viernes, 29 de octubre de 2010

Triqui triqui

Tenemos que admitir públicamente lo siguiente: nos gustan todas las fiestas porque sirven de excusa para seguir bebiendo, incluso las del 31 de octubre, atestadas de superhéroes y diablas tercermundistas. En años anteriores, en Halloween nos hemos emborrachado hasta perder el conocimiento, pero lo mejor es que nos hemos podido disfrazar de Jorge Franco, de Jaime Espinal y hasta de Efraím Medina –nos montamos en una bicicleta empelotas y pusimos una salchichita Viena en nuestra entrepierna con un aviso que decía “mi verga mide 25 cms, pero es que hoy está haciendo frío”–.

Este año, decidimos aprovechar nuestra arrolladora creatividad y hacer los disfraces que serán la sensación de tuiteros, blogueros, hipsters y gentes 2.0: se trata de una pequeña serie de máscaras que jamás conseguirán en una tienda de disfraces con los 2 personajes más 0 de la bobósfera.

¿Quieres verte como un poeta de pueblo?


La máscara de Ensuncho será la sensación en festivales de cine que no llegan ni a cineclubes. Creerte el mayor intelectual así no tengas absolutamente nada que decir, será mucho más fácil con esta máscara. Además, ya no tendrás que llevarte la mano a la barbilla para entender tus propios poemas y hasta te puedes ahorrar el sombrerito. Para robar más, no olvides usar la @ en lug@r de l@ o y la a.


¿No sabes escribir –y ni siquiera hablar– pero quieres autodenominarte ensayista?


La cara de Elsy te abrirá las puertas de universidades de garaje y de conferencias sobre cómo escribir en las redes sociales –toda una ciencia para quienes no saben siquiera qué es internet–. Además, con estas máscaras despertarás la lujuria de @chicomatico y, aunque nadie te tenga miedo, dirás que todos te tienen miedo. También pronunciarás el sonido de la x como ts (por ejemplo, “hice una refletsión”) y comerás mucha “pipsa con petsi”.


Ya lo saben, bobos lectores, impriman estas espectaculares máscaras y pónganles un hilito para amarrarlas a sus cabezas. Envíen sus fotos a nuestro impredecible correo electrónico – labobadaliteraria@gmail.com–, y la más divertida ganará una cita a ciegas con nosotras en alguna videorockola para ciegos.

Cambiando de tema, los resultados de nuestra pasada encuesta dejaron claro que las ferias de arte en Bogotá sirven para demostrar que "los jóvenes talentos" carecen de talento y que César Gaviria ha tenido mucho talento para que la gente no sepa que está en el baúl rosado. También, que lo único peor que ver cine colombiano es ver una telenovela de Marbelle, lo que nos asusta un poco por el rumor que habla de una película sobre la diva caleña escrita y protagonizada por Natalia París. Pero, sin duda, el resultado más aterrador es el que ubica a Álvaro Uribe Vélez como el posible reemplazo de María Eugenia Rojas en la Alcaldía de Bogotá, idea que nos hace temer por la suerte de los borrachos del parque Lourdes –que serán convertidos en falsos positivos– y nos lleva a desear que la administración actual se declare vitalicia.

En este desorden de ideas, y volviendo al tema de los disfraces, los dejamos con nuestra acostumbrada encuesta de la semana, que esta vez indaga sobre dos temas de primerísimo orden:

¿Cuál fue el mejor disfraz del año?
El de Alcalde, de Samuel Moreno
El de turistas, de los hermanos Nule
El de escritora, de Íngrid Betancourt
El de periodista, de Pacho Santos

¿Cuál será el disfraz ganador de la noche?
El de falso positivo
El de Ogro ingreso seguro
El de borracho
El de turistas, de los hermanos Nule
El de ciudad en crecimiento, de Bogotá

viernes, 22 de octubre de 2010

El próximo presidente de Colombia y algo más

Terminamos una semana más de bobadas, aunque sólo publicamos dos. Para los que no tienen memoria, la semana pasada nuestra única entrada fue una genial encuesta sobre quién debe ser el próximo presidente de Colombia según su fotogenialidad. Así, nos adelantamos a todas las casas de apuestas –es decir, las empresas de encuestas– y le dimos una lección de vida a la Urna Virtual, la Turma Virtual y la gente de Twitter: la Chusma Virtual. El ganador, sin necesidad de segunda vuelta, es Papá Noel, más conocido en nuestro ámbito político como Carlos Gaviria. Ya lo sabes, Vicky Dávila, empieza a coquetearle desde ya a este barbuchas aguardientero porque Uribe ya no volverá al trono. Y los demás colombianos, prepárense: está demostrado que en este país somos tan bobos como para creer en Papá Noel, así que no se les haga raro que dentro de ocho años el presidente sea Samuel Moreno.

