Colombia es la gran ganadora de esta gala: sus autogoles, que el uribismo siga vivo y que Santos se haya reelegido demuestran que este país fue la mayor bobada de 2014.
1. Este año la ceremonia de entrega de los Premios La Bobada Literaria fue en Cartagena, donde se llevan a cabo los eventos más cool de la gente divinamente de Colombia. Por si acaso, aclaramos que este no es otro intento desesperado por ser chéveres: es sólo un paso más en el camino que pronto nos llevará a llenar sus correos electrónicos con peticiones de plata y otras formas de mendicidad naturales en quienes –como nosotros– creen en lo necesario que es su trabajo para el país.
2. El Teatro Heredia hedía al mediodía cuando iniciamos la coronación de las mayores bobadas del país. Jota Mario Valencia, nuestro primer presentador invitado, se puso una peluca y caminó por la pasarela para anunciar al ganador del Premio Emo a lo más triste de la televisión, no sin antes hacer una cuña de su nuevo libro sobre las hamburguesas. El primer puesto fue para La Selección, porque Colombia no se repone de la pobreza de sus triunfos deportivos.
Un novelesco Tino Asprilla (no sabemos si el real o el de la telenovela) subió a caballo a la tarima para recibir la estatuilla, a la que alcanzó con uno de sus disparos al aire. Detrás de él, Javier Hernández Bonnett iba por la consolación (guiño, guiño), pues ocupó el segundo lugar en esta categoría por ser el verdadero Corresponsal de Davivienda y se llevó para su casa una casita roja de plástico.
3. Mientras la Seguridad del evento tenía que hacerse cargo de un grupo de la colonia bogotana cartagenera que abucheaba a los organizadores porque la ganadora no fue Bazurto - la telenovela más cachaca sobre le barrio más costeño -, Marianne Pond's Ford bajó de la tarima al anterior presentador porque era su turno de anunciar al ganador del Premio Editorial de Arcadia a la polémica cultural del año, criticar por criticar el libro de Jota Mario Valencia y hacer una cuña de su nuevo libro, una novela que está escribiendo y que no tiene nada que ver con hamburguesas, porque el suyo sí es un libro serio. Después de un discurso de 10 minutos sobre la verdad y la mentira en los medios, del mismo modo y en sentido contrario, anunció que el primer puesto fue para Actualidad Panamericana, que es a El Mundo Today lo que Metástasis a Breaking Bad. Con una máscara de mico, Néstor Morales subió a recibir la estatuilla de la página que mejor ha sabido convertir los mismos chistes de toda la vida en noticia y engañar con ellos a los periodistas (íbamos a decir "periodistas incautos", pero no quisimos redundar) y a gente como Pacho Santos, que no cuenta. El segundo puesto fue un caluroso empate: la estatuilla se repartió entre el comercial del libro de Póker, que demostró que los intelectuales son los extremistas colombianos, y
Nicolette Van Dam con sus caricaturas de los futbolistas esnifándose la cal de una cancha, porque sólo faltó que dos colombianos fueran AK-47 en ristre contra la holandesa [En La Bobada Literaria no nos hacemos responsables por la forma en que se haya resuelto la disputa por este segundo puesto. #JeSuisBobada].
4. Lo que vino a continuación parece mentira. El Premio Actualidad Panamericana de periodismo fue entregado por una jubilosa Vicky Dávila a Álvaro Uribe Vélez, por su incansable defensa de la libertad de prensa. El mejor expresidente del mundo subió a la tarima a decir que recibía su premio como "un homenaje a los periodistas en Colombia que no están precisamente recogiendo café". Creyendo que se trataba de otra ocurrencia de Actualidad Panamericana, la audiencia estalló en risas, causando la indignación de Uribe, que quería que la audiencia solamente estallara. A propósito de estallidos, detrás de Uribe venía, como siempre, Fernando Londoño, que se llevó el premio de consolación por la columna apócrifa de Vargas Llosa: no por su falta de ética, sino por querer hacer creer que Vargas Llosa escribía tan feo como Vargas Lleras.
Londoño anunció que se quedaría en Cartagena para ver si podía hacerse pasar por el nobel peruano para presentarse en el Hay Festival y Kien&Ké, que perdió porque ya nadie se acuerda de ké era, le hizo una entrevista al respecto.
