Caracol y el Canal de Youtube. Tampoco entendemos aún cómo conjugar el verbo haber. Debe haber algo muy mal en nuestro entendimiento, que en lugar de esperar pataletas de un tipo tan intelectual que hasta usa foulard esperamos sensatez. Pero no: en un video de respuesta a nuestro homenaje de ayer aparece llamándonos resentidos y mamertos, como cualquier uribista –que, a todas luces, es lo opuesto de un intelectual–, y amenaza con demandarnos.
Los invitamos, bobos lectores, a imaginarse la siguiente escena: un tipo disfrazado de Rimbaud, con pañuelito de seda, gafas de marco conceptual, bata y pipa llega a una oficina de la Fiscalía y dice "señorita, quiero tomar acciones legales contra La Bobada Literaria". Si la demanda es aceptada, nos encontraremos en el juicio más bobo de la historia.
Los invitamos, bobos lectores, a imaginarse la siguiente escena: un tipo disfrazado de Rimbaud, con pañuelito de seda, gafas de marco conceptual, bata y pipa llega a una oficina de la Fiscalía y dice "señorita, quiero tomar acciones legales contra La Bobada Literaria". Si la demanda es aceptada, nos encontraremos en el juicio más bobo de la historia.
De una infeliz coincidencia entre la publicación de nuestra entrada y la designación en un cargo burocrático que ratifica que en Colombia sólo sirve saber posar para conseguir empleo, este reputado intelectual elabora una teoría de conspiración que haría las delicias de Dan Brown o, para que le suene más interesante, de Umberto Eco. En todo caso, estos dos hechos casuales le sirvieron como excusa para, recalcitrante, exhibir sus complejos y demostrar que estudió tanto que perdió el sentido del humor.
La noticia es que, escarbando en la web, encontramos algo aún peor. Se trata de un video que da miedo: tanto, que al final hay una aparición ectoplásmica de la ñina de El aro, que costó cinco millones de dólares pagados con los impuestos de los colombianos. Pero da más miedo porque su protagonista es un intelectual furioso, incluso más temible porque, a pesar de autodenominarse intelectual, es evidente que no entiende nada de nada. Ante las calumnias, el Tramo Ñero hace una interesante disertación al calor de un vino Rosso José Serrano, con la compañía de su gato Goyo Chocó. Además, presenta el uso del nuevo babero foulard del Zipa, la forma como los intelectuales protegen la ropa de sus propias babas. Las risas son pregrabadas y cuentan con el gentil auspicio de Azúcar Naricita. Los efectos especiales estuvieron a cargo de Steven Stebang y la edición dejó con la boca abierta al Chapulín Colorado. Deléitensen (porque no sabemos conjugar el verbo deleitarsen) con esta nueva emisión de El Tramo Ñero.
La noticia es que, escarbando en la web, encontramos algo aún peor. Se trata de un video que da miedo: tanto, que al final hay una aparición ectoplásmica de la ñina de El aro, que costó cinco millones de dólares pagados con los impuestos de los colombianos. Pero da más miedo porque su protagonista es un intelectual furioso, incluso más temible porque, a pesar de autodenominarse intelectual, es evidente que no entiende nada de nada. Ante las calumnias, el Tramo Ñero hace una interesante disertación al calor de un vino Rosso José Serrano, con la compañía de su gato Goyo Chocó. Además, presenta el uso del nuevo babero foulard del Zipa, la forma como los intelectuales protegen la ropa de sus propias babas. Las risas son pregrabadas y cuentan con el gentil auspicio de Azúcar Naricita. Los efectos especiales estuvieron a cargo de Steven Stebang y la edición dejó con la boca abierta al Chapulín Colorado. Deléitensen (porque no sabemos conjugar el verbo deleitarsen) con esta nueva emisión de El Tramo Ñero.
miércoles, 30 de noviembre de 2011
Fabián Sanabria, personaje del mes en La Bobada Literaria
Los intelectuales en Colombia sí existen. Y usan foulard, boina, gafas de marco conceptual, pipa, palabras rebuscadas y extranjerismos pronunciados con un acento que envidiaría el traductor de Google. No es una caricatura: posar de excéntricos es sólo la cúspide de su bobada.
Fabián Sanabria es un respetado parisino nacido en Au Secours, Le Santander, Colombie, que abandonó su pueblito viejo para venir a Bogotá a estudiar Antropología –es decir, nada– en la Université National de Colombie y de ahí regresar a su medio natural: la aburrición universitaria de París. En apuntes hallados en su diario –escrito en incontables Moleskine® que mandó a fabricar con tapa de cartulina de cuadernos Norma para no extrañar a Colombia– consta que, después de leer revistas pornográficas en clase, Sanabria se dedicaba a cargarle el maletín a sus profesores y, al salir de la Sorbonne, recorría las calles del Quartier Latin como un clochard recogiendo las pipas, los pañuelos de seda, sombreros de diferentes estilos y gafas de marco grueso que tiraban al piso los tradicionales parisinos, que se encontraban siempre ensayando sus escenas para la nueva película de Woody Allen.
Así, Fabièn Sans Abri –como empezó a llamarse este clochard desde entonces– logró deconstruir la cité para reconstruir su aspecto de puebleriné y convertirse en un pensador junto al museo de Rodin. Aprendió latín en el Barrio Latino e italiano tomando vino rosso –porque el vino rosado es muy ordinario– y descubrió la importancia de separar los prefijos de las palabras para re-calcar que vio una materia que se llamaba epistemología. Para de-purar su elocuencia, adoptó la muletilla “E pur si muove” y logró e-mular a la per-fección la voz y el estilo de Ladrillard, Deleuze, Lyotardo, Derrière y Fuckault: cuando habla, parece que estamos oyendo a los in-inteligibles genios del pos-modernismo. Pero transmitiendo desde Teu-saquillo.
En este video, además de regalarnos ideas como que Carrefour contrate a Florence Thomas para que diga "Carrefour chévere" y a Mockus para algo que no entendimos, Sanabria deja claro que de repente ser homosexual tiene que ser una cosa polémica –precisamente desvirtuando cualquier discurso sobre inclusión sexual–, y le parece muy escandaloso decir que le gustan los niños de 18 años –no de menos, porque eso es ilegal–. Pero para no parecer un enfant terrible provinciano, jamais abandona las parolas sacadas de otros idiomas, perfumadas con giros (lingüísticos) de Derrière y referencias al único libro de Fernando Vallejo que parece haber leído y que cita cada vez que sus tumbos intelectuales lo des-barrancan: El desbarrancadero –que, para ser consecuente con su intelectualidad, pronuncia Des-barrancadero–.
Por supuesto, tanta pose no podía pasar in-advertida en las universidades, especialmente en las públicas, que no tienen plata para pagar profesores menos payasos. Después de des-crestar incautos en la Université de Antioche, Sanabria entró al Olimpo de las Ciencias Humanas colombianas: la Universidad Nacional, donde hasta 8000 fue profesor. En la facultad con más piojos y pulgas por metro cuadrado, el orgullo del Chicamocha alcanzó el éxito y fue elegido decano con cerca del 0% de los votos de los estudiantes. Ante las protestas contra su cargo, se escondió en la bibliodiversidad para elevar su fama y convertirse en ese Fernando Vallejo al que tanto cita, pero políticamente correcto. Algo así como el ají sin picante.
Pero lo de la pose no paró ahí. El intelectual más importante de nuestra era se convirtió en lo que todos los medios necesitan: un experto en la materia. En su falta de fuentes para romper, los medios encontraron en FAB –como se consigue en los supermercados– al experto para opinar sobre cualquier cosa y parecer muy interesante gracias a su cargo de “decano UN (que no son las siglas de Unidad Nacional –todavía–)”. Cuestionado sobre la importancia cultural del Halloween, la legitimidad del ateísmo, el embarazo infantil, los realities o el bicentenario, nuestro sabelotodo favorito alcanzó un lugar envidiable en las ciencias sociales: se convirtió en el Diana Uribe de la antropología y la sociología. En el siguiente video, por ejemplo, responde con rigor académico a las preguntas de City TV, haciendo un audaz análisis sobre las connotaciones de apodarse "Bolillo".
