lunes, 25 de marzo de 2013

Nicolás Arrieta, personaje del mes en La Bobada Literaria

Aprovechando la Semana Satán, en La Bobada Literaria nos pusimos satánicos.



Uno no tiene la culpa de ser hijo de sus papás, pero algo debe quedar –además de la fortuna de dudoso origen– de ser hijo de Samuel Arrieta, dirigente del prístino Partido de Integración Nacional, cuyo eslogan en las últimas elecciones fue “Vote PIN y haga PUN”*. Nuestro personaje del mes es un polluelo, pilluelo y loquillo postadolescente que se comporta tal y como los integrantes de este blog nos comportábamos a los veinte años, razón suficiente para augurarle un futuro tan bobo como la actualidad de La Bobada Literaria pero con más cara de niña y una voz más fastidiosa.


Aquí el precoz Nicolás demuestra que es todo un histrionto.

Ay, qué niñ@ más odios@.

Por suerte, en nuestras arcaicas épocas de internet por la línea telefónica y computadores sin webcam era muy difícil subirles videos a YouTube a las quinceañeras que se aburren viendo El show de Perico y prefieren el bazuco (o sea MTV). No hace falta ser un genio para saber que si Justin Bieber, Calle 13 y Don Tetto triunfan, lo único que se necesita para hacerlo es montar un video semanal hablando de cualquier cosa sin tener nada que decir. Es eso o escribir un blog como este, en el que los argumentos también son yow, perreo, mami, yow y dembow.


"El reggaetón nunca había caído tan bajo", dijo un conmocionado Don Ómar después de ver el anterior video.

Pero lo que realmente llama la atención de Niko –así, con K, que es más loko– es que su elocuente humor es la inevitable consecuencia de Andrés López, el pelotudo de letras, el mismo que le enseñó  al país que cualquiera que haga muecas se convierte automáticamente en humorista. Y que es posible llamar la atención con chistes tan buenísimos como el siguiente, que no sobra aclarar que tuvo más de mil retuits en Twitter, la principal fuente del pensamiento contemporáneo:
“¿Nicaragua quiere agua? pues que le manden a Jorge Barón: "AGUIIIIITAAA PARAAA MI GENTE"”
Lo que más nos cautiva de este muchacho es que tiene cara de muchacha triste, aprendió a escribir párrafos con los exalumnos de Camilo Jiménez y tiene al menos cinco cuentas en Facebook y Twitter. Es que la mejor forma de generar un culto alrededor de uno es hablando de uno todo el tiempo –aunque la primera regla sea que nadie habla sobre Nicolás y la segunda, que Nicolás no existe, como Tyler Durden– y tomándose fotos como cualquier otra muchacha triste necesitada de atención y afecto, pero diciendo que prefiere el trago y la soledad. Ahora, es innegable que Moko Arrieta le ha hecho un gran aporte a la humanidad y es la lección de que los tatuajes, las perforaciones, las expansiones y los sombreritos no te convierten en un ser extraño.


Y beber Jack Daniel’s y fumar tabaco, al igual que cualquier reguetonero de los mismos que dicen yow, perreo, mami y dembow, no te convierte en un tipo decadente ni grotesco sino en otro de esos  idiotas que leen a Bukowski y a Palahniuk como si fueran escritores de autoayuda.


Para ser sinceros, el verdadero personaje del mes es el “ejército” que sigue a Microlax Arrieta, un grupúsculo de niños que demuestra la trascendencia histórica de Twitter, Facebook y, en general, de Internet. De hecho, esperamos con ansias putorraiders un video que se llame “Leave Niko alone!”. Mientras tanto, para seguirse labrando un camino de doña gloria, Nike vive en Buenos Aires, la ciudad del mundo diseñada para que cualquier colombiano se convierta en estrella (aunque sea de un comercial de MTV, el canal favorito de la gente que odia a J Balvin, y aunque diga que no quiere ser famoso pero se postula para que lo vuelvan famoso):


Naco Arrieta se cree el Marilyn Manson tercermundista y no llega a ser ni la Marilyn Patiño de Recoleta. En realidad viene a ser la Natalia París de las juventudes LGBTIC (la C es de comelones de pollo). Critica las groserías de unas paisas y posee menos argumentos y vocabulario que las adolescentes que cuestiona. Se autodefine como el señor oscuro pero hace caritas tan diabólicas como un comercial de Pequeñín. Es tan pero tan tenebroso que llegamos a pensar que era el hermano menor –e inteligente– de Pablo Arrieta aunque, sin duda, luce aún más temerario.


