martes, 26 de febrero de 2013

El mundo al bobo: hoy, Hollywood

A los integrantes de La Bobada Literaria nos negaron la visa gringa por ser tan feos, a pesar de que recibimos una gentil invitación de Teleinmundo para trabajar como extras en uno de sus talk shows. Por eso, tuvimos que enviar al cenador más sexy de Colombia, el hombre que demuestra que en este país no hace falta ser bachiller para legislar y que todos los colombianos somos expertos en todo así no tengamos idea de nada. Petardo Benedetti debuta en el periodismo petardo con una crónica sobre la meca del entretenimiento mundial, un texto que sabemos que no leerá Simón El Gaviria pero que cuenta con su total aprobación. Acomódesen en su silla y preparen maíz pira para leer esta joya.

Los Oscares son montón de tontos

El corazón de Los Ángeles: Jewerly Hills.

Cuando aterrice pensé q por fin las aerolíneas pensaban en el estreñimiento y nos daban la bienvenida a LAX. Sin embargo los agentes de seguridad no me dejaron entrar al baño sin antes requisarmen a pesar que le preguntè si no sabian quién soy yo y me tocó aguantarme las ganas hasta q llegué al hotel en Beverly Hills. Es que yo podré no saber escribir ni trino, pero no me iba a quedarme en cualquier motel como un zarrapastroso, no señor!! Y menos si este viajecito se paga con auxilios parlamentarios, eso va contra la dignidad de colombianos. El taxista mexicano me llevó por Mullholland Drive y le pude tomar foto al aviso gigantesco de Hollywood, q aunque el cielo esté despejado siempre se ve borroso. Es que aquí se respira lo que es el cine, q huele como a humo de millones de carros. Es una ciudad muy bonita, con sus palmeras gigantes, sus mansiones blancas y sus boutiques, que estaban en sale y compré par calzoncillos Fendi por 2.500 dólares. Los indigentes son tan cultos que leen libros mientras piden monedas tirados en el rincón.

 La cara linda de Hollywood es traída a ustedes con el gentil auspicio de Max Factor.

Yo vine aquí hablar de cine para poner ponencia en el Cenado q diga q no volvamos a hacer premios en Colombia: la India Catalina demostró q el único talento de la gente q hace televisión es emborracharsen, en los TV y Novelas todos dicen q llegan en limosina y lo hacen en Renault 4 y los Shock parecen izada de bandera de escuela pública. Por eso me traje mi mejor corbatín, aunque me la pasé sudando todo el tiempo y muriéndome de la envidia q todo el mundo andaba en bermudas y hablaba mejor español q yo. Y, claro, mejor ingles.

Los Sánchez Cristo prefieren Miami porque al menos allá no hay monumentos a los mexicanos como este, en L.A.

Para conocer mejor la industria del cine, fui a los estudios Universal, que son como Disney World en Orlando pero con menos gente en chancletas, más mexicanos y más indigentes. Así q esta es la forma como los estadounidenses hacen el cine: en montañas rusas atestadas de niños chiquitos y sin cámaras ni directores por ningún lado. Voy a proponer q de ahora en adelante el cine colombiano se haga en Mundo Aventura.

En Hollywood, como en Colombia, saben que el verdadero secreto para ser cineasta es decir que uno es cineasta.

En eso se me fue el primer día, pero al segundo me propuse buscar esos lugares q recuerdo del cine de mis años mosos. Fui a la prepa Beverly y vi a los Brandy y Brindis Walsh de estos tiempos, gracias a la pluralidad y la diversidad del siglo 21 parecen pandilleros mexicanos; lo q más admiro es que todos tienen Mini Cooper y escuchan reguetón en inglés a todo volumen. Fui a Melrose Place, q es una avenida muy larga en donde no encontre a esas muchachas promiscuas que tanto me hicieron soñar en la adolesencia, sólo había tiendas de ropa y clínicas, q a juzgar por la hojita que tienen en la entrada; deben ser naturistas. Y termine en Venice Beach, donde los guardianes de la bahía fueron reemplazados por indigentes q se creen artistas y artistas q se creen indigentes, del mismo modo en sentido contrario. Quedé muy desepsionado, pensaba q iba a encontrarme con celebridades, con luces, cámaras y acción. Y con Pamela Ándersen. Sólo hay gente montando patineta, fumando cosas, surfeando y pidiendo el cambio. ¿No sé suponía q Obama era el cambio?

La clásica locación de Guardianes de la Bahía pasó a convertirse en Gaywatch.

Al día siguiente me vi con amigos de la prepa –es que ya estando en Eléi, con tantos mexicanos alrededor, ¿pq no decirle asi al colegio?– y estuvimos hablando sobre lo positiva que a sido la legalización de la marihuana en California. Ya no me acuerdo q dijeron, pero fue muy chistoso. Creo q en algún momento fuimos a clínica naturista a hacer investigación de campo. Ellos, como todos los q vinimos a Eléi, viajaron aquí para triunfar en la industria del entretenimiento. Ahora manejan limosinas y se dedican al ballet parking, muy entretenidos. Son muy rockeros y me dijeron q fuéramos al bar gay llamado Rainbow a tomar Whisky A Go Go. Les dije q no, q mejor nos quedáramos en clínica naturista. Yo sería partidario de la legalización de la droga, pero Colombia quedaría como país paria si lo hacemos!!

La versión californiana de Rock al Parque.