Así, nuestro pensador favorito es el comodín de revistas como Semana para hablar cuando nadie contesta al teléfono y hacen falta comillas en un artículo y, al mismo tiempo, es el chef más intelectual de los noticieros del mediodía –aunque el link ya no funciona, en algún momento Fabión, como se pronuncia su nombre en francés, protagonizó "La receta del día" en RCN–; una auténtica celebridad.
Claro, celebridad para él mismo, porque todos pasan la página y cambian de canal cuando él aparece; además, para su frustración, El Espectador no lo ha querido meter en su selecta lista de 3857 columnistas. Pero él sí tiene público y hasta tiene para pagar risas pregrabadas.
Pero lo de la pose tampoco paró ahí. Además de demostrar que un intelectual debe tener gatos y ponerles nombres difíciles de pronunciar, el más importante antropólogo del nuevo milenio se propuso hacer lo que no hacen sus colegas por estar "encerrados en torres de marfil": acercar el conocimiento al mundo real, convertirse en alguien cercano para el público. Lo que nadie esperaba era que lo hiciera desde la intimidad intelectual:
Por supuesto, esta imagen no salió de la nada. Fue buscada y re-buscada por años en un proceso de de-construcción que nos deja una clara enseñanza: una imagen rebuscada vale más que mil palabras rebuscadas.
Además, el intelectual más grande de nuestros tiempos también sabe un montón sobre tecnología y tiene un sentido del humor tan agudo como las esquinas del marco de sus gafas.
Sabemos que usted, bobo lector, se quedó dormido en este y los anteriores videos –o que no pasó del segundo 00:05–, pero era una forma de aproximarlo al capítulo más bobo en la carrera del orador que pone a penar al país: la creación de su propio canal (de YouTube), en el que como usted acaba de ver expresa sus juicios de valor sobre apasionantes temas de actualidad a lo largo de tediosos minutos, convirtiéndose en un intelectual casi tan grande como Elsy Rosas Crespo –pero que sabe cómo pronunciar "taxi", y en más de cinco idiomas–, con quien debería hacer un tête-à-tête.
Su espacio y alterego se llama El tramoyero, que en catalán se pronuncia como El tramo ñero. Además de cerrar con el superkitsch y nunca suficientemente aburrido “Dios mío, en tus manos colocamos este día que ya pasó y la noche que llega”, seduce a sus seguidores con bata y tomando vino, repite frases de cajón de Fernando Vallejo –con quien quisiera tener un hijo– y diserta, divaga, pondera, pontifica, especula, refléchit, raisonne, médite, wonders y hace diatribas tan pretenciosas y llenas de parolas incomprensibles que ni su propio gato se aguanta. Nuestro Enano®, a quien azotamos hasta que terminó de ver todos los videos, presenta la siguiente selección, más pesada que un párrafo de Ladrillard:
1. Este intelectual virtual tiene varios pares de gafas, porque los intelectuales también saben de moda. Sabiamente, él critica a la gente afrancesada porque es insoportable. Todo parece indicar que no ha notado su propio afrancesamiento tan santandereano:
2. Lo admite: es un posmoderno y, además, un pensador de la posmodernidad que nos habla. Elsy podría aprender del polifacético uso de gafas de este genio y citar a sus ídolos en su idioma nativo:
3. Como docente dicente de la Universidad Nacional, su opinión sobre la Ley 30 es muy importante para nosotros. Especialmente porque por profesores como él es que nuestra educación está como está:
4. Como Marilyn Monroe, él también se emborracha. Aunque con vino porque es una bebida más poética y su guayabo es más patético. Es más, él se emborracha con vino rosso, lo que sea que es eso (esperamos que no se refiera a que si vino, rozo).
5. Nuestra principal razón para pensar que es un bobo es que no cree en el fin del mundo. Aunque su misión es hablar de imposturas e impostores, siendo él mismo una autoridad en la materia.
6. Se fumó un Foucault y se convirtió en el mejor remedio para el insomnio.
7. Antes de pontificar sobre los movimientos de indignados, nos regala su de-construcción in-comprensible del 11 de septiembre.
Pero FAB no vive únicamente de su arrolladora fama en YouTube –por cada “me gusta” que recibe, compra un nuevo par de gafas–, como buen intelectual, él escribe, y compila, aunque como a buen intelectual, nadie lo lee.
Claramente, a Flavor Fab lo cogió el diluvio sin un cerebro debajo del sombrerito. Pero eso no explica la justificación que hace del uso legítimo de la fuerza en un contexto como el homicidio del graffitero, así en esta ocasión oficie como experto en la materia para la revista de la Policía Nacional:
Porque ser intelectual en Colombia consiste en tener una pose, este mes despertamos más bostezos que nunca en nuestra sección El personaje del mes. Dios mío, en tus manos colocamos esta entrada que ya pasó y la bobada que sigue:
Fabián Sanabria, el Diana Uribe de la antropología.
Fabián Sanabria es un respetado parisino nacido en Au Secours, Le Santander, Colombie, que abandonó su pueblito viejo para venir a Bogotá a estudiar Antropología –es decir, nada– en la Université National de Colombie y de ahí regresar a su medio natural: la aburrición universitaria de París. En apuntes hallados en su diario –escrito en incontables Moleskine® que mandó a fabricar con tapa de cartulina de cuadernos Norma para no extrañar a Colombia– consta que, después de leer revistas pornográficas en clase, Sanabria se dedicaba a cargarle el maletín a sus profesores y, al salir de la Sorbonne, recorría las calles del Quartier Latin como un clochard recogiendo las pipas, los pañuelos de seda, sombreros de diferentes estilos y gafas de marco grueso que tiraban al piso los tradicionales parisinos, que se encontraban siempre ensayando sus escenas para la nueva película de Woody Allen.
Así, Fabièn Sans Abri –como empezó a llamarse este clochard desde entonces– logró deconstruir la cité para reconstruir su aspecto de puebleriné y convertirse en un pensador junto al museo de Rodin. Aprendió latín en el Barrio Latino e italiano tomando vino rosso –porque el vino rosado es muy ordinario– y descubrió la importancia de separar los prefijos de las palabras para re-calcar que vio una materia que se llamaba epistemología. Para de-purar su elocuencia, adoptó la muletilla “E pur si muove” y logró e-mular a la per-fección la voz y el estilo de Ladrillard, Deleuze, Lyotardo, Derrière y Fuckault: cuando habla, parece que estamos oyendo a los in-inteligibles genios del pos-modernismo. Pero transmitiendo desde Teu-saquillo.
Aquí, el tramoyero habla de lo que se tratará la exitosa miniserie que tiene en su canal de Youtube: nada.
Por supuesto, tanta pose no podía pasar in-advertida en las universidades, especialmente en las públicas, que no tienen plata para pagar profesores menos payasos. Después de des-crestar incautos en la Université de Antioche, Sanabria entró al Olimpo de las Ciencias Humanas colombianas: la Universidad Nacional, donde hasta 8000 fue profesor. En la facultad con más piojos y pulgas por metro cuadrado, el orgullo del Chicamocha alcanzó el éxito y fue elegido decano con cerca del 0% de los votos de los estudiantes. Ante las protestas contra su cargo, se escondió en la bibliodiversidad para elevar su fama y convertirse en ese Fernando Vallejo al que tanto cita, pero políticamente correcto. Algo así como el ají sin picante.