El señorito oscuro en acción, recién salido de la bañera. Ay, qué susto .

Y antes de que nos acusen de envidiosos porque no tenemos ni likes en Facebook ni seguidores en Twitter, nos despedimos con la definición de envidia acuñada por Niko Arrieta. Y si esperaban más de esta entrada, les recordamos que yow, perreo, mami y dembow.




*Aclaramos que conocemos el final de esta historia: como todos los delfines, Nicolás esperará a cumplir 25 años para lanzar su propia carrera política. Estamos seguras de que triunfará y de que, aunque no leerá las leyes que firme, hará un video chistosísimo explicándolas.

viernes, 22 de marzo de 2013

IndignaTV

El Papa Don Francisco ha traído la doña gloria a Colombia en forma de telepredicador con la película El día de la uribestia: según los resultados de nuestra encuesta anterior, 53% de Dios –porque la voz del pueblo es la voz de Dios– afirma que lo que viene para nuestra nación es que Álvaro Uribe Vélez empiece a hacer milagros como el Profesor Salomón; por su parte, 35% piensa que lo que viene para nuestro país es un montón de extranjeros buscando perico, como siempre, y 26% espera una nueva temporada de Especiales Pirry que demuestre que Uribe es el enviado de Dios.

Y, a propósito de Pirry –que se cree Dios–, para Semana Santa queremos poner a pensar al país mientras reza o sube a Monserrate con frijoles entre los zapatos. El motivo de nuestra espiritual reflexión es la multiplicación de una escena bíblica: la telenovela Tres Caínes, del creador de Sin tetas no hay paja rusa y el mayor orgullo de Girardot después de Charlie Zaa: Gustá Bobo Lívar. La obra en cuestión nos indigna, sobre todo, porque nos vende una historia tan mal contada como cualquier otra telenovela y los colombianos somos tan estúpidos que la compramos, así como compramos cualquier basura Made in China que vende Falabella o hacemos mercado en el Éxito pagando precios de Tokio aunque vivamos en Itagüí. En este profundo y analítico blog, escrito por tres Abeles, sabemos que siempre es más fácil preocuparnos por cómo nos vemos que por cómo somos y que es mejor echarle la culpa de todo a los medios de comunicación, con el gentil auspicio de Dolex Gripa, que apagar el televisor. Por eso, queremos saber la opinión del país sobre lo que los más paranoicos llaman “censura” pero que los más inteligentes llamamos “indignación”.

¿A qué otro programa de televisión deberían retirarle la pauta?
A El Minuto de Dios, porque le llegó la noche.
A El Show de Perico, porque discrimina al bazuco y a la bareta.
A La Pista, porque el mundo va a creer que en Colombia nadie sabe bailar.
A Sábados Felices, porque en Colombia es imposible ser feliz.

¿Qué programa deberíamos borrar de nuestra historia?
Don Chinche, porque ser pobre es muy feo.
El patrón del mal, porque van a pensar que Pablo Escobar usaba una peluca inmunda.
Betty, la fea, porque no muestra la cara linda de Colombia.
Café, con aroma de mujer, porque esos cafeteros están muy cansones.

Por el contrario, ¿qué programas debemos exaltar?
Protagonistas de Nuestra Tele, para que digan que Colombia es como Jersey Shore.
Chepe Fortuna, aunque vivir en este país sea un infortunio.
Especiales Pirry, únicamente si demuestra que Natalia París tiene razón y el pollo tiene la culpa de tanto homosexual que anda por ahí.
Estilo RCN, porque Colombia no tiene estilo.

viernes, 15 de marzo de 2013

Señor, ¿qué será de nosotros?

La semana pasada demostramos que los animales también tienen sentimientos: 43% de los colombianos afirma que es por culpa de Petro y 28%, porque le cree a Disney. Por otra parte, 34% del país sabe que es mejor persona por adoptar mascotas, aunque las deje encerradas en el apartamento todo el día, y 31% porque ahora tiene a qué tomarle fotos para subir a Instagram. Pero mientras pensábamos en seres de escaso discernimiento, dudosa higiene y moral inexistente, ocurrían cosas más importantes para los animales.

