lunes, 28 de febrero de 2011

Eduardo Bechara, personajes del mes en La Bobada Literaria

Nuestros lectores más juiciosos notarán un error en el título de esta entrada. Pero no lo es: Eduardo Bechara es tan bobo que es dos personas. O eso dice. A este maravilloso literato le teníamos muchas ganas –especialmente por su sensualidad– desde el inicio de este blog. Tanto, que queríamos proponerles a nuestros bobos lectores que lo convirtiéramos en un escritor de culto, como hizo uno de sus amigos con otro amigo. Incluso, en un intento fallido por sacarlo del anonimato, lo invitamos a participar en la primera temporada de nuestro inolvidable reality show El desafío literario, pero su arrollador talento lo eliminó.

Sin embargo, la genialidad de Eduardo Bechara no tiene límites y hace un par de meses lo vimos en la sección Gente de Semana –desechado extrañamente de unas páginas culturales que, al paso que van, deberían llamarse “El bestiario de la cultura”– mojando prensa porque, según él, se encontró a su doble, que además es argentino. Un doble tan doble que hasta tiene el mismo nombre, se deja la misma barba y escribe igual de mal. Por eso, este mes decidimos homenajear al único escritor colombiano el doble de imbécil que Ensuncho con este conmovedor perfil, que vale por dos y por eso lo dejamos para el último día del segundo mes.

La carrera de Becho –como le dicen sus amigos– empezó en el lugar ideal para arruinar cualquier carrera: la Universidad de los Andes. Este joven de familia venida de Europa Oriental, con cierta posición económica y una notable deposición cerebral, estudió Derecho pero luego se torció y optó por la Literatura –así, con mayúscula inicial para hacerla más sublime–. A falta de suficientes contactos que le publicaran sus audaces crónicas, cuentos y novelas, Eduardo escogió el camino del que tiene un marrano y no una editorial incauta: autopublicar. Así, el mundo tuvo la fortuna de ignorar dos grandes obras: La novia del torero y Unos duermen, otros no. Para empezar a deleitarlos, vamos a incluir una serie de fragmentos de esta última (advertencia: si usted está en su oficina o en medio de una clase, mejor no lea esto o asegúrese de contener la risa).

“Me sentí atravesándolo como si fuera la vagina del Albatros. (…) Me imaginé penetrando su rosácea flor de cuerpo entero. (…) Quise gritar su nombre; eyacularme en ella como si fuera un espermatozoide en busca de su fertilidad”.

“Lamí el vórtice de sus pelos enmarañados. Metí la nariz dentro de su vulva y exhaló un gemido”.

“Descendí sobre su pubis, lo lamí primero con ternura y luego con desenfreno. Miré su rostro de placer mientras lo hacía. Bajó mis pantalones y me chupó”.

Qué poético, recuerda esa salsa erótica que dice “cuando tiemblo y me derramo sobre ella”. ¿Y dónde queda el pubis del Albatros como para poder verle la cara? En lo que sí estamos de acuerdo con la forma en que se considera es en lo de "me chupó".

“Sacó el disco ¿Dónde están los ladrones? de Shakira y lo puso. Salimos de Bogotá por Soacha. Las calles estabas sucias. Había basura regada por todos lados”.

Claro, la basura también iba en el carro, estaba sonando por los parlantes y fluía por las venas de este escritor.

“Desanudé mi corbata. Arrojé mi morral en la primera caneca pública que encontré. Me perdí por la ciudad. La entropía de la mañana seguía su curso natural”.

Eso: como tu familia te mantiene, mándalo todo a la mierda. También deberías dejar de escribir. Y explicarnos a todos –menos a Mario Mendoza– qué carajos es la entropía de la mañana.

“Miré las paredes de mi cuarto, viendo en ellas reflejado un sufrimiento que se extendía por el tapete hasta los guarda escobas de madera”.

¿Estaba bajo el efecto de algún hongo o eso fue una metáfora de quinto de primaria?

“Conozco al Albatros; con ella volé en paracaídas”.

Pregúntese usted, bobo lector: ¿con cuántas personas ha montado en Transmilenio y a cuántas de ellas conoce?

“Tienes buena sazón, Boris. (…) El otro día leí que los hombres que tienen sazón son buenos papás”.

¡Ay, brutas: el hombre de nuestros sueños!

“Mucho cínico. (…) El man se va a las cinco de la tarde y nosotros nos tenemos que quedar hasta quién sabe qué horas.
—Unos duermen, otros no – le respondí.”.
Dago, toma nota, aquí puede estar la trama de tu próxima película y/o telenovela. Por si no sabes todavía de qué se trata, Dago, te dejamos la reseña oficial de la novela, en la que demuestra su conocimiento de la realidad del país al combinar dos de sus flagelos: el terrorismo en Bogotá, tan feo que es, y el sufrimiento laboral en las firmas de abogados. Para entender la profundidad del personaje, hay que prestar especial atención a aquello de lo que se da cuenta:


Unos duermen, otros no

La novela que denuncia el abuso laboral como nueva forma de esclavitud.

Boris Estefan Porvorsky, un joven abogado en una firma prestigiosa de Bogotá, pierde a su hermano en un atentado terrorista, dándose cuenta de que las cosas no son como aparentan. Enfrentado al fantasma de Tufik Estefan Porvorsky y a la cruda realidad de una familia que se desintegra, intenta luchar contra un personaje siniestro, Jerónimo Pinillos, su propio jefe, quien maltrata, denigra y subyuga a sus empleados dentro de la oficina. El abuso laboral como nueva forma de esclavitud, junto con una coyuntura nacional de la que nadie puede escapar, conforma la vida de Boris, quien sólo hasta el final, descubre el misterio que hay detrás de la muerte de su hermano.
Publicada en 2006, es el producto emblema de la Editorial Escarabajo, su editorial, que como verán en el link catálogo, tiene una producción constante, de la que también es prueba Escarbajo Revista.
Pero eso no es todo: Bechi, como le dicen sus novias, tiene alma de escritor maldito –aunque ni siquiera alcanza a ser un escritor malito– y decidió irse a viajar, a recorrer el mundo, a recoger esas historias hermosas que construyen el planeta; no en vano, “el ser humano y su comportamiento dentro de la urbe contemporánea es su tema de fondo”, según su propio perfil. Por eso, Bechara dio el salto al mundo digital, se fue a Brasil, compró una bicicleta y montó un blog en eltiempo.com en el que iba a recopilar historias de un recorrido por Suramérica para recaudar fondos para ayudar a los niños con cáncer. Esa linda causa le duró hasta que anduvo diez kilómetros y su estado físico no le dio para más. Le hubiera salido más barato hacer escopetarras.

Claro, hay un blog en el que siguió escribiendo sobre sus viajes o recicló los de El Tiempo, vaya uno a saber y vaya otro a averiguar. Acá cumplimos con mostrar un fragmento de unas crónicas que parecen escritas por Pirry:
¡Lo voy a lograr! ¡Lo voy a lograr! Me digo ante el viento que golpea el panorámico. El valle se extiende con los volcanes en frente y me siento feliz. Mi felicidad está ligada a la velocidad y al sentimiento de libertad que me abraza ante un delirio aparente. Los kilómetros pasan en mi lucha contra el reloj. Que difícil es eso. Intentar ganarle al tiempo. Desde que me volví escritor mi vida ha sido eso. Una lucha Proustiana de ir en busca del tiempo perdido: tratar de escribir lo que más pueda en lo que me queda de vida.

De todas formas, un día que no teníamos plata y queríamos robar, quisimos usar su prestigiosa firma y rendirle un tributo a este barbudo remedo de Proust:

La Fundación Mismo Periodismo en asocio con La Bobada Literaria anuncia su conferencia “Eduardo Bechara Navratilova y el relato de viajes por una causa noble: un estudio paraliterario del viaje en bicicleta”.

Este curso parte de la certeza de que los viajes en bicicleta por Brasil son muy cómodos cuando se hacen en bus: uno casi no se cansa, escribe sobre lo que se tomó en la playa para un blog en eltiempo.com, va a partidos de fútbol y se toma fotos como en cualquier paseo familiar, pero siempre se hace llamar “escritor”.

Pero, por desgracia, nadie se inscribió a nuestro curso.