No sabemos si Fabián Sanabria –que lentamente se ha convertido en el Hugh Hefner de la sociología– le paga derechos de autor a Fernando Vallejo, pero debería. Especialmente por fusilarlo tan mal. Por suerte, se arrepintió de hacer su original show en desnudo artístico.
Pero lo de la pose no paró ahí. El intelectual más importante de nuestra era se convirtió en lo que todos los medios necesitan: un experto en la materia. En su falta de fuentes para romper, los medios encontraron en FAB –como se consigue en los supermercados– al experto para opinar sobre cualquier cosa y parecer muy interesante gracias a su cargo de “decano UN (que no son las siglas de Unidad Nacional –todavía–)”. Cuestionado sobre la importancia cultural del Halloween, la legitimidad del ateísmo, el embarazo infantil, los realities o el bicentenario, nuestro sabelotodo favorito alcanzó un lugar envidiable en las ciencias sociales: se convirtió en el Diana Uribe de la antropología y la sociología. En el siguiente video, por ejemplo, responde con rigor académico a las preguntas de City TV, haciendo un audaz análisis sobre las connotaciones de apodarse "Bolillo".
Así, nuestro pensador favorito es el comodín de revistas como Semana para hablar cuando nadie contesta al teléfono y hacen falta comillas en un artículo y, al mismo tiempo, es el chef más intelectual de los noticieros del mediodía –aunque el link ya no funciona, en algún momento Fabión, como se pronuncia su nombre en francés, protagonizó "La receta del día" en RCN–; una auténtica celebridad.
Posando para Jet-Set, la publicación más importante de Colombia en materia de sociología.
Claro, celebridad para él mismo, porque todos pasan la página y cambian de canal cuando él aparece; además, para su frustración, El Espectador no lo ha querido meter en su selecta lista de 3857 columnistas. Pero él sí tiene público y hasta tiene para pagar risas pregrabadas.
Atención a la música de Bitjofan y a su llamado a que en las universidades se enseñe oratoria, porque es que la gente no sabe hablar, ¿tsí?
Pero lo de la pose tampoco paró ahí. Además de demostrar que un intelectual debe tener gatos y ponerles nombres difíciles de pronunciar, el más importante antropólogo del nuevo milenio se propuso hacer lo que no hacen sus colegas por estar "encerrados en torres de marfil": acercar el conocimiento al mundo real, convertirse en alguien cercano para el público. Lo que nadie esperaba era que lo hiciera desde la intimidad intelectual:
Disertar en bata, requisito para ser intelectual.
Por supuesto, esta imagen no salió de la nada. Fue buscada y re-buscada por años en un proceso de de-construcción que nos deja una clara enseñanza: una imagen rebuscada vale más que mil palabras rebuscadas.
Además, el intelectual más grande de nuestros tiempos también sabe un montón sobre tecnología y tiene un sentido del humor tan agudo como las esquinas del marco de sus gafas.
En este video, ¿quiénes somos, de dónde venimos y para dónde era que íbamos? Destacamos especialmente la frase “enrostra su rostro…”.
Sabemos que usted, bobo lector, se quedó dormido en este y los anteriores videos –o que no pasó del segundo 00:05–, pero era una forma de aproximarlo al capítulo más bobo en la carrera del orador que pone a penar al país: la creación de su propio canal (de YouTube), en el que como usted acaba de ver expresa sus juicios de valor sobre apasionantes temas de actualidad a lo largo de tediosos minutos, convirtiéndose en un intelectual casi tan grande como Elsy Rosas Crespo –pero que sabe cómo pronunciar "taxi", y en más de cinco idiomas–, con quien debería hacer un tête-à-tête.
Los gatos no pueden faltar cuando se trata de posar de intelectual.
Su espacio y alterego se llama El tramoyero, que en catalán se pronuncia como El tramo ñero. Además de cerrar con el superkitsch y nunca suficientemente aburrido “Dios mío, en tus manos colocamos este día que ya pasó y la noche que llega”, seduce a sus seguidores con bata y tomando vino, repite frases de cajón de Fernando Vallejo –con quien quisiera tener un hijo– y diserta, divaga, pondera, pontifica, especula, refléchit, raisonne, médite, wonders y hace diatribas tan pretenciosas y llenas de parolas incomprensibles que ni su propio gato se aguanta. Nuestro Enano®, a quien azotamos hasta que terminó de ver todos los videos, presenta la siguiente selección, más pesada que un párrafo de Ladrillard:
1. Este intelectual virtual tiene varios pares de gafas, porque los intelectuales también saben de moda. Sabiamente, él critica a la gente afrancesada porque es insoportable. Todo parece indicar que no ha notado su propio afrancesamiento tan santandereano:
2. Lo admite: es un posmoderno y, además, un pensador de la posmodernidad que nos habla. Elsy podría aprender del polifacético uso de gafas de este genio y citar a sus ídolos en su idioma nativo:
3. Como docente dicente de la Universidad Nacional, su opinión sobre la Ley 30 es muy importante para nosotros. Especialmente porque por profesores como él es que nuestra educación está como está:
4. Como Marilyn Monroe, él también se emborracha. Aunque con vino porque es una bebida más poética y su guayabo es más patético. Es más, él se emborracha con vino rosso, lo que sea que es eso (esperamos que no se refiera a que si vino, rozo).
5. Nuestra principal razón para pensar que es un bobo es que no cree en el fin del mundo. Aunque su misión es hablar de imposturas e impostores, siendo él mismo una autoridad en la materia.
6. Se fumó un Foucault y se convirtió en el mejor remedio para el insomnio.
7. Antes de pontificar sobre los movimientos de indignados, nos regala su de-construcción in-comprensible del 11 de septiembre.
Pero FAB no vive únicamente de su arrolladora fama en YouTube –por cada “me gusta” que recibe, compra un nuevo par de gafas–, como buen intelectual, él escribe, y compila, aunque como a buen intelectual, nadie lo lee.
Claramente, a Flavor Fab lo cogió el diluvio sin un cerebro debajo del sombrerito. Pero eso no explica la justificación que hace del uso legítimo de la fuerza en un contexto como el homicidio del graffitero, así en esta ocasión oficie como experto en la materia para la revista de la Policía Nacional:
"En la medida en que el concepto de lo público involucra los lugares donde se desarrollan los asuntos políticos de una sociedad, resulta evidente que la administración de ese espacio le corresponde al Estado, en tanto institución que debe garantizar el orden mediante el uso legítimo de la fuerza".Con este párrafo cierra su texto “Los no-lugares del amor en la ciudad: una aproximación etnográfica a las salas X de Medellín”:
“De graffitis, graffiteros y arte urbano”. En la revista de la Policía Nacional de Colombia. Edición No. 7 – Noviembre 2011.
"Metonimias sociales porque se corrobora que lo deseado no puede decirse a través de “presentaciones directas” sino por medio de lo que es “representado para desear”. El deseo no reposa ya sobre una alteridad invisible “escondida en las alturas”, sino sobre otras cosas visibles que señalan lo que debe ser deseado (en realidad, habla un nada que calla la pérdida de lo que no puede decirse)…Y Allí… ante esa “lucha por la vida” … en un “tiempo accidentado” donde fracasar es indisociable de simbolizar y simbolizar es indisociable de fracasar; en esa “anarquía del claro-oscuro cotidiano”, omnipresente entre las luces fotográficas del desear hoy … es tal vez entre susurros y gemidos, donde algo inefable de dice".Así, intersubjetivamente, en medio de subjetividades metropolitanas y recomposiciones, damos paso a la selección subjetiva de las metonimias sociales tuiteras de @ElTramoyero que, para ahorrarles el tiempo, las escribe un robot que mezcla aleatoriamente estas palabras: La ilusion (lucidez) penetra (se combina, transita, se alimenta) con los efímeros (detestables, mamertos), sueños, (deseos, afanes. Impulsos eroticos) y se descontextualiza en el universo (horizonte, reverso, estado de transito) de la impotencia (debilidad, sensualidad, cacorreria, incoherencia, divinidad). Heterotopía.
