Hace pocos días, El Tiempo copipeisteó en sus páginas el comunicado de prensa del nuevo disco del grupo musical Las Fart, un álbum de merengue que tiene pegajosos estribillos como “el gobierno caerá” y que promete desbancar de su reinado a Las Chicas del Can y a Las Chicas del Cam. De inmediato, los chulos del periodismo musical en el país se hicieron con un ejemplar del trabajo y lo reseñaron para sus respectivos medios. La Bobada Literaria, que sólo sabe plagiar, reproduce a continuación algunos de estos fragmentos y, como es un medio tan noventero, invita a sus bobos lectores a comprar el CD en su discotienda más cercana.
Juan Cagaray rellenó los campos en su plantilla para Semana con este párrafo:
La canción “El cilindro” está sonando en los círculos de la rumba y las reacciones han sido diversas. Desde los que, con mágica inocencia, entienden y cantan el primer verso como “bueno, bueno, bueno: todo el mundo a gozar, a mover la cintura con fusil y con bozal que llegaron… ¡Las Fart!” hasta aquellos más pendencieros que han interpretado el estribillo como el himno de emancipación que consolidará la República Independiente del Caguán.Por su parte, el tercer periodista musical del país, Jaime Andrés Mansalva, escribió para la revista Cromos un texto que sólo él entiende, pero que va así:
Los intérpretes son tres jóvenes campesinos que estudiaron en la Javeriana y que lideran el grupo de Las Fart, y el logro es asombroso. Tal vez la música popular no se había contagiado tanto del folclor de la República Dominicana desde los tiempos en que Discos Fuentes publicaba los álbumes de Joe Arroyo o Fruko y sus Pases tocando temas como “La rebelión” a ritmo de joesón. Y eso fue hace treinta años.
Los combatientes del fusil que han (re)tenido la oportunidad de estar acompañados por grandes grupos armados, saben el riesgo que implica la desnudez de la ejecución artística. Que un combatiente de trayectoria decida enfrentarse al público mundial tan sólo con los argumentos que su voz y sus manos pueden ofrecer, habla bien de gente que uno asumiría más cómoda amparándose en la selva y en su propia leyenda. Yo prefiero el flamenco y el tango, pero este merengue con letra pone a hervir la sangre como cualquier cantehediondo de Camarón del Islote.El miniperiodista Chucky García, reseñista de discos de la única revista musical del país, no podía pasar por alto este hito:
Por una parte nos encontramos con con la batuta de Cano y la puesta en escena del director artístico de la Operación Jeque, Joan Manuel Sants. A la manera más clásica, los escenarios en los que Tamino debe rescatar a Pamina de las garras del aparentemente malévolo Sarastro se adecuan al carácter fantástico del argumento, con ladrones y helicópteros. Las dos arias de la Cruz Roja pagan el disco, no así las intervenciones del tenor Hugo Chávez, a quien le queda realmente grande el protagónico (con una salvedad a su favor y en contra de quien escribe: sucede que quien ha oído la bachata dominicana, difícilmente podrá juzgar la colombiana con objetividad).
Si no supiera qué le pasa a mi cuerpo, al país y al mundo o si deseara encerrarme en mi habitación a recortar fotos del Ché Guevara para luego pegarlas en un corcho en la pared de mi cuarto, sin duda tendría este álbum. Así podría compartir mis cambios hormonales y mi lucha de clase con el cantante de Las Fart, el rapero Mon-O-Jojoy, y darme cuenta que su timbre de voz lo delata: a él también le están creciendo los senos y se le está engrosando la voz. Se pierden un par de canciones, todas las demás son la prueba fehaciente de que este es un disco que revoluciona –al girar– y tiene más alas que un jingle de Nosotras.Carlos Solano, en su blog Caca de Resonancia, puso el siguiente texto:
Por momentos es crooner, a veces es emo-core, otras recuerda a Wilfrido y todo el tiempo es muy cool.
El líder de Las Fart vuelve y juega con otra muestra de su trabajo en solitario, que nos había mostrado en las masacres de Bojayá y La Gabarra, aunque aclara que en el fondo está el corazón del grupo.
Cortes como “El guerrillero”, en los que con su piano Rhodes le pone sonido funky a una base de merengue y de elementos de la cumbia, lo ubican a uno en el Cauca y a la vez mantiene los pies sobre la tierra y el secuestrado tras el alambre de púas. Excelente. Luego, en “Atentado”, el músico revela su herencia, que es la música andina colombiana. Pero además le agrega sabores de los paseos dominicanos y de las caminatas por la selva a tal punto que uno se siente escuchando al enorme Kinito Méndez. Sigilosamente, la percusión, la pólvora y el cilindro están probando en el fondo algunos trucos salseros que muestran de plano el artificio sofisticado que se proponían.Ah, y entre otras cosas, ya está confirmado que vienen los Sex Pistols a Bogotá. Hablé con el empresario que me dijo que había estado negociando con el mánager de la banda y que el man ayer le dijo que vendrían a tocar en el Jaime Duque con Sid Vicious a bordo.
Tremendo, ¿no?
¿Estudiantes de la Javeriana? ¿Cómo así, en las universidades hay guerrilleros?
ResponderEliminarCómo así, ¿en las universidades hay estudiantes? Lo dudo, en vista de que Mansalva debió haber pasado por una:
ResponderEliminar"Que un combatiente de trayectoria decida enfrentarse al público mundial tan sólo con los argumentos que su voz y sus manos pueden ofrecer, habla bien de gente que uno asumiría más cómoda amparándose en la selva y en su propia leyenda."
Ese hombre nunca fue estudiante, debió ser un maestro desde chiquito.
A propósito, ¿saben cómo contactar a alguna de estas lumbreras? ... necesito que me presten las plantillas para reseñas de obras de teatro a mí también...
me gustaría saber qué piensan de este álbum los que solían reseñar en la desaparecida rolling stone colombiana, que hablaban como para ellos mismos y no les entendía nadie... quizás por eso no vendía esa revista
ResponderEliminarLas tres bobas son seis:
ResponderEliminarCatalinapordios que es la versión masculina de Antonio García.
Pablo Arango que es la versión sobria de Camilo Jimenez.
Marianne Ponsford, que en realidad es Nicolas Morales en drag queen.
Acabo de realizar una investigación bastante exhaustiva sobre la bobada literaria y estas son las conclusiones. En el consulado de Colombia en Barcelona me mostraron registros que dan cuenta de su deportación, por parte del gobierno español, por no tener los papeles en regla. También me enteré que allá también montaron este mismo blog pero fueron censuradas por Rodriguez Zapateros, quien les espetó en la cara: !vayanse al carajo, carajitas!. También descubrí que una de las niñas de la bobada literaria tuvo que recurrir a poco decorosas prácticas para poder costear este blog. Este es por ahora mi balance; esperen más información. Nooooo se muevan.
ResponderEliminarAtt Ricardo Orrego.