Y Eduardo Bechara siguió su camino y conoció a su tocayo en Argentina –o, quizás, se le ocurrió la Borgeana (con mayúscula) idea de decir que conoció a un tocayo– y Semana, a falta de un editor que sepa escoger temas, le siguió la cuerda. Entonces, las escritoras de este blog y nuestras dobles decidimos hacer un sesudo análisis comparativo de lo que escriben Eduardo Bechara Navratilova (el colombiano, con segundo apellido checo) y Eduardo Bechara Baracat (el argentino, con segundo apellido de lámpara). Al primero ya lo describimos. El segundo es un joven nómada, un loco de la vida que atiende hostales y también escribe; es más, la casualidad con el colombiano es tan grande que también escribe mal –y, por más que lo intentamos con la ayuda de Daniel Coronell, no encontramos textos suyos anteriores a noviembre de 2010, fecha en la que se anunció públicamente el encuentro de estos dos tocayos–:
Supe de su arte a través de un cuadro que tiene en su poder mi hermana Astrid titulado “Pedro Navaja”. Cuando apareció colgado en su hogar, pensé que el callejón oscuro flanqueado de edificios rojos me tragaría junto a la sombra de dos figuras humanas. La fuerza de los colores me dio escalofríos (no es ebriedad lírica). En frente del lienzo de dos metros por dos metros, supe que a Pedro Navaja lo habían salvado de la muerte una vez más. Artistas como Natalia Zabala tienen el poder de dar vida: ese es el milagro de la creación.

¿Ustedes por qué no son así de sensibles? ¿Porque no son argentinos o de la Universidad de los Andes?

Intento olvidar. Quiero esconder el recuerdo bajo los pliegues de mi corteza cerebral, en el basurero a donde va lo que nos hace mal. Igual que se mete el sol allá lejos.

Ahora todo cobra sentido: a este tipo le hicieron una lobotomía, pero le dejaron abierta la cabeza y se le mete el sol al cerebro.

Lustro la cara de mi guitarra criolla con un paño humedecido. Compré cuerdas nuevas en el negocio de mi amigo fotógrafo “Pata” Vera, y recién las he colocado. El tubo fluorescente refleja su frialdad en la madera de ciprés barnizada. Pruebo con mi pulgar la sexta cuerda, gruesa y brillante. Al accionarla, vibra echando un tono desafinado que se apaga hasta enmudecerse. Tendré tiempo de corregirlo antes de actuar. Guardo la viola y descubro que los herrajes del estuche están oxidados. La compré hace quince años. Pasé diez fuera de mi ciudad, dando vueltas por ahí. Tengo cicatrices nuevas, dolores viejos, y asuntos pendientes. Esta guitarra jamás me ha pedido nada, y me ha dado todo: su tiempo, su voz, su cuerpo y su alma.

Como lo leen: además de mal escritor, este Bechara también es mal músico. Y no necesitarán ser tan suspicaces como Pacho Santos para darse cuenta de que Eduardo Bechara Navratilova y Eduardo Bechara Baracat son el mismo. O que por lo menos el que escribe es el mismo. Y que los textos del uno duermen, los del otro también. Si no nos creen, no hace falta sino escuchar a uno de estos dos sensuales escritores leyendo apartes de su novela o respondiendo las preguntas que le hace otro personaje tan bobo como ellos dos y diciendo que el deporte nacional de Brasil no es el fútbol sino la sonrisa en una entrevista como para morirse haciendo deporte.

Encuentre las diferencias.

viernes, 25 de febrero de 2011

Empieza el festival de cine más lindo del mundo

Cartagena, la ciudad más linda del mundo entre Turbaco y Cartagena, sigue llenando su agenda cultural con eventos intrascendentes para la agenda cultural no sólo del mundo, sino también del departamento de Bolívar. Esta semana, como es costumbre hace algunas décadas, empieza su festival de cine: una oportunidad para que los zánganos del séptico arte vayan a emborracharse a costillas del Ministerio de Cultura –incluyéndonos a nosotras, que por estar bebiendo no hemos publicado nada en los últimos días– y para que los cartageneros se sientan como en Cannes, con la diferencia de que aquí lo único que hay es canes, heces de canes e idiotas que se creen bacanes.

Por eso, La Bobada Literaria hizo un esfuerzo ensunchístico para gestionar fondos y fondillos y poder realizar un festival serio, comparable apenas con el Festival de Cine de Mompox o el Cineclub El Muro. Después de una gran convocatoria entre los asistentes a InVitro –todos son jóvenes realizadores que traen su película bajo el sombrerito–, contratamos a un jurado de lujo, liderado por Rocío Jurado. La selección de cintas pasará a la historia del cine universal como la mejor que se haya hecho en el planeta Tierra. Preparen sus propias crispetas para el FICTI, Festival Idiota de Cine Tarado Internacional.

Mi abuelo, mi popó y yo
Escrita por Dago Norrea García, esta cinta narra las aventuras de un joven colombiano promedio: en una mansión a las afueras de Bogotá, este muchacho debe sortear un fin de semana de diarrea mientras su abuelo –un astronauta jubilado– delira alrededor de la casa diciendo que el discreto olor a mierda fue producido por un fantasma. Al final, el fantasma aparece: era un mojón con la cara de Miguel Varoni.

Los vientos del viaje
La segunda parte de una de las películas de Dago García –que nunca fueron buenas–, es la versión paisa de El paseo: después de un almuercito con chicharroncito, pataconcito y frijolitos, una familia de Medellín sale en su Renault 4 para las playas de Córdoba, adonde se puede llegar por carretera gracias a Álvaro Uribe Vélez, así no se pueda volver a salir gracias a Álvaro Uribe Vélez. La trama parece basada en el cortometraje de Zape Pelele pero no tiene ni el 1% del humor de estas historietas y termina con una jacarandosa y apestosa escena en un simbólico San Bernardo del Viento.

Mi abuelo, mi mamá y yo
Protagonizada por Samu El Alcalde, esta cinta nos recuerda que la política en Colombia se hace a punta de apellidos y compra de votos. La Anapo, el partido más derechista de la izquierda colombiana, se disfraza de amarillo para atrapar incautos. Al estilo de Las horas, la narración alterna los genocidios de la dictadura de Gustavo Rojas Pinilla, el populismo de María Eugenia Rojas con sus regalitos anapistas y el Apocalipsis cometido por Samuel Moreno Rojas en Bogotá.

Robar es cuestión de método
Un drama para el público que vaya a verla, la nueva producción de Nule Films narra la historia de una alcaldesa que saca a jugar a su hijo bobo en un carrusel junto a su hermano malvado. Víctor Mallarino se luce como nunca en su papel de siempre –haciendo de bobo– en esta película que asegura a su escenario un final apocalíptico.

Regreso a la guácala
Dirigida por Rodrogo Triana y protagonizada por Wiki Dávila en el papel de la guácala, retrata la vida de una comunicadora social que un día encuentra una forma de robar al mundo y logra quedar impune. La trama se enreda cuando el personaje empieza a mover la cosa política. Guácala.

Al final del esperpento
Sólo hay una cosa peor que el cine colombiano: el cine colombiano de terror. En esta cinta de VHS de los hermanos Boborozco, una mujer se encuentra una cinta de Betamax en la que le dicen que se va a morir, pero no se muere porque su hijo tiene poderes sobrenaturales que lo llevan a Japón. Ah, mentiras, nos confundimos con la trama de El aro. Pero la película colombiana es algo así.

Boba Blues
Basada en el libro de Mario Mendoza, esta cinta combina conspiraciones, rifas, juegos y espectáculos con el olor dulzón del basuco, indigentes que recitan las obras completas de Unamuno y revólveres diseñados para que los asesinos en masa cometan sus homicidios de forma más poética: bala por bala. Si cree que lo mejor de Satanás fue la actuación de María Cecilia Sánchez, no deje de ver a Connie Camelo en el papel de una prostituta de Las Cruces que habla francés.

El pesao
A medio camino entre la autobiografía y las memorias –en realidad, como cualquiera de sus películas, a medio camino de cualquier cosa– este es un documental de Harold Puñetero sobre Harold Puñetero pero protagonizado por Santiago Moure.

Malodrama
Por supuesto, el genial escritor de bodrios como Rosario Tijeras y Paraíso Travel tenía que estar en esta selección. Esta vez su historia es más descabellada que todas las anteriores pero tiene como excusa todas las telenovelas que han servido de inspiración a Jorge Franco. Lo que parece ser una versión cinematográfica de Mi amada Isabel es, en resumen, una película colombiana cualquiera.

Muertos de susto
Como los zombies están tan de moda pero Harold Puñetero no, una vez más el director más destacado del cine sin sentido trata de ganarse el cariño del público consintiéndolo con una historia de terror en la que se adentra en la mente de Juan Manuel Santos. Qué miedo.

Por último, y como en todo festival, el FICTI entregará sus apetecidas estatuillas de la India Catalinapordios, un galardón comparable con los Premios Oscar Golden. Las categorías están arriba a la derecha para que, junto a Rocío Jurado, ustedes también sean el jurado de este reputeado evento.

Mejor música:
Juanes, por la flatulenta canción de El pesao.
Juanes, por la banda sonora de Malodrama.
Juanes, por Al final del esperpento: música que da miedo.
Juanes, porque el cine colombiano no sería tan lamentable sin sus canciones.

Mejor actor de reparto:
Samuel Moreno, por repartir los papeles con sus amigos.
Álvaro Uribe, por repartirle la cara, marica.
Wiki Dávila, porque verla es como sufrir dos partos.
Andrés Felipe Arias, por la repartiña de Agro Ingreso Seguro.