Pero al fin llegó el momento q yo esperaba: los óscares –y no me refiero a Óscar Borda cantando a dúo con Óscar D’León–. En la transmisión de los óscares todo es estúpido: la alfombra roja, comentarios sobre los vestidos, las respuesta de los actores! Los enviados especiales! Corri por Hollywood Boulevard, no pq yo sea muy deportista sino pq las prostitutas y las tiendas de pornografía me hicieron sentir como en la peor parte de la Décima en Bogotá y no quería q me robaran mis viáticos. Abrase visto, que quieran robarsen la plata de los congresistas!! Puedo decir con orgullo q pasé por encima de muchas estrellas, hasta q la multitud ya no me dejó correr más ni ver a cuales estrellas estaba pisoteando. Y encontré las celebridades q siempre busqué: ahí estaban Charles Chaplin, Darth Vader, Shrek, Mickey Mouse y Iron Man tomándosen fotos con los turistas japoneses en frente de un restaurante chino al q todo el mundo quería entrar y q me hizo antojar de sushi.

Pero a pesar de mi tuxedo –y de q pronuncié “toxirou”– no me dejaron entrar a la ceremonia de los óscares: les dije q venía con una invitación del Ministerio de Cultura de Colombia y me dijeron q era falsa: “It’s Columbia, not Colombia”, dijeron. “¡Cállensen!”, les grité, pero en inglés: “shut you’re mouths up”. Nunca había visto los óscares. Hoy intenté y no se puede!! Me tocó q conformarme con ver todo en pantalla gigante y hacer transimisón telefónica en medio de montón de tontas q gritaban histéricas cada q alguien se bajaba de limosina. Y nadie gritó cuando me vieron. Es q no saben quien soy yo.

 El restaurante chino más famoso del mundo.

domingo, 24 de febrero de 2013

El sacrificio de leer periodismo

En La Bobada Literaria también hay espacio para el análisis. Generalmente de muestras coprológicas, pero en contadas excepciones de hechos muy relevantes para la humanidad, como las columnas de Arcada, la revista favorita para recoger las muestras coprológicas de los perros de los intelectuales colombianos. Además, tenemos serios problemas de insomnio, y por eso decidimos contratar los servicios de la intelectual que dejó la ciudad y volvió al campo en carro, Carrolina Sanín –la segunda Sanín más brillante después de Noemí–, para que demostrara que leer y ver feministas es la mejor técnica para recuperar el sueño. Su debut en este grandilocuente blog es una sobreinterpretación de la prosopopeya y el oxímoron del esternocleidomastoideo de Margarita Posuda –es decir, de Adolfo Zableh–. El resultado es un somnífero que apesta más que nuestros análisis coprológicos.

El sacrificio de leer periodismo

Recientemente la revista SoHo publicó el testimonio de un periodista colombiano, Adodolfo Zazableh, que aceptó su invitación a hablar mal del fútbol para luego describir a los hinchas y posar de irreverente. Aunque aparentemente banal, la columna es de interés en un país donde los padres suelen dar a sus hijos nombres de equipos, donde es ya legendaria la exigencia goleadora de los narcotraficantes a los jugadores de los equipos que les pertenecen, y donde hay actualmente trece mil víctimas de la violencia en los estadios. Es tentador ironizar sobre el tema (yo misma lo intenté hace un tiempo con una especie de chiste o de performance que describí en estas pixeladas páginas y con el que creo haber fracasado, como con todo lo demás que he hecho) y no sería demasiado aburridor especular sobre los deseos homosexuales reprimidos que llevan a los hombres a querer que los jugadores le metan la pelota al equipo rival, o reflexionar sobre la fantasía parricida de hacerle fuerza al otro equipo.

Cuando supe del artículo de SoHo reaccioné indignada, porque indignarse está de moda. Para empezar, las columnas de opinión, con sus limitadas nociones de la imaginación y la experiencia, me parecen tan ignorantes del quehacer literario como todo lo que escribo. En el caso particular, el ejercicio de esa opinión me parecía acrítico y antifutbolista. El que un gago maleducado, costeño devenido en cachaco, aceptara ver un partido de fútbol con el único fin de publicitarlo en una revista que se presenta como “solo para hombres” constituía una manifestación lamentable de conformidad con la subordinación del hincha, conllevaba una irresponsable exhibición de venalidad en un país en el que el cuerpo y la vida suelen tener un precio, e implícitamente negaba la solidaridad a las personas cuya integridad física es vulnerada por el fanatismo y por Daniel Samper Ospina. Vi un símbolo nefasto en el caso de este hincha que para ser autor de su propia historia debía previamente modificar esa historia por encargo de Red Bull y cumplir con la condición de parecer irreverente.

