miércoles, 28 de abril de 2010

Retratos en un mar de bobadas

En La bobada literaria estamos dichosas con el acontecer político nacional. En parte por el debate en el que a Noemí Sanín –vejez posible de Natalia París– le faltó ofrecer carritos sangucheros dentro de su ingenioso programa TPP (trabaje, produzca y progrese). En esta misma confrontación radial, Vargas Lleras dejó claro que siempre fue el primero en pensar en todo y que sus buenas ideas se cuentan con los dedos de su mano izquierda. Pero el ganador indiscutible del de bate fue Alberto Casas, porque cualquiera gana con la pea whiskera que cargaba el último gran cachaco.

Sin embargo, la verdadera razón de nuestra felicidad política pagada se debe a las buenas noticias sobre Carlos Gaviria, el precandidato del Waterpolo Democrático que perdió con el niño eugenio que resultó ser Gustavo Petro. Después de desaparecer por un rato de la vida pública, los paparazzis de La bobada se sorprendieron al verlo en pasados días con algunos kilos menos, con evidencias de varias cirugías de rejuvenecimiento y sin el saco, la corbata y las gafas de académico que lo habían caracterizado hasta ahora en la vida pública. Ahora, en lugar de la apariencia de hombre serio y letrado, siempre bajo los efectos del aguardiente, luce un look mucho más juvenil, de camisa por fuera, pelo largo y despelucado y, en general, aspecto descachalandrado y artistoide.

La razón, bobísimos lectores, es que Gaviria, después de superar las quemaduras de la consulta de su partido, decidió hacerse un tratamiento en la clínica del odontoperiodista Marlon Becerra para conseguir una apariencia más acorde con su nuevo objetivo: dedicarse a una de las pasiones de su juventud, con un éxito más inmediato que el que nunca alcanzó en la política. Ahora Carlos Gaviria, que ya había sido Papá Noel en una de las ingeniosas propuestas de la mayor revista cultural del país, se dedicó al cine y, con su primera película, se convirtió –aunque no era muy difícil–, en mejor cineasta que Harold Trompetero, Ciro Guerra y Javier Mejía juntos.

De hecho, varios medios han registrado la noticia de que su primera ópera prima, Retratos en un mar de mentiras, que durará una semana en las únicas dos salas de cine dispuestas a proyectarla, resultó ganadora del premio a mejor película en el Festival de Cine de Guadalajara, un evento que parece hecho para premiar cada año a las excelentes películas colombianas.

La temática de la película no importa, ya sabemos que para Ricky Ricón Silva será “la conmovedora historia de” cualquier cosa y que parece contada por un niño de quinto de primaria. Lo que nos interesa en este caso, sin duda, son las pruebas del cambio. No el cambio en rumbo a la nada que va el cine nacional, sino el cambio de Carlos Gaviria. Para la muestra, dos retratos en un blog que, por si alguno no lo ha notado, es un mar de bobadas:

Antes, el político:


Ahora, el cineasta:

10 comentarios:

  1. a Cagarlos Gaviria le aplicaron el bótox preferente

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  2. Este Cambio Extremo está mejor que el que le hicieron a Higuita y mejor aún que el que se vive haciendo Juan Manuel Santos.

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  4. Marlon Becerra promete crear un nuevo cursillo rápido de facelift para políticos arrepentidos. Informes allí.

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  5. catalinaporquédiablos28 de abril de 2010, 13:56

    jajajjajaja, ay, bobas, qué bobas son. todavía no entiendo por qué hay gente que se enoja con ustedes, :)

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  6. El nombre de esa película le queda mejor a Juan Manuel Santos, con los retratos de su campaña en los que aparece mirando al horizonte con esas rayas que tiene por ojos, y que lo hacen parecer uno de los lagartos disfrazados de V, la batalla final.

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  7. Alguien sabe el nombre del cirujano plástico de JMSANTOS?

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  8. eso de rejuvenecer a Gaviria en photoshop está muy ocioso. cojan oficio.

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  9. @críticoliterario1 de mayo de 2010, 15:38

    ¿Y tiene una productora que se llama Polo cinematográfico independiente?

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  10. La productora de esta eminente película, prota-agonizada por la escritoctriz Patricia Castañeda, es Polo Cinematográfico Alternativo. El término "alternativo" rima muy bien con las canitas teñidas que suelen hacerse estos políticos de izquierdas samuelistas. Por otra parte, el retoque no fue en Photoshop, fue a punta de bisturí.

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