Hay muchos motivos para convertirse en personaje del mes en
La Bobada Literaria. Uno de ellos es creer que la cultura es una cosa a la que solo las élites tenemos acceso, y que con ella construimos patria boba. También nos gusta la gente que maneja lo que es el psicoanálisis de buseta, ¿tsí? O los autores de libros (y columnas) que producen más tedio que este blog. O manifestar que las cosas a uno le hieden y no que le huelen porque uno es muy refinado –tanto que uno cecea porque los lengüizabrozoz zomoz máz interezantez–. Y, por supuesto, tener el apellido de
personajes ya distinguidos con tan honorable mención mensual suma bobipuntos. Todas estas razones, por separado, son suficientes. Pero este mes nuestra personaja no las reúne: las rebasa. Y con creces. Con esnobismo y pedantería y escritura enrevesada y psicoanálisis de
SITP. Porque ustedes lo quisieron, bobos lectores: ¡nuestro personaje del mes es Carolina Sanín! Sí: la Noemí Sanín de la literatura colombiana.
La intelectualidad nacional demuestra su trascendencia con este debate.
Ser una Insanín significa adoptar la técnica de la tía Noemí en cualquier ámbito. En este caso, las letras: se trata de centrar la atención sobre un partido de fútbol mientras ocurre una masacre en el Palacio de Justicia, pero con palabras rebuscadas. Esperamos, eso sí, que Carolina no se lance a la presidencia, aunque está dando pasos para convertirse en ministra de cultura: tiene una columna en la revista cultural que encarna el esnobismo y la pedantería, pero no la cultura (
Arcada). En la susodicha, llamada "Pasar fijándose", Zanín pone en evidencia demasiado evidente que en sus análisis es poco lo que dice de lo analizado y sí mucho lo que dice de sí misma y de otros entuertos que solo ella entiende. Porque, más que las agudas observaciones que pretenden ser (de ahí el pomposo nombre de su columna), en verdad son un compendio de sus fijaciones (por lo que la columna debería llamarse, mejor, "Fijar pasándose" o "Posar fajándose" o "Fijar pajiándose").
Carolina siempre nos deja Sanín con sus preguntas fundamentales. "¿Qué fue primero, el huevo o Carolina?", se cuestiona aquí, con un huevo vestido como los maniquíes.
Este Kinder Sorpresa traía adentro un diploma de Psicoanálisis. Gracias a él, las culomnas de esta boboanalista son una antología que mataría del sueño a Freud (y sus sueños serían de él durmiendo). Es decir: transmitir un partido de fútbol cuando hay una masacre junto al palacio presidencial no es más que pan y circo e irrelevancia y necesidad de desviar la atención de lo verdaderamente importante. En el caso de Carito, a diferencia de Noemí, esta desviación se convierte en tontería disfrazada de las profundidades del ello y el superyó y el pocoyó. Por ejemplo, la Margarita Posuda de los intelectuales escribe, a propósito de una crónica de la verdadera Margarita Posuda sobre un implante de silicona, que "no sería demasiado aburridor especular sobre los deseos homosexuales reprimidos que llevan a los hombres a querer que las mujeres tengan nalgas en el pecho, o reflexionar sobre la fantasía matricida de penetrar a través de los pezones a una mujer anestesiada". Freud, además de aburrirse demasiado, manifestaría su indignación en Twitter.
Aquí, en la foto titulada Posar fijándose.
A propósito, @CaritoColumnista no tiene Twitter. Tampoco tiene mar, ni tampoco ciclovía, porque ella anda en carro (y como buena bogotana debe hacer alarde de ello). Desde que descubrió las bondades del campo y se inscribió en
la Fundación VACA, Carrolina decidió dejar su puesto como culomnista número 8.657 de
El Espectador y hacérselo saber al mundo con una despedida en la que expresó su odio por Bogotá y en la que nos hizo saber que la experiencia de tragarse sus propias babas le daba argumentos antropológicos para poder distinguir el sabor de las babas. Por supuesto, en esa columna, Carojung Sanín no pudo evitar la tentación de psicoanalizar como lo haría cualquier adolescente en la ruta Germania - Cafam: dijo que tal vez el odio a Bogotá era odio a sí misma, a la posibilidad en sí misma, porque –esto es importante– hablar de sí misma es a la larga de lo único que sabe ella misma, aun cuando se esfuerza tanto por vender la idea contraria de sí misma.
En el textículo en cuestión, Carolina también dijo estar cansada de la mediocridad de la literatura colombiana, aunque a pesar de eso no ha parado de alimentarla: después de una primera novela titulada, en un guiño a Noemí,
Todo en otra parte, ha publicado cinco libros más de mediocre literatura nacional, sin contar con que ha sido escritora fantasma de libros de autoayuda que pretendía firmar como Coelhina Sanín. Y no para ahí: también dicta clases de escritura creativa, un contrasentido del superyó del supermán que sigue ampliando el espectro de la mediocre literatura colombiana. Porque el origen de nuestros mediocres exponentes está en los mediocres profesores. Para la muestra un mojón:
http://www.revistaarcadia.com/libros/multimedia/interrogatorio-arcadia-carolina-sanin/39333
(Nota: Los genios intelectuales de Arcada no saben que sería fantástico poder viralizar sus interesantísimos videos, por eso nos tocó poner el enlace a la página. Esperamos que ustedes no se queden leyendo esa profunda publicación y descubran un mejor remedio para el insomnio que nuestro blog.)