Solo después de indignarme leí con atención, como cualquier tuitera –y eso que no tengo Twitter–. La lectura resultó menos provechosa que el enfado. Efectivamente, y sin que su autor lo haya querido o lo sepa, el texto dice cosas importantes (sobre las relaciones entre los hombres, sobre el sufrimiento del cuerpo del deportista, sobre el significado psicológico del gol). El testimonio se construye sobre tres ejes: en primer lugar, hay una comparación metafórica del fútbol con el cáncer (a pesar de Susan Sontag, casi de cliché), que trasunta (lo que sea que significa ese verbo), a pesar de las ansiosas declaraciones de ser “sexy”, un rechazo a la propia sexualidad (y cualquier cosa entre paréntesis para hacer aún más farragosa esta lectura); en segundo lugar, el texto trastabilla recurrentemente (como Zazableh cuando habla) en torno a la ambivalencia no asumida de la interacción entre el autor y su madre, quien se erige en figura central de la columna a pesar de que en esta (no esta columna sino la de Adodolfo) explícitamente se desestima la obvia relación del hincha con el gol más allá de la obliteración de la intersubjetividad supracultural y la filiación (el autor busca la aprobación materna, tiene complejo de Edipo, se refiere a su versión infantil de las madres “creen que a uno no le gustan… por su grandeza” y le ofrece su verborrea); y en tercer lugar, se recurre compulsivamente al imaginario del cretinismo, que, apoyado en una extraña personificación de los hinchas (que “hacen fieros y presumen” y son “clientes”, “se atribuyen logros que no les pertenecen“, “le dice D10s a Messi, CR7 a Cristiano Ronaldo”, etc.), señala la desintegración de la propia imagen. Para esto, el autor usa referentes coprolálicos en abundancia y sin justificación aparente (“¿Cómo identificar a un imbécil?” –en referencia a los hinchas, pero un lapsus me hace saber que se refiere a sí mismo–, “Me hace más feliz el fútbol que el sexo (¿?), aunque sea mejor en lo segundo que en lo primero” –en un indignante giro de machista jactancioso–, “el primer requisito para hacerse hincha de un equipo es ser tarado”, “le quitan a uno las ganas de vivir”, “parecen rutas en la ciudad para evitar trancones”, etc.). Dentro de este testimonio de autoflagelación es elocuente el sofisma que acomete el columnista al decir que son empresas, en lugar de los equipos, los edipos (que significa “quiero comerme a mi mamá” y que tradicionalmente remite al Edipo Rey, emblema de la culpa y el sacrificio: “Rocíame con el hisopo y seré limpio… exulten los huesos que machacaste Tú”).

En varias ocasiones la revista SoHo ha superpuesto imágenes futbolísticas con imágenes de mujeres desnudas, y valdría la pena preguntarse por qué insiste en hacer equivaler la explotación del cuerpo femenino con la imagen del hombre/dios en la cancha con otros veintiún hombres/gladiadores mientras los lectores/idiotas sólo ven la revista para matarse a pajas/masturbación. Mientras castiga una y otra vez el cuerpo (¿temido?, ¿aborrecido?, ¿sucio?) de la mujer, SoHo se empeña en hacer una especie de futbología cuyo sentido dista mucho de la irreverencia que cree ejercer.

He intentado mostrar aquí que el gesto de Adodolfo Zazableh puede recibirse como un producto cultural analizable; como el acto consciente e inconsciente de un periodista y perdiodista y no solo como la pose de un tartamudo y elocuente de las letras y letrinas. Si esta columna no ha servido para eso –cómo no si yo soy tan culta y analítica y estoy segura de que nadie se quedó dormido para llegar hasta este punto–, que sirva para pedir, por el dios de SoHo, que no llegue el día en que nuestra apatía permita que la prensa contrate una “columna de opinión” sobre los hinchas del golf. Vale.

viernes, 22 de febrero de 2013

La gran cagada nacional

Como todos los viernes, vuelve la única encuesta más idiota que las preguntas de Vicky Dávila desde su cuenta de Twitter. La semana pasada confesamos que, como todos los medios responsables de este país, estamos del lado de multinacionales como Pacific Rufianes y Drummondá, sobre la que ustedes no entienden que botan sus residuos al mar como un mal necesario para hacernos progresar. Por eso, pensando en la locomotora minetera, les preguntamos qué les gustaría derramar en el mismo mar que nos ha servido para llenar de cocaína el mundo. Entre las opciones, como siempre, el grueso (guiño, guiño) de los votantes reveló que la indignación es nuestro deporte nacional: 48% de los colombianos respondió que no derramaría nada porque indignarse con la Drummond ya pasó de moda, mientras que en el segundo y tercer lugar, los mismos indignados confesaron que botarían al mar las cenizas de sus porros y las latas de atún que cargan en sus morrales cuando van a conectarse con la naturaleza al Tayrona.
Esta semana, para no perder la costumbre de botar nuestros desechos, el tema se repite, pero con otros componentes: ahora son los taxistas quienes, indignados por las promesas incumplidas de las autoridades –¿para qué sirven las autoridades si no es para incumplir sus promesas?–, anunciaron que quieren derramar su caca en la Plaza de Bolívar. Convocada por una ONG con nombre de laxante –Ayudaltax–, la cagatón pone a Bogotá en la vanguardia de las manifestaciones y, además, soluciona en algo los trancones. Al menos los intestinales. 
Esta caca editorial se suma a la noble iniciativa, que consideramos la protesta más sincera en la historia de este cagadero llamado Colombia. Y para estar a la altura, gastaremos todo nuestro dinero en Andrés Carne de Res, cuya comida produce las heces más exquisitas del país. También queremos que ustedes, bobos y estreñidos lectores, se sumen a esta gran cagada nacional. 

¿Cuál debería ser el eslogan de la cagatón?
Lleva un mojón en tu corazón (o un taxista, que es lo mismo).
Cagar te hace libre.
No lo puedo llevar porque estoy que me cago.
Cagaos los unos a los otros.
Yo por allá no voy porque eso es un cagadero.