Boletín de Antropología, año/vol. 18, número 035. Universidad de Antioquia.
Esta semana por mil enredos no pude hacer Tramoyero —Me hubiera referido a los estudiantes y a un necesario reinado de muchachos en Colombia
Así como a la universidad la justifica el elogio de la razón sensible A los profesores nos rejuvenece la sensualidad de nuestros estudiantes
Yo aquí solo escribo efímeros estados de tránsito En el Libro de caras soy mas prolífico. FABIAN SANABRIATambién hace chistes:
Tu eres para mi gelatina aunque yo solo sea para ti Fresco Royal (Declaracion de amor en plena noche de San Valentin).
200 años de independencia y Nada que hacen un reinado de muchachos Cartagena también sería un magnífico escenario para la belleza masculina—
En este lugar efímero usted puede dejar su enlace musical del momento para reflejar el estado de animo por el que transita...
Yo odio a Colombia y la seguiré odiando con todo mi amor... Porque nunca la podré conquistar.
El ministro de finanzas de Grecia pesa como 200 kilos: con razón la bolsa de Atenas está quebrada y su debacle amenaza los mercados europeos
¿Será cierto —como dice un amigo— que de la unión entre Antanas y Gina resultará una ANGINA?
El puente está quebrado ¿Con qué lo curaremos?Y, como si fuera poco, se lanzó al Senado por el movimiento Visionarios y, evidentemente, no visualizó su fracaso. Pero eso, como la mayoría de este perfil, tampoco importa. Tal vez lo único rescatable sea la aterrizada afirmación que hace en un artículo de El Colombiano: "Nosotros le estamos diciendo al señor narco: su vida es sagrada, no la cambie por dinero. Y eso suena de un zanahorio terrible".
Porque ser intelectual en Colombia consiste en tener una pose, este mes despertamos más bostezos que nunca en nuestra sección El personaje del mes. Dios mío, en tus manos colocamos esta entrada que ya pasó y la bobada que sigue:
"Me encanta tu gato!!" fue el mejor comentario en su canal de YouTube.
martes, 29 de noviembre de 2011
El mundo al bobo: hoy, Daniel Petardo desde Estambul
Hacía meses que no publicábamos nuestra maravillosa sección “El mundo al bobo”, en la que demostramos que no hemos salido de Bogotá y que, de hecho, ni siquiera conocemos Bogotá –lo más lejos que hemos llegado ha sido al Portal Norte, y nos espantamos porque huele horrible–. Por eso, volvimos a contratar los servicios de Daniel Petardo, el padre del periodismo petardo, un viajero incansable que confirma que, para triunfar en el periodismo en Colombia, únicamente hace falta ser hijo de un reconocido Petardo. Esta vez, como estamos llenas de falso positivismo y nuestro pusilánime presidente no ha hecho sino viajar, enviamos a este otro petardo a Estambul, aprovechando que a los colombianos ya no les piden visa. El único problema es que cualquier vuelo desde Colombia tiene que hacer escala en territorio Schingen o en Estados Unidos, así que seguimos necesitando visa para llegar a Turquía. En exclusiva, presentamos una guía de la ciudad que combina lo peor de Asia con lo peor de Europa y que confirma que Colombia es el mejor país del inmundo.
Estambul: hágame un cruce de fronteras
Después de que las bobas de La Bobada Literaria me escribieran y me mandaran un jugoso cheque con el objetivo de que me fuera rapidito a Estambul, aproveché que estaba en Londres para conocer el México de los europeos. Como en el periodismo petardo murió la chiva, me puse a buscar el mejor kebab de cordero en la ciudad y encontré las similitudes entre dos países que ahora no les piden visa a sus ciudadanos, un hecho tan trascendental para el futuro de ambas naciones como la caída de la bolsa de basura. Las conclusiones son rebeladoras.
En Turquía, como en Colombia, las protestas se llevan a cabo en las redes sociales. En la foto, la página de Facebook de los estudiantes turcos, una de las más grandes de Asia.
Turquía y Colombia son naciones hermanas y excitantes: en las dos es difícil sobrevivir como periodista, a los nativos de las dos naciones nos menosprecian en el resto del mundo por quitarle el trabajo a la mano de obra descalificada y los dos somos liderados por regímenes tan democráticos que sus gobernantes ostentan el 148% de popularidad entre sus pueblos. Yo llego a Estambul expectante por el documental de Alan Parker sobre un traficante de marihuana –tema que sin duda fue tocado por Juan Manuel Santos durante su visita a Recep Tayyip Erdogan–, los libros de Orhan Pamuk –escritor descubierto al mundo por la revista Arcadia–, los baños turcos, el turco Mohamed y las películas de Fatih Akin que veía en Alemania sosteniéndome la cabeza con la mano en el mentón. Pero la realidad es otra.
Mi viaje por Estambul es tan vulgar que empieza por el Gran Bazar, un laberinto de tiendas donde me pierdo para darme cuenta de que realmente es sólo un San Andresito con mosaicos. Los vendedores me invitan a pasar a sus tiendas con frases que supongo son el equivalente a nuestros “Siga, a la orden” y “Programas, juegos, películas. Programas, juegos, películas”, pero yo los evito diciéndoles en español, para que no me entiendan, que sólo estoy mirando. En español, también, me responden que no cobran por mirar, así que me tapo los ojos y salgo corriendo.
Los turcos, después de la visita de Santos, también tienen más, más, más empleo; tanto que ya no quieren trabajar.
Después de tropezar con una tienda de especias y hacerlas volar por los aires (¿por dónde si no vuelan las cosas?), el dueño de la tienda me obliga a pagarle en especie. Tras un fraternal ejercicio con el paisano –es que somos tan parecidos que ya nos podemos llamar paisanos–, decido aliviar mis penas con un trago. Pido un raki, que es un aguardiente que se toman igual que en Manizales cuando todavía existía el agua; la diferencia está en que aquí no usan el agua para pasar el trago sino que se la echan al mismo vaso, que entonces parece una leche de vaca ordeñada en un día lluvioso. En esto los colombianos sí somos más varones que los turcos: nos tomamos el aguardiente sin rendirlo; en la forma como les pegamos a nuestras mujeres tras tomarnos unos rakis made in Colombia también parecemos ser más varones, pues aquí se limitan a someterlas apenas a un régimen patriarcal. Punto para Colombia.
Pero yo vine hasta acá a buscar las ventajas de que a los colombianos ya no nos exijan visa de entrada, lo que tiene a todos eufóricos en Colombia, sin importar que aún tengamos que pagar la visa Schingen de tránsito, los tiquetes, el hospedaje, la alimentación y las propinas pero sigamos sin tener trabajo para poder viajar. Una de las ventajas puede ser darnos cuenta de que, a pesar de nuestros problemas de tránsito, el metro no es la salida, pues a pesar de las líneas con las que cuenta la vieja capital del imperio otomano la mayoría de sus calles cuentan con atascos como los de la Calle 26 de Bogotá, mientras sus conductores tratan de solucionarlos con el pito. Punto para Samuel Moreno y los Nule. Es decir, punto para Colombia.
Siete mujeres comprando ropa en el Sanandresito de Sultanahmet.
El modelo de belleza en Colombia y Turquía, países hermanos, es el mismo: Shakira. Esto me lo hace saber un mesero, que a falta de palabras hace una danza sugerente moviendo la barriga y aullando: la forma en que en el lenguaje universal de los signos decimos "Shakira". Las jóvenes, pues, quieren parecerse a esta cantante colombouniversal, por lo que han perdido su identidad nacional y ahora quieren ser de un mejor país: las muy tontas consideran que Alemania es el mejor lugar para vivir –igual que las colombianas con Argentina–. Entonces andan por las calles con jeans descaraderados y sin bolsillo demostrando que las hips do lie. Por suerte, aunque en Turquía las mujeres no tienen que cubrirse la cabeza, algunas optan por hacerlo porque son demasiado feas. En estas cuestiones estéticas, Colombia también se parece a Turquía, sólo que en Colombia se inyectan sustancias para contrarrestar su falta de belleza. Debe ser por eso por lo que a nuestro país no llega tanto turista. Punto para Turquía.