Claro, para pasar fijándose hay que opinar de todo (como buen colombiano promedio, que cree que no es un colombiano promedio), por lo que hay que caer en esa práctica tan intelectual de hacer zapping e hilar con hilo dental en un centro de pensamiento de la magnitud de Facebook:
En este análisis faltó culpar al reinado de la crisis de las EPS. Y como somos tan intelectuales, tampoco entendemos que a nuestros éticos y profesionales periódicos no les interesa filosofar (ni siquiera a esos medios tan culturales en los que Sanín escribe):
No, bebé, no estás tan sola, ya pasó, ya pasó; de hecho, desde este blog nos unimos a tu fundamental cruzada contra la gente que les toma fotos a sus pies, por lo que estamos encabezando una campaña en redes sociales para abolir ese esperpento que es Pies Universo y mejor crear Pipí Universo.
¡Por favor no más pies este año! ¡Por favor no más manos! ¡Por favor no más estulticia (o sea estupidez)! ¡Por favor no más gente con perros!
¡Por favor no más pantalones verdes!
"Poderze poner pantalonez verdez ez uno de loz mayorez logroz de la liberazión femenina; una reina de belleza nunca uzará un pantalón verde", decía en esta entrevista.
Ya teníamos claro que ser reina es horrible porque hace que a las mujeres les echen ácido o que les nieguen el derecho fundamental a usar pantaloncitos verdes. Lo que no sabíamos era que a Sonsín también le interesaba ser reina. Y lo que todavía no sabemos es qué significa el pantalón verde en su escuela de mensamiento. Una vez, Carolacan escribió que "Las niñas de rosa van vestidas de niñas desnudas. De mujeres desnudas. De mujeres desnudas que supuestamente tienen la piel del color de los maniquíes". Según su libreta de apuntes de psicoanálisis, ¿de qué irán vestidas las mujeres de verde? ¿De la piel de los zombis? En todo caso, apoyamos a esta femme fatality:
Al margen de todo lo importante, Caro quiso incursionar en el humor haciendo videocolumnas que sólo hacen reír a Marianne Pondsford y que la convirtieron en la Niko Arrieta de los ricos:
Lo que no esperábamos era que, pese a publicar sus ocurrencias en YouTube, no estuviera dispuesta a recibir críticas del público, que es para quien está haciendo sus gracias. En serio, Caris, si te expones al público no puedes contestarle como si fueras el
call center de Claro:
Lo que pasa es que, por estar analizando, Carolina no ha tenido tiempo de pensar. Por eso, es capaz de escribir cosas como que "Se entiende que en una sociedad que se ha conformado a los actos sin sentido resulte agresivo el hacer análisis y asociaciones". Lo que no se entiende es que el problema no es hacer análisis y asociaciones: el problema está en la calidad de esos análisis y esas asociaciones. Amiguita, en pocas palabras, padeces del mal del "joven escritor colombiano": el de quien cree que lo que dice es muy inteligente porque así se lo ha hecho creer él mismo, sus colegas y los medios que le rascan la espalda. En conclusión: falta de autocrítica y puro embelesamiento con el espejo.
Caro preguntándole a su mejor amiwis del mundo mundial si de verdad nadie ve la relación entre los comerciales de Póker y el cambio climático. "¿De verdad estoy tan sola?".
Carolina Sucknín pasa fijándose también en causas muy importantes, y puede que tenga puntos válidos, pero su arrogancia invalida cualquier opinión. Es el típico caso de quien se considera un disidente (sin llegar a serlo) o un activista de las redes sociales: cree que todo lo que dice es un análisis y una asociación inédita, innovadora, cuando apenas es otro más de esos comentarios que se escriben en las paredes de un baño. O de Facebook, que es el baño comunal más grande del mundo. Para la muestra,
sue me:
Y, por supuesto, en sus profundidades pensamientales también hay espacio para el humor. Así sea el humor de las redes sociales que tanto critica:
Lo mejor es que, como todas las
personas que se creen muy críticas, Caro no acepta que la critiquen. En una columna dijo sobre
la masa furibunda de Twitter lo siguiente: "Que una mujer se tome la libertad y se dé el placer de pensar y escribir como mejor puede, excediendo el léxico de cien palabras que conocen las celebridades de las redes sociales, desdeñosa de que la comprenda o no la mayoría conformada por necios, se percibe aquí como una excentricidad imperdonable". No, Xanaxín, no es que la plebe no te entienda. No es que tengas un léxico exquisito y variado (en tus libros no se ve, al menos; tal vez lo dejaste todo en otra parte). No es que seas excéntrica: emitir bobadas sin filtro o ponerse pantalones verdes o actuar peor que Margarita Rosa de Francisco en YouTube no clasifica como excentricidad. Tal vez sí has pensado y escrito como mejor puedes, aunque evidentemente no es que puedas mucho. Tampoco se trata de que seas mujer (el libreto de tu buseta se apresura a condenar: ¡misoginia!). Se trata de que la gente se da cuenta de cómo está vestido el emperador. Tal vez deberías subvalorar menos a tu audiencia. Ah, pero verdad que escribes en
Arcadia.
Vale.