Mejor guión:
Harold Puñetero, porque sus películas son una guionorrea.
Víctor Gagaviria y doña Gloria, por La vendedora de rosas.
Gabriel Ruiz_Navarro, por el guión venido a menos entre sus apellidos.
Jorge Franco, porque francamente las películas sobre sus libros son lo único peor que sus libros.

domingo, 20 de febrero de 2011

Más revelaciones de Wikileaks sobre Colombia

En La Bobada Literaria también hay espacio para las conspiraciones. Por eso, esta semana nos escandalizamos cuando la cuenta de La Silla Vacía fue poseída por el espíritu de Carla Giraldo y se puso a decir que se había muerto Alfonso Cano. Pero lo que más nos preocupa es que la Operación Jaque haya sido un montaje, como lo insinúa un cable revelado por Wikileaks. No nos preocupa por el engaño –eso estaba claro desde el helicóptero de la Cruz Roja que en realidad era un kokorikóptero–, nos preocupa porque ahora nadie le va a creer nada a Marcela Mar, protagonista de la versión para Televisión Española basada en la historia montada por Juan Manuel Santos y Álvaro Uribe Vélez, en asocio con FARC Films y con banda sonora de DAS Records. Por eso, y porque no tenemos nada más que hacer, nos pusimos a leer cuidadosamente los cables de Wikileaks donde mencionan a Colombia y descubrimos ocho escalofriantes revelaciones que revelan que este pueblo no se revela ni, mucho menos, se rebela. Agárrense de la silla vacía porque lo que vamos a decir no tiene antecedentes.

Juanes es el Anticristo
Así como lo oyen: esas canciones medio destempladas y más nasales que las de Wendy Sulca no son simplemente pésimas baladas, son el resultado de un par de milenios en los que Satanás estuvo fraguando cómo acabar con el mundo o, por lo menos, con los oídos del mundo. Y los gringos lo sabían: desde esa campaña de Pepsi en la que gente de todo el planeta cantaba “La camisa negra” sin siquiera saber qué significaba lo de enterrarte el difunto, un grupo de expertos del Vaticano envió un cable a Washington declarando que la frase “porque negra tengo el alma” estaba en el Apocalipsis y era la puerta para entrar al Infierno. A la administración de George W.C. Bush no le importó porque en el Infierno no hay petróleo.

Uribe sabía que Santos usaba bótox
Con un nuevo cable en el que uno de los asistentes de Álvaro Uribe Vélez le pregunta a la Embajada de Estados Unidos en Colombia cuál es la marca de agua que recomiendan que tomen nuestros dirigentes, se revela que Uribe estuvo hablando con el honradísimo político Dési Bouterse –presidente de Surinam gracias a un prístino proceso democrático–. Según XXXXXXXXXXXX, los puntos de mayor interés de Uribe eran saber cómo hacía para permanecer en el poder después de casi treinta años y si en Surinam usaban Twitter, pero en un momento de distensión Bouterse le preguntó a Uribe qué significaba eso de “sea varón”. Uribe respondió que se lo dijo a su seguro sucesor –en caso de no ser aprobada la rerreelección–, Juan Manuel Santos, porque se estaba aplicando bótox cada semana y ya no había dotación de rimel que resistiera a los gastos dentro de los títeres del uribismo.

El FBI busca a Samuel Moreno
La central de inteligencia de Estados Unidos está detrás de la inteligencia de Samu El Alcalde. En un cable fechado el 11 de septiembre de 2010, los agentes Molder y Scully le preguntaban al embajador de su país, el señor XXXXXXXXXXXX, en Colombia cómo hacía para ir desde su casa en Rosales hasta su oficina en la Calle 26. El embajador decía que le tomaba veinte minutos ese desplazamiento. Los agentes, que saben que en Bogotá es imposible demorarse en carro menos de una hora en un trayecto que a pie puede tomar diez minutos, están investigando qué clase de treta paranormal está fraguando Samu para que el embajador se demore tan poquito. Lo que no saben los investigadores es que lo logra gracias a los flagrantes abusos e infracciones de tránsito cometidos por sus escandalosos escoltas.

El álbum de Radiohead fue grabado en Colombia
No es que The king of limbs sea malo, el problema es que un complot de Washington se lo tiró obligando a los ojicaídos de Oxford a grabar en Colombia para que la gente le prestara más atención a lo nuevo de cualquier banda manejada por Universal Music. Más allá del horripilante baile de Jamón Thom Yorke en el video de “Lotus Flower” y esa canción inicial que parece un mal intento por hacer un ritmo afrocondescendiente, la banda más sobrevalorada del rock contemporáneo estuvo en nuestro país realizando su nuevo álbum bajo la producción de Melodía Estéreo. Así, el resultado es un trabajo que parece música de consultorio odontológico pero que a la gente sombrerito le parece de lo más sombrerito. Parte del complot gringo incluye que nadie, ni siquiera los fans más enamorados, descarguen el disco legalmente.

Washington está preocupado por el Partido Verde
No es que a los gringos les parezca que existe la mínima posibilidad de tener un partido político realmente ecológico en Latinoamérica ni, mucho menos, en Colombia. Lo que realmente tiene a Washington con los pelos de punta es el enorme parecido que han adquirido los líderes del Partido Verde colombiano con los protagonistas de Los tres chiflados, físicamente y, sobre todo, en sus actuaciones y alocuciones. Tanto, que la Embajada de Estados Unidos en Colombia ya envió un mensaje en el que afirma que están pensando en demandar a Mockus (Moe), Garzón (Curly) y Peñalosa (Larry) por abuso de los derechos de autor. En cuanto a Fajardo, ejecutivos de Hollywood están pensando en contratarlo para crear su propia comedia llamada The Big Dumb Theory.

William Vinasco contrató a Michel Gondry
Lo nuevo de Radiohead es tan flojo que fue opacado por el fenómeno Radiópolis, en el que ya todos vieron las razones por las que toda esa gente tan chévere que salió ahí pidió que no los volvieran a esperar en la oficina. Lo que no se sabía era que esto no se debió tanto a lo malo del grupo, sino a que William Vinasco tuvo suficiente dinero –gracias a una cadena de oración– para contratar para el video de la empresa al reputado realizador Michel Gondry. Convencido de que cualquier Trompetero no podía cumplir con las exigencias del video que lo sentaría en la Alcaldía de Bogotá, Vinasco se decidió por el francés más chocoloco desde Junet. Cuenta un cable del presidente Sarkozy que cuando Vinasco lo llamó se dirigió al director de videos como "Máicol" y le habló de El avispón verde. Aunque, al final, lo arremetió la decepción por que el que le habían dicho que era uno de los cineastas más creativos del mundo no encontró cómo corregir lo de su precaria pronunciación de la canción.

El infame comercial de Coca-Cola
Un alto ejecutivo de Coca-Cola Colombia les dijo a sus jefes en Estados Unidos que los colombianos somos muy bobos y que, usando hábilmente el sensible tema de las armas, podían hacernos tomar más Coca-Cola. XXXXXXXXXXXX dijo a sus superiores en la prestigiosa y honrada empresa que "si hacemos un video en el que relacionemos de alguna forma el consumo de armas y Coca-Cola –claro, sin hablar de relación alguna– ponemos a esta gente a que siga chupando morcilla mientras toma Coca-Cola".

Gustavo Cerati es Wendy Sulca
En uno de los episodios que más han dado de qué hablar, un cable –que no es el cable al que supuestamente está conectado Cerati– habla de una treta urdida por el exlíder de Sosa Stéreo: cansado de hacer pésima música toda la vida, decidió hacerse el muerto por andar de parranda para poder dedicarse por fin a la música que siempre había querido hacer. En ese momento, contrató a una carismática peruana para cantar las únicas canciones coherentes que ha escrito en toda su vida. En una conversación chuzada por XXXXXXXXXXXX del DAS, se oye al músico argentino decir a su amigo Zeta Bossio que esto es "lo único medianamente bueno que he hecho en toda mi vida". Según explica luego a su amigo, Cerati decidió decir que está en coma porque estaba seguro de que, a diferencia de sus canciones de siempre, la gente no sabe apreciar la buena música, y sabía que su nueva etapa profesional sería todo un fracaso –tanto que hasta es portada de Shock–, por lo que en algún momento tendría que volver a cantar las babosadas de antes.

