Debemos admitirlo: nuestro personaje del mes es tan bobo que fue una enorme influencia para este boblog. Tanto, que desde antes de empezar a escribir aquí ya habíamos tenido trabajos mediocres en televisión, páginas web, radio, prensa escrita y –lo más ruin– agencias de publicidad. Y aunque el panita se volvió tan bobo que puso su irreverencia al servicio de las televentas y se enoja con todo el que se burla de él, sólo autodefinirse como
el papá de
La Bobada Literaria es suficiente para convertirse en bobo vitalicio.
En esta foto, el Profesor Súper O no ce conforma con un carro #masherrores
Pero el historial de bobadas de Martín de Francisco no tiene ninguna relación con el nacimiento de esta ridícula página. En realidad, todo empezó en un zarzal (Valle del Cauca), en donde tanto su hermana, la niña Mencha, como él, el niño Menso, siguieron los pasos escénicos de su papá y entraron a hacer parte de la farándula criolla desde abajo: ella primero, como reina de belleza, y él después, cuando su cuñado, Carlos Vives, lo puso a hacer alguna cosa. Con su pelo largo y su tono socarrón –imitado por varias generaciones de payasos de colegio, por Antonio García Ángel y por el mismísimo Pirry– don Francisco demostró su talento para burlarse de la gente: señalar la mediocridad ajena es muy jacarandoso, muy chispeante, muy burlesco, muy chocarrero, muy sandunguero, muy saleroso cuando los objetos de burla son personas que poco pueden contestar: la entrenadora pobre de voleyball, la Negra Candela, el recreador de fiestas infantiles, Marbelle, el plomero… Ah, y los actores malos de nuestra tele –exceptuando a Margarita Rosa–, de quienes se burla todo el mundo, hasta Nosotras.
Lo cierto es que gracias a esa original copia de
Caiga quien caiga, nuestro papi se hizo un lugar en los sueños húmedos de las niñas hipsters de los noventa –lo que es la
groupie alternativa, ¿oigá?– y se ganó un nombre en las páginas doradas de
Wikipedia, donde en su perfil es definido como “crítico del estilo de vida del colombiano promedio y de si mismo (sic)”. Ese perfil es un trabajo para el Profesor Súper O, y miente porque si algo ha demostrado es que él no es un crítico de sí mismo –con tilde en la i de sí–: ahora, en Twitter, se agarra de las niñas mechas con cualquiera que se burle de él; él, que tanto se burló de cualquiera.
Pero sigamos en el pasado. Tras su paso por
La Tele –el
Oki Doki para adolescentes– y por la excelente emisora Radioacktiva, Martín Guillermo creó junto a su amigo Santiago Moure un programa en el que maravillosos dibujos animados se burlaban de la farándula desde su sofá y desde un programa radial bautizado con unas siglas que incluso para la época ya estaban trilladas: PQEK Activa. El estilo, muy alejado de la mediocridad que acusaba, apenas era igualito a
Beavis y Butthead pero mucho peor animado y sin la menor idea de qué es
lip sync. Sus historias no se desarrollaban en Colombia, faltaba más, sino en Chibchombia, porque decirles chibchas a los colombianos es una forma nada mediocre de sentirnos superiores. Y, claro, popularizar palabras como
mediocre o
iguazo para señalar a los demás no es, para nada, una muestra del más mediocre arribismo del típico iguazo colombiano. Para nada.
Desgraciadamente, después de
El siguiente programa, la carrera del Germán es el man de los noventa nunca volvió a ser la misma. Es decir, nunca pudo volver a burlarse de los demás porque son unos indios sino que le tocó ser el bufón de fiestas a las que iba para hacer, según él mismo dice, antropología (engendrando de paso al antropopólogo del humor,
Andrés López), o poner discos en programas junto al iguazo de Julio Correal en CityTV. Como si fuera poco, salió en espacios del horario triple Z de la televisión nacional apenas comparables con
Padres e Hijos, como
Tres puntos aparte –junto a su pisoteado Pacheco y a la presidiaria Adriana Arango–, un programa que demuestra por qué el humor de
Sábados Felices ya casi va a cumplir cuarenta años al aire y sigue imbatible:
Desesperado –como dice que se ve en este programa–, Marti pensó en el futuro y se compró un tesauro para crear un nuevo programa en el que dice ser el defensor del idioma.
