La eliminación de William Ospina fue tan aburrida como toda su obra: Aura Cristina le dijo que para salir siguiera la franja amarilla y el poeta se despidió lacónicamente, admitiendo su frustración por no haber llegado a la prueba en traje de baño, para la que se había depilado la entrepierna. Prometió escribir un ensayo sobre la obliterante alienación del oxímoron televisivo de los reality shows que, seguramente, publicará la revista Número, la única que por su gran formato es capaz de soportar sus pesados artículos. Aura Cristina, que no entiende casi nada de lo que se dice en la casa editorial estudio, no supo qué quiso decir Ospina cuando afirmó en la puerta, inexpresivo, que se iría a echar globitos.
Ninguno de sus compañeros lo va a extrañar, sólo se acongojaron cuando sonó la canción de despedida (hay una luz/ en algún lugar) porque recordaron un capítulo muy conmovedor de Protagonistas de Novela, de hace como cinco años.
Por otra parte, durante la semana, Ensuncho y Bechara, que cada vez son más amigos, crearon una fundación –que, en realidad, es un blog– para ayudar a los niños que no saben montar bicicleta, recaudando fondos entre los demás concursantes. Desgraciadamente, y como ya es costumbre, nadie les prestó atención.
Pero las emociones en el Desafío Literario: La lucha de la bobada no paran: Margarita Posuda está ayudándole a Alejandra López –colega escritora y jefa de prensa– a redactar comunicados en primera persona, un género que ella misma ha bautizado como “posudismo” y que consiste en poner al jefe de prensa como protagonista de los apasionantes eventos en los que trabaja, convirtiéndose en la verdadera noticia.
Mario Mendoza, entre tanto, consultó a un artista vidente para que le contara su suerte en el Desafío, pero quedó pensativo cuando el artista le dijo que sus robos nunca más ganarían la impunidad. Dicen que el vidente era en verdad Coño García –aplicando la cucharomancia–, quien empezó a hablar incongruencias en español antiguo y conmovió tanto a Mendoza como a Ospina: al primero porque pensó que estaba loco y lo puede incorporar en uno de sus próximos libros, y al segundo que envidió su lenguaje anacrónico.
Fernando Vallejo siguió echándole los perros a Jaime Espinal, esta vez literalmente después de ver un video del escritor-bailarín-actor-cocinero-modelo-administrador-diseñador de modas paisa en el que demuestra sus pocas dotes como cantante.
Desde el segundo día dentro de este gran programa, los escritores han estado en un taller de escritura dictado por profesoras de preescolar, con el que los productores esperan que, al menos, aprendan a escribir su nombre.
La siguiente es la línea que escribió Chucky García para que dijera Aura Cristina: “Las sorpresas no se detendrán, así que no se despeguen de este blog y prepárense para la tercera prueba de impunidad el próximo viernes”. La Geithner no pudo articular tantas palabras juntas, así que nos tocó dejarla para el cierre de esta entrada.
Pobre William, extrañaremos sus novelas histéricas llenas de palabras rebuscadas y frases que sólo él entiende...
ResponderEliminarLa literatura nunca será la misma sin el gran William. Pero la vida, así como nuestro reality, continúan.
ResponderEliminar