¿Qué otras lindas causas deberían adelantarse para demostrar la indignación?
La meatón, a través de la cual todos orinamos la Plaza de Bolívar para hacer mea culpa.
La peatón, en la que los transeúntes se pegan una pea y vomitan dentro de los taxis –no aplica los viernes–.
La tetatón, una marcha hasta la finca de Carolina Sanín para defender a Margarita Posuda y el libre derecho a ponerse silicona.
La bobatón, una manifestación en la que todos los que se han enojado con La Bobada Literaria nos gritan al unísono que somos unas bobas.

martes, 19 de febrero de 2013

@luisharistizbal, personaje del mes en La Bobada Literaria

En La Bobada Literaria sabemos que el secreto de la sabiduría está en ponerse la mano en la barbilla:


Nuestro personaje del mes, Luis H. Aristizábal, es la demostración de que leer no te hace más inteligente. Ni te afina los sentidos. Ni te mejora el criterio. Que leer, en suma, no sirve para nada. Y por eso es que la gente prefiere ver telenovelas que leer. Así sean frases de máximo 140 caracteres: son demasiado. El mismo Luis H. afirma tener “muchas horas de vuelo en esto de la lectura”, pero su vuelo intelectual, en lugar de hacerlo un lector más exigente, lo ha vuelto cada vez más ingenuo. ¿De qué otra manera se explican las frases supuestamente chistosas, tanto ajenas como propias, que llenan su TL –la mayor obra literaria de este volador literario–? ¿Cómo más se puede explicar que diga que algunas Gotas amargas de Andrés Hoyos son deliciosas? Además de la ingenuidad, otra explicación puede ser la lagartería, mejor conocida como el noble arte del elogio mutuo que construye a la cultura en Colombia. Es decir, el #FF en la vida real. A continuación, dos imágenes del hombre que lleva una tabla de Excel con el número de seguidores de sus seguidores y reparte #FF como cura bendiciendo carros:

Se adjunta foto al #FF a @LuisaInsuasty. ¡Pura inteligencia y belleza!

#FF Dictándole cátedra a @erizodemar, el tuitero que nos come a cuento a todos. ¡Síganlo!

Además, se toma fotos como cualquier estrella de la revista Jet Set con grandes genios como Ramoncito, Jorge Franco y todas sus actrices favoritas, a las que les agradece por haber entrado a Twitter y "hacer parte de nosotros". Es que la vida de Luis HP comenzó con esta red social (él mismo dice que el mundo antes de Twitter era insoportable), donde descubrió algo increíble: que las mujeres bonitas también podían ser inteligentes y, ¡oh, sorpresa!, escribir cosas divertidas –divertidas para él, en cualquier caso–. Después de darse cuenta de que el viento sopla y de pregonarlo a los cuatro vientos –por poner un juego de palabras tan sagaz como los de su timelime–, Aristi se dedicó a hablar de Twitter como si fuera el invento más revolucionario desde los días de Gutenberg, convirtiéndose de paso en la encarnación de un “experto”. Porque basta con no parar de hablar de un tema para ser considerado especialista en ese tema, así no se tenga la menor idea de lo que se está diciendo.
Y, claro, como de elogios mutuos se trata, a él también le llueven halagos y #FF, como este de Virginia Mayer, la Mayer Candelo de KienyKe: "También se desinflarían las reinas tuiteras que fueron elegidas, arbitrariamente, por otro personaje que aunque no lo declare así, bien podría ser el rey de Twitter en Colombia, el cazatalentos, la catapulta a las estrellas: @luisharistizbal". Y, por supuesto, él se cree que estos halagos son como ser candidato al Nobel de Twitter.
Pero antes de trinar, en sus propias palabras, “A los 20 años yo era una especie de viejo erudito. Me había leído cuanto libro pasaba por mis manos” y, modestia aparte, había vida –y eruditos dándose palmaditas en la espalda los unos a los otros para provocar a los eructitos–. Pero #LuisH ocupaba su existencia subrayando frases, de 140 caracteres o más, para recopilarlas más tarde en el Diccionario Aristizábal de frases colombianas, donde se encuentran tuits tan geniales (y aburridos) como estos:

La guitarra tiene la palabra.
Los americanos son perros sin dientes, laten pero no muerden.
Compadre Ramón / le hago la visita / pa' que me acepte la invitación.
Hacer la revolución es como hacer sancocho.
¡Ya no más ‑por favor‑ las aburridas descripciones de semillas tropicales!
En Colombia es común querer algo y no hacerlo.
El hombre sucio es muy despreciable.
Existe entre nosotros la mala costumbre de pensar... en términos de saber y no de valorar.


En el diccionario, si antes uno no se queda dormido, se puede leer que @luisharistizbal es “Abogado de la Universidad Javeriana de Bogotá. Escritor, ensayista y reseñista. Ultimamente [sic] es sobre todo tuitero”. No aclara que, más que tuitero, es retuitero de aforistas como @Vladdo y otros mequetrefes de la sabiduría contemporánea, incluyendo a @BobadaLiteraria (en nuestra inteligente belleza también se ha fijado, para que no digan que somos unas envidiosas #lerolero). Y hablando de @ensayista, hasta esta mequetrefa se burla de él con mejores argumentos que los lambones que lo declaran rey de Twitter.
Pero lo más importante que aprendimos es que por reseñar frases uno se convierte en aforista, lo que convierte a La Bobada Literaria en una reseñista de reseñistas tuiteros y, por lo tanto, en la reina de la intelectualidad tuitera. Por eso, como el mayor orgullo de Luis HP es Twitter, presentamos una ínfima selección de trinos que demuestran su arrollador ingenio:

Las redes sociales han hecho mucho más por la liberación de la mujer que cien años de feminismo.
[¿En serio, Luis H.? ¿Tantas horas de lectura para no entender nada del feminismo? ¿O acaso la liberación femenina son las tuiteras que son bonitas e inteligentes?]