El Profesor Súper O tiene como objetivo "reducir los índices de ignorancia un poquitico", pero todo el esfuerzo de este defensor del castellano se vio borrado con su llegada a Twitter:
El dicho "Querer es poder" se saltó un paso. Después de querer, hacer para poder. No se saltó casi nada......?ah?
En sus momentos más brillantes, este adalid de la idiotez apenas alcanza el estilo del hombre de letrinas @alejodorowsky y nos hace pensar que la Chimoltrufia era una filósofa:
¿Qué queda? La eternidad adelante.
Nadie vive su vida, todos somos la vida, la vida nos vive.
Hay gente que quiere pero el miedo de hacer no la deja.
Es decir, Mártir de Francisco quería hacer pero nunca jamás quería hacerlo en la radio:
Aclaramos que este video fue tomado de www.maserrores.com. La Negra Candela combina con nuestro fondo.
Es que antes de convertirse en la nueva guía automotriz de Colombia, Marteen no quería volver a la radio. Y por eso no tuvo reparo en incursionar en uno de sus temas más vilipendiados: la televisión. Pero, como nos daremos cuenta en el siguiente fragmento de la serie Hombres, seguir los pasos de su hermana no se le daba nada bien. Panita, tus primeros pinitos en la actuación dan penita:
El joven Martín era un actor de carácter.
Debemos resaltar sus despampanantes escenas en los minutos 3:30 y 6:20.
Pero volvamos al presente, panitas:
Después de que nuestro papichulo terminó volviendo a la radio (y la televisión) para hacer excelentes programas deportivos junto a expertos tan calificados como Antonio Cassale y Andrés Marocco, descubrimos que la mediocridad, como la corrupción, es inherente al ser humano: Muertín se convirtió en uno de los personajes de los que él mismo despotricaba, difamaba, blasfemaba, renegaba, imprecaba desde su sofá. Es que uno ya no sabe si el que narra fútbol es él o su imitador de
La Luciérnaga:
Pero querer es perder un poco y Mamertín anunció su regreso, ante lo que la masa más ignara de sus seguidores se entusiasmó como hace décadas no lo hacía. Sin embargo, el que muchos esperaban que fuera su regreso triunfal a la tele no fue más que otra de sus lamentables incursiones en la televenta. Para los más suspicaces, podía estar vendiendo Liquid Paper o papel higiénico, pero al estilo de la gente más honrada del país dijo lo siguiente, henchido de orgullo, en uno de sus trinos retuiteados por
Natalia París:
Elegancia es tener una vuelta coronada antes de empezarla, panitas
Y la vuelta era en camioneta: con su entrada a la red social que nació para defraudar a los fans de las estrellitas, Martontín no hizo otra cosa que convertirse en la versión chibchombiana de Krusty y su publicidad de
Canyonero: una tan mediocre que se llena de arrogancia para decir “colombianos, déjense ayudar” cuando, claramente, www.nomaserrores.com fue un error. No obstante, admitirlo y dejarse ayudar sería muy poco chibchombiano.
Es que con los años Marteen, mi sangre, mi pana, mi socio se volvió todavía más bobo que cuando actuaba en telenovelas: después de darse a conocer burlándose de lo que podía, ahora se pone como un energúmeno cuando alguien lo critica por vender su imagen o, lo que es peor, cuando a alguien simplemente no le gusta que lleve veinte años repitiendo el mismo tonito chistoso que ya no es chistoso, jocoso, gracioso, jacarandoso, hilarante, bromista, burlesco, cómico, guasón, pendenciero, retozón, payaso, travieso, recochero: algo así como si en su momento –es decir, hace dos décadas– Poncho Rentería, Moreno de Caro o José Gabriel se le hubieran envalentonado por las bobadas que les decía.
