Pocas personas combinan tantos clichés con tan poco talento como Juan Ensuncho-Bárcena o Gabriel Ruiz-Navarro, quien desde su provincialismo creyó comprender bien pronto con su pariente Catalina que para ser intelectuales debían juntar sus dos apellidos con un guión.
La historia de José Gabriel Ruiz Navarro –aún sin el guión– empezó en los agitados ochenta, pero en Barranquilla. Hijo de una reputada familia de arribistas costeños, Gabo creció en un hogar donde se desayunaba cultura –si la butifarra y el bollo 'e yuca cuentan como cultura– y aprendió todas las artes liberales en uno de esos colegios elitistas de la provincia colombiana donde les enseñan a pronunciar el inglés como si fueran neoyorquinos pero en realidad no les enseñan a hablar inglés -donde les enseñan a hablar lo que es el inglés, pero bien despacio-. También entendió rápidamente que si quería ser alguien importante en el futuro tenía que decir que frecuentaba La Cueva y decir que alguien como Heribeto Fiorillo le dijo alguna vez que sería un gran poeta.
Cuando se graduó del colegio y con la promesa de Fiorillo, Jose –sin tilde, como le dice la mamá, para su vergüenza– viajó a Bogotá y, gracias a las palancas de sus familiares y a sus estudios en la Universidad de Los Glandes, consiguió trabajo como acompañante –es decir, casi como chico prepago– de los invitados internacionales a diferentes eventos culturales de la capital. Así, logró conocer a reputados intelectuales que le enseñaron la importancia de ponerle guión en medio a los apellidos. Aunque él no aprendió absolutamente nada de ellos, sí se creyó ser una persona más profunda e interesante que sus demás compañeros de Literatura gracias a que podía decir “yo conocí a Pico Iyer” y "me quito el sombrero ante Gay Talese". La verdad es que Iyer ni siquiera recuerda el pico de Jose, pero Jose guardó camisetas como la de "Yo soy malpensante", se tomó fotos con Jorge Lanata -aunque no tenía idea de quién era-, anotó correos electrónicos como el de Julio Villanueva Changua y aprendió desde ese momento la utilidad de la pose, la bufanda, el sombrerito y la seriedad que impostan esos fanáticos de Roberto Bolaño que sólo han leído el primer capítulo de Los detectives salvajes.
Desde entonces, su pasión por las letras y letrinas y, en general, por la harta cultura lo ha llevado a convertirse en todo un multimediocre: ya publicó los dos primeros capítulos de su primera novela, alista la segunda (escrita en SMS en un celular de 1997), piensa en la tercera, anunció que la cuarta sería sobre "el mundillo literario", enseña literatura en la Universidad Central, toca el santur ecléctico en una banda de hindi rock, tiene una colección de sombreritos que comparte con sus amigos vueltiaos, le da las ideas a 8000 para crear sus geniales obras de arte, está estudiando actuación para poder protagonizar su primera película –que, por supuesto, será dirigida por él mismo– y edita desde su Mac Book Pro de 17 pulgadas este espectacular blog donde la bobada es literal.
Incluso, Gabriel Ruiz-Navarro es tan bobo que tiene un blog en Hoja Blanca. Para empezar a deleitarlos con el ta lento de este costeño arrepentido, miren su perfil:
Pero antes de entrar allí, Gabriel ya tenía claro que sus aspiraciones literarias lo iban a llevar lejos: se inscribió al primer reality de escritores de Colombia, El Desafío Literario, y logró sortear varios meses de pruebas junto a reputados autores como Jorge Franco, Efraím Medina, Jaime Espinal y Mario Mendoza. Su nombre fue uno de los pocos que sobrevivió a la primera temporada del programa, La lucha de la bobada, y llegó a la gran final de Los más inteligentísimos escritores superando notablemente a todos los demás en bobadas.
Y, por supuesto, se le subieron los humos al sombrerito y empezó a creerse muy brillante en Twitter:
Y todavía faltan sus fotos en Kien y Ke –más conocida como KKK, la revista que nos recuerda que la Q está out–, su perfil en el programa del Pirry y la entrevista que le hará Jota Mario en Muy buenos días. Por eso decidimos reconocerlo como personaje del mes para cerrar un año en que las bobadas no han parado. Sabemos que los más fieles seguidores de La Bobada Literaria sabrán agradecer el perfil que hoy les presentamos de frente.
Bonus track: Premio Samuel Moreno al Bobo del Año
Como empezó diciembre estamos regaladas y queremos agasajar a nuestros lectores con la primera categoría de los Premios de La Bobada Literaria 2010, cuyas otras categorías se conocerán la próxima semana: el Bobo del Año. Durante todo el año, como dice el dicho, cada mes trajo su bobo, que les presentamos con una breve reseña de sus vidas llenas de obras y otras bobadas. Ellos son nuestros candidatos para este premio nombrado en honor a un personaje que, por toda una vida de bobadas, quedó fuera de concurso, pues hubiera hecho de esta selección algo más predecible que un día de lluvia en Bogotá.