Para no perder la costumbre, esta semana seguimos midiéndole el aceite a la opinión púbica (guiño, guiño): ya saben cómo votar en nuestras encuestas, más incorruptibles que los hermanos Moreno Rojas. Los temas, después de un sesudo conejo de redacción, son los siguientes:

Samu El Alcalde está a un cacerolazo de decirle a su mamá que deje de gobernar Bogotá, así que debemos pensar a futuro:

¿Quién debería ser el reemplazo de Samu?

Juan Lozano, para que le dé los contratos a los hijos de Uribe
Bruno Díaz, pero no el de Ciudad Gótica sino el de acá, gracias a que están de moda las series ochenteras en Señal Colombia.
William Vinasco, para convertir a Candela Estéreo en patrimonio cultural de la ciudad
Álvaro Uribe Vélez, para que los nuevos falsos positivos sean de Chapinero

Pasando al delicioso y apasionante ámbito cultural colombiano, hay dos eventos que causan sensación esta semana. El primero es la semana del cine colombiano, con premios y todo, creada para demostrar que dar limosna sí rinde frutos, aunque la gran mayoría de esos frutos nazcan podridos. Lo más importante de todas las leguleyadas y la burocracia cinematográfica es que ahora los directores de cine pueden empezar a planear las fiestas de estreno de sus películas mucho antes de escribirlas. Por eso, queremos que ustedes reconozcan el cine colombiano:

¿Qué le parece peor que ver una película colombiana?
Ir a un concierto de reggae bogotano
Ver la telenovela de Marbelle
Escuchar música de Marbelle
Salir a ver los alumbrados navideños en Halloween

Por último, esta semana Bogotá –si la reducimos a quinientos metros cuadrados– se inunda de arte. Estamos hablando del único evento más esnob que el Festival Malpensante: ArtBo. Si usted tiene algunos cientos de millones de pesos en su monedero y no sabe qué hacer con ellos, esta es su oportunidad de invertirlos en arte. Llévese la mano a la barbilla y descubra por qué es que decimos que los artistas colombianos pasan más tiempo frente al espejo, componiendo su pinta, que haciendo buenas obras. Así que:

¿Para que sirve una feria de arte en Bogotá?

Para que César Gaviria y Ana Milena salgan del baúl rosado
Para gorrear vino en las galerías internacionales
Para confirmar que “los jóvenes talentos” no tienen talento
Para comprar un televisor LCD y llevarse gratis una videoinstalación

Sin más, hasta luego.

jueves, 21 de octubre de 2010

Bobster

Acaba de llegar a nuestra redacción un artículo de Daniel Pardo en el que califica a este irrelevante blog de "hipster". Como su calificativo nos puso hipstéricas y nos hizo volar los sombreritos por los aires, queremos explorar de qué se trata eso que él dice que otros llaman en artículos donde citan a un montón de gente "chapiyorker", que viene siendo la versión criolla del hipster neoyorquino –eso sería como decir que Harold Puñetero es la versión criolla de Jim Jarmusch, ya que todo lo que no se autodefina como otra cosa es, según el autor de ese blog, un hipster–.

Pardo dice en su artículo que "Un hipster, primero que todo, no se considera hipster. Tampoco se considera nada. Se considera, más bien, una persona que no está encasillada en ismos". Primero que todo, los hipsters sí se encasillan: se ponen sombreritos, gafas wayfarer, ropa que no venden en los centros comerciales y se creen lo más de chéveres porque usan todos los productos egocéntricos de Mac y tienen mechones pintados de morado. De tajo, el bloguero de las gafas wayfarer se equivoca cuando dice que La Bobada Literaria es hipster: nosotras nos consideramos bobas y profesamos el bobismo, con todo lo que eso implica: el uribismo, el santismo, el samuelismo, el mockusismo, el silvestrismo y todos los ismos literarios: el piedracielismo, el romanticismo, el naturalismo, el jaimespinalismo y el ismo de Panamá, que tiene una t intermedia pero da lo mismo. Danny asegura, además, que los hipsters no sólo son trivialidad y chabacanería. Entonces, señor Pardo, ¿piensa usted contradecir a Elsy Rosas diciendo que este blog se trata de algo más que trivialidad y chabacanería?

Nuestro compañero de blogoaventuras en SoHo –a quien le pagan menos que a nosotras porque los anunciantes nos prefieren bobas– dice también que los hipsters están en sus veinte, estudian dos carreras, andan en bicicleta y protegen el medio ambiente; lo que no sabe es que una de nosotras ya salió de los veinte y las otras no están muy lejos, que nos aburrimos suficiente con una sola carrera (para las tres), que nos gusta pasar los días aguantando trancones en nuestra Hummer y que estamos haciendo todo lo posible por acabar con el planeta lo más pronto, si eso significa librarlo rápido de los escritores colombianos.