Muestra de un carro otomano con mosaicos de Mamar Sinan, el arquitecto más importante del imperio de los turcos y creador de los kebabs a domicilio.
Lo digo porque estaba comiendo mezzes (unos platos del tamaño de los platos fuertes en Club Colombia; es decir, apenas un bocado) en Istiklal Caddesi con unos australianos, que comenzaron a reconstruir la batalla de Galípoli con mariscos, ostras, quesos variados y albóndigas para representar a los generales más gordos. A lo representaban como un marisco, cuando en esas llegaron dos policías a decirnos algo en turco. "Con la comida no se juega", pensé que decían, pero me pareció un poco exagerado cuando nos esposaron y nos llevaron a una cárcel. Yo ya había visto en el documental de Alan Parker cómo son las cárceles en Turquía, por lo que extrañé las dos noches que pasé durmiendo bajo el puente de Gálata mientras esa noche en una celda eliminaba todas las referencias en mi texto al gran Mustafá Quémal Atatürk por sugerencia de un persuasivo policía. Sorpresivamente, esa noche en la cárcel no me pegaron y por intervención de la Embajada de Australia al día siguiente todos salimos de nuevo a la libertad del aeropuerto rumbo a nuestros respectivos países. Punto para Australia.
Surtiaves de la 22 en Fener, Estambul. "Con la comida no se juega", dice este juguetón cocinero.
Mientras el avión de Turkish Airlines se elevaba e iba dejando atrás una ciudad alejada de los guerrilleros kurdos que viven en las montañas del sureste del país, no pude dejar de pensar en todas las cosas que nos hermanan a los colombianos con los turcos: viajamos a otros países felices de enseñarles a limpiar bien los baños y nos creemos los más civilizados de nuestra región de trogloditas porque lo somos. No puede ser otra cosa que civilización esta mezcla de basura made in China, desorden en todas partes, orgullo nacional aunque nadie esté orgulloso de ser nacional, chovinismo desde el exilio y represión por falso positivismo. Por suerte, cada vez me doy cuenta de que no hay que ir hasta el otro lado del mundo para encontrar que el mundo en todas partes es igual: sobraba, por lo tanto, que nos pidieran visa para ir a un país donde uno corre el riesgo de sentirse como en casa. Punto para ninguno.
viernes, 25 de noviembre de 2011
Expedición Róbensen. Capítulo 3: El aprendiz
"Esta semana estuvo más movida que un carrusel de la contratación", fue como nuestro presentador, Gustavo Álvarez Gardeazábal, respondió a la pregunta que le hizo Juan Carlos Martínez mientras tomaban whisky en su celda ampliada: "¿qué ha pasao?". Después de la carcajada mutua y un nuevo brindis, Gardeazábal le contó que había notado comentarios envidiosos de los demás concursantes sobre el tema de la ampliación de su celda, que ahora mide cinco veces más y tiene una discoteca incorporada y dotada con diez bailarinas y un mesero. Uno de los más envidiosos fue Juan Manuel Corzo, que había hecho una pregunta insólita incluso para su interlocutor, Armando Benedetti: "¿será que le dieron un subsidio?" De hecho, mientras Gardeazábal actualizaba a Martínez y en una celda cercana Alejandro Ordóñez estaba en su sesión de auflagelación matutina, Corzo se frotaba las manos a bordo de uno de sus carros redactando mentalmente "el Proyecto de Ley por medio del cual se reduce la pena de salir en La Bobada Literaria, otorgando un subsidio para ampliación de las celdas y adecuación de las mismas", una idea que, para responder ante Sayco Acinpro, admitió que fue original de Piedad Córdoba.
A esa misma hora, Peñalosa estaba triste: seguía sin salir de su celda, armando y desarmando maniáticamente su bicicleta, y muchos estaban preocupados de que tuviera que abandonar la competencia y vinieran Uribe o Juan Lozano en su reemplazo. "Cualquier cosa es mejor que Uribe", había dicho Piedad en defensa de Peñalosa. Entonces surgió uno de los momentos más emotivos de la semana, un ejemplo de convivencia: nuestros ilustres políticos intercambiaron rápidas miradas para decidir que lo más conveniente era no opinar nada sobre Uribe, nunca.
De vuelta en la celda, Juan Carlos Martínez le sugirió a Gardeazábal el menú de esa noche. Por eso, la cena incluyó chuleta, lulada y aborrajado y excluyó a Íngrid Betancourt, la segunda candidata que más votaciones obtuvo la semana pasada y que por lo tanto fue eliminada, en una democracia tan transparente que prácticamente ni existe. "¿Pero cómo, el más votado no fue Luis Paras?", había dicho atónito Simón el Gaviria mientras le hacía cara de asco a un aborrajado. Nadie lo oyó, pero varios de nuestros implicados se hacían la misma pregunta. Es cierto que Paras obtuvo la mayor votación para salir de la Picota Estudio, pero las directivas de este programa nos informaron a última hora que no, que en realidad no la obtuvo y que lo mejor es no preguntar más: dejémoslo en problemas de percepción de nuestros lectores que, si leen este blog, es porque evidentemente no son muy buenos lectores. Además, por los iPhone 5 que nos regaló a todos vale la pena que permanezca en el reality. Después de prometer que va a demandar al Estado de La bobada Literaria, Ingrid se despidió en francés y en español con un contundente "chao".
"Nuestra siguiente prueba se va a llamar El Aprendiz", anunció Gustavo Álvarez Gardeazábal antes de contar que el jurado sería "nada menos y nada más que Jean Claude Bessudo, el verdadero Ministro de Ambiente". Tras los respetuosos aplausos de nuestros participantes, entre quienes estaban Samuel e Iván Moreno en representación de María Eugenia Rojas (que sigue manejando todo desde su casa), el presentador anunció de qué se trataba la prueba: "el doctor Bessudo, muy amablemente, les va a dar cien mil pesitos y tres hojas de plátano para generar un acto político, para que miren a cuánta gente convencen de sus capacidades políticas con eso", dijo Gardeazábal y completó con una sonrisita cómplice: "hagan una de esas vainas que casi no saben hacer, como comprar votos". Tras el chascarrillo, la emoción de revivir las prácticas de la Anapo embargó al Alcalde de Bogotá, María Eugenia Rojas, quien vía microondas ondeó altiva las banderas de su partido y recibió una sorpresa adicional: como nadie votó por ella, es la ganadora de la prueba de impunidad –es decir, la oportunidad de hacer lo que más le gusta a su hijo Samuel Moreno: nada–. Preguntándose qué es eso de la Anapo, los demás concursantes se pusieron manos en la masa y Gardeazábal los despidió con un bessudo en la mejilla. A ustedes, bobos lectores, les corresponde venderle su voto a la estrategia más seductora. Por eso, esta vez, el perdedor será el menos votado.
Alejandro Ordóñez
Ofreció los cien mil pesos a Dios para que le permita ganar la prueba.
Con las hojas de plátano hizo un ramo para el Domingo de Ramos.
MinBessudo: el uso que se la da a las hojas de plátano es ecológico, porque la explotación de palma de cera es monopolio de Aviatur.
Angelino Garzón
Con la plata compró unos tamales, pero se los comió.
Entrevistamos a su culo y nos dijo que no quiere hablar de la suerte que corrieron las hojas de plátano.
MinBessudo: le faltó malicia. A este paso no va a conseguir ni los votos del sindicato de la empresa de acueducto y alcantarillado.