viernes, 18 de febrero de 2011

Turma virtual

Después de una semana de puro paro camionero, de ver a William Vinasco dando una razón para que nunca más lo esperen en la casa y de la creciente expectativa por la presentación de la Tigresa del Oriente en la kermesse más grande de Barranquilla, tuvimos la oportunidad de olvidar las demás cosas malas que pasan en el país –como que WendySulca sea de lo más cool– para concentrarnos en la peor de todas: un posible aunque improbable desnudo del Ramoncito del periodismo, el director de la revista a la que, según nuestra trascendental encuesta de la semana que se acaba, el 50% de los colombianos acude para leer las tetas de las modelos. Teniendo en cuenta que en Colombia sólo se lee cuando se va a la peluquería, otro 20% de nuestros visitantes asegura que su lectura preferida es la etiqueta del champú; a ellos les recomendamos que mejor lean las etiquetas de cerveza. Por otro lado, pusimos a prueba la credibilidad de nuestros medios y comprobamos por qué el país está condenado a la desgracia: en nuestra pregunta más reñida sobresalió por una nariz (guiño, guiño) Francisco Santos, quien demostró ya todo lo que sabe –es decir, nada–, mientras que Julito y su convicción de que el jazz lo inventó Frank Sinatra y los 843 columnistas de El Espectador lo siguieron de cerca como los faros de la verdad en Colombia. En una sorprendente coincidencia con los resultados de nuestra primera pregunta, el 50% de los votantes optó por decir que los comerciales son su sección preferida de los noticieros, mientras un 20% eligió decir que es la cosa política cuando se pone peluda, lo que pasa cada vez que aparece Horacio Serpa o cuando Mockus pela las nalgas o la cara. Por último, como la semana pasada estuvimos tan patrióticas, preguntamos por ese sentimiento que invade a los colombianos cada vez que suena el himeneo nacional, a lo que el 37% de nuestros votantes respondió que siente que hay que pedir otra petaca porque eso indica que son las seis de la mañana, mientras la segunda mayoría del 26% siente la necesidad de cambiar de emisora.

Como quedó claro esta semana, en Colombia no nos importa nada. Salvo la nueva relación de Shakira, no existe otro tema que conozcan todos los colombianos a menos que tenga que ver con desnudismo –la religión que queremos apoyar desde este ridículo blog– y con el exceso de bebida irresponsable, principal razón de esta publicación tardía. Por eso, les presentamos esta semana un popurrí de preguntas sobre un acontecer que a nadie importa:

¿Cuál va a ser el próximo pueblo en sublevarse?
Túnez, que se convertirá en el país virtual de iTúnez.
Sudán, con antitranspirante.
Sutamarchán, que se proclamará República Independiente y nación de la longaniza.
Tangamandapio, un pueblito de crepúsculos arrebolados.

¿Quiénes harán el próximo paro?
Los policías, porque la inseguridad del país los hace quedar en ridículo.
Los de la Casa Editorial El Tiempo, para exigir volver al diseño original.
Los futbolistas colombianos, para que los equipos extranjeros se dejen ganar de vez en cuando.
Los tuiteros, para que su ocio sea reconocido como una profesión.

¿Qué nos revelarán las tetas de Ramoncito?
Que son menos naturales que las de Laisa.
Que los lagartos también son sensuales.
Que es un descubrimiento aunque primero se haya desnudado en DonNadie.
Que es más sexy que Wendy Sulca.

miércoles, 16 de febrero de 2011

La verdad sobre Daniel Samper Ospina*

En La Bobada Literaria nos preocupamos por el destino de medios fundamentales para nuestra realidad como SoHo, que en su afán de vender, satisfacer onanistas y polemizar sólo le falta mostrar en portada las flácidas tetas de José Galat y Doña Gloria –de esta última, estamos seguros que aparecerá el artículo "Cómo es ser Doña Gloria"–. Mientras tanto, su contenido editorial es aún más culo que el de Elenco y genera tanta cultura como poner a Juanes o JBalvin en la portada de Shock, la revista que reinvindica a la cantante de "La tetica" sin recurrir a hablar todo el tiempo de culos, tetas, culos, tetas, culos, como hace la publicación más dandi de la Caca Editorial El Tiempo. Pero, más que por eso, nos preocupamos por sus directores, sobre todo cuando se trata de aquellos a quienes han acusado de patrocinarnos la bobada, como es el caso de Daniel Samper Ospina, el niño Ramoncito original –para los que no lo saben, fue su padre el creador de Dejémonos de vainas, la sitcom preferida de los que creen que la televisión colombiana algún día fue buena–.

El fruto de esta genuina preocupación es el más reciente descubrimiento de nuestro equipo instigativo: desde que empezó a trabajar en SoHo y a escribir la única columna más boba que este blog, The Real Ramoncito ha tenido un único objetivo que no se ha atrevido a cumplir por tener carnes de jamoncito. Este joven con problemas de calvicie, hijo de un comediante de papel (maché) y sobrino de un elefante que convirtió el palacio presidencial en un circo, demuestra en sus lances humorísticos una timidez que en realidad oculta un reprimido exhibicionismo, sin contar con un sentido del humor digno del bobo de noveno de bachillerato.

Lo único cierto es que su estrategia editorial tiene una retorcida finalidad: con cada uno de los autopromocionados y polémicos desnudos de las portadas de su photoshopeada revista –que pasan por Daniela Franco, Yedes Medina, Marbelle, El Tino Asprilla y la bomba trisexual Laisa Reyes–, Daniel Samper no hace más que abonar –literalmente, con abono– el terreno para que no nos escandalicemos cuando pose mostrándole su Ramoncito a toda Colombia. Es más, en una chiva digna de La Negra Candela, les adelantamos que el despropósito de la próxima SoHo Mujeres –que, en ese caso, debería llamarse SoMu– es tener al tuitero que más autobombo se da en la portada.

Eso no es todo. Como parte de su intrincada estrategia editorial, el hábil vendedor de revistas y compilador de columnas de opinión –como quedó demostrado con El club de los lagartos, el mayor ejemplo de lagartería tuitera– ha venido perfeccionando un archivo de Photoshop, probado con éxito por los diseñadores de la revista en los desnudos de Juan del Mear y Raúl Higuera y concebido para que su Ramoncito se le vea mejor: verga.jpg, un archivo genérico de un pene semierecto con dimensiones de actor porno que, obviamente, no pertenece sino a un modelo generado en 3D.

Como ya conocemos sus verdaderas intenciones, pensando sinceramente en su bienestar –el de ustedes, bobos lectores, y el de él–, con la esperanza de que una vez cumpla su objetivo se retire del quehacer periodístico, columnístico y desnudístico y para evitar que en próximas entregas el desnudo sea protagonizado por Vicky Dávila, Jorge Alfredo Vargas o Josefa, queremos proponer a nuestros conscientes lectores y a los consentidos –porque les encanta consentirse– lectores de su revista que se sumen a nuestra nueva campaña: Desnúdate, Daniel.

Para participar, sólo hay que escribir en Twitter "Desnúdate, @DanielSamperO". Súmese a nuestra campaña y reciba completamente gratis un RT del humorista número 1 de la última página de la revista Semana.

*Antes de que nos acusen de resentidas, aclaramos que si nunca nos desnudamos en SoHo fue porque no conseguimos los 8.000 seguidores que queríamos antes del 8 de agosto, no porque no fuéramos lo bastante feas como para merecer estar en esa revista; pero todavía podemos conseguir 8.000 "me gusta" en Facebook y satisfacer nuestros propios deseos exhibicionistas. Sin embargo, sabemos que después de esta entrada ya nunca lograremos trabajar brillándole los zapatos a The Real Ramoncito ni publicar en SoHo nuestro artículo soñado: "Cómo es ser un retuitero". Estamos trabajando por el desempleo.

martes, 15 de febrero de 2011

8000 en el Salón Nacional de Artistas

Nuestros bobos lectores pidieron a gritos que hiciéramos un cubrimiento del Hay Festival, pero no logramos conseguir tiquetes ni en flota y nos tocó mandar a nuestro corresponsal en bicicleta hasta Cartagena. Por desgracia, llegó una semana tarde y le tocó quedarse a cubrir un evento más que demuestra que Cartagena es el epicentro de la cultura mundial –si entendemos por cultura asolearse en playas cochinas, pagar platos más caros que en París y regalarle unas monedas a esos negritos tan pobres y tan exóticos–. Por eso, hoy revelamos el secreto mejor guardado de la harta cultura nacional: aunque nadie se enteró, en Colombia se celebró una nueva edición del Salón Nacional de Artistas. Pese a que conmemoraba sus 70 años, el que dicen que es el evento más importante del arte criollo tuvo menos cobertura mediática que la Travesía Colombina, una actividad en la que al parecer los miembros de la empresa de dulces o unos tenderos superaban pruebas físicas, en hechos más confusos que los de cualquiera de las obras expuestas en el Salón este.

8000, el artista multimediapostcybercontemporáneo más importante desde 9000, no tenía nada más que hacer y se coló como enviado especial de La bobada Literaria a la última actividad del Salón: un encuentro artístico en Cartagena, la misma ciudad donde una semana atrás se había llevado a cabo el principal encuentro de presentadoras de farándula, el Hay Festival. Como en este blog nos interesa mucho el arte, nuestro corresponsal –el único más idiota que El Corresponsal de Davivienda– nos presenta a continuación una crónica que, desde ya, promete meterse en el anal del arte colombiano.