Pero tal vez lo que le quita toda la credibilidad al texto de Pardo es que dice que los hipsters se la pasan conectados a Internet, donde manejan el contenido y presentan opciones de lectura diferentes a El Tiempo, como si ese periódico alguna vez hubiera sido pensado para ser leído. Ninguna de las tres bobas que escribimos este blog bajo el yugo esclavizante de José Gabriel Ruiz-Navarro y de Daniel Samper Ospina tiene un teléfono con conexión wet y sólo cuando no nos estamos emborrachando es que revisamos el Twitter y escribimos alguna de nuestras chabakánikas entradas.

Sabemos que se van a apresurar a calificarnos de chapiyorkers y a acusar a esta entrada de hipster, pero no se dejen engañar: no nos gusta la comida orgánica –preferimos la comida orgásmica–, vivimos en un conjunto residencial en las goteras de Sutamarchán, no sabemos montar en bicicleta y menos por las ciclorrutas de Bogotá y lo más hipster que hemos hecho en la vida fue ir una vez a InVitro a gorrear Peroni, pero sólo nos regalaron una cerveza para las tres así que nos fuimos a una videorockola gay del sector a tomar Poker a $1.300.

Daniel Pardo, escritor sombrerito*, sabemos que tú con tus viajes alrededor del mundo, tus gafas dylanescas, tus discos de Arcade Fire y tus diplomas uniandinos eres todo un hipster; pero, por favor, no metas a toda la gente en tu mismo costal de fique orgánico.

*“Sombrerito” es un adjetivo registrado por La Bobada Ilimitada para referirse a las payasadas conceptuales de los artistas que creen que poniéndose sombrerito y/o gafas wayfarer son más interesantes; por ejemplo: “Daniel Pardo es un bloguero sombrerito”.

miércoles, 20 de octubre de 2010

Ingrid Betancourt, personaje del mes en La Bobada Literaria

No sabíamos si escribir esta entrada en francés o en esperanto, pero como The Real Ramoncito se nos adelantó en la idea de empezar así este perfil, decidimos escribir en vil español y aclarar que esta es una entrada simbólica.



Esta prohembra merecería el título de boba vitalicia sólo por el hecho de haber nacido rodeada de notables figurines nacionales como Misael Patraña y Belisaurio, pero como hay tanta gente con esos méritos decidimos otorgarle un pequeño triunfo: ser personaje del mes en La Bobada Literaria.

Su carrera política empezó siendo aún una pequeñuela malcriada y autoritaria que, cuando entendió la diferencia entre una visa y una Visa, se casó con un francés y se dedicó a pasear por el mundo con pasaporte chinguen –aún no existía la Unión Europea, pero Ingrid ya la preveía–. Después aprovechó su arrolladora inteligencia, su sensual carisma y las no pocas palancas de su familia para alcanzar algunos cargos de elección popular sin necesidad de ser popular.

Su lánguida cara, su voz de burguesa arrepentida y sus huelgas de hambre –que, en realidad, sólo eran dietas para conservar la línea– la convirtieron en una de las políticas pioneras del free press. Mientras tanto, su ideal político no daba ni risa: un partido “verde” tan ecológico como una Hummer, unos discursos tan pendencieros y populistas como los de Moreno de Caro –pero con una que otra palabreja en francés para que no la calificaran de ordinaria– y una desbordada ambición política, la llevaron a ser candidata presidencial con un histérico 0.3% de favorabilidad en las encuestas.

Para comprar suficientes votos no le valieron su fortuna familiar, la mitad de los bienes de su ex esposo francés, la mitad de los bienes de su nuevo esposo colombiano con apellido francés, el saludo del presidente de Francia ni sus recurrentes huelgas de hambre. Por eso, un día decidió que la mejor forma de llamar la atención era yéndose a la zona de despeje de la guerrilla para demostrar que tenía más cojones que el mismo Presidente. No hacía falta el paseo para demostrar lo que era evidente –hasta un pez tiene más cojones que Andrés Patraña– y, a pesar de las advertencias, Ingrid terminó secuestrada por la guerrilla.

Muchos han dicho que “se lo ganó”; nosotras, en cambio, creemos que para hacer política hay que escuchar más a la gente, sobre todo cuando hace advertencias y está armada. De ahí en adelante, las ya conocidas palancas de su familia convirtieron a Ingrid en la Juana de Arco tercermundista: megalómana, ridícula y mártir. Y, mientras otros muchos secuestrados llevaban más años encerrados en la selva y sólo a sus familias sin palancas les importaba su suerte, Ingrid era el símbolo internacional del sufrimiento. Algunos incautos incluso dijeron “cómo está de flaca” cuando vieron las pruebas de supervivencia, olvidando que las huelgas de hambre eran su estrategia política más audaz.