Armando Benedetti
Con los cien mil pesos ofreció al más votado de los concursantes un manicure en Norberto's, mrk.
Le está preguntando a la empleada del servicio qué carajo es eso de la hoja de plátano.
MinBessudo: muy inteligente eso de esperar al ganador para subirse al bus de la victoria. El bus de la victoria tiene el logo de Aviatur.
Enrique Peñalosa
Con la plata diseñó un bolardo y dijo que era más sexy que hacer un metro. Dijo que no le alcanzaba el billete para el estudio de viabilidad de una megaobra que conectara Bogotá con la Oficina de Envigado.
Con las hojas de plátano hizo un nuevo logo para el partido verde.
MinBessudo: me parece que sus jugadas políticas cada vez son más torpes. Tal vez debería llamar a Uribe para que le sostenga el megáfono.
Fabio Valencia Cossio
"¿Cien mil pesos? Con eso no alcanza ni para alquilar un bus...", afirmó. Al cierre de esta edición, nadie conocía el paradero de esa suma de dinero.
Con las hojas de plátano se hizo una mascarilla.
MinBessudo: aunque me parece una de las mejores propuestas, es evidente que la mascarilla no le sirvió de nada. Yo tampoco sé qué pasó con ese dinero.
Gilma Jiménez
Con los cien mil pesos taló unos árboles para repartir volantes con los que nos invita a pensar en el futuro de los niños.
Con las hojas de plátano hizo un taparrabos para exhibirlo en el museo de la infamia.
MinBessudo: su proyecto político cada vez se ciñe más a la coherencia del Partido Verde. Le veo un gran futuro en las huestes de la enanidad nacional.
Gina Parody
Con los cien mil pesos compró gafas y las repartió a sus votantes en Chapinero.
Mockus le sugirió que hicieran grullas de origami con las hojas de plátano para simbolizar la campaña "plata no es, mi plátano vale".
MinBessudo: es evidente que sólo le alcanzó para un par de gafas. Y las compró para ella.
Juan Carlos Martínez
Cambió tanto el billete como las hojas por tres gobernaciones. Su poder ya llega hasta Perú.
MinBessudo: ¿podemos hablar luego sobre unos parques?
Juan Manuel Corzo
Con los cien mil pesos no le alcanzó ni para tanquear un carro, entonces pidió un subsidio.
Dice que las hojas de plátano lo están tratando muy mal y se burlan de todas sus propuestas.
MinBessudo: me gusta su estilo. Se perfila como uno de los maestros universales del cinismo. Merece un puesto en Aviatur.
Liliana Rendón
Los cien mil pesos se los gastó en maquillaje, lo que enfureció a su marido.
Como compensación, con las hojas de plátano hizo un látigo para que él se hiciera respetar.
MinBessudo: me parece que está como cansona esta señora, debería aprender a callar, a someterse.
Luis Pérez
Volvió con trescientos computadores y dos volquetas llenas de votantes, que se acomodaron en la Picota Estudio.
MinBessudo: esto es lo que yo llamo "capital político".
Noemí Sanín
"Con la platica podemos montar proyectos productivos, como una cajita de Frunas para vender en un semáforo. La llamaré Ca-F-Se, por «Caja de Frunas para Semáforo»".
Con las hojas de plátano, Noemí se diseñó un vestido con el que piensa ir a visitar a los reyes de Luxemburgo en su próximo viaje diplomático.
MinBessudo: me gusta la mentalidad propositiva de esta incansable candidata. Los vendedores ambulantes la apoyan masivamente.
Piedad Córdoba
La plata se la donó a una causa. A una causa limeña en el restaurante Nazca.
Con las hojas de plátano se hizo un turbante.
MinBessudo: admiro mucho el compromiso de esta gran mujer con cualquier causa que atraiga votos –las Convivir, Ernesto Samper, la guerrilla, Aurelio, las marchas estudiantiles–, así no entienda la causa ni se atenga a las consecuencias de apoyarla.
Simón Gaviria
Los cien mil pesos no le alcanzaron para pagar el tinto que se estaba tomando en Criterión.
No supo qué hacer con las hojas de plátano. Es que en Sesentaynueveochenta nunca se come tamal.
MinBessudo: los delfines siempre han cautivado mi interés. Son niños sonrientes y bobalicones que de un momento a otro se convierten en presidentes del Congreso. Admirable Simón el Gaviria.
A esa misma hora, Peñalosa estaba triste: seguía sin salir de su celda, armando y desarmando maniáticamente su bicicleta, y muchos estaban preocupados de que tuviera que abandonar la competencia y vinieran Uribe o Juan Lozano en su reemplazo. "Cualquier cosa es mejor que Uribe", había dicho Piedad en defensa de Peñalosa. Entonces surgió uno de los momentos más emotivos de la semana, un ejemplo de convivencia: nuestros ilustres políticos intercambiaron rápidas miradas para decidir que lo más conveniente era no opinar nada sobre Uribe, nunca.
De vuelta en la celda, Juan Carlos Martínez le sugirió a Gardeazábal el menú de esa noche. Por eso, la cena incluyó chuleta, lulada y aborrajado y excluyó a Íngrid Betancourt, la segunda candidata que más votaciones obtuvo la semana pasada y que por lo tanto fue eliminada, en una democracia tan transparente que prácticamente ni existe. "¿Pero cómo, el más votado no fue Luis Paras?", había dicho atónito Simón el Gaviria mientras le hacía cara de asco a un aborrajado. Nadie lo oyó, pero varios de nuestros implicados se hacían la misma pregunta. Es cierto que Paras obtuvo la mayor votación para salir de la Picota Estudio, pero las directivas de este programa nos informaron a última hora que no, que en realidad no la obtuvo y que lo mejor es no preguntar más: dejémoslo en problemas de percepción de nuestros lectores que, si leen este blog, es porque evidentemente no son muy buenos lectores. Además, por los iPhone 5 que nos regaló a todos vale la pena que permanezca en el reality. Después de prometer que va a demandar al Estado de La bobada Literaria, Ingrid se despidió en francés y en español con un contundente "chao".
"Nuestra siguiente prueba se va a llamar El Aprendiz", anunció Gustavo Álvarez Gardeazábal antes de contar que el jurado sería "nada menos y nada más que Jean Claude Bessudo, el verdadero Ministro de Ambiente". Tras los respetuosos aplausos de nuestros participantes, entre quienes estaban Samuel e Iván Moreno en representación de María Eugenia Rojas (que sigue manejando todo desde su casa), el presentador anunció de qué se trataba la prueba: "el doctor Bessudo, muy amablemente, les va a dar cien mil pesitos y tres hojas de plátano para generar un acto político, para que miren a cuánta gente convencen de sus capacidades políticas con eso", dijo Gardeazábal y completó con una sonrisita cómplice: "hagan una de esas vainas que casi no saben hacer, como comprar votos". Tras el chascarrillo, la emoción de revivir las prácticas de la Anapo embargó al Alcalde de Bogotá, María Eugenia Rojas, quien vía microondas ondeó altiva las banderas de su partido y recibió una sorpresa adicional: como nadie votó por ella, es la ganadora de la prueba de impunidad –es decir, la oportunidad de hacer lo que más le gusta a su hijo Samuel Moreno: nada–. Preguntándose qué es eso de la Anapo, los demás concursantes se pusieron manos en la masa y Gardeazábal los despidió con un bessudo en la mejilla. A ustedes, bobos lectores, les corresponde venderle su voto a la estrategia más seductora. Por eso, esta vez, el perdedor será el menos votado.
Alejandro Ordóñez
Ofreció los cien mil pesos a Dios para que le permita ganar la prueba.
Con las hojas de plátano hizo un ramo para el Domingo de Ramos.
MinBessudo: el uso que se la da a las hojas de plátano es ecológico, porque la explotación de palma de cera es monopolio de Aviatur.