“Tendrás que pasar sobre mi cadáver”, respondió la zombie enamorada.
[Los intelectuales también podemos hacer chistes para El Cuentahuesos de Sábados Felices.]

El mismo día que digan que Colombia es una potencia en Twitter dirán en otra parte que Twitter no sirve para nada.
[Una potencia en Twitter: tan importante como ser potencia en lavado de baños.]

Qué avatar tan hermoso, querida @julietasolincee. ¡Esa eres tu! Creo que todos se van a enamorar de ti.
[#GuiñoGuiño]

El que esté libre de pecado, que tire la primera vez, para que aprenda.
[Puede ser un mensaje subliminal para cautivar tuiteras, pero sin duda es un chiste digno del humor inteligente de Candela Estéreo.]

¿Para qué lo insultas en público, si puedes hablar mal de él en privado?
[Ay, ya nos dio remordimiento.]

En mi TL se acepta todo, menos "corrección política" y estupidez.
[Chanfle, parece que tenemos definiciones diferentes.]

Qué falta de inteligencia la de armar peleas. Siendo tan fácil destruir a alguien elogiándolo.
[Por tuits como este, Luis Hache es nuestro personaje del mes. ¡Eres grande, Luis H! #FF para ti y el que no te siga que se salga de Twitter. ¡Hermanazo!] 
Señores de la publicidad: cada día veo más comerciales idiotas. ¿Por qué no buscan en Twitter, que es donde está la gente que necesitan?                                                      [Aviso clasificado que parece redactado por un publicista, que cree que el mundo se reduce a Twitter.]
En últimas, uno de los problemas de este volador de los libros es que parece que en Twitter, irónicamente, por fin pudo interactuar con gente de carne y hueso. Por eso, se dio cuenta de que existe gente ingeniosa –aunque su definición de ingenio se acerque a los juegos de palabras poco ingeniosos–, de que "creativo" es un adjetivo que perdió sentido en manos de los publicistas y de que la gente se infla cuando le dices que es grande (no, no es un juego de palabras, Luis Hache. Plis no RT). De lo que no se ha dado cuenta es de que si alguna vez hubiera prendido un televisor en lugar de abrir un libro habría sobreabundado en elogios para el elenco de Sábados Felices, que es lo más parecido a su timeline desde antes de Twitter. En todo caso, es más sexy sobrevalorar Twitter y recibir muchos retuits a cambio. Y, de paso, convertirse en el ídolo de futuros luishaches que se dicen #grande los unos a los otros cada #FF.
Ahora sabemos que nos dejarán de seguir todas las tuiteras inteligentes y bonitas de Colombia, lo que es una verdadera lástima porque en Colombia no hay tuiteras ni inteligentes ni bonitas. Pero antes de que nos digan envidiosos, mala leche, heces, resentidos o cualquiera de los ingeniosos descalificativos que nos llueven cuando hablamos de alguien a quien todos quieren –así sea únicamente para que les dé #FF–, aclaramos que lo que somos es unos chismosos, según una definición del propio Luis HP:
Los chismosos se las arreglan hasta para inventarle a uno biografía a partir de sus tuits.

viernes, 15 de febrero de 2013

Melodrummond

Ha vuelto el viernes, día para decirnos "grande" los unos a los otros y darnos #FF en Twitter porque no hay nada como la autocomplacencia, los jojojós y las palmaditas en la espalda. Este día también está dedicado al alcohol y esas otras cosas y a las sensacionales encuestas de La Bobada Literaria, con las que se mide que la opinión en Colombia también es #grande. Por ejemplo, la semana pasada 34% del país demostró que no tiene problemas de lectura al responder "ola ke ase?" ante la pregunta de por qué no sabemos leer. Un sabio 43%, por su parte, cree que Álvaro Uribe Vélez debería ser jurado de La pista para volver a tener poder y enseñarnos a bailar el Aserejé Democrátco.

Y hablando de guitarras chiapanecas, la semana pasada una oleada de indignación se regó por las redes sociales como carbón de la Drummond en las playas de Santa Marta. Esa multinacional, que viene como todas a construir país, fue víctima de esos mamertos que no dejan progresar y que hasta mariguaneros serán. Nosotras (ahora con faloplastia), como todos los medios de comunicación responsables de este país, estamos del lado de las multinacionales –sobre todo porque pautan en este prestigioso espacio para que no digamos nada malo de ellas–. Por eso, como muchos de ustedes supieron notarlo, no nos sumamos al Melodrummond, el tema de indignación de moda (de la semana pasada) en Twitter, sino que seguimos hablando mal de Petro. Como siempre estamos a la retaguardia de la moda, hoy lo que está in es indignarse con la Harley Davidson de las FARC pero en La Bobada Literaria preferimos hablar de la locomotora minera y, en vez regarnos sobre lo negativo, el blog favorito de los colombianos de bien les propone a las multinacionales cómo ganarse el corazón de todos. La siguiente estrategia de medios llega a ustedes con el gentil auspicio de Pacific Rufianes.