Seis años después, el show de su liberación confirmó que Ingrid seguía dominando el francés aunque tuvo que practicarlo con un mico durante su secuestro: su primer discurso se cerró diciendo “l'opération a été parfait” –que sólo los francófonos sabemos que traduce “la operación fue perfecta”– y hasta pensaron nombrarla directora de la Alianza Francesa en Colombia. Pero sus ambiciones eran mucho más grandes: divorcio, libro, telenovela, demandas, intrigas, rifas, juegos y espectáculos estaban en los planes de la rebautizada Ingreed. El primer capítulo de su telenovela empezó cuando esta gala colombiana se bajó de un helicóptero original de un canal de televisión pero disfrazado de helicóptero del Ejército y trató a Juan Carlos Lecompte, el marido sumiso que la convirtió en dummy para no extrañarla durante el secuestro, con la frialdad que aprendió de sus captores.


Así, burlarse de su esposo humillado se convirtió en chiste cotidiano –tanto que hasta El Bobotazo le hizo un soporífero homenaje*– y en el programa de la Afrodescendiente Candela hicieron pollas para decidir cuál de los demás ex secuestrados fue su amante en cautiverio, convencidos de que es incapaz de soportar una huelga de hombre: el milico gringo de apellido latino, el político colombiano con nombre de celador o el soldadito cantautor más desafinado que Marbelle.

Después vino lo mejor: Ingreed quería salir hasta en los comerciales de Frutiño y, como el secuestro es el mejor taller literario, se sentó a excretar las 700 páginas con las que hubiera ganado El Desafío Literario. Como ven, bobos lectores, nosotras (ahora con barba) ya habíamos hablado de esta mártir de sí misma. Pero gracias a No hay silencio que no termine –libro que ya viene con título de telenovela para que Teleguisa no tenga que cambiarlo– decidimos darle el reconocimiento de ser personaje del mes. Y como esta es una bobada literaria, incluimos este “espectacular” fragmento, que demuestra por qué Héctor Abad Facholince es el escritor favorito de las tías solteronas, tanto que hasta tiene cara de tía solterona:
Evitando su mirada empecé a hacer cálculos. ¿Podríamos pasar por esa quebradura? En principio, si cabía la cabeza, cabría el cuerpo también. Recordaba mis juegos de infancia: me veía escurriéndome por entre las rejas del parque Monceau. Siempre era la cabeza la que lo bloqueaba todo. Ahora ya no estaba tan segura. El asunto funcionaba para un cuerpo de niño, pero, ¿serían iguales las proporciones de un adulto? Aunque Clara y yo estábamos bastante flacas, me inquietaba un fenómeno que había comenzado a notar algunas semanas atrás. A causa de nuestra inmovilidad forzada, nuestros cuerpos habían comenzado a retener líquidos. Era muy visible en el caso de mi compañera. En cuanto a mí misma, me costaba más trabajo juzgar, pues no teníamos espejo.

Se lo había mencionado a ella, y esto la había fastidiado profundamente. Ya habíamos intentado escaparnos otras veces y el tema se había convertido en motivo de fricción entre nosotras. Nos hablábamos poco. Ella estaba irritable y yo andaba presa de mi obsesión. No podía pensar en nada que no fuera la libertad, en nada diferente de cómo huir de las garras de las FARC.

[El resto de este “espectacular capítulo” lo encuentran acá, preparen una taza de café para no quedarse dormidos y anoten cada adjetivo rimbombante para utilizarlos cuando quieran escribir un libro aplaudido por Héctor Abad Facholince.]


Hablar en primera persona sólo confirma la arrogancia que la llevó hace unos meses a demandar “simbólicamente” a los Estados de Colombia y Francia por cifras que redondean unos 6 millones de euros en cada país, un símbolo con el que se podrían construir escuelas para los campesinos que, con su ignorancia, sirven de pedicure para “las garras de las FARC”. La misma arrogancia que la llevó a que, cuando la mayoría la criticó por su codicia, concluyera que “Colombia es un país lleno de odio, y por eso no voy a vivir acá”. En lugar de ello, tal vez prefiera quedarse en las playas de Miami con el personaje ese sobre el que dijo que era un primo, como lo demuestra esta foto, en la que queda claro que cada vez se parece más a Marcela Mar.