Angelino Garzón
Con la plata compró unos tamales, pero se los comió.
Entrevistamos a su culo y nos dijo que no quiere hablar de la suerte que corrieron las hojas de plátano.
MinBessudo: le faltó malicia. A este paso no va a conseguir ni los votos del sindicato de la empresa de acueducto y alcantarillado.
Armando Benedetti
Con los cien mil pesos ofreció al más votado de los concursantes un manicure en Norberto's, mrk.
Le está preguntando a la empleada del servicio qué carajo es eso de la hoja de plátano.
MinBessudo: muy inteligente eso de esperar al ganador para subirse al bus de la victoria. El bus de la victoria tiene el logo de Aviatur.
Enrique Peñalosa
Con la plata diseñó un bolardo y dijo que era más sexy que hacer un metro. Dijo que no le alcanzaba el billete para el estudio de viabilidad de una megaobra que conectara Bogotá con la Oficina de Envigado.
Con las hojas de plátano hizo un nuevo logo para el partido verde.
MinBessudo: me parece que sus jugadas políticas cada vez son más torpes. Tal vez debería llamar a Uribe para que le sostenga el megáfono.
Fabio Valencia Cossio
"¿Cien mil pesos? Con eso no alcanza ni para alquilar un bus...", afirmó. Al cierre de esta edición, nadie conocía el paradero de esa suma de dinero.
Con las hojas de plátano se hizo una mascarilla.
MinBessudo: aunque me parece una de las mejores propuestas, es evidente que la mascarilla no le sirvió de nada. Yo tampoco sé qué pasó con ese dinero.
Gilma Jiménez
Con los cien mil pesos taló unos árboles para repartir volantes con los que nos invita a pensar en el futuro de los niños.
Con las hojas de plátano hizo un taparrabos para exhibirlo en el museo de la infamia.
MinBessudo: su proyecto político cada vez se ciñe más a la coherencia del Partido Verde. Le veo un gran futuro en las huestes de la enanidad nacional.
Gina Parody
Con los cien mil pesos compró gafas y las repartió a sus votantes en Chapinero.
Mockus le sugirió que hicieran grullas de origami con las hojas de plátano para simbolizar la campaña "plata no es, mi plátano vale".
MinBessudo: es evidente que sólo le alcanzó para un par de gafas. Y las compró para ella.
Juan Carlos Martínez
Cambió tanto el billete como las hojas por tres gobernaciones. Su poder ya llega hasta Perú.
MinBessudo: ¿podemos hablar luego sobre unos parques?
Juan Manuel Corzo
Con los cien mil pesos no le alcanzó ni para tanquear un carro, entonces pidió un subsidio.
Dice que las hojas de plátano lo están tratando muy mal y se burlan de todas sus propuestas.
MinBessudo: me gusta su estilo. Se perfila como uno de los maestros universales del cinismo. Merece un puesto en Aviatur.
Liliana Rendón
Los cien mil pesos se los gastó en maquillaje, lo que enfureció a su marido.
Como compensación, con las hojas de plátano hizo un látigo para que él se hiciera respetar.
MinBessudo: me parece que está como cansona esta señora, debería aprender a callar, a someterse.
Luis Pérez
Volvió con trescientos computadores y dos volquetas llenas de votantes, que se acomodaron en la Picota Estudio.
MinBessudo: esto es lo que yo llamo "capital político".
Noemí Sanín
"Con la platica podemos montar proyectos productivos, como una cajita de Frunas para vender en un semáforo. La llamaré Ca-F-Se, por «Caja de Frunas para Semáforo»".
Con las hojas de plátano, Noemí se diseñó un vestido con el que piensa ir a visitar a los reyes de Luxemburgo en su próximo viaje diplomático.
MinBessudo: me gusta la mentalidad propositiva de esta incansable candidata. Los vendedores ambulantes la apoyan masivamente.
Piedad Córdoba
La plata se la donó a una causa. A una causa limeña en el restaurante Nazca.
Con las hojas de plátano se hizo un turbante.
MinBessudo: admiro mucho el compromiso de esta gran mujer con cualquier causa que atraiga votos –las Convivir, Ernesto Samper, la guerrilla, Aurelio, las marchas estudiantiles–, así no entienda la causa ni se atenga a las consecuencias de apoyarla.
Simón Gaviria
Los cien mil pesos no le alcanzaron para pagar el tinto que se estaba tomando en Criterión.
No supo qué hacer con las hojas de plátano. Es que en Sesentaynueveochenta nunca se come tamal.
MinBessudo: los delfines siempre han cautivado mi interés. Son niños sonrientes y bobalicones que de un momento a otro se convierten en presidentes del Congreso. Admirable Simón el Gaviria.
jueves, 24 de noviembre de 2011
Entrevista al culo (no confundir con Pacho Santos)
En La Bobada Literaria siempre hemos intentado estar a la vanguardia. Pero no lo hemos logrado. Porque nos mantenemos en la retaguardia, anunciamos que tomaremos el camino de uno de los grandes logros en la historia del periodismo escrito, y por tanto de la humanidad: entrevistar a los órganos del cuerpo. Si creían que lo que dice Chuck Palahniuk que sacó de un artículo del Reader's Digest era original, es porque no han visto la entrevista al hígado o la entrevista al páncreas –quien revela que se siente culpable por la muerte de Steve Jobs– que aparecen en la sección "Debes organizar" (que en este caso significa pensar como un órgano) de El Tiempo.
Desde ya, estamos iniciando los trámites para ofrecerle al locuaz hígado el protagónico de nuestra película El lado oscuro del hígado y, al genial autor de esta pieza, el cargo de asesor médico de la bobada. El hígado estaba negociando la tarifa con su man ayer. El doctor, por su parte, afirmó que ya trabaja en una bobada –la Caca Editorial El Tiempo–, pero que le quedaba tiempo para colaborar en nuestro blog. Lo primero que quisimos que escribiera fue una entrevista al cerebro de Pacho Santos, pero fue imposible que ese órgano respondiera. Entonces quisimos llevar el experimento hasta sus más hondas consecuencias, por lo que lo que les presentamos a continuación es una entrevista al órgano responsable de excretar la música de Cabas y las historias de Gustavo Bolívar: el culo.
"Me culpan de muchas cosas, pero todo es pura mierda", dice el culo.
Por el Doctor Chafatín
"Prefiero el bajo perfil y siempre apesto". Si al culo le tocara definirse, sería de esta manera, aunque todos los órganos del cuerpo lo reconocen como un trabajador incansable y siempre le otorgan el galardón del mejor compañero, quizá porque es el que, al final, hace el trabajo sucio. "Es más –aclara–, aquí donde me ve, no cumplo tantas funciones como el hígado y no recibo tanta sangre como el corazón, órganos que, aunque tienen mejor fama, no son capaces de procesar una bandeja paisa completa con doble porción de chorizo. Gracias a mí no murió Prometeo encadenado al inodoro". Y, además, enciende la polémica: "me culpan de muchas cosas, pero todo es pura mierda". Hoy, en la sección "Debes organizar" conocimos a un orificio que responde a muchos alias –"orto", "ojete", "ano", "carejotamario"– pero que prefiere que lo llamen por su nombre: culo.
¿Cómo está ranqueado en el organómetro del cuerpo?
Eso del organómetro es invento suyo, cagón. Si bien todos los órganos son importantes, soy uno de los vitales. Soy único. Sin culo no hay paraíso. ¿O acaso no ha sentido que si no caga se muere y que mientras caga le vuelve el alma al cuerpo? Pero no me malinterprete; mi ego no es tan grande, es que no soy como los riñones o los pulmones, que son pares; yo soy único, uno solo. Lo único malo es que me vigilan un par de nalgas.
En aras de la precisión, ¿qué es en realidad?
