Oficinas de La Bobada Literaria.
7:00 AM
Los juiciosos colaboradores de este blog llegan a su sitio de trabajo recién bañados y después de haber desayunado un mazacote de cereal orgánico y leche de soya. Tres de los cinco vinieron en bicicleta, el cuarto vino trotando, el quinto en monociclo y el sexto no llegó porque hoy le tocaba investigación de campo. Como son tan saludables, se saludan fraternalmente y se preguntan “¿por qué iniciamos esta entrada como si fuera una escena de Los Archivos X?”. 9000, el amo y señor de la bobada, responde “es para ver si captamos más lectores en el público adolescente y emo, que suele iniciar sus cartas de amor o melancolía de la misma forma. También es para que nuestros lectores –que cada vez son menos– vean que sí trabajamos. Mi punto es, compañeros, que hemos dedicado tres semanas a este blog, rechazando sendos trabajos bien remunerados; estamos pagando arriendo de una oficina en un moderno edificio de cristal del Parque de la 93, madrugamos a redactar nuestras entradas –y a veces hasta nos trasnochamos como Catalinadepordios y El juglar del Zipa–, le damos las sobras del almuerzo a 8000 por sus ilustraciones, gastamos millones de minutos en celular rogándole a los abogados de Efraím Mendoza y de Mario Medina que no nos demanden y, para rematar, tenemos una deuda acumulada con el perro de Telmex. En conclusión, estamos mal, hermano”.
Lo que prometía ser el esperado post “Un día en la vida de La Bobada Literaria” –que se iba a publicar en FloHo justo después del artículo “Cómo es un día sacándose mocos” escrito por Daniel Samper Ospina, que dejó el teclado todo pegajoso– termina convertido en el escenario más frecuente de las revistas del mundo de un año para acá: la crisis llegó a las narices de este excelente medio. Aunque el blog tiene mucho más rating que cualquier programa de Señal Colombia y, por supuesto, su producción vale 9000 veces menos, su rentabilidad o al menos su sostenibilidad son un dolor de cabeza para sus colaboradores.
Por eso, deciden contratar los servicios de un experto en finanzas, quien les dice que la literatura es una bobada, que para que sea negocio hay que meter fútbol, vampiros, magos, secuestrados, silicona o gonorreas; a lo que un miembro del staff responde “no, señor, nosotros tenemos valores: ¿a cuánto está el dólar hoy?”; el más audaz llama a la Caca Editorial El Tiempo para intentar vender las ideas del blog a alguna de las publicaciones –o, por qué no, a una nueva– de esa eminente corporación, obteniendo como respuesta un eterno loop pregrabado sobre la empresa que contiene la verdad: a sus bloggers no les pagan; otro más realista sugiere que se conviertan en un libro de Editorial Aguilar, pero a pesar de ser el blog más visitado en las oficinas de Santillana, donde de todos modos no leen ni lo que publican -de lo contrario, no lo publicarían-, la respuesta es negativa: sólo les gusta gastar papel en blogs de fútbol; el más sensato dice que mejor se transformen en la oficina de prensa del Partido de la U, pero tendrían que escribir sólo lo que José Obdulio les dicte y a ellos les fascina escribir, y el último propone que mejor almuercen, que ya está tarde y 8000 no para de llamar para pedir las sobras. Entre tanto, el financiero, preocupado, envía compulsivamente mensajes vía Twitter al Juglar del Zipa, 9000 y Catalinadepordios para que paguen las cuentas de cobro por publicidad –incluyendo los anteriores hipervínculos–, argumentando que si no fuera por La Bobada nadie tendría la más remota idea de quiénes son o por qué son memorables.
Sin darse cuenta, ya han pasado las 5 de la tarde y los genios de la bobósfera aún no han almorzado: “eso se llama austeridad”, los felicita a su modo el financiero. Sin embargo, el hambre puede más y los cinco bobos se desmayan. El financiero aprovecha la oportunidad para meterse a la configuración de la página web y habilitar la opción “Monetizar”*, seguro de que los bobos no sabrán cómo desactivarla e inspirado por el ejemplo del brillante blog Catalinadepordios, del que es fan inconfeso y en el que anhela que La bobada esté linkeada. También aprovecha para terminar de escribir esta entrada con la misma calidad que Catalinadepordios.
*Esto quiere decir que, por cada mil veces que ustedes hagan clic en los anuncios que de ahora en adelante enriquecen nuestro contenido, La Bobada recibirá un centavo de dólar. Con suerte, para diciembre habremos completado lo suficiente para pagarle un almuerzo a 8000.
Señores, la tinta del cheque que le envía Google a sus arcas vale más que la gasolina necesaria para comprar las bolsas para empacarle las sobras a 8000. Mala suerte...
ResponderEliminarMuy bueno el blog, salú.
Yo ahora tengo una tarjeta de crédito Visa, todo gracias a La Bobada. Espero que les den buena comisión cada vez que me atraquen con las tasas de interés.
ResponderEliminarY saludos al perro de Telmex...
¡Wow!
ResponderEliminarCatalinadepordios soy yo.
ResponderEliminarColombia soy yo (?)
ResponderEliminarPor si alguien lee esto, ha pasado un mes y aún no nos llega el cheque; ni siquiera un reporte diciéndonos la remota posibilidad de recibir uno. Gracias a todos por no meterse a nuestros anuncios.
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