Sal con una chica que tuitea
Sal con alguien que se gasta todo su dinero en hashtags promovidos, en comida para gatos y en ropa para fotografiar y poner en Instagram, y que tiene problemas en el clóset porque ha comprado demasiada ropa y cuando tuitea desde su celular se confunde porque le tiene cuenta a cada uno de sus gatos.
Invita a salir a una chica que tiene una lista de personas a las que le gusta leer porque le dan fav y que desde los doce años ha tenido una tarjeta de suscripción a una red social de búsqueda de pareja.
Encuentra una chica que tuitea. Sabrás que es una ávida tuitera porque en su iPhone siempre llevará un tuit que aún no ha comenzado a escribir. Es la que siempre mira amorosamente los álbumes de Facebook, la que grita en silencio cuando le da retuit su traga tuitera. ¿Ves a esa chica un tanto extraña oliendo las páginas de un libro viejo en una librería de segunda mano? Aléjate, que esa no tuitea –y debe tener jodido el sentido del olfato–. La que tuitea, en cambio, no puede resistirse a las teclas blancas de un teclado, y más si están amarillas por el mugre.
Es fácil salir con una chica que tuitea. Retuitéala en su cumpleaños, en Navidad y en cada mención de David Bowie. Dale un regalo de palabras, bien sea en un DM o en una canción, pero de menos de 140 caracteres. Dale a @Jodorowsky, a @paulocoelho y a sus versiones colombianas, @PirryTV y @andrewholes, y hazle saber que entiendes que los favs son amor. Comprende que ella es consciente de la diferencia entre realidad y ficción pero que de todas maneras va a buscar que su avatar se asemeje a Amélie. No será culpa tuya si lo hace, tú ni siquiera viste esa película completa porque te quedaste dormido.
Miéntele, si entiende de sintaxis o de Bogotá sin taxis también comprenderá la necesidad de #taxistastwitteros. Detrás de las palabras hay otras cosas: ola ke ases, cómo van tus cosas, para dónde vas, yo para allá no voy ni cagando.
Fállale. Fóllale. La tuitera sabe que el fracaso lleva al clímax (guiño, guiño) y que todo tiene su final, pero también entiende que siempre existe la posibilidad de reescribir un tuit viejo y que se puede volver a empezar una y otra vez y aun así seguir sintiéndose muy original. También es consciente de que durante la vida habrá que toparse con uno o dos villanos que la bloquean.
¿Por qué tener miedo de lo que no eres? Las chicas que tuitean no saben que las personas maduran, lo mismo que los actores infantiles o los músicos, excepción hecha de @Fanny_Lu.
Si te llegas a encontrar una chica que tuitea en Foursquare mantenla cerca, y cuando a las dos de la mañana la pilles llorando y abrazando el iPad contra su pecho, prepárale un té y consiéntela hablando mal de @AlvaroUribeVel. Es probable que la pierdas durante unas horas pero siempre va a regresar a ti.
Hablarán de los unfollows como si fueran importantes y compartirán aplicaciones para saber quién te sigue y quién no.
Le propondrás matrimonio con un tuit o en medio de un concierto en Youtube, o quizás formularás la pregunta por absoluta casualidad cuando Twitter esté sobrecargado; puede que hasta sea por Skype.
Sonreirás con tal fuerza que te preguntarás por qué demonios no es posible tuitear la risa sin quedar como un idiota que escribe jajaja o, lo que es peor, hahaha (que hace que suenes como tartamudo). Tuitearás la historia de ustedes, o la tuiteará @erizodemar, tendrán hijos con nombres extraños que empiezan con @ o # y gustos aún más raros, dictados por el TT. Ella les leerá a tus hijos su lista de favoritos y ellos organizarán cacerolazos en su jardín infantil contra la gente a la que no le gusta Justin Bieber. Caminarán juntos los inviernos de la vejez y ella retuiteará insulsos juegos de palabras en un susurro mientras tú sacudes la nieve de tus botas.
Sal con una chica que tuitea porque te mereces una mujer capaz de inventarse una vida más colorida que la que se puede dar. Si solo tienes para darle monotonía, chistes trillados e indignaciones a medio cocinar, te vendrá mejor abrir una cuenta falsa de Twitter. Pero si quieres el mundo y los mundos que hay más acá, en la pantalla, invita a salir a una chica que tuitea.
O mejor aún, a una que bloguea.
Invita a salir a una chica que tiene una lista de personas a las que le gusta leer porque le dan fav y que desde los doce años ha tenido una tarjeta de suscripción a una red social de búsqueda de pareja.
Encuentra una chica que tuitea. Sabrás que es una ávida tuitera porque en su iPhone siempre llevará un tuit que aún no ha comenzado a escribir. Es la que siempre mira amorosamente los álbumes de Facebook, la que grita en silencio cuando le da retuit su traga tuitera. ¿Ves a esa chica un tanto extraña oliendo las páginas de un libro viejo en una librería de segunda mano? Aléjate, que esa no tuitea –y debe tener jodido el sentido del olfato–. La que tuitea, en cambio, no puede resistirse a las teclas blancas de un teclado, y más si están amarillas por el mugre.