Salón, solón

Jamás pensé que Jesús Martín Barbero estuviera vivo. Tiene que ser un performance de Armando Silva, me dije cuando lo vi caminando muy orondo hacia la tarima. Puede haber regresado de entre los muertos para hablar de arte, insistí con mi ultra hipster afición por los zombies. O vino para hablar de la muerte. O para hablar de la muerte en el arte o del arte de los muertos o de la muerte del arte, pero en todo caso para hablar de algo. Pero no, esa fue la primera sorpresa: el tipo no sólo estaba vivo sino que podía hablar sobre una nada como los procesos de mediación entre arte y cultura, aunque en el sopor cartagenero nadie logró entender si el que hablaba era en realidad un zombie. Ni los cuatro asistentes –incluyendo al tramoyista, el sonidista y el portero–, ni nadie, nadie entendió. Nadie se dio cuenta de este evento; ya nadie estaba pendiente de Cartagena, que la semana anterior había tenido a Rubén Blades cantando junto a su hija bastarda, Bárbara Blade, mientras todo el país decía que Cartagena era el epicentro de la cultura mundial. Pues no, una semana después, ya no era más que un triste y sucio balneario.

Aunque, después de todo, ¿a quién le puede interesar el Salón Nacional de Artistas? Excluyendo al eggs presidente y sus talleres democráticos, ¿a quién le puede interesar un evento en el que cada conferencia se convierte en un consejo comunitario sobre arte? Porque eso era: después de una deslumbrante –por el sol que entraba– y acalorada –por la falta de aire acondicionado– conversación sobre temas inéditos como cómo el arte critica la relación entre el primer mundo y el tercer mundo, un artista inmundo de la Orinoquía tomaba ron y tomaba el micrófono para quejarse porque lo habían mandado a dormir a un cuartucho sobre las tablas de la cama y con un ventilador de techo con menos fuerza que el aleteo de un zancudo. Un debate fundamental para entender el arte. Luego vino una charla sobre temas tan inexplorados como el arte en el contexto de la globalización, en la que un señor con un tufo hediondo se paró a leer un poema sobre Puerto Colombia y otro artista se quejó porque le había tocado venirse desde Bogotá en bicicleta –y no era yo–. El primero parecía un performance de Gómez-Jattin, el segundo era, efectivamente, un performance que, efectivamente, nadie entendió.

Si algo aprendimos de los libros de superación personal es que la culpa es de la vaca. Excepto en este caso, en el que la culpa de todo, claro, es de Uribe, quien fomentó la mendicidad en sus consejos comunales y la sustentó durante 8 años con la respuesta que ahora se oía como conclusión de cada problema del Salón: "es que no hay plata".

Muchos incautos creíamos que lo más importante del Salón Nacional de Artistas era el arte. Pero no, eran los conversatorios y unas curadurías que suenan más a feria de la ciencia de colegio pobre que a arte y que, me enteré allá, se habían presentado en su mayoría en Barranquilla y Santa Marta, a donde en todo caso no me habría alcanzado la plata para ir. Ya estando en Cartagena, viendo lo expuesto y los resúmenes de lo que había pasado en esas dos ciudades fundamentales para el arte patrio, puedo decir que lo más destacado del evento que descubrió a estrellas como Fernando Bobotero fue la puesta en escena de unos travestis cantando –que fue fusilada por la idea de Laisa en SoHo– que tiene todo para ser una excelente pieza: es una actividad que con sólo decir que es arte se convierte en obra de arte –como Laisa en SoHo–. En la misma lógica de actividades que han ocurrido desde siempre hasta que alguien les dice arte, se destacó un registro de peinados afro de San Basilio de Palenque en fotos y video que se pudo apreciar en el Museo de la Inquisición, en donde después los artísticos asistentes podían hacerse una foto toda loca con la cabeza en la gillotina. Esta obra fundamental para el panorama artístico colombiano fue acompañada por una maratón de esos mismos peinados para hipsters de pelo lacio bajo el sol de la muralla, con el infaltable grupo de música folclórica que hizo que la alcaldesa se sintiera feliz de entender una obra de arte por primera vez.

Además, me llamaron la atención otra obra que consistía en la inserción de unas piedras de un río en otro que queda a muchos kilómetros –seguramente una genial forma de repensar el adagio popular que reza que "cuando el río suena, piedras lleva"–, la foto de Pelucas Ospina con la nariz alargada en Photoshop –acompañada por el discurso genérico que se inventó para La Silla Vacía y que lleva cinco años usando como si fuera el mejor chiste del mundo– y la nueva barbería de Jesús Martín Barbero –esta vez ubicada junto al restaurante de Juan del Mear–.

Los demás asistentes –cuatro personas, incluyendo a la señora del aseo, un turista gringo que pensaba que el Salón era un burdel, una niña que está haciendo su pasantía y el mismísimo Pelucas Ospina– destacaron con la mano en la barbilla las impresionantes obras extranjeras, en especial dos. La primera, una especie de vitrina de madera con frutas, vestidos coloridos y una grabación con música de tambores que simbolizaba el caribe colombiano –genial: la simplificación de una región que nunca nadie había simplificado de esa manera; sólo faltaron las mariposas amarillas–. Y la segunda, un video que se expone todo el día en un televisor en la pared, en el que se ven horas y horas de grabación de un objeto inflable gigantesco que cambia mínimamente mientras flota en el agua y que además está ahí, ocupando toda la sala; sin duda, una metáfora de cómo la gente se gasta la energía eléctrica y la energía en cosas inútiles.

Al final, para que los artistas se llevaran una buena impresión del Salón y los medios tuvieran algún comunicado de prensa para copipeistear, nada mejor que un concierto del grupo musical más sombrerito del momento: Systema Solar –la única banda que dice más su nombre en las canciones que Rikarena–. Aunque en realidad toda la música la hacía un Mac y lo demás eran unos tipos haciéndose los que tocaban, esta banda puso a bailar hasta al mismísimo Jesús Martín Barbero con la mano en la barbilla una especie de champeta multimediapostcybercontemporánea que cautivó a cachacos y corronchos por igual. Con todos los artistas y otros sombreritos bailando borrachos, se llegó a la mayor conclusión del Salón Nacional de Artistas: como dijo Barbero: "pelo, pelo, pelo".

lunes, 14 de febrero de 2011

Feliz día de San Valentín

Colombia, que entró al primer mundo gracias a Álvaro Uribe Vélez, ya no tiene nada que envidiarle a Estados Unidos. De los creadores de Thanksgiving Day en Carulla, Super Bowl en Bogotá Beer Company, Noticias RCN en inglés y Nieve en la Zona T –y no estamos hablando de la nieve que venden en bolsitas sino del jabón que esparcen en Navidad–, llega Saint Valentine’s Day en el Tía. Por eso, hoy La Bobada Literaria se une a la celebración que confirma que el amor consiste en regalarle basura hecha en China a tus seres queridos o llevar a la secretaria a un motel. Prepara tu tarjeta de crédito del ChichiBank y demuestra tu amor en doce cuotas con esta guía de compras para los más románticos.

Sexy Handcuffs
Si algo aprendimos de la Operación Jaque –protagonizada por Marcela Mar– es que el secuestro es una de las cosas más cool del mundo. Pregúntenle a todos los exsecuestrados que sacan libros y mojan prensa durante su primer mes de libertad si no. Además, cada vez que guerrilleros y negociadores juegan con la libertad de las personas, los geniales titulares de prensa hablan de “la novela de las liberaciones” como si se tratara de un episodio de La teacher de inglés, y pocas cosas causan más gracia que esta divertidísima telenovela. Así que no habrá nada más sensual en este Saint Valentine’s que regalarle unas eróticas esposas con peluche a tu pareja para secuestrarla y convertir en toda una aventura las noches en que la cosa política no se mueva lo suficiente. De venta en Caguán Sex Shop.

Bacrim, la pastilla del amor
Antes de llegar al motel esta noche, consuma esta novedosa droga y sienta cómo un violento éxtasis (similar al de aquellos que aman a la patria uribista) se extiende a su intimidad para convertirlo en ese ser violento en la cama que ella tanto reclama. Olvídese de la pasividad y enfrente su sexualidad con las nuevas poses que vienen en el catálogo anexo y que lo convertirán en un criminal del amor: la motosierra, el amedrentador y el desmembramiento. Es el producto de moda en Córdoba.

Una cena en Gustavo Carne de Pavo
Enamore a su pareja en el único restaurante más esnob que Andrés Carne de Res pues, además de decorar sus espacios con basura, es justamente eso lo que ofrece a los comensales. Deléitese con empanadas fritas en aceite con dos semanas de reutilización, jugos hechos con las frutas más desconfiables de la plaza de mercado y pruebe las deliciosas fusiones –aunque sólo sean idiomáticas– con platos tan asquerosos que harían vomitar a La Negra Candela: PelanGaga, ChichaRun y FritHunger.