Los ojos del mundo estaban fijos en un balcón del Vaticano esperando a que saliera un vejete con sotana a decir "Habemus Papam", una noticia trascendental para Latinoamérica porque por fin le dan un cargo importante a Don Francisco. Mientras tanto, en una iglesia cristiana de Bogotá se celebraba nuestro propio cónclave: el ministro de defensa, Juan Carlos Pinzón, micrófono en mano y disfrazado de oveja –perdón, de pastor–, presentaba, justo cuando un coro cantaba "precioso hijo de Dios", a Álvaro Uribe Vélez, nuestro expresidentem. Y entonces el precioso hijo de Dios apareció. Dijo que es un viejito atravesado –y a los que no le crean, les doy en la cara, marica– y en el minuto 8:40 cierra los ojos y estira las manos como si fuera un sonámbulo en la vecindad de El Chavo para recibir una bendición, que después se extiende "al precandidato Carlos Holmes". Habemus Candidatum. Por ahora, ¡vamos con el video! ¡Qué pase el expresidentem!


El momento más conmovedor de este inocente acto religioso ocurre al minuto 3:40, cuando el pastor lobo le cuenta al expresidente que se encontró a su nieto en un avión y se preguntó: Señor, ¿qué viene para nuestra nación?, ¿qué viene para nuestro país? Estamos seguros de que si viéramos al nieto de Uribe nos preguntaríamos lo mismo, aterrados, como ya nos ha pasado cuando vemos a sus hijos. Por eso, nuestra encuesta de hoy, más que encuesta, es una oración.

Señor, ¿qué viene para nuestra nación?
Una lluvia de bendiciones que sólo le va a caer al pastor.
Con precandidatos como Carlos Holmes, nada.
La visita del Papa Don Francisco para que presente la próxima Teletón.
Que Álvaro Uribe Vélez empiece a hacer milagros, como el Profesor Salomón.

Señor, ¿qué viene para nuestro país?
Un montón de extranjeros buscando perico, como siempre.
Con vástagos como los de Uribe, nada bueno.
Que después del fracaso de la campaña "It's Colombia. Not Argentina", nos cambiemos el nombre a Columbia.
Una nueva temporada de Especiales Pirry demostrando que Uribe es el enviado de Dios.

viernes, 8 de marzo de 2013

Animales

Se acabó la semana y en La Bobada Literaria disfrutamos la genialidad de la tecnología moderna, que nos permitió sondear la opinión de los colombianos sobre el paro cafetero: 49% del país sabe que la solución al problema es el hashtag #NoMásParoCafetero, así que desde ya empezaremos a promover esta iniciativa. Por otra parte, 41% confiesa que el paro cafetero lo afecta en que tendrá que reemplazar el café por el primer producto de exportación de Colombia: blanco es, en polvo se esnifa, en Estados Unidos los colombianos lo ponen; 32%, en cambio, cree que el mayor problema del paro es que se van a volver a poner de moda los sacos de Juan Valdez.
Y así llegamos a otra emisión de la chusma virtual, la encuesta más confiable de Colombia. Como estábamos borrachos (porque tocó desayunar con aguardiente ante la falta de café), no nos dimos cuenta de que se murió Chávez y, en cambio, entramos en la moda de adoptar mascotas –para ser exactos, pulgas– mientras montábamos en el transporte público bogotano lo que, sumado a una de las mejores columnas de los últimos tiempos, nos puso a pensar y nos enfrentó a varias dudas odontológicas:

¿Los animales también tienen sentimientos?
No, porque son de escaso discernimiento, dudosa higiene y moral inexistente.
Sí, tantos como las plantas.
Sí, porque yo le creo a Disney.
Sí, por culpa de Petro.