Para conocer más sobre ellos, sólo tienen que hacer clic sobre sus nombres (sobre el de los candidatos, no sobre el de ustedes, bobos lectores). Y, para votar, sólo tienen que ir al fondo a la derecha de sus pantallas y seleccionar al candidato de su preferencia.
Anthony
Luis Eduardo Godman
Elsy Rosas Crespo
Kike Patiño
Noemí Sanín
Armando Benedetti
Sergio Estéban Vélez
Jorge Consuegra
Gustavo Bolívar
Íngrid Betancourt
Francisco Santos
Gabriel Ruiz-Navarro
La historia de José Gabriel Ruiz Navarro –aún sin el guión– empezó en los agitados ochenta, pero en Barranquilla. Hijo de una reputada familia de arribistas costeños, Gabo creció en un hogar donde se desayunaba cultura –si la butifarra y el bollo 'e yuca cuentan como cultura– y aprendió todas las artes liberales en uno de esos colegios elitistas de la provincia colombiana donde les enseñan a pronunciar el inglés como si fueran neoyorquinos pero en realidad no les enseñan a hablar inglés -donde les enseñan a hablar lo que es el inglés, pero bien despacio-. También entendió rápidamente que si quería ser alguien importante en el futuro tenía que decir que frecuentaba La Cueva y decir que alguien como Heribeto Fiorillo le dijo alguna vez que sería un gran poeta.
Cuando se graduó del colegio y con la promesa de Fiorillo, Jose –sin tilde, como le dice la mamá, para su vergüenza– viajó a Bogotá y, gracias a las palancas de sus familiares y a sus estudios en la Universidad de Los Glandes, consiguió trabajo como acompañante –es decir, casi como chico prepago– de los invitados internacionales a diferentes eventos culturales de la capital. Así, logró conocer a reputados intelectuales que le enseñaron la importancia de ponerle guión en medio a los apellidos. Aunque él no aprendió absolutamente nada de ellos, sí se creyó ser una persona más profunda e interesante que sus demás compañeros de Literatura gracias a que podía decir “yo conocí a Pico Iyer” y "me quito el sombrero ante Gay Talese". La verdad es que Iyer ni siquiera recuerda el pico de Jose, pero Jose guardó camisetas como la de "Yo soy malpensante", se tomó fotos con Jorge Lanata -aunque no tenía idea de quién era-, anotó correos electrónicos como el de Julio Villanueva Changua y aprendió desde ese momento la utilidad de la pose, la bufanda, el sombrerito y la seriedad que impostan esos fanáticos de Roberto Bolaño que sólo han leído el primer capítulo de Los detectives salvajes.
Desde entonces, su pasión por las letras y letrinas y, en general, por la harta cultura lo ha llevado a convertirse en todo un multimediocre: ya publicó los dos primeros capítulos de su primera novela, alista la segunda (escrita en SMS en un celular de 1997), piensa en la tercera, anunció que la cuarta sería sobre "el mundillo literario", enseña literatura en la Universidad Central, toca el santur ecléctico en una banda de hindi rock, tiene una colección de sombreritos que comparte con sus amigos vueltiaos, le da las ideas a 8000 para crear sus geniales obras de arte, está estudiando actuación para poder protagonizar su primera película –que, por supuesto, será dirigida por él mismo– y edita desde su Mac Book Pro de 17 pulgadas este espectacular blog donde la bobada es literal.
Incluso, Gabriel Ruiz-Navarro es tan bobo que tiene un blog en Hoja Blanca. Para empezar a deleitarlos con el ta lento de este costeño arrepentido, miren su perfil:
Escribo lo que siento de la ciudad y lo que ella siente de mí, las elucubraciones de un costeño enajenado en la capital. Escribo como acto liberador que me ayuda a escapar del mundo, así termine volviendo a él. Mi pecaminosa adicción es bloguear porque tengo mucho tiempo libre. Nunca he sido bueno para describirme, o hablar sobre mí, y esta parrafada es la mejor prueba. Pertenezco al grupo de intelectuales barranquilleros La Güeva y publiqué una primera novela –Sin dirección– que ha sido muy bien recibida por la crítica, de La Bobada Literaria, Carolina Ortiz-Chaparro. Estoy escribiendo un segundo libro para la editorial Sex Barrial, una novela orgánica basada en la vida en el campo, que me intriga porque es un mundo completamente desconocido en Colombia; se llamará Lactosa para quienes no toleran la lactosa. Sé que soy muy ingenuo al pensar que el mundo puede cambiar con mis letras, pero prefiero hacerlo y, de paso, tener una ilusión, además de utilizarla al menos como muleta existencial.Contrario al eslogan de Hoja Blanca, Gabriel sí publica con palanca: aunque no son hermanos, sus apellidos son los mismos de la genial directora de esa página que debería cambiar su razón social a “Publique sin talento”.