Pero todo es mentira, porque nuestra Juana de Arco no se detiene: quiere ser alcaldesa de Ramiriquí –el pueblo con el nombre más galicado de Colombia–, montar una sucursal de la Sorbona en nuestra ciudad –bautizada Sorbona de Mocos– y también quiere demandar a los productores de la telenovela sobre su secuestro por no poner a hablar en francés a Marcela Mar –la actriz que, con su nombre artístico, nos inspiró a rebautizarnos Bobada Bob–.


Y, para despejar cualquier duda que todavía quede de la bobada de Ingreed, miren lo que, en entrevista a Héctor Abad, dice que aprendió en sus largos años de secuestro:

“¿Sabes qué? Yo soy muy creyente. Y durante todos estos años lo que yo aprendí es que Dios piensa mejor que yo”.

*A pesar de lo malo, este es el mejor chiste realizado por El Bobotazo en toda su existencia, motivo suficiente para ratificar el galardón a Ingreed como personaje del mes.

viernes, 15 de octubre de 2010

Protagonistas de Nuestra Bobada

Las bobas que escribimos este ridículo blog no salimos de nuestro asombro luego de que, tras trinar el jueves de la semana pasada que Samuel Moreno acababa de llamar a felicitar por el Nobel a Germán Vargas Lleras, cientos de personas (incluyendo a muchos periodistas, como Julito) creyeran que la información era cierta. Y no estamos asombradas porque la información proviniera de esta prestigiosa caca editorial, sino porque para nosotras está muy claro que Samu El Payaso no tiene ni idea quién es Germán Vargas Lleras, y mucho menos quién es Mario Vargas Llosa y muchísimo menos que existe el premio Nobel.

Por eso –aunque en realidad no tiene nada que ver–, esta semana queremos presentar una guía para conocer, de vista, a algunos de los Protagonistas de Nuestra Bobada: los políticos que más figuran por su desfachatez en los medios colombianos, los que nos motivaron a vivir unos meses en Barcelona, los gobernantes que, en conclusión, hacen que la gente salga a marchar ya que en las urnas no puede expresar lo que piensa –o porque todavía no cree que en las ciudades el tráfico sea demasiado caótico–. Aunque uno de los elegidos en esta cortísima selección no es colombiano, sí es un ejemplo de que aquí preferimos echarle la culpa al vecino de la basura que nosotros mismos hacemos.

Y como el fusil es nuestra mejor arma, nos inspiramos en la única revista de peluquería que aburre hasta a las señoras que van a las peluquerías –Cromos– y recurrimos a los mismos políticos para que nos mandaran su foto favorita y nos contaran por qué les gusta, qué es eso que resume sus interesantes carreras. Como sabemos que a nuestros bobos lectores les encanta la política, dejamos una encuesta para que nos cuenten quién de los siguientes personajes debería ser el presidente de Colombia dentro de cuatro años. Estos son sus fotogeniales selecciones y las elocuentes palabras de sus sensuales posadores:

Armando Benedetti

Me gusta porque salgo en la plalla con un libro en las manos pero consentrado en un biqini (la verda es que yo no se ler). En el momento que se tomo la foto estoy pensando que si la mujer no biene porque le paresco interezante, voy a empesar a gritar "¿usted no sabes quien soy yo?" No les voy a contar como termino la istoria. Instrúigasen!

Enrique Peñalosa

Yo no sé por qué todos insisten en decir que soy un gomelo o que durante mi gobierno me la pasé haciendo globitos. Yo también pinté las casas de Ciudad Bolívar de colores para que los pobres se sintieran menos pobres y sembré bolardos en las aceras para que las caminatas de los ciegos fueran más divertidas. De paso hice el Transmiseria, un sistema insuficiente desde sus inicios pero que sirve para que los bogotanos se manoseen más. O sea, ¿por qué nadie me comprende?