5. La oportunidad de derrocar a Uribe esta vez fue para Dago García, quien subió a la tarima para presentar el Premio de cine Óscar Golden. Desde ultratumba, Robin Williams vino a recoger el premio para Una noche en el museo 6, lo más cerca que han estado los colombianos de ir a un museo. Gritando un robótico "ve, no seás injusto, ¿oís?, joder", el elenco de Ciudad Delirio protestó por no haberse llevado este gran reconocimiento a la capital mundial de la salsa de tomate.
6. Dago García bajó de la tarima para dar paso a Pacho Santos, quien presentó el Premio La WC a lo más escatológico de la radio. Como era de esperarse,
Julio Sánchez Cristo se llevó el primer puesto por regañar al aire a Camila Zuluaga porque ese día su pupila no pautó en Caracol.
Desde Lóndon, Julio agradeció el premio que recogió Zuluaga, siguiendo sus órdenes. Gustavo Gómez Córdoba obtuvo el segundo lugar, pero no fue a recoger la estatuilla porque estaba muy ocupado peleando por Twitter y defendiéndose de amenazas imaginarias. La suya fue una ausencia que, como era de esperarse, no se notó.
7. A pesar de sus esfuerzos por amañar las votaciones, Uribe no pudo cambiar el orden de los resultados del Premio "El lugar equivocado" a la campaña del año. El primer lugar fue para Diomedízate, que nos hizo preguntarnos si RCN estaba vendiendo perico. La reacción de la gran perdedora de la noche no se hizo esperar: la loca de las naranjas, nominada por demostrar el verdadero carácter del uribismo, le pegó un naranjazo al corresponsal de Davivienda, que era el presentador de la categoría. Su papá, el general Naranjo, intentó calmarla, pero lo único que paró la lluvia de naranjazos fue la promesa del directivo de RCN que recibía el premio en la tarima: el próximo año le harían una telenovela con el slogan #naranjizate. Pacho Santos, perdedor por su campaña a la presidencia, dijo que por fin alguien lo tuvo en cuenta en una votación.
8. El Premio The Bobo Run al evento del año fue entregado por la Señorita Colombia, que nadie sabe cómo se llama porque ahora preferimos ver Miss Tanguita. Después de su desfile en traje de baño, le entregó la estatuilla en forma de fotomontaje a Nelson Mandela por Paz sin impunidad, la marcha uribista que demuestra que esa colectividad es la nueva minoría (menos en fotos de otras marchas). The organizators del Bogotá Wine and Food Festival se sintieron very pleased de quedar en el second place con un evento muy importante para the Bogotanians, mientras a los de Arcadia no les importó la derrota de su festival de librerías porque ya estaban afuera tomando Póker.
9. Con escopetarra al hombro y una camiseta de #SoyIncapaz, César López entregó el Premio Atragantarte Fool Festival a la causa más bobita. Corriendo en tenis último modelo y ropa deportiva a precio de alta costura, las carreras 10K se llevaron el reconocimiento pork pagar por correr te hace mejor persona. El descontento de Andrés Hoyos no se hizo esperar, y de inmediato escribió un mail a su lista de contactos: ¡hay que salvar a El Malpensante aunque nadie nos salva de El Malpensante!
10. Jaime Cerón Alaizquierda subió a la tarima para anunciar el Premio Lápiz de Aserrín a las artes, un galardón que estuvo cubierto por trascendentales discusiones en Facebook que auguran un panorama cada vez más irrelevante para la plástica en Colombia (y no nos referimos a Carolina Cruz). Con pocos votos de diferencia, el ganador fue el afiche de Rock al Parque, porque el plagio nunca pasará de moda. La feria de ferias de arte en Bogotá, en la que hasta una foto de iPhone cuenta como arte (y se vende), quedó en segundo puesto. La estatuilla de plata se podrá conseguir en octubre en ArtBo.
11. Cuando ya no había más platos, James Rodríguez, en calzoncillos,
subió a entregar el botín de oro para el más ladrón. Aunque hubiera
querido entregarle el premio a su compañero Ronaldo, James se tuvo con
conformar con darle el reconocimiento a Álvaro Uribe, a quien se deben
los triunfos de Nairo Quintana y Rigoberto Urán. En su discurso (que
duró más de 140 caracteres), el expresidente aprovechó para saludar a
Andrés Felipe Arias, que –como en el uribismo– ocupó el segundo puesto
en esta categoría.