El disco de Arcade Fire comentado por El Profe
Aquí el verdadero regalo es el comentario de esta eminencia del panorama musical del 0.02% de la población que tiene Radiónica. Escuche cada "Half Light" con audaces comentarios en un inglés mejor pronunciado que el de estos francocanadienses y siéntase superior a los demás porque usted ya oía a esta banda antes de que se hiciera famosa. La edición de lujo de The Suburbs que venden en El Coq incluye un sombrerito.

Laisa, la muñeca inflable
Si no tiene con quién escaparse a un motel y no se quiere quedar sin celebrar esta trascendental fecha, puede llevar ahora este producto para satisfacción de hombres y mujeres por igual: la muñeca Laisa lo sorprenderá con atributos como un botón para los sadomasoquistas que la hace gritar, en el mejor estilo arriero, “le doy en la cara marica”. De venta en los más dudosos puestos de venta de la revista SoHo.

viernes, 11 de febrero de 2011

Sondeo de medias

¿Quién entiende a nuestros bobos lectores? Nosotras (con alas) no. Si criticamos algo, somos unas perzofias que no ven nada bueno en nada, y si proponemos algo –como en nuestra original sección ¿Usted qué propone?–, nos dicen que nos vayamos del país y los dejemos en paz –como si estar en Colombia fuera estar en paz–. La larga lista de comentaristas de ayer nos lleva a pensar –con la mano en la barbilla– que se trata de anónimos alcohólicos, que están tan borrachos que creen que un símbolo patrio tan incongruente como el himno nacional de Colombia se debe dejar intacto, aunque nunca lo cantemos ni mucho menos nos lo aprendamos. No vamos a discutir al respecto, los mismos anónimos alcohólicos se encargaron de darse en la cara, maricas, demostrando su gloria inmarcesible y su júbilo inmortal.

Pasando a temas más amables, las encuestas bobas de la semana pasada demuestran que nuestra versión del himno nacional tiene un futuro promisorio: la historia, contada por Diana Uribe, nos dará la razón. El 32% de nuestros lectores siente que lo más bobo del día sin carro es que creamos que escondiendo los carros se acaban los trancones; un respetable 29% siente que lo más bobo es que hasta los que todos los días usan TransMiseria se creen mejores personas por irse en bicicleta ese día. Como en Colombia todos son muy cultos, lo que conoce el 36% de los colombianos sobre Egipto es la historia contada por Diana Uribe; un 28% conoce “Walk like an Egyptian” y los demás están felices de que por fin vayan a destituir al faraón. Sobre las fiestas por cárcel de nuestros parapolíticos y falsos positivistas, todos se pusieron de acuerdo: el 43% sabe que lo único que tiene que hacer para sentirse como en una rumba en La Picota o en Tolemaida es ir a Chachá a juntarse con paracos. La excusa favorita para el 38% es que lo que hizo fue una tradición cultural que los demás no entienden –como el himno nacional–; un fiscalizable 25% dice que su excusa es que estaba en un motel con una amiga. Por último, confirmando que lo que más nos importan son las buenas noticias del estreñimiento, el 39% dijo que el escándalo de la semana sería el divorcio de Juanes para casarse con Shakira; pero perdieron, porque el verdadero escándalo es que en el Carnaval de Barranquilla hay toda una comparsa de parapolíticos que recibieron un permiso especial para salir de su campo de concentración.

Y para terminar, como ya es costumbre, dejamos a los bobos lectores que aún nos leen –a pesar de ser unas apútridas– con un profundo y confiable sondeo de medias tan profundo y confiable como los Premios TV y Novelas o cualquier EGM –no confundir con DMG–.

Teniendo en cuenta que los colombianos sólo leen cuando están en la peluquería, ¿qué lee usted?
Las tetas que salen en SoHo.
Las frases con resaltador de Elenco.
La portada de TV y Novelas.
La etiqueta del shampoo.
Los precios de la manicura.

¿Quién tiene más credibilidad?
Los 843 columnistas de El Espectador.
Planeta, a través de El Tiempo.
Alfredo Rangel, el Carlos Antonio Vélez de la derecha colombiana.
Julito, que cree que Frank Sinatra se inventó el jazz.
Francisco Santos, porque ya nos dijo todo lo que sabe.

¿Cuál es la mejor sección del noticiero?
La cosa política cuando se pone peluda.
Las buenas noticias del estreñimiento.
La del libro debajo del brazo para prevenir la sobaquina y el diluvio.
Estilo RCN.
Los comerciales.

¿Qué siente usted cuando escucha el himno nacional?
Que se acabó la programación.
Que es hora de cambiar de emisora.
Que se van a dar en la jeta los Comandos Azules y los Comanches Azules.
Que cuando llegue a la casa voy a buscar en el diccionario qué carajos es “inmarcesible”.
Que hay que pedir otra petaca porque ya son las seis de la mañana.

jueves, 10 de febrero de 2011

¿Usted qué propone?, hoy el himno nacional

Aunque muchos lectores criticones no dejan de acusarnos de criticonas, nuestra sección ¿Usted qué propone? sigue consolidándose como el principal ideario de Colombia. Hoy decidimos proponer una reforma a la Constitución –ese arrume de leyes más ilegible que un libro de William Ospina– y pedir que el himno nacional sea reformado, siguiendo el ejemplo de nuestros progresistas vecinos del Perú. Ellos quisieron adaptarse a la realidad contemporánea de su país y lo que nosotras proponemos es que nuestro himno también se actualice. Como Palmira es el único lugar del país que sabe para qué sirven los símbolos patrios –con el verso “de pañales las patrias banderas” de su himno municipal–, creemos que ya es hora de que todo el país se olvide de la gloria inmarcesible –lo que sea que eso significa– y cante a las 6 p.m. algo que verdaderamente defina a este pueblo para que, al sentirse identificado, sepa que ya no tiene futuro.

Con ustedes, el nuevo Himno Nacional de la República de Colombia, con rimas más enrevesadas que una canción de Andrés Calamaro.

Oh, fracaso inmarcesible
oh, colombiano inmoral
en surcos de matones
el mal germina acá
el mal germina acá
(bis)

Sexo en la horrible noche
la libertad que oprime
violada ha sido Aurora,
y ahora dará a luz.
El Ejército entierra
al que en Soacha vive
comprende las palabras
del Santos que mató.

Shakinorrea grita
y todos la aplauden,
mientras los pies descalzos
se siguen sin calzar.
Pero este gran principio:
"hagamos plata fácil",
resuena, con aguardiente
y al son de Jorge Barón.

Del Orinoco el cauce
se colma de traquetos;
de sangre y coca un río
se mira allí correr.
De Escobar no saben
las almas ni los ojos,
si admiración o espanto
sentir o padecer.

A orillas del Caribe
hambriento un pueblo lucha,
por culpa del gobierno
con pérfida salud.
¡Oh, sí! De Cartagena
la prostitución es mucha,
y escombros, hambre,
muerte y nada de virtud.

De por acá en los campos
se clavan a la Gloria
la verga como héroe
invicta coronó.
Soldados sin corazón
ganaron la victoria,
el falso positivo
de escudo les sirvió.

Escobar cruzó la DEA,
y por los dos océanos,
toneladas de coca
mandó hasta el fin.
Guerrillos y paracos
delinquen en los Llanos,
y empieza a presentirse
que se darán balín.

La patria así se forma,
metralletas tronando,
constelación de sátrapas
su noche iluminó.
Colombia, patria boba
mortal la fosa hallando,
debajo los escoltas
abusan de poder.

Y así llegó Uribe,
a arriar en la batalla,
un brazo que combate
sin decir la verdad.
Del hombre los derechos
Uribe predicando,
¡paracos a la lucha!
profético enseñó.

Me gustan los caballos,
las muchachas bonitas
y si a ti no te gusta
te rompo la cara, marica.
Ahora en el Palacio
es el turno de Santos,
"Robar antes que vida",
con balas escribió.

miércoles, 9 de febrero de 2011

Un nuevo diplomado para tu hoja de vida

La Bobada Literaria revive su alianza con la Fundación Mismo Periodismo y presenta un nuevo diplomado de suprema utilidad en estos tiempos en los que hasta el más detestable presentador de talk shows puede ser diplomático. Decidimos lanzarlo precisamente hoy, cuando se celebra uno de los treinta días del periodista que se celebran cada año –los otros veintinueve incluyen el día del periodista deportivo, el día del periodista deportivo que trabaja en ESPN, el día del periodista deportivo que se cree irreverente, el día del periodista deportivo que se cree sabio, el día del periodista deportivo que tiene un blog, el día del periodista deportivo que no usa peluquín, el día del periodista deportivo que usa corbatas rosadas, el día del periodista deportivo que se cree estrella de rock y el día del periodista deportivo que sale en comerciales de Alkosto–. Se trata, sin más preámbulos, de un curso práctico para hacer felicitaciones y su estructura es la siguiente:

Presentación:
No hay que ser un periodista deportivo que se cree sabio para saber que en este mundo (y, específicamente, en este país) es fundamental ser un lagarto: si quieres triunfar o por lo menos salir de pobre es necesario ser chévere con todos, dar palmaditas en la espalda y fingir que estás feliz por los triunfos ajenos –así por dentro te estés muriendo de la envidia–. No hace falta ser jefe de prensa para mantener esa sonrisa hipócrita ni ser marica para tutearle hasta al Presidente de la República, sólo debes mentalizarte para ser cada día más como Roy Barreras y seguir al detalle lo que te enseñaremos en este diplomático diplomado.