Hugo Chávez


[Este es sólo un ínfimo fragmento de las razones por las que Hugo escogió esta foto] Me gusta. Me gusta porque demuestra todo mi carisma, mi carisma bolivariano, carisma venezolano. ¿Por qué no destruímos los símbolos del capitalismo y los adecuamos a los países en desarrollo, que sólo existen en forma simbólica, mientras que el proteccionismo del Norte expulsa a nuestros países de los mercados? ¿Por qué no estimular el chochalismo de compensación y promover las corrientes de inmersión dentro del Sur en vez de competir en forma suicida entre nosotros ofreciendo concesiones a las transnacionales del Norte? ¿Por qué no crear la Disneylandia del Sur? ¿Por qué no crear el Circo del Sur? ¿Por qué no? ¿Por qué? Estas y otras propuestas conservan su valor y esperan por nuestra voluntad política para llevarlas a la realidad. Pero finalmente, amigas y amigos, deseo referirme en especial a una propuesta que creo tiene gran significado dentro de este conjunto: en el Sur somos víctimas del monopolio mediático del Norte que actúa como un poderoso sistema encargado de difundir en nuestros países y sembrar en la mente de nuestros ciudadanos informaciones, ratones, valores y patrones de consumo que son esencialmente ajenos a nuestras realidades y que se han conformado como el más formidable y efectivo instrumento de dominación. Nunca es más perfecta la dominación que cuando logra hacer que los dominados piensen en los mismos términos que los dominadores. Para enfrentar y comenzar a cambiar esta realidad, es que me atrevo a proponer la creación de un canal de televisión animada que podría ser captado en todo el mundo con la información y las imágenes del Sur. Este sería el primer y fundamental escalón para romper el monopolio mediático. Este canal de televisión del Sur pudiera transmitir a todo el planeta, dentro de muy poco tiempo, nuestros propios ratones, nuestras propias raíces, para decirle a los pueblos del mundo, con el verso del gran poeta Mario Benedetti –ningún parentesco con Armando–, hombre de ese Sur profundo que es el Uruguay, allá donde el río de La Plata se abre tanto que parece un mar plateado, donde se bañan el Buenos Aires querido y el Montevideo azuloso en su poema: "El sur también existe" el cual leo a continuación: Te metistes conmigo, ratoncito. ¡Abajo el imperio!


Álvaro Uribe Vélez

Me gusta porque capta mi esencia. Me la tomaron en una ocasión en la que quise parecerme a mi inspiración, Adolfito, y lo saludé con un sonoro "¡Qui'ay, Hitler!".


Alvarito Uribe Vélez

Esta foto es mi favorita porque demuestra lo parecido que soy al mejor hombre que ha parido este país, a lo mejor que ha sucedido desde que se inventaron a Dios, al ingreso seguro que me deja dormir con la conciencia tranquila porque sé que la impunidad reinará.


Samu El Alcalde


Me gusta porque le hace creer a la gente que salgo preocupado, cuando en verdad a mí no me preocupa nada excepto mis manillas. Me estoy tapando los ojos porque estoy jugando a las escondidas con mi mamá, el verdadero alcalde de Bogotá.


Juan Carlos Abadía

Esta foto es mi favorita porque parezco un cantante de salsa de alcoba. Soy cara de niño, con alma de prohombre.

Édgar Rentería

En Colombia nos ponemos la política de gorra, por eso me encanta esta foto. El gorrito me da un aire hipster y el anillo me recuerda la plata que ahorré mientras fui embajador en Sudáfrica.

Francisco Santos
Me gusta porque me la tomaron con el comité de la ONU del colegio, y es un recuerdo de la época en que mejor me iba debatiendo.

Juan Manuel Satán

Así quedé después de que el indolente del Angelino no me llevó cargado hasta el carrito y me caí y me raspé. Eso demuestra que mi sangre no es azul.

Carlos Gaviria
Como ya estamos en Navidad –de hecho, estamos en Navidad como desde agosto–, decidí mostrarle al país mi nueva faceta: ya no más política, ya no más oposición, ya no más izquierda y mucho menos democracia; lo mío siempre fue y será llevar regalos alrededor del mundo. Jo, jo, jo.

Ahora, sí, bobos lectores, antes de que termine de empezar el gobierno de Juan Manuel Satán, ¡pronúnciencen!: ¿quién debería ser el próximo presidente de Colombia?

Armando Benedetti
Enrique Peñalosa
Hugo Chávez
Álvaro Uribe Vélez
Uribito
Samuel Moreno
Juan Carlos Abadía
Édgar Rentería
Francisco Santos
Juan Manuel Santos
Papá Noel

viernes, 8 de octubre de 2010

5 novelas esenciales de Vargas Lleras

Nuestra revista menos favorita, Arcada (vómito intelectual), se murió de la envidia por el perfil anticipado del Nobel que hicimos varias horas antes de que la Academia Sueca –la de las revistas porno– anunciara al ganador del premio de literatura más sobredimensionado del mundo. Lo que no sabe Marianne Pond’s es que en La Bobada Literaria también sentimos envidia: en su pasquín lograron en tiempo récord sacar de Wikipedia cinco reseñas de libros de Vargas Llosa y encasillarlas bajo el título de “novelas esenciales”. Como se nos adelantaron, y gracias a la llamada de Samuel a felicitar a Vargas Lleras por el premio, hoy los fusilamos y presentamos nuestra lista de los cinco libros más importantes del hoy Ministro del Interior y Solo Kuko, a quien ya le veníamos siguiendo los pasos artísticos desde los tiempos de la campaña presidencial.

Conversaciones en La Catedral
Novela fundamental en la que se relatan oscuros sucesos y diálogos políticos entre los miembros del partido Cumbia Radical presos por parapolítica en la reconocida y legendaria cárcel envigadeña. Este influyente libro inspiró a Los diálogos del Señor Plátano y sirve de libreto para las pruebas de Protagonistas de Nuestra Tele.