Y como la irreverencia ya pasó de moda, y lo que está de moda es la reverencia –sobre todo hacia él y hacia los anunciantes–, nuestro bobo del mes habla como esos iguazos a los que tanto criticaba, como esos colombianos que solucionan sus problemas con machete, rompiéndoles la cara a los maricas y afirmando, como las barras bravas del Junior o como su criticadísimo Édgar Perea, ser nuestro papi (nos hubiera encantado que nos dijera que era nuestro papi en otras circunstancias, cuando todavía no nos había roto el corazón al convertirse en el siguiente producto publicitario con menos gracia que los comerciales de Bon Ice).
Why so serious, Marteen?
Y ahora saldrán sus fanáticos a acusarnos de envidiosas, cuando la verdad es que no nos gustó lo de la camioneta porque sabíamos que, como no tenemos las curvas de Verónica Orozco, nunca nos dará un borondo en ella. Y por eso, resentidas porque solíamos ser sus flans –y dolidas de que sea tan bobo pero tan bobo que se haya vuelto amigo de
Elsy, la misma que le hizo un fake–, dijimos tres bobadas sobre su decepcionante campaña.
A mí me parece bien que hayan cogido a dos errores como ejemplo de esa campaña.
Apague La Tele y vámonos, en camioneta.
El siguiente programa es para vender merengones en las camionetas.
Compre carro. Aumente los índices de contaminación un poquitico. #máserrores
Mandan a decir los de Renault que su campaña es de irreverencia vial.
A un tipo que le hiciera publicidad así a una camioneta, en los 90, estos dos no lo hubieran bajado del calificativo de iguazo.
El caso es que la vuelta estaba hecha, y muchos de sus más ciegos seguidores se sintieron defraudados e hicieron lo que hubiera hecho el Ejército de la Verdad que Martín y Santiago comandaban:
@juanmurs De los mismos "creativos" de #Transmitarjeta y #nomaserrores, llega “yo apoyo el día de los amigos” que promocionará cerveza
@FrauMedina Sobre como cagarte en tu imagen en un 4x4 #NoMásErrores
@Oso_Perezoso7 Conclusión : la necesidad tiene cara de Renault #NoMasErrores
@Ariasvilla Ricostilla es mejor cliente que Renault #NoMasErrores
@TrinoTuta Cuando sea grande quiero ser la imagen para vender buses y taxis. #nomaserrores
@TrinoTuta En un 2x3 de irreverente a vender 4x4
@pelucavieja De Francisco y Moure ya pueden regresar tranquilos a sus cápsulas criogénicas.
Sus respuestas, como si se tratara de cualquier Moreno de Caro o cualquier Poncho Rentería, fueron de lo menos mediocres:
@mdefrancisco12 @pelucavieja Tú sí puedes salir o entrar de tu cápsula cuando quieras, igual nadie se va a dar cuenta.
A los muy pocos que buscan ofenderme, sígan haciéndolo, yo no me doy por ofendido. Sientan esa pequeña embriaguez de poderío.
Pero Martín es tan bobo que sí se ofende y escribe con la ortografía que ataca el Profesor Súper O. A nosotras (que soñamos con protagonizar un comercial de toallas higiénicas) nos trató peor:
después de que llevamos dos años trinando bobadas sobre cualquier bobada y dijimos algo sobre él, Martín Guillermo (o el enano que escribe por él, alias Community Manager) se puso a actuar como el gallito Ramírez del colegio, a quien sólo le faltó decir "a la salida nos vemos":
Yo he frenteado vueltas elegantes y salsas. A la final yo no como ni de almuerzo. Soy un pana màs de la esquina. Si me buscan me encuentran.
No traten de destruir al que no pueden alcanzar porque éso es mediocridad,
Le tiraron piedras a lo que no pudieron alcanzar con sus propias manos.
Hay tres peces a los que se les está agotando el agua en su pantano. No se los coman parceros, se envenenan.
Yo soy un hombre de paz, pero porqué me la tengo que dejar montar de estos tres. La próxima discusión que sea cara a cara.