Módulo 1: lo que es el PowerPoint
Decir que PowerPoint es para secretarias es lo más clasista que puedes hacer. Especialmente cuando, a estas alturas del cuentacobrismo, sólo los dueños de las grandes corporaciones tienen secretaria. Por eso, te enseñaremos las herramientas básicas para poner fondos musicales tan excitantes como “Imagine” de John Lennon, "Desiderata" o “No hay nada más difícil que vivir sin tics” de Marco Antonio Solís. Esta última, dedicada en especial a las secretarias de tus contratantes –recuerda que una secretaria feliz es garantía de que tu pago llegará entre 60 y 90 días hábiles; de lo contrario, se te puede demorar un año o más–. En este módulo de PowerPoint también te enseñaremos lo que es la animación de fotos inmundas que no tienen resolución ni para verse bien en la pantalla de un celular y, lo más importante, Te eNseÑarEmoS K eReS MáS TiErNo si EscRiBes cOmO ColEgiaLa!!!!!!!!!

Módulo 2: el calendario adecuado
Con el fondo musical de “La chuspa adecuada”, te enseñaremos a distinguir entre el día del abogado, el día del abogado penalista, el día del abogado penalista internacional y el día del abogado penalista internacional litigante. Cada uno de estos días tiene su fecha en el calendario. Nuestro acucioso equipo de profesores ha desarrollado una hoja de ruta que mes a mes, día a día, y hasta que se acabe el mundo incluye las fechas que se celebran en el país con más celebraciones del mundo. Incluye el día del bloguero emo, el día del tuitero sin trolls y el día del troll.

Módulo 3: la palmadita de la buena suerte
Lo primero en este módulo es preguntarle a tu interlocutor “¿cómo van tus cosas?”. Para parecer más interesado, puedes preguntarle a un tercero qué ha pasado con la vida de tu interlocutor, así estés en el lanzamiento de su nuevo libro y al evento haya venido su nueva esposa con el hijo recién nacido. Lo segundo es reírte con un sonoro “jo, jo, jo” cada vez que tu interlocutor haga chistes sobre Samuel Moreno. Lo tercero es decirle “tu Twitter es mi favorito”, así sólo se limite a mandarle cariñitos al hijo recién nacido. Lo cuarto, y lo más importante, es felicitarlo por cualquier cosa que haga: desde ganarse un premio literario de barrio u organizar festivales culturales apestosos, hasta dirigir revistas que parecen catálogos de supermercado –con el diseño de los catálogos del Tía de 1973– o escribir páginas web que se creen de lo más de chistosas –incluyendo La Bobada Literaria–, pasando por la presentación de programas de radio en los que la elocuencia es lo último que importa y la audiencia lo penúltimo. Felicítalo, dale un abrazo y cierra tu interlocución con un “tenemos que vernos para tomarnos un café”. No olvides guardar su correo electrónico para mandarle una felicitación en PowerPoint el día del periodista que trabaja en Radio Nacional de Colombia –no confundir con el día del periodista que trabaja en UN Radio–.


Al final del curso, los participantes recibirán un diploma hecho en PowerPoint y serán felicitados por todo el staff de La Bobada Literaria y la Fundación Mismo Periodismo, quienes resaltaremos su buen trabajo y les diremos que su Twitter es nuestro favorito.

martes, 8 de febrero de 2011

Los Vellos no siempre son bellos

En La Bobada Literaria también nos preocupamos por la belleza. Por eso, hoy quisimos presentar uno de los comunicados más sensuales e ilógicos que hemos recibido en años: viene directamente de la agencia que tiene más claro que para ser jefe de prensa no se necesita siquiera saber escribir su propio nombre sino bombardear a los periodistas con calendarios y llamadas impertinentes. No, no es Fabiola Morera –la Negra Candela de las relaciones públicas–, es Guiomar Jaramillo –cuyo nombre ya es suficiente razón para no creerle nada y a quien, por su forma de saludar a las personas, deberíamos decirle Guiomi–. Lean la siguiente joya literaria y decidan si eso cuenta como comunicado de prensa o como haiku:

Te invitamos a dar tu opinión acerca de los Vellos no tan bellos
1
Los vellos en el cuerpo son:
Indeseables
Sexys
No le incomodan
2
Le aconsejaría a una persona que elimine los vellos del cuerpo que a su juicio se ven mal
No
3
Los vellos no deseados con más frecuencia son los que aparecen en:
Piernas
Caras
Todo el cuerpo
4
Desearía eliminar los vellos definitivamente
No
5
Quienes son más tolerantes a los vellos
Hombres
Mujeres

jueves, 3 de febrero de 2011

Encuesta sensible

Una vez más soportamos una semana de bobadas. No es que seamos monotemáticas, sino que el país es monotemático: un día sin carro en una ciudad sin alcalde, un conflicto internacional sobre el que nos hacemos los expertos pero no tenemos ni el conocimiento de Diana Uribe, una bacanal paraca en una cárcel y otras tantas en las bases militares, un acusado de nexos parapolíticos que niega su reunión con un delincuente diciendo que ese día estaba en un motel con una amiguirris, los policías demostrando que son muy buenas personas y Vicky Dávila.

Pero, al margen de todo, la bobada que más se mueve –incluso más que la chocha política– es esta que está usted leyendo en este momento, seguramente porque no tiene nada más que hacer gracias al másmásmástrabajomejorremunerado de Juanma. Así como todos los ociosos que votaron en nuestra tradicional encuesta, que se preguntaba por la serie de mitos que se han difundido alrededor de las identidades y otras intimidades de las bobas autoras de este boblog. A la pregunta de quién financia este ridículo espacio, un 23% atinó a decir que la industria del porno gay neoyorquino, lo cual es muy cierto: una de nosotras pagó sus años de vida sibarita en Nueva York como extra del degénero cinematográfico favorito de nuestros congresistas. El 8% que dijo que nos finacia el bebé de Andrés Hoyos no estuvo del todo errado: en efecto y a pesar de la oposición de su madre, el bebé más intelectual de Colombia invirtió un 8% de su fortuna en nuestra causa, lo que ha sido suficiente para sostenernos un par de años y, seguramente, alcanzará para un par más. A la pregunta sobre qué son los que escriben la bobada, los colombianos demostraron que las opiniones están multiplicadas: mientras que el 39% sostiene que somos tres travestis prostitutos de Chapiyork, un 29% está convencido de que somos tres bobos con suéter. En lo que casi no se ponen de acuerdo fue en la otra forma en la que malgastamos nuestro tiempo, además de hacer este blog, pero al final quedó claro: enseñándoles redatsión y hortografía a los hermanos Uribe Moreno; cosa que, claramente, es tiempo perdido, por lo que estamos a punto de cancelar esa licitación. También predicen que nuestro libro será sobre el fundillo literario colombiano. Y tienen razón. Tampoco hubo dudas en la pregunta sobre cómo nació este desecho del mundo virtual y un abrumador 42% descubrió la verdad: fue un día en que nuestros periodos menstruales se sincronizaron y estábamos muy sensibles. Así como estamos ahora, por lo que nuestra encuesta de hoy se basa en la sensible semana que acaba de pasar:

¿Qué es lo que lo hace sentir más bobo del día sin carro?
Que hasta los que toman TrasMilenio todos los días salen en bicicleta para sentirse mejores personas.
Que no estén incluidos los taxis.
Que la contaminación es la misma de cualquier día.
Que escondiendo los carros creemos que se acaban los trancones.

¿Qué conoce de Egipto?
El pasito del meneito.
“Walk like an Egyptian”.
La plata que me gané en la última pirámide.
La historia contada por Diana Uribe.

¿Qué sería capaz de hacer por entrar a una fiesta en La Picota o en Tolemaida?
Volverme amigo de alguien tan honrado como Roy Barreras.
Nada, para juntarme con paracos puedo ir a Chachá.
Votar la reelección de Juan Manuel Santos.
Dejar de mendigarle un RT a @DanielSamperO.

¿Cuál es su excusa favorita?
Que estaba con una amiga en un motel.
Que lo que hice fue una tradición cultural que ustedes no entienden.
Que lo que sucedió fue a mis espaldas (guiño, guiño).
Que se me chispotió.