Mire, soy una válvula que deparó en asterisco y que funciona como una fábrica de mierda que jamás se detiene, igual que la Casa Editorial El Tiempo. Ahora, si no sabe qué es una válvula ni un asterisco, pues está cagado y con el agua lejos. Para limpiarse, puede usar el periódico El Tiempo.
¿Y usted qué cosas produce?
Muchas: por ejemplo la música de Andrés Cepeda, los libros de Paulo Coelho, los programas de RCN y los discursos de Juan Manuel Santos. Todo son básicamente estiércol y flatulencias. Pero yo hago de todo (guiño, guiño), hasta pasear perros, si me toca…
Cuénteme en dónde se aloja la mierda.
En los cerebros de la gente. El proceso es largo hasta que llega a mí, pero preferiría contárselo a Manuel Teodoro para que me deje presentar ese capítulo. Mis amigos me dicen que soy igualito a él.
¿Y qué tal el vecindario?
Bien. Encima de mí está la espalda; a mi izquierda está una nalga, a la derecha la otra; y debajo limito con el inodoro. No es que seamos los mejores amigos, pero tenemos una relación cordial, casi nunca nos molestamos aunque a veces nos echamos agua con la mano. Eso sí, no me gusta que me toquen: a menos que usen condón y harta vaselina.
¿Qué lo enferma?
Que se inventen tantas marcas con el prefijo "orto" y que no me den regalías.
¿Y entonces por qué la gente se queja tanto de usted?
Porque todo les importa un culo y no me conocen. Por eso saqué tiempo para reivindicarme con esta entrevista de mierda.
¿Niega, pues, que produzca mal olor?
Me culpan hasta de la devaluación del dólar, pero nada es cierto: yo no tengo la culpa de que a los colombianos les guste tanto el tamal, que produce unos pedos hediondos. Mejor no me pregunte bobadas, que estoy muy ocupado leyendo Condorito… y ciérreme la puerta, por favor, y tráigame un fósforo para quemar el olor.
¿Es verdad que hay que tomar Activia para 'descargarlo'?
¿Descargarme? ¿Acaso soy mp3? No tengo ni idea de dónde saca la gente ese y otros cuentos. En lugar de vivir pendientes de mí, deberían hacer una marcha contra el papel higiénico de hoja sencilla y dejar de ver el Reinado. Pueden ayudarme mucho no tragando entero, evitando usar ganchos de ropa como solución al estreñimiento y, de ser posible, no practicando la sodomía. En eso sí prefiero declarame del Partido Conservador. ¡Ah!, por nada del mundo fumen por el culo y tampoco se excedan con el trago… me cae pesadísimo cuando van a toros y tratan de tomar manzanilla bebiendo de la bota por el trasero.
¿Quiere agregar algo más?
Sí, qué entrevista tan cula, careculo.
Desde ya, estamos iniciando los trámites para ofrecerle al locuaz hígado el protagónico de nuestra película El lado oscuro del hígado y, al genial autor de esta pieza, el cargo de asesor médico de la bobada. El hígado estaba negociando la tarifa con su man ayer. El doctor, por su parte, afirmó que ya trabaja en una bobada –la Caca Editorial El Tiempo–, pero que le quedaba tiempo para colaborar en nuestro blog. Lo primero que quisimos que escribiera fue una entrevista al cerebro de Pacho Santos, pero fue imposible que ese órgano respondiera. Entonces quisimos llevar el experimento hasta sus más hondas consecuencias, por lo que lo que les presentamos a continuación es una entrevista al órgano responsable de excretar la música de Cabas y las historias de Gustavo Bolívar: el culo.
"Me culpan de muchas cosas, pero todo es pura mierda", dice el culo.
Por el Doctor Chafatín
"Prefiero el bajo perfil y siempre apesto". Si al culo le tocara definirse, sería de esta manera, aunque todos los órganos del cuerpo lo reconocen como un trabajador incansable y siempre le otorgan el galardón del mejor compañero, quizá porque es el que, al final, hace el trabajo sucio. "Es más –aclara–, aquí donde me ve, no cumplo tantas funciones como el hígado y no recibo tanta sangre como el corazón, órganos que, aunque tienen mejor fama, no son capaces de procesar una bandeja paisa completa con doble porción de chorizo. Gracias a mí no murió Prometeo encadenado al inodoro". Y, además, enciende la polémica: "me culpan de muchas cosas, pero todo es pura mierda". Hoy, en la sección "Debes organizar" conocimos a un orificio que responde a muchos alias –"orto", "ojete", "ano", "carejotamario"– pero que prefiere que lo llamen por su nombre: culo.
¿Cómo está ranqueado en el organómetro del cuerpo?
Eso del organómetro es invento suyo, cagón. Si bien todos los órganos son importantes, soy uno de los vitales. Soy único. Sin culo no hay paraíso. ¿O acaso no ha sentido que si no caga se muere y que mientras caga le vuelve el alma al cuerpo? Pero no me malinterprete; mi ego no es tan grande, es que no soy como los riñones o los pulmones, que son pares; yo soy único, uno solo. Lo único malo es que me vigilan un par de nalgas.
En aras de la precisión, ¿qué es en realidad?
Mire, soy una válvula que deparó en asterisco y que funciona como una fábrica de mierda que jamás se detiene, igual que la Casa Editorial El Tiempo. Ahora, si no sabe qué es una válvula ni un asterisco, pues está cagado y con el agua lejos. Para limpiarse, puede usar el periódico El Tiempo.
¿Y usted qué cosas produce?
Muchas: por ejemplo la música de Andrés Cepeda, los libros de Paulo Coelho, los programas de RCN y los discursos de Juan Manuel Santos. Todo son básicamente estiércol y flatulencias. Pero yo hago de todo (guiño, guiño), hasta pasear perros, si me toca…
Cuénteme en dónde se aloja la mierda.
En los cerebros de la gente. El proceso es largo hasta que llega a mí, pero preferiría contárselo a Manuel Teodoro para que me deje presentar ese capítulo. Mis amigos me dicen que soy igualito a él.
¿Y qué tal el vecindario?
Bien. Encima de mí está la espalda; a mi izquierda está una nalga, a la derecha la otra; y debajo limito con el inodoro. No es que seamos los mejores amigos, pero tenemos una relación cordial, casi nunca nos molestamos aunque a veces nos echamos agua con la mano. Eso sí, no me gusta que me toquen: a menos que usen condón y harta vaselina.
¿Qué lo enferma?
Que se inventen tantas marcas con el prefijo "orto" y que no me den regalías.
¿Y entonces por qué la gente se queja tanto de usted?
Porque todo les importa un culo y no me conocen. Por eso saqué tiempo para reivindicarme con esta entrevista de mierda.
¿Niega, pues, que produzca mal olor?
Me culpan hasta de la devaluación del dólar, pero nada es cierto: yo no tengo la culpa de que a los colombianos les guste tanto el tamal, que produce unos pedos hediondos. Mejor no me pregunte bobadas, que estoy muy ocupado leyendo Condorito… y ciérreme la puerta, por favor, y tráigame un fósforo para quemar el olor.
¿Es verdad que hay que tomar Activia para 'descargarlo'?
¿Descargarme? ¿Acaso soy mp3? No tengo ni idea de dónde saca la gente ese y otros cuentos. En lugar de vivir pendientes de mí, deberían hacer una marcha contra el papel higiénico de hoja sencilla y dejar de ver el Reinado. Pueden ayudarme mucho no tragando entero, evitando usar ganchos de ropa como solución al estreñimiento y, de ser posible, no practicando la sodomía. En eso sí prefiero declarame del Partido Conservador. ¡Ah!, por nada del mundo fumen por el culo y tampoco se excedan con el trago… me cae pesadísimo cuando van a toros y tratan de tomar manzanilla bebiendo de la bota por el trasero.
¿Quiere agregar algo más?
Sí, qué entrevista tan cula, careculo.
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