Y como ignoramos sus comentarios, que parecían sacados de un foro de
El Tiempo, dijo que estábamos acabadas. También nos dijo que no teníamos carácter, aunque nunca dejamos de decir lo que dictaba nuestro corazón roto. El público, por su parte, a falta de escándalos en La W, habló de una pelea de verduleras entre él y este blog, aunque el único que peleaba era el vendedor de camionetas. Nosotras, mientras tanto, pasábamos nuestras vacaciones en Jamaica –con el gentil auspicio de los traquetos que nos mantienen–. En cualquier caso, decidimos darle la importancia que reclamaba a gritos y hacer un recuento de su arrollador talento. Y nos encontramos con que hace unos años Marteen ya había demostrado sus dotes publicitarias, poniendo su irreverencia al servicio de una campaña sobre algo relacionado con algo relacionado con algo que se llama Internet. Es decir, Coca-Cola:
En el minuto 6, la marca Coca-Cola hace su inesperada aparición.
Es una campaña sensacional, con unas puestas en escena que no tienen nada que envidiarle a otras que, como las de
Sexo en Pance, hacían las delicias del mismo Di Francesco en sus años de Butthead:
Después de su debut en Hombres, Martintín se convirtió en un actor maduro.
Y en este último video habla sobre cómo se ha visto afectada “Martín de Francisco, la marca”.
"Me gustaba más en muñequitos", dijo el crítico de televisión Oh Maricón.
La serie, que pretendía dar consejos sobre la mesura con la que hay que tomarse internet –y también la Coca-Cola Zero–, no parece haberle enseñado nada a este paladín de la mensura:
Los atiendo cuando quieran. Si se van a poner "salsas" tienen que estar dispuestos a salir al ruedo.
Y como ahora Martín™ se convirtió en la irreverencia hecha publicidad, cree que todo el mundo quiere pagarle:
Si estos tres quieren publicidad que paguen. Si asì sin pagar ya les ha salido caro . Para venir a frentear al Papá se necesita carácter.
Aquí alguna publicidad es gratis. No toda mi pez.
Al final, los hechos hablan por sí solos: el niño Mencho llegó a Twitter para hacerle caso a
Elsy Rosas Crespo, a quien se le pudo ver lamiéndole las botas Dr. Martins y demostrando una vez más sus falencias interpretativas.
@ensayista No Elsy, simplemente a esos tres les quiero decir que fue un placer volverlos una mermelada de mierda. Cuando quieran quiero.
¿Mermelada de mierda? ¿En serio? Está bien, mi pez, ahora somos una mermelada de mierda, popó, boñiga, excremento. Es decir, uno de tus chistes con palabras rebuscadas en el tesauro, mi hez. Y eso que ahora, en tu papel de adalid del éxito (que siempre va a toda velocidad en una camioneta), habías demostrado querer ser un hombre maduro, de esos para quienes Twitter no es la vida y cosas así.
La vida es real, el twitter es virtual, mi vida no es el twitter, mi vida es frentear. Pónganse finos que llegó el Papá.
Para después, tan maduro como un papá, darle demasiada importancia a detalles tan infantiles como el número de seguidores, que en todo caso está todavía muy lejos del de celebridades tan influyentes como Amparo Grisales, Alejandra Azcárate, Vladdo o Gregorio Pernía.
Yo tengo enemigos, pero yo no soy enemigo de nadie. En twitter la familia está grande y hay que cuidarla. Si estos manes la montan, frenteo.
A esos tres cada vez los siguen menos. A ver locas, ¿van a frentear o qué? Aquí hay melao pa' salsas mi perro. Cariños, su Papi.
Este trino, y el hecho de que después lo hayás borrado, también es muestra de tu madurez tan frentera:
Papá: Llegando a 40.000 en semanita y media. 4 espurios: 30.000 en 2 años. Pfff Tunda. Contra el Papá uno tiene todas las de perder.
Sí, Martín, tenés el mismo número de seguidores desde 1990. Sos grande y nosotras somos una bobada que no da la cara, aunque quien quiera saber quiénes somos nos puede conocer
aquí. Sos tan grande que en esta historia también había otro man, Moure, pero lo opacaste e hiciste que le perdiéramos el rastro un día que lo vimos en un
reality de lo más iguazo.