La ciudad y los porros
Otro de los libros que inclinó la balanza nórdica en favor de Vargas Lleras, relata sus dificultades juveniles para escapar de las drogas en la clase alta de una Bogotá en la que hasta el hoy presidente se trabó ocasionalmente –y no nos referimos a los problemas de movilidad–. Su frase más destacada al respecto, la que resume su lucha sólo la entiende alguien que se haya fumado un porro antes: "Ni permanente ni ocasional, ni en el colegio ni en la universidad".

La fiesta de la chiva
Parte fundamental de la campaña presidencial, esta novela llega hasta el fondo de una fiesta de lo más bogotana, carachas: una pintoresca chiva sale cargada de periodistas escuchando tropipop junto a socios del Santa Fe que gritan y chiflan al llegar al Parque de la 93 y cada vez que pasan por la zona T, todo con el fin de agasajar a la Chiva Cortés.

Pantalón y las vestiduras
Aunque no fue su más firme opositor, Vargas Lleras inspiró esta diatriba contra Mockus en el recordado acto de bajarse los pantalones en un auditorio de la Universidad Nacional. Así, define al candidato verde como un viejo neurótico y megalómano que ante situaciones desesperadas muestra las nalgas, les tira agua a sus contrincantes o reduce los debates a frasecillas bobaliconas. Su mejor capítulo fue titulado "A mí no me pagaron, me vine porque quise".

El tío Julito y el escribidor
Ser un líder de opinión no es fácil en un país en el que cambiar de opinión es más fácil que cambiar de calzoncillos. En este libro que alterna la realidad con una radionovela, Vargas Lleras despliega toda su lambonería hacia Julito, a quien define como "la cabeza más brillante de la radio colombiana". Aunque La WC le vaya a voltear la arepa cuando aparezca un político más corrupto, esta novela no deja de mostrar un tórrido romance entre la política y el periodismo.

Por último, y como buen #FuckingFriday, cerramos esta interesante entrada con nuestros análisis poblacionales: las encuestas de la semana pasada demostraron que nuestros lectores le siguen teniendo lástima a @ensayista, la mujer que con su espantosa cara –mas no con sus palabras– hizo que todos le tuvieran miedo, por lo que creen que anunciamos el final de La Bobada Literaria sólo para que ella sintiera que, por una vez en la vida, había tenido razón. Por otra parte, no se sabe quién será la próxima víctima de Mareo Alcallá, pero las opciones están para chupetearse los dedos: Ricardo Arjona, Isabella Santodomingo y el mismísimo Julito serán sus nuevos entrevistados. Esperen gratas sorpresas de La Bobada Ilimitada.

Con esas intrigas, damos paso a las encuestas de la semana, dos preguntas de interés general que, de seguro, cambiarán la vida de nuestros bobos lectores. Para votar, como aún no aprendemos de tecnologías más prácticas, sólo hay que ir a la esquina superior derecha y rellenar el huequito (guiño, guiño):

¿Cuál de los programas que habló de nuestro trino de Samuel felicitando a Vargas Lleras debería contratarnos?
El de Julito
El de Gustonto Gómez Córdoba
La Luciérnaga, para reemplazar a Don Jediondo
El nuevo de Díaz Salamanca
El de Colmundo que nombró César Escola

¿A quién quiere ver en el nuevo billete de $8.000?
A Jaime Garzón
A Pablo Escobar
A Gabriel García Márketing
A Shakira
Al Pibe Valderrama
A Betty, la fea

miércoles, 6 de octubre de 2010

¿Quién es el nuevo Nobel de Literatura?

En realidad no nos importa quién gane, quién se lo merezca, quién vaya ganando según las casas de apuestas o qué piense la revista Arcada sobre el galardonado. Lo que sabemos es que, a falta de otras noticias, los periodoncistas culturales le dan la primera plana a quien quiera que sea ese señor o señora, generalmente exótico, que se ganó el Nobel de Literatura. Un tipo al que nadie en Colombia ha leído –salvo, quizás, Marianne Pond’s o Marta Ruiz, que presumen de haber leído hasta lo más underground de Uzbequistán–.

Sin embargo, todos los Kikes Patiño dirán que saben un montón sobre el ganador gracias a Wikipedia. Por eso, esta noche del 6 de octubre, La Bobada Literaria se anticipa varias horas a todos los medios del mundo con un sesudo perfil del ganador del Nobel. Sólo hace falta llenar el espacio con su nombre y su libro más vendido –libro del que, obligatoriamente, estarán hablando todos los intelectuales dentro de un mes–. Si ustedes, bobos lectores, quieren publicar esto en sus propios medios, completen la plantilla y pongan al final del artículo el crédito “con información de LBL” (para que suene a agencia periodística), así se ahorrarán tener que entrevistar a Juan Manuel Roca Dura o a Andrés Hoyos y ni siquiera les va a tocar leer el único libro del que todos van a hablar.