Pero antes de entrar allí, Gabriel ya tenía claro que sus aspiraciones literarias lo iban a llevar lejos: se inscribió al primer reality de escritores de Colombia, El Desafío Literario, y logró sortear varios meses de pruebas junto a reputados autores como Jorge Franco, Efraím Medina, Jaime Espinal y Mario Mendoza. Su nombre fue uno de los pocos que sobrevivió a la primera temporada del programa, La lucha de la bobada, y llegó a la gran final de Los más inteligentísimos escritores superando notablemente a todos los demás en bobadas.
Y, por supuesto, se le subieron los humos al sombrerito y empezó a creerse muy brillante en Twitter:
Voy a salirme con la suya.Para envidia de juglares y ensayistas, SoHo contrató a Ruiz-Navarro para copiar y pegar sus entradas en la página web de la revista de Ramoncito, pagándole un jugoso porcentaje de la publicidad del sitio y convirtiéndolo en una celebridad sin tetas. Para la muestra este destetado mojón:
Gustavo Petro debería crear el Partido Bipolar.
¿De qué nos sirve saber las sedes de los mundiales del 2018 y el 2022 si el mundo se va a acabar en el 2012?
Tenemos nueva fiscal de inanición.
Al levantado, levantarlo.
María Isabel Rueda debe llegar a donde sus entrevistados diciendo "arriba las manos, esto es una entrevista".
Las películas porno que transcurren en el bosque tienen mucho follaje.
A las revelaciones semanales de ciertos computadores no demoran en ponerles JojoyLeaks
Llegó diciembre con su alergia.
El Cliché Guevara está preparando sus "Diarios de bicitaxi".
Señor, hazme un instrumento de tu pis.
En Disney World hay una nueva atracción: el Ratón Miguel Nule.
Los cuentos de los hermanos Moreno Rojas dan grima.
La Tierra es la nata de la Vía Láctea.
Las prostitutas costeñas trabajan como burras.
Ayer me llevaron a una afrofiesta y quedé con síndrome de Choc Quib Down.
El 24 de diciembre el trineo tiene pico y placa.
Caramba, se me fugó el cerebro.
Mi disfraz de borracho fue todo un éxito.
Lo que más me gusta de Medellín es la paisa en bandeja.
Y todavía faltan sus fotos en Kien y Ke –más conocida como KKK, la revista que nos recuerda que la Q está out–, su perfil en el programa del Pirry y la entrevista que le hará Jota Mario en Muy buenos días. Por eso decidimos reconocerlo como personaje del mes para cerrar un año en que las bobadas no han parado. Sabemos que los más fieles seguidores de La Bobada Literaria sabrán agradecer el perfil que hoy les presentamos de frente.
Bonus track: Premio Samuel Moreno al Bobo del Año
Como empezó diciembre estamos regaladas y queremos agasajar a nuestros lectores con la primera categoría de los Premios de La Bobada Literaria 2010, cuyas otras categorías se conocerán la próxima semana: el Bobo del Año. Durante todo el año, como dice el dicho, cada mes trajo su bobo, que les presentamos con una breve reseña de sus vidas llenas de obras y otras bobadas. Ellos son nuestros candidatos para este premio nombrado en honor a un personaje que, por toda una vida de bobadas, quedó fuera de concurso, pues hubiera hecho de esta selección algo más predecible que un día de lluvia en Bogotá.
Para conocer más sobre ellos, sólo tienen que hacer clic sobre sus nombres (sobre el de los candidatos, no sobre el de ustedes, bobos lectores). Y, para votar, sólo tienen que ir al fondo a la derecha de sus pantallas y seleccionar al candidato de su preferencia.
Anthony
Luis Eduardo Godman
Elsy Rosas Crespo
Kike Patiño
Noemí Sanín
Armando Benedetti
Sergio Estéban Vélez
Jorge Consuegra
Gustavo Bolívar
Íngrid Betancourt
Francisco Santos
Gabriel Ruiz-Navarro
Mi bobo favorito es Puchito Santos.
ResponderEliminarEste Gabri sí que es bobo.
ResponderEliminares un gomelito chistoso
ResponderEliminarMerecido. ¿las bobas no empiezan a sufrir de esquizofrenia con tantas personalidades virtuales?
ResponderEliminaryo
ResponderEliminarHey, ¿alguien puede dar fe de esto?
ResponderEliminarEl hombre duplicado (Revista Semana). Demás que es una patraña publicitaria de Eduardo Bechara, pero quisiera confirmarlo.
Que gracias.