¿Adoptar mascotas te hace mejor persona?
Sí, porque está de moda. Dentro de un año seré mejor persona por comprar el nuevo iPhone 8.
Sí, como montar en bicicleta sin respetar las normas de tránsito.
Sí, porque ahora tengo a qué tomarle fotos para subir a Instagram.
Sí, aunque las dejo encerradas en el apartamento todo el día.

jueves, 7 de marzo de 2013

Hágase líder de opinión

En La Bobada Literaria también nos preocupamos por la educación y estamos trabajando por convertirnos en la nueva universidad de garaje del país, con matrículas más caras que en Los Andes, profesores más incompetentes que en la Javeriana pero mejor nivel que cualquier universidad colombiana –cosa que, a decir verdad, es bastante fácil de lograr–. Y aunque sabemos que las juventudes contemporáneas prefieren irse a botar la plata a Buenos Aires, queremos evitar esa fuga de cerebros –aunque lo que realmente se pierde es capital– con un nuevo programa académico que cautivará a todos los tuiteros y, en general, a todos los colombianos que opinan de todo pero no saben de nada –es decir, a todos los colombianos–. Vayan pidiendo un crédito en el Icetex para hacer nuestra Maestría en Liderazgo de Opinión*, en una alianza estratégica entre La Bobada Literaria y la Fundación Mismo Periodismo. La fórmula es mágica: al terminar, podrán escribir columnas quejándose de los préstamos del Icetex. A continuación, presentamos el plan de estudios, para que opinen de él sin siquiera usar la corrección ortográfica de Google Chrome. Y lo mejor: al que termine los estudios se le da automáticamente una columna en El Espectador, para que demuestre la mentira en eso de que “todas las opiniones son respetables”.

Módulo 1: Si no sabe, invente
Bajo la batuta de Gustavo Gómez Córdoba y José Alejandro Castaño (que no saben qué es una batuta, pero hablan con propiedad de ella), este nivel hará énfasis en el conocimiento wikipédico y desarrollará en el estudiante habilidades como la búsqueda avanzada en Google y la cita de fuentes que prefieren guardar el anonimato para poder sustentar cualquier teoría personal. El primer paso, por supuesto, es manejar una cuenta en Twitter y/o Facebook llena de hashtags indignados y de respuestas a todo el que no esté de acuerdo con usted. Opine, no importa de qué, pero opine. El requisito para pasar al siguiente nivel es denunciar a Gustavo Petro de algo, lo que sea y como sea, y publicarlo en Sopa de Caracol Radio. Como es muy probable que allá no le paguen, consiga hacer la denuncia –y, de paso, un programa– en cualquier emisora, preferiblemente de AM.

Módulo 2: Experto en la materia (fecal)
Fernando Savater nos enseñará que para llegar a ser un líder de opinión es necesario convertirse en un experto. Eso, o ser hijo de alguien importante o novia de alguien con palancas (guiño, guiño) en los medios. Por eso el mejor camino es dedicarse a hablar de un tema y fingir propiedad, como Camilo Jiménez. No nos hacemos responsables si su psiquiatra le diagnostica un trastorno obsesivo compulsivo, pero de usted depende darle vueltas al mismo asunto hasta que en algún artículo de Semana o El Tiempo lo citen como “experto en la materia”. Por supuesto, es muy importante compartir elogios en las redes sociales, preferiblemente usando el hashtag #grande para referirse a los demás para que le den RT. Si al final de este nivel el estudiante no ha conseguido una columna –es decir, un blog– en Kien y Ke, Razón Pública o La Silla Vacía, lo mandaremos a hacer prácticas a Cartel Urbano. Porque somos #grandes.

Módulo 3: Cheerleader de opinión
Las integrantes del elenco de Mujeres W se encargarán de darnos tips de belleza para tener una opinión más radiante. Lo primero es aprender a empezar las frases –todas las frases– diciendo “yo pienso que…”. Pero no crean que ser cheerleader excluye a los hombres. Poncho Rentería, Daniel Samper Ospina y Héctor Abad Faciolince han demostrado, respectivamente, que las peluquerías también son centros de pensamiento, que los chistes de jardín infantil nunca pasarán de moda y que las tías solteronas también tienen derecho a opinar. Al finalizar este nivel, el estudiante debe estar en capacidad de ser el columnista invitado de algún noticiero de las 7 de la noche. No aplica ser columnista de El Tiempo o de Publimetro, porque para eso no hace falta ni siquiera pensar. Si consigue que le hagan un perfil en Cromos o en su versión para internet, Kien y Ke, será candidato a tesis laureada.