Hagan la prueba con el autor que quieran: googleen a Cormac McCarthy, cualquiera de los Murakamis, de los ex secuestrados o Ngugi wa Thiong'o –el primo hermano de Koyi K Utho– y rellenen los espacios. Esta plantilla no falla: ya ha sido probada con éxito en Arcada y mañana saldrá publicada en El Tiempo. No se dejen ganar de Juan Gustavo Bobo Gorda: ustedes también pueden presumir, con suficiencia, de haber leído al próximo Nobel "antes de que le dieran el premio".

Un Nobel fuera de lo común

A diferencia de Oscar Wilde, [el autor] lo dejó todo, no por un hombre sino para salvarse a sí mismo. Toda su vida ha insistido en que no es un escritor mediático. Pero los lectores han decidido ignorar sus reclamos. Hacen bien.

[el autor] es todo menos adorable. Es inteligente como pocos. Radical toda su vida, y un escritor que no le hace concesiones al lector. Es difícil salir ileso, por ejemplo, de [su libro más vendido]. Un libro injustamente encasillado como parte de la literatura marginal, cuando en realidad se trata de un escrito devastador sobre los dilemas más profundos de su generación y [su nación]. La búsqueda de experiencias psíquicas, que rompieran las barreras de las emociones y del pensamiento. El [tema que diga Wikipedia de su libro más vendido] y sus abusos. La estética como una necesidad vital, la de romper los cánones literarios y deshacer las estructuras conocidas. Y esa sensación un poco existencial que dejó la posguerra.

En todos estos temas, [el autor] se adelantó a su época. Su compromiso político se complementa con su visión de esas órbitas diversas y a veces divergentes en las que gravitan los sentimientos de los hombres y las mujeres. Y el delirio. Sus libros parecen un círculo vicioso de masoquismo y desesperación. Pero que el lector, por alguna razón magnética, no puede abandonar.

Es curioso, sin embargo, que se hable tanto de que [el autor] es parte de la literatura marginal. Aunque sus libros han sido llevados al cine, al teatro y a la televisión y han sido elogiados por diferentes medios, él sigue rechazando las entrevistas y cuestionando la exposición mediática. Pero no es una confrontación panfletaria. Más bien los cuestiona como ser humano. Como individuo.

A diferencia de mucha literatura llamada marginal, [su libro más vendido] no es un libro fácil. Sus lectores se dividen en dos: los que no pasan de la página 5 –y su edición más breve tiene 987– y los que sienten que les cambió la vida. El libro es, literalmente, un laberinto que parece sucumbir ante la necesidad de subvertir la estructura. Pero una vez uno tiene agarrados todos los hilos de la narrativa y puede navegar en sus páginas, siguiendo las mareas de sus personajes, puede tener esa sensación fascinante que pocas veces se alcanza: la de que está frente a una obra monumental. Tanto, que al cerrar la última página, uno siente deseos de volver a empezar. Como si la vida propia y las de los que pasan por [el libro] se hubiesen unido. [el autor] dice que planeó esta obra como un ejercicio racional, pero que al final es quizás el más emocional de todos sus escritos. Casi catártico.

Muchos criticaron a la academia por haberle dado el Nobel a [el autor] por ser [del país donde nació o escribió su obra]. Pero la Academia hace [número de años] no premiaba a un autor de lengua [idioma en que escribe el autor]. Sólo por [su libro menos conocido, para parecer más entendido], el premio es justo. Al igual que Cien años de soledad, nadie puede decir que el libro es sobre un solo tema, ni que cuenta una sola historia. Son ambos, parafraseando a Borges, una especie de Aleph. Un objeto a través del cual se pueden ver todas las dimensiones del corazón humano, puestas en una época, en una geografía y en una cultura determinada. Es decir, arte verdadero.

Enhorabuena para la Academia. Sólo resta esperar que, tras el aluvión de entrevistas y el acoso de los medios, [el autor] pueda volver a su hogar de [ciudad de residencia] para concentrarse en revelarnos las profundidades del alma humana, los vericuetos del deseo y las distancias abismales de las relaciones, como lo ha hecho de forma magistral desde que publicó [título del primer libro, según Wikipedia], esa primera pieza de un rompecabezas de la sensibilidad que con tanto esmero ha construido a lo largo de sus [número de libros] imprescindibles obras.

De los comunicados de prensa y otros demonios

En La Bobada Literaria seguimos