12. El mismísimo Bolillo Gómez fue el encargado de premiar lo más
bobo del deporte en 2014. Buena parte de Colombia se llenó de orgullo al
ser reconocida con el autogol de oro por haber votado por Álvaro Uribe
Vélez al Senado. Tras corear el apellido del mejor ex presidente del
mundo, este se levantó y saludó y, desde su silla, vocífero con un megáfono: "este es otro logro de la seguridad democrática". Sin embargo, la
celebración fue opacada por un ataque de platos lanzados por Yamid Amat
Serna, Martín Santos y Manolo Cardona al palco de los organizadores del
evento, pues se negaban a perder un galardón que creían merecer por su
maestría en el lanzamiento de platos en el Mundial de Brasil 2014.
13. El turno llegó para que la exniña Mencha volviera a las pasarelas: desfilando junto a la piscina y subiendo las fotos a Instagram, una despelucada Margarita Rosa de Francisco presentó su premio epónimo por hacer pensar al país. Con una gran mayoría de los votos, @ElPatriota se alzó con la estatuilla, por ser un ultraderechista tan hipster que reta a duelos. Todavía en la tarima, @ElPatriota retó al hacker de Zuluaga a subirse a recibir la estatuilla de consolación, porque si es Santos quien chuza ahí sí no es escándalo en Semana. La entrega de las estatuillas puso a pensar a la audiencia sobre este tipo de personajes que hacen penar al país, mientras varios de los más inteligentísimos directores de revistas del país los incluían en su siguiente edición.
14. La exniña Mencha aprovechó que está en una buena racha y se quedó para presentar el Premio Simón Gaviria al intelectual del año. Pronto, un cantante que se hace llamar Maluma tomó el micrófono para agradecer a la ciudad que lo acogía y mostrar orgulloso una bandera de Cartagena patas arriba. Como su mérito para ganar el primer puesto es no entender esa gritadera del jébimetal, la ganadora de la segunda estatuilla y mejor DJ con mezclador apagado, Natalia París, subió para explicárselo. Entonces la innovadora pinchamp3 sacó sus conclusiones: no se sabe bien qué es el jébimetal, pero causa celulitis. Una parte de la audiencia se indignó entonces con la modelo/DJ/empresaria, justo a tiempo para la presentación de la siguiente categoría.
15. Como un zombi atraído por la carne viva, apenas vio las cámaras de transmisión, Arroba Pirry subió a la tarima para presentar el Gran Premio Indignación Tuitera a la bobada del año. El primer puesto fue para el debate paramilitar donde no se podía mencionar al capo de capos, quien se subió de nuevo a la tarima y quiso quedarse ahí por lo menos durante ocho o doce años. Mientras trataban de bajarlo contra su voluntad, Petro no sabía si subir o no a recibir la estatuilla del primer perdedor, por eso de que se va, o no se va, pero sí se va, aunque ya no se va… Luego vino un discurso de Arroba Pirry contra el sistema, contra el mundo, contra todo lo que tiene jodida a la gente de a pie, que sólo terminó cuando toda la gente se puso de pie para pedirle que se callara de una buena vez y dejara de tomar Vive100.
16. La audiencia se estremeció (del aburrimiento) cuando Juan Esteban Constaín llegó a entregar el Gran Premio Juanes a toda una vida de bobadas. La verdad era que todos esperaban al verdadero Juanes cantando cumbia villera. Sin embargo, la dicha volvió a embargar a todo el país: Colombia es la ganadora, por reelegir (esta vez al Senado) a Álvaro Uribe Vélez. Un desinflado Ramoncito (guiño, guiño) lloró como si tuviera 5 años por no llevarse este galardón, a pesar de llevar 15 años haciendo los mismos chistes de cuando tenía 15 años. Martín de Francisco, indignado por no ser reconocido junto a Santiago Moure por haberse inventado la irreverencia, se devolvió para Cali en sus Renault Duster.
17. Por último, con el auditorio borracho, Luis Carlos Vélez y Pacho Santos subieron a robar cámara para premiar al bobo del año. Después de que, efectivamente, Pacho Santos se había robado la cámara, y como si se tratara de un verdadero reinado, Vélez anunció que las finalistas fueron María Luisa Piraquive, por los malditos lisiados, y María Fernanda Cabal, por mandar a García Márquez al infierno. Dios iluminó a los jurados, que decidieron entregarle la estatuilla (un carné dorado del Centro Democrático –que no es el infierno pero está lleno de pobres diablos–) a Mafe, por su falta cabal de inteligencia.
18. Y así, más aburridos que después de ver los Premios Shock, todos nos diomedizamos y seguimos la rumba hasta hace media hora. La rapidez con la que escribimos este texto no es efecto de la diomedización.
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