Es fácil salir con una chica que tuitea. Retuitéala en su cumpleaños, en Navidad y en cada mención de David Bowie. Dale un regalo de palabras, bien sea en un DM o en una canción, pero de menos de 140 caracteres. Dale a @Jodorowsky, a @paulocoelho y a sus versiones colombianas, @PirryTV y @andrewholes, y hazle saber que entiendes que los favs son amor. Comprende que ella es consciente de la diferencia entre realidad y ficción pero que de todas maneras va a buscar que su avatar se asemeje a Amélie. No será culpa tuya si lo hace, tú ni siquiera viste esa película completa porque te quedaste dormido.
Miéntele, si entiende de sintaxis o de Bogotá sin taxis también comprenderá la necesidad de #taxistastwitteros. Detrás de las palabras hay otras cosas: ola ke ases, cómo van tus cosas, para dónde vas, yo para allá no voy ni cagando.
Fállale. Fóllale. La tuitera sabe que el fracaso lleva al clímax (guiño, guiño) y que todo tiene su final, pero también entiende que siempre existe la posibilidad de reescribir un tuit viejo y que se puede volver a empezar una y otra vez y aun así seguir sintiéndose muy original. También es consciente de que durante la vida habrá que toparse con uno o dos villanos que la bloquean.
¿Por qué tener miedo de lo que no eres? Las chicas que tuitean no saben que las personas maduran, lo mismo que los actores infantiles o los músicos, excepción hecha de @Fanny_Lu.
Si te llegas a encontrar una chica que tuitea en Foursquare mantenla cerca, y cuando a las dos de la mañana la pilles llorando y abrazando el iPad contra su pecho, prepárale un té y consiéntela hablando mal de @AlvaroUribeVel. Es probable que la pierdas durante unas horas pero siempre va a regresar a ti.
Hablarán de los unfollows como si fueran importantes y compartirán aplicaciones para saber quién te sigue y quién no.
Le propondrás matrimonio con un tuit o en medio de un concierto en Youtube, o quizás formularás la pregunta por absoluta casualidad cuando Twitter esté sobrecargado; puede que hasta sea por Skype.
Sonreirás con tal fuerza que te preguntarás por qué demonios no es posible tuitear la risa sin quedar como un idiota que escribe jajaja o, lo que es peor, hahaha (que hace que suenes como tartamudo). Tuitearás la historia de ustedes, o la tuiteará @erizodemar, tendrán hijos con nombres extraños que empiezan con @ o # y gustos aún más raros, dictados por el TT. Ella les leerá a tus hijos su lista de favoritos y ellos organizarán cacerolazos en su jardín infantil contra la gente a la que no le gusta Justin Bieber. Caminarán juntos los inviernos de la vejez y ella retuiteará insulsos juegos de palabras en un susurro mientras tú sacudes la nieve de tus botas.
Sal con una chica que tuitea porque te mereces una mujer capaz de inventarse una vida más colorida que la que se puede dar. Si solo tienes para darle monotonía, chistes trillados e indignaciones a medio cocinar, te vendrá mejor abrir una cuenta falsa de Twitter. Pero si quieres el mundo y los mundos que hay más acá, en la pantalla, invita a salir a una chica que tuitea.
O mejor aún, a una que bloguea.
O mejor aún, a Rosemarie Urquico por que la niña está desesperada por que un macho de gafa gruesa la invite a salir y descubra lo "interesante" que es ella
ResponderEliminarMalísimo, este blog ya no es ni sobra de lo que fue una vez, hasta nunca.
ResponderEliminarPÉSIMA... la copia del estilo del artículo original.
ResponderEliminarJajajaja, ¡muy bueno!.
ResponderEliminarLástima por los que no entienden la ironía.
No pierden el don ♥ ¿Me dan un hijo?
ResponderEliminarUnas chicas que tuitean, como ustedes bobit@s.
ResponderEliminarLa sigla del centro de estudios me suena a que es Colombiano ajaj.
ResponderEliminarDemasiado bueno, bobas las amo
ResponderEliminarAhora entiendo muchas cosas, como por ejemplo por qué no tengo tuiter, pero estoy indignadísima porque la bobada no tenga cuenta de feisbuk, y porque en el malpensante no se hable de feisbuk, porque feisbuk no es trendy , y tuiter si es trendy, pero si es trendy ya no es hipster, o sea que todos deberían estar en feisbuk si se precian de inteligentes .... (mal día para comentar, pero en serio, porque no se hacen seguir en facebook). ¿esta página tiene sección de dudas? yo quiero saber si es que cuando uno comenta como anónimo, corre menos riesgo de que lo amenacen de muerte, a mi no me da pena reconocer mi bobada, pero segun esto, a los 913015 visitantes que han pasado por aquí y a los que comentan, como que sí, o ¡será que son los de los foros del espectador y el tiempo en una de sus múltiples personalidades?. ¿Podrían develar en alguna entrada, el misterio de los anónimos en el blog? (obvio, yo también cuento, ahi no se ve nada sobre mi, a excepción de una foto de dudosa procedencia)
ResponderEliminarPara mi que se copiaron del Malpensante.
ResponderEliminarjajjajaja
Eliminarsi JAJAJAJAJAJAJAJA
Eliminarmuy flojo...
ResponderEliminarEsto me recuerda porque no soy una chica que tuitea y, más importante aún, porque no saldría JAMÁS con una que lo haga. @pateticas.
ResponderEliminarIronía es criticar algo que le das tanta utilidad... Twitter: gran idea innovadora, ¡adoro twittear!.
ResponderEliminarjejejeje, esto cada vez me gusta mas. que pensamiento tan sesgado de los que les gusta "twittear"
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