Módulo 4: Yo, el líder
Julio Sánchez Cristo y Vladdo nos cedieron un minutico para enseñarnos toda su sabiduría –en realidad, sólo tomaba un segundito esa enseñanza–. Si usted ha logrado llegar a este nivel, es porque la gente lo reconoce en la calle y lo llama por su nombre; si lo llaman por su diminutivo, usted debería irse a vivir a Miami porque ya es muy #grande. Pero si todavía vive en Colombia, ínflese aún más el ego, diga que es merecido –así la frase no tenga sentido–, bloquee a todos los que hablen mal de usted, exija derechos de autor por un hashtag y no deje hablar a sus entrevistados, que es la mejor manera de demostrar el liderazgo de su opinión. El único requisito para graduarse será tener, como mínimo, un blog con un nombre tan ingenioso y un contenido tan mordaz como La Bobada Literaria.

Módulo 5: Citas a ciegas
Si a estas alturas sus columnas todavía no tienen lectores y su programa de opinión –en radio o televisión– tiene menos audiencia que El defensor del televidente, tal vez es porque le faltan citas que les den credibilidad. ¿Está hablando sobre un tema que desconoce, al igual todas las semanas? Tal vez le venga bien un poco de Stanley Coren, aunque no tenga la menor idea de quién ese señor –recuerde el Módulo 1 de esta Maestría–. ¿Sus argumentos son demasiado endebles o están mal elaborados? Nada que no resuelva la invocación de un postestructuralista o de apellidos franceses como Derrière, Ladrillard y Deleuze, así jamás vengan al caso. Según el Centro de Estudios de Bobadas en Oxford (CEBO), citar estudios de centros de estudios de universidades les da fuerza a los argumentos y provee cifras que, aunque rebatibles por otros estudios, pueden ilustrar su punto de vista, por sesgado y estúpido que sea. Para este curso contamos con un selecto equipo –seleccionado por Stanley Coren y Roland Barthes– que le enseñará desde cómo escribir columnas en El Colombiano hasta indignados editoriales de Arcadia. ¿Qué opina?

*El curso incluye un diploma que certifica que usted es un Líder de Opinión –así, con mayúsculas, para que se vea más #grandototote– y una cuenta de Twitter que garantizan que los egresados tienen una opinión para todo. Las opiniones de nuestros egresados no nos comprometen y mucho menos nos importan. A nosotros, como al resto de colombianos, solo nos importan las opiniones propias.

viernes, 1 de marzo de 2013

Café, con aroma de paro

Parece que la cagatón fue otra promesa incumplida –como la Profecía Maya– que nos dejó con los bollos hechos. A no ser que con cagatón se refirieran a la evolución del reggaetón, es decir, la música de J Balvin. Sin embargo, en este importante blog sondeamos la opinión de los colombianos y esperamos que los taxistas, si algún día tienen los mojones para hacer la manifestación anunciada, utilicen el eslogan que escogió el 35% de los votantes: “Yo por allá no voy porque eso es un cagadero”. Y como las lindas causas nunca pasarán de moda, un comprometido 29% del país quiere hacer la bobatón, una manifestación en la que todos los que se han enojado con La Bobada Literaria nos gritan al unísono que somos unas bobas. 26%, por su parte, quiere hacer la tetatón, una marcha hasta la finca de Carolina Sanín para defender a Margarita Posuda y el libre derecho a ponerse silicona.

Pero dejémonos de tetas y cagadas y pasemos a temas más importantes: el paro cafetero que afecta profundamente a Álvaro Uribe Vélez, que se quedó sin tinto para sostener mientras monta su yegua más fina. El resto de los colombianos toma café importado. Por eso, hoy quisimos preguntar sobre el primer producto de exportación de Colombia (mentiras, el primero es ilegal y se consume por vía nasal). Entonces, por eso, hoy quisimos preguntar sobre nuestro segundo producto de exportación:

¿Cómo cree que se puede solucionar el paro cafetero?
Con el hashtag #NoMásParoCafetero.
Comprando camisetas de Juan Valdez para que les den 0,01% de las regalías a los caficultores.
Tomando más café Illy.
Con una campaña para remangarse el carriel.

¿En qué lo afecta el paro cafetero?
En que no podré ver más las repeticiones de Café, con aroma de mujer.
En que los sacos y camisetas de Juan Valdez se van a volver a poner de moda.
En que la señora de los tintos no va a volver a lavar la greca. Ah, no, nunca lo hace.
En que tendré que reemplazar el tinto por el primer producto de exportación de Colombia.
En que tendré que andar recogiendo café.