- En el caso de la Drummond y otras mineras, sugerimos que en lugar de echar el carbón al mar lo usen para construir casas para que el (futuro) presidente las regale cada vez que su popularidad baje. Lo mismo aplica para todos los desechos que produzcan.
- Con el carbón también se puede hacer comida para niños pobres, lo que sería incluso mejor que comer en McDonald's o en Andrés WC.
- Contraten a una agencia de publicidad que busque la mejor manera de decir que su empresa es Colombia. Les cobrarán una millonaria suma por eslóganes tan creativos como "Pacific Rubiales es Colombia" o "Colombia es Pacific Rubiales". Porque Colombia es tan malo que es una petrolera, Colombia es genial.
- Con ese genial copy, ojalá acompañado por testimonios de trabajadores que digan que su empresa es como estar en el cielo (no en el sentido en que se diría de los sindicalistas asesinados), paute en todos los medios de comunicación que le sea posible. Normalmente, ellos fingirán reticencia ante cualquier free press, pero ese tema se resolverá con invitar a cenar al director del medio en un yate en Curazao.
- Para lidiar con los fastidiosos ambientalistas, pueden conseguirse fotos de los Jonas Brothers desnudos y desviar la atención de los sesudos tuiteros.
- Por último, no hay que olvidar que los colombianos sabemos de todo y que nos encanta la participación democrática –así se manifieste en concursar en El desprecio es correcto–. Por eso, las multinacionales mineras deben generar espacios de opinión tan profundos como la siguiente encuesta –que, con buenas relaciones (guiño, guiño) con la ejecutiva comercial, se pueden incluir en el Orinómetro o la Urna Virtual–.

¿Qué le gustaría derramar en el mar?
Las cenizas de mi porro.
Latas de atún cuando voy a conectarme con la naturaleza al Tayrona.
Mi iPhone 4S porque está out.
Nada porque ya pasó de moda indignarse con la Drummond.

miércoles, 13 de febrero de 2013

Marca Culombia

Como en Colombia no suceden cosas importantes, nada nos indigna más que los extranjeros que ignoran cómo escribir el nombre de nuestro país correctamente. Así, concentramos nuestros esfuerzos en geniales ideas nacidas de nuestra audaz indignación, como esta de @MaricaColombia. En La Bobada Literaria seguimos su ejemplo y decidimos trabajar por el país, aportar un granito de acné y contratar a Vladdo para que diseñara un logo que bien podría haber hecho un niño de jardín infantil del Instituto de Malestar Familiar:


La imagen, que si se lee de abajo hacia arriba contiene mensajes subliminales y la letra de una canción de Shakira, fue un éxito en las redes sociales –donde hasta Justin Bieber es un éxito– y nos motivó a seguir adelante con este maravilloso proyecto, que esperamos venderle a algún aeropuerto por una millonaria suma. Y como somos tan patrióticos, hoy lanzamos la nueva iniciativa de los colombianos de bien –disculparán el oxímoron–, una campaña para que la gente deje por fin esa maldita costumbre de escribir Columbia y aprenda que lo más importante de nuestra nación es que es un error tipográfico. Estas son las principales líneas (guiño, guiño) sobre las que se regirá Marca Culombia:

1. Dirigir una carta a Columbia Pictures para que al inicio de cada una de sus películas, cuando aparezca el nombre de la productora, se incluya un aviso legal que diga que la empresa no tiene ninguna asociación con el país bananero donde se hacen películas tan buenas como El Paseo y El Paseo 2.
2. Que cuando los extranjeros pidan "mercancía de Columbia" se les vendan polvos Mexsana y no prendas de la marca de ropa deportiva. Esta es la forma más rápida para que huelan la diferencia con el mejor producto de exportación de Colombia.
3. Protestar con pancartas frente a la Universidad de Columbia para lograr que a partir de ahora se empiece a llamar Columbia (Not Colombia) University. Todo por salvar el buen nombre de un país que no tiene nombre.
4. Repartir autoadhesivos para los carros en Estados Unidos que digan “There's no U in cocaine. There's no U in Colombia”. Desde el principio, ese mensaje será una mentira gracias a que el Partido de la U es lo único que tiene Colombia, pero ¿acaso existe una campaña que no sea mentira –incluyendo las del Partido de la U–? La imagen, realizada por las mejores narices de las agencias de publicidad del país, está llena de inspiración:


5. Hacer un acuerdo bélico con las FARC para que lancen cilindros bomba a todos los idiotas que escriban Columbia. Cuando nadie más lo haga, podremos mejorar la imagen de nuestro país en el exterior y dejar sin resolver otros problemas mucho menores que jamás han afectado la idea que tienen de Colombia afuera, como la corrupción, la violencia, la pobreza, el narcotráfico, la ignorancia o el secuestro.
6. Promover el eslogan “Don't write Colombia with U. Don't be a luser”.
7. Cambiar el nombre en inglés de Cristóbal Colón –Christopher Columbus– a Cristofer Albeiro Colombos. Esta propuesta incluirá corregir todos los archivos históricos, en cualquier formato, para evitar que los angloparlantes sigan haciendo una asociación que causa tanto alboroto entre quienes se preocupan por la buena imagen del país. Con el cambio se apoyará el lema: “Colombia is for Colombos. Spell it correctly: think of it as cocaine combos”.
8. Si, como buenos columbianos, fracasamos con nuestro plan, cambiaremos el nombre de El Ubérrimo por Columbia y elegiremos presidente vitalicio a Álvaro Uribe Vélez. De esta forma, por fin todos los columbianos se pondrán de acuerdo y dirán sin faltar a la verdad que “Uribe es el mejor presidente que ha tenido Columbia”.
9. Juanes, Sofía Vergara, Fanny Lu, Fernando Botero, Luis Alfredo Garavito, Dania Londoño y todos esos artistas que dejan en alto el nombre de Colombia en el exterior, utilizarán de ahora en adelante un sello de certificación de origen que garantiza su originalidad como la del sombrero vueltiao –de hecho, el logo es un sombrero vueltiao visto desde arriba–:


10. Todo el que critique esta hermosa campaña de marca país –que algunos llaman "narco país"– será calificado de apátrida y le lloverán insultos en Facebook invitándolo a irse de Colombia a vivir en Columbia.

viernes, 8 de febrero de 2013

Los colombianos sí saben y perdonan

De entrada, pedimos perdón por esta nueva entrada. No tenemos nada que decir, como desde que nació este blog, y no nos queda otro remedio que presentar los resultados de la encuesta de la semana pasada, cuando preguntamos quién debía seguir el ejemplo de Robinson Díaz –arrepentido como está de algo que a nadie le interesa más que a él, a su exesposa y a Sara Corrales– y debía pedirle perdón al país. 34% de toda Colombia (representada por un poco más de 500 votantes), cree que Monsieur Periné debería disculparse por creerse franceses de los años cincuenta en la Colombia del siglo XXI. Ojalá, si oyen el clamor popular, no pidan perdón cantando suin. Otro 28% cree que Álvaro Uribe debe pedir perdón por sus alocuciones expresidenciales por webcam, pero ese iluso porcentaje no tiene en cuenta que ni siquiera lo ha pedido por sus ocho años de gobierno, que fueron mucho peores que cualquier video de YouTube o, incluso, que una foto en Crocs o una de un tombo abaleado en una carretera –perfecta para la portada del nuevo álbum de Brujería–.
Por otra parte, también de rodillas te pido y preguntamos qué es lo más indignante que ha hecho La Bobada Literaria, a lo que 29% de todo el planeta (representado por poco más de 400 votantes) respondió que fue haber visto Especiales Pirry alguna vez. Y sí, debemos aceptarlo: fue horrible, pueden estar seguros de que no lo volveremos a hacer. Otro 27%, mientras tanto, aseguró que lo peor que ha hecho este indigno blog es dejar de escribir cada vez que alguno de sus integrantes entra a rehabilitación. Igual, no vamos a pedir perdón por eso porque tenemos planeado volver a rehabilitación muy pronto. Perdonen por esta recaída.

Hablando de guitarras chiapanecas, en la agenda de esta semana tenemos tres tristes temas de suma importancia: los resultados de un estudio basado en Simón Gaviria –y su publicación en un diario francés– según el cual los colombianos no sabemos leer y el nuevo reality del Canal Baba de Caracol, porque la realidad es más importante cuando se escribe en inglés.
Y claro, hacemos esta encuesta porque somos parte de esos colombianos que nos la pasamos viendo televisión porque estamos entregados al analfabetismo. Y aunque tenemos Twitter, que es en donde se debate sobre la reality del mundo con suma inteligencia, no tenemos ni idea de lo que sea la Drummond ni creemos que el carbón le haga más daño al mar que los ejércitos de viajeros que se la pasan en Santa Marta tirando latas de atún a la playa. Igual, no conocemos el Tayrona porque somos tan hipsters que preferimos ir a Niuyorth a pagar cursos de lectura. El problema es que tampoco sabemos escribir y no hemos podido pasar del primer nivel, por eso terminamos viendo a El Puma embalsamado y a un montón de gente que baila peor que nosotros. Así que quédense con nosotros, lean las preguntas y, si entienden, bailen. O voten:

¿Por qué no sabemos leer?
Pregúntele a Camilo Jiménez.
No entendí la pregunta.
Ola ke ase?
¿Condorito cuenta como lectura?
Yo sé leer, pero no palabras raras como Drummond.

¿Quién debería ser el próximo jurado de La Pista?
Un piloto del narcotráfico.
El Real Madrid, para que enseñe cómo bailarse a un equipo como Millonarios.
Álvaro Uribe, para que vuelva a tener algo de poder –y deje tranquilo al país –, así sea enseñando el Aserejé.
Rocío Jurado, cantando con pista.
Gustavo Petro, si baila “El baile de los que sobran”.  

martes, 5 de febrero de 2013

¿Usted qué propone? Hoy, las basuras


Desde la llegada de Petro a la alcaldía hace más de un año, Bogotá acentuó su problema con la basura. Nadie sabe qué hacer con ella y aunque Samuel Moreno está en la cárcel, se proponen revocatorias, se firman nuevos contratos con las mismas empresas de aseo pero con otro nombre, se traen camiones reciclados de Estados Unidos y se habla de reciclaje obligatorio para todos, la ciudad cada vez parece un basurero más grande –y eso ya es mucho decir–. Además, sabemos que reciclar no te hace mejor persona. Por eso, y porque este blog también es una basura, exponemos las propuestas que tenemos para acabar con el problema:

1. Encargar a los tuiteros de recoger las basuras en las bolsas blancas. Por sus chistes sabemos que son los mayores expertos en reciclaje. ¿O su genialidad va en las bolsas negras?
2. A propósito, para seguir con el tono diverso e incluyente de la Bogotá Humana, de ahora en adelante nos referiremos a esas bolsas como "bolsas afrodescendientes".
3. Criticar es muy fácil y todo es un complot. Por eso los días de recolección de basura Gustavo Gómez Córdoba tendrá las funciones de Alcalde Mayor y Gustavo Petro tendrá las funciones de Baba de Caracol en la radio.
4. Hay que descentralizar el destino de los residuos. Ya sabemos que toda la basura de Bogotá va a dar a la Zona T –especialmente los viernes por la noche–, por lo que proponemos mandarla a otros basureros subutilizados hasta ahora, como La Macarena, Chapinero y La Popular de Andrés.
5. No hacer basura. Para este fin, J Balvin anunciará su retiro y la Alcaldía tendrá que sellar las emisoras y canales de RCN, las tiendas de productos Apple, la Casa Editorial El Tiempo, los restaurantes de los hermanos Rausch, las sucursales de Juan Valdez y las cuentas en Twitter de Vladdo y Adolfo Zableh.
6. A falta de camiones, utilizar las chivas rumberas para recoger basura. Años de experiencia en el transporte de desechos convierten a los conductores de las chivas en el personal más idóneo para llevar los residuos de la capital de un lugar a otro al son de Diomedes Díaz y con la ovación del público que grita emocionado "¡uuuuuuu!".
7. Jóvenes emprendedores como los niños Uribe Moreno han sacado a relucir su corazón glande al quitarle el negocio del reciclaje a los recicladores de a pie –que en un buen día se ganaban $20.000 y ahora ni eso–. Como sabemos que Gustavo Petro es el Hugo Chávez con lobotomía, proponemos que expropie a esos cerdos capitalistas que nos dejan sin trabajo a nosotros los pobres. Pero para ser consecuentes con su excelente dominio del español, Petro se colocará a decir "exprópiesen".
8. Colombia es reconocido en el mundo por exportar su mejor producto: la cocaína. Pero por culpa de los TLC con distintos países, nuestro país cada vez está más lleno de basura –por ejemplo, los camiones importados por Petro y los sombreros vueltiaos–. Por eso, creemos que llegó la hora de devolverle la basura al mundo y extraditar a Santiago Cruz, Fonseca, Wamba y todos los grupos de tropipop bogotanos –perdón por la redundancia–. Y, por favor, absténganse de reciclarlos.
9. Pondremos más vallas con el lindo mensaje "separa los desechos, los recicladores se encargan del resto", para que todos nos sintamos mejores personas por botar la cajita feliz de McDonald's y el cartón de las papas en una bolsa; el papel de la hamburguesa, la tapa de la gaseosa, el vaso, el pitillo y el papel del pitillo en otra, y los restos de la hamburguesa –antes y después de la digestión– en una diferente. Al final, seguiremos produciendo la misma cantidad de basura pero podremos sentir que estamos salvando al mundo mientras los recicladores siguen metiendo las manos, literalmente, entre la mierda por nosotros la gente de bien que recicla.

viernes, 1 de febrero de 2013

De rodillas te pido

Los integrantes de este blog, ahora que nos volvimos machitos, nos colocamos sensibles con la noticia política más importante de la semana: el anuncio de que Robinson Díaz pedirá disculpas púbicas por haberse cepillado a Sara Corrales. Mientras el actor recordado por el bigote más postizo en la historia de la televisión prepara su alocución actoral, nosotr@s queremos anunciarle al país que estamos llenos y llenas de arrepentimiento y arrepentimienta. Por ejemplo, queremos pedir disculpas por la encuesta de la semana pasada, en la que polarizamos la opinión de los colombianos: ante la pregunta de qué era lo mejor del Hay Festival, 28% dijo que el hecho de que los vendedores ambulantes de libros piratas aumentaran sus ventas, 28% también afirmó que lo mejor es que la gente cambiaba de canal cuando hablaban del evento en el noticiero y el último 28% votó por que Arcadia se siente menos sola durante una semana; en lo que no hay discusión es en que nadie tiene idea de quién es Daniel Mordzinski (excepto Arcadia). Con un poco más de acuerdo, 34% confiesa que gracias a los eventos culturales ha aprendido de Cartagena que lo importante no es leer sino decir que se lee, mientras que 30% aprendió que “responsabilidad social” es tomarse fotos con un negrito di-vi-no. Sin embargo, con un contundente 49%, nuestros lectores creen que en Cartagena se llevan a cabo tantos eventos culturales porque las playas están muy cochinas y la gente está muy pobre, entonces hay que hablar de otra cosa. Por último, 40% del pueblo pide que este año se realice Colombialoba en la Plaza del Reloj, una pasarela en la que las modelos pueden desfilar y dianalondoñear en un mismo espacio.
Así, inundad@s por el espíritu de Robinson Díaz, y rogando que él inunde los corazones de este hermoso país, queremos que sea Colombia la que nos ayude a hacer un acto de contracción.

¿Quién más debería pedirle perdón al país?
Clara Rojas, por intentar censurar las películas de Emanuelle
Álvaro Uribe, por sus alocuciones expresidenciales por web cam
Los bogotanos, por basuras
Petro, por sacar a esos camiones compactadores de su feliz jubilación
Los secuestrados, porque las FARC son gente muy razonable
Monsieur Periné, por creerse franceses de los años cincuenta en la Colombia del siglo XXI

¿Qué es lo más indignante que ha hecho La Bobada Literaria?
Haber escrito la biografía de Elvis Rosas Crespo
Decirle Ramoncito a Daniel Samper Ospina
Haber visto Especiales Pirry alguna vez
Dejar de escribir cada vez que alguno de sus integrantes entra a rehabilitación
Ponerse verga y no tetas, que es lo que está de moda
Creerse la verga (la de Efraím Medina)