martes, 13 de julio de 2010

Hay que ir a los museos

Preferimos estar borrachas mientras pasan las noticias sobre Íngrid y el drama de los ex secuestrados y el catolicismo de los paracos, lo único tan idiota como para mantener la atención después del pulpo Paul y antes de las buenas noticias del estreñimiento. Y, como nuestro trago favorito es el trago, nos ponemos bien descontroladas y más locas que Marcelo Cezán. Por eso, y como también somos muy católicas, les pedimos amablemente una cadena de oración para que no nos vaya a pasar nada mientras estamos bebiendo y –Dios no lo quiera, la Virgen no lo permita– terminemos desparramadas en Soacha sin habernos confesado y sin los santos óleos. Por eso, en primer lugar, proponemos el siguiente haiky como oración.
Ángel de mis bobadas
Dios las salve babosas
háganse las bobas
estúpidas
A ustedes, bobos lectores, aunque los queremos mucho no los hemos invitado a nuestra infinita e ininterrumpida bebeta porque no le deseamos el mal ajeno a nadie. Pero sí les queremos hacer una recomendación muy sana, para alimentar el espíritu: después de que recen por Nosotras (ahora con absorvente de triple acción), saquen su mejor bufanda, pónganse la boina, el pantalón de cuadritos, el chaleco, cálcense los Converse rojos y vayan al único museo más desaprovechado que el Mambo y más emproblemado que el Mambo Valluno, La tertulia de Cali. Se trata, como se podrán imaginar nuestros hardcore fans, del Museo de la Bobada, ampliado y remodelado.

Hace un par de meses recibimos el latrocinio de la Alcaldía Mayor gracias a que presentamos una propuesta incompleta que evidenciaba nuestra incompetencia, aseguramos de antemano que no teníamos los recursos para construir este museo –ni siquiera para pagar la entrada a un museo–, que no tenemos la menor idea de museografía y que, por lo tanto, merecíamos la plata tanto como los Nule. Junto a las piezas que ya explicamos entonces, hoy le presentamos las novedosas novedades de este apasionante proyecto:

El pasaporte colombiano de Fernando Vallejo, que compartirá una parte del espacio que ocupa su ego.

El guión de No es una historia de amor de Jaime Espinal, que tiene cuatro páginas y fue escrito en el Messenger.

El diccionario de Armando Benedetti.

Junto a la estatua de cera del enano que escribe los libros de Isabella Santodomingo, Frank Pinchao, Juan Manuel Santos, María José Martínez e Hilda Strauss, haremos una réplica del huevo de Íngrid Betancourt.

Las siliconas que se puso Gustá Bobo Lívar mientras investigaba el contexto de Sin tetas no hay paja rusa.

La nueva sala Sergio Esteban Vélez, ubicada junto a las biografías de todos nuestros bobos del mes, pero con una deposición permanente de todas las fotografías que se ha tomado este sensual mucharejo con políticos, artistas y otros asistentes a los cocteles de Medellín.

Un sesudo estudio para imitar la voz de Juan Cagaray y Bernardo Hoyos para posar de sabihondo.

El atril que hace falta para leer la revista Número.

Durante el próximo mes, en la sala El diluvio, creada por Clara Elvira Ospina, se le entregarán a los visitantes libros de Juan Gossaín para que se los pongan debajo del brazo y caminen bajo una lluvia incesante hasta que se les derritan.

La máquina de escribir de Antonio Caballero.

La nueva sala Sergio Esteban Vélez, ubicada junto a las biografías de todos nuestros bobos del mes, pero con una deposición permanente de todas las fotografías que se ha tomado este sensual mucharejo con políticos, artistas y otros asistentes a los cocteles de Medellín.

Por tiempo limitado, la zona de alimentación La becerrada de Ángela. Atendida por su propietaria Ángela Becerra, descalza y disfrazada de ángel de amor –lo que sea que es eso, pero de lo que siempre habla en sus libros–, ofrecerá el mejor plato literario: Sobras completas. También ofrecerá una nueva bebida: el champús party.

Si en un fin de semana alcanzamos 8.000 visitantes, les reglaremos una foto de Nosotras (en prácticos tampones) posando al estilo SoHo –es decir, más photoshopeadas que los personajes de Avatar–.

Abierto de martes a domingo. Precio especial para bloggers. Todo niño pega. Para mayor información ingrese a Museo de La Bobada.

4 comentarios:

  1. Ya mismo me compro una camándula, bobas.

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  2. Leedor de literatas bobas13 de julio de 2010, 10:59

    Lo importante es que no haya cadena de sfloración, no sea que les violen sus derechos.

    JODA: Incluyan la biografía no autorizada de un cacatólico primo de Uribe: ‘Lobo Estemario’.

    Otra JODA: Cuál Marcelo Cezán… ¡Édgar Gómez! (tan chic como piedra pómez)…

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  3. Lo dicho picho, cada vez más bobas, mejor le cambio al blog, plin!

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  4. falta meter el arrepentimiento de Íngrid...

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