¿Cuál será el escándalo de la semana que viene?
Dos sacerdotes se grabaron apaleando judíos en Chigorodó.
Un preso por parapolítica es visto de fiesta en una carroza del Carnaval de Barranquilla.
Un congresista es encontrado en un reconocido prostíbulo capitalino cuando debía estar en una sesión.
Juanes se divorcia para casarse con Shakira.

El mundo al bobo: hoy, Daniel Petardo en Nueva York

Tenemos un chisme para nuestros lectores: la gente de Discovery: Trouble & Living está interesada en los derechos de nuestra interesante sección El mundo al bobo. Por eso, decidimos invertir un poco más de la cada vez más exigua fortuna de la familia Petardo enviando a Daniel a La Gran Manzana –que no es la miscelánea de discos baratos y útiles escolares que le hace competencia a la Panamericana en Bogotá– para que nos contara sus impresiones de la ciudad que, hasta la aparición de Delfín Quishpe, no era más que un arrume de edificios sin ninguna gracia. Daniel prefiere llamarla simplemente NY porque ya se siente como en casa. Póngase la mano en la barbilla e intente entender esta espectacular crónica urbana.

Relato de Navidad en la Gran Manzana

Nueva York es tan cool que hasta reciben tarjetas de crédito en los puestos ambulantes.

Después de que me requisaran en el aeropuerto como si tuviera cara de talibán, descubrí por qué NY es la capital del mundo: en un planeta hostil, nada más característico que tratar a los que entran como si fueran potenciales terroristas. Pero entré, aunque fue por el aeropuerto de New Jersey y desde que crucé el Hudson River supe que este se convertiría en mi nuevo hogar: es que NY es el mundo entero apeñuscado en unos cuantos cientos de calles. Chinos, japoneses, hindúes, petroleros texanos, raperos de cualquier color de piel, chinos japoneses, modelos de Vogue, Homero Simpson, David Letterman, chinos, griegos, latinos, árabes, europeos, chinos, africanos, Julio Mario Santo Domingo, pero principalmente chinos: el mundo converge en NY.

La gente está tan mezclada que los colombianos pasan desapercibidos. A menos que no tengas dinero para pagar un hotel –el más barato cuesta cien dólares la noche y no tiene baño– y te toque quedarte en la casa de algún familiar colombiano. De resto, no se notan, y por eso pueden robar billeteras sin que la gente se dé cuenta.

En diciembre, Queens es como Medellín pero con otro tipo de nieve. Yo creo que hay más paisas que en Medellín y hasta los costeños hablan paisa. Y aunque vine a NY a comer natilla, a beber aguardiente y a escuchar a Los Cantores de Chipuco, también vine para saber a qué sabe el epicentro de la cultura del último siglo. Y sabe a comida china hecha en McDonald’s. Los periódicos, las cadenas de comidas rápidas y las vallas publicitarias están en mandarín. Algunos también en inglés, pero nadie los entiende. Y todo, desde un souvenir de un dólar hasta una chaqueta de treinta mil dólares en Louis Vuitton, es Made in China.

No es China, es el corazón de Nueva York.

Después de dos días subiendo de peso con buñuelos, frisoles y Pony Malta en Queens, por fin mi primo bogotano –que habla como paisa– me llevó al downtown. El metro olía a orines, tenía más dibujos inspirados en los Excusa2 que un baño público y al fondo un rapero pedía monedas. Por un momento pareció un bus de Bogotá pero sin las frenadas del conductor, hasta que anunciaron en un idioma ininteligible que estábamos en la Quinta Avenida con Calle 59; con sólo saber que estaba en Manhattan, me sentí como en una película de Woody Allen y empecé a ver el mundo en blanco y negro, muy poético. Luego me di cuenta de que lo que pasaba era que había mucho esmog.

Lo que uno quiera lo puede conseguir en NY. Lo que más me gustó fue la tienda Mac porque me confirma que soy más inteligente que Marijuli: únicamente éramos unos tres mil genios los que estábamos aglomerados en este espectacular cubo de vidrio. Pagué mil dólares por un iPad –¡estaban en sale!– que me servirá mucho para impresionar chicas en algún café Juan Valdez y que en dos años no servirá ni de pisapapeles. Ustedes, pobretones, vayan a comprar PC, yo me quedo con cualquier producto egoísta que empiece con i. Incluyendo iDiota.

iTrash, la nueva basura de Mac.

A pesar de la nieve, deambulé por el Central Park, donde una pareja de hipsters se inyectaba heroína orgánica libre de gluten, otros sombreritos andaban en sus bicicletas panaderas y unos cuantos consumistas trotaban con sus tenis Made in Tailandia –qué out, para estar a la moda neoyorquina lo que uses debe ser Made in China–. Los animales del zoológico, al igual que yo, estaban congelados. Sin embargo, en un punto del parque estaban rodando una comedia romántica con Meg Ryan y Tom Hanks. Se va a llamar ¿Tienes un iPad? y no me la voy a perder. Es que NY es muy intelectual. Tanto, que recordé que Woody Allen debía estar también acá, corriendo en pantaloneta como en Todos dicen que te quiero. Lo busqué. Me fui detrás de cada viejo que vi para preguntar si era él. Pero, aunque todos estaban medio locos y eran hipocondríacos, ninguno estaba casado con la hijastra, también Made in one of the two Chinas.

La noche cayó muy temprano y tuvimos que volver a Queens a rezar la novena, a bailar merengue con mis tías y a comer lechona. Al día siguiente hicimos algo más sofisticado: fuimos a comprar regalos para la familia en lo único chino Made in NY: Chinatown –que suena más sofisticado si se pronuncia en inglés–. La muchedumbre, el olor a manteca quemada y los charcos de nieve derretida me hicieron sentir como en San Andresito, con algunas diferencias: acá lo que venden es más pirata que un editor de Oveja Negra y viene con garantía –la garantía de que se va a dañar después de un mes– y hablan y escriben el inglés peor que los contrabandistas y los vicepresidentes colombianos. Para subir la adrenalina, nos metimos por un zaguán de cincuenta metros –al estilo de las trincheras del Vietcong– hasta llegar a una bodega llena de carteras Guchi, Parda y Carolina Errera al precio de un llavero en Totto. No sobra decir que mis tías quedaron encantadas con los regalos.

Esa noche fuimos a una pelea de boxeo en el Madison Square Garden y, aunque sigo sin entender qué tiene de deportivo darse en la jeta, sentarme al lado de lo más selecto de la basura blanca americana me hizo sentir uno de ellos. Hasta tomé Budweiser, el basuco de los gringos; con tanta gente gritando y derramando vasos gigantes de cerveza, uno no se puede resistir. Tampoco me pude resistir a otra noche de Pastor López, tamal, chorizo con arepa y Cerveza Águila. Después de tanta cerveza, tampoco me pude resistir y dejé que mis pantalones olieran a Chinatown.

Llegó el 24 de diciembre y tuve que huir de mi familia: les dije que iba a comprar panela a la tienda de la esquina pero me fui a comprar Pamela. Terminé en el MoMA. Siempre he sido un fanático del arte conceptual, especialmente porque no lo entiendo pero me parece interesantísimo posar de conocedor poniéndome la mano en la barbilla y diciendo conceptos como "este cuadro denuncia a las mujeres que se prestan a la farsa de una monarquía femenina como alegoría de la discriminación de las mujeres en la vida republicana". En las instalaciones del museo había videoinstalaciones, coproinstalaciones, electroinstalaciones, frutoinstalaciones, fonoinstalaciones y fideoinstalaciones. Que viva San Andy Warhol. Alrededor del museo venden un montón de arte que pienso comprar cuando mi papá me mande el próximo giro. Que viva San Andre Sito.

Nueva York huele a Warhol, a Capote, a Dalí y a cadáver de Lennon, que encarnan el significado del vocablo del spanglish "MetLife".

Aproveché mi escape para ir al Empire State –no subí porque me gasté toda la plata en el Mac Store, adonde regresé para comprarme una mesa para usar el iPad en el inodoro (costó setecientos dólares) y otra para usar el iPad en la silla del bus (a quinientos dólares en sale)–; también fui al Rockefeller Center con su pista de hielo –la fila para patinar media hora se demoró cuatro horas–; incluso fui a ver el Ground Zero –el hueco de las Torres Gemelas–. Pero, sin darme cuenta cómo, terminé en un concierto de las Gemelas Torres en un restaurante paisa, comiendo chicharrón y natilla, bebiendo aguardiente, hablando un spanglish más fluido que el de Sofía Vergara y llorando hasta las siete de la mañana del 25 de diciembre con mi familia, que no sé por qué extraña a Colombia si en Queens son más colombianos que en el Valle de Upar. Tanto que prefieren al Niño Dios que a Santa Claus y a J Balvin y las pandillas que a Alvin y las ardillas.

Este músico callejero es uno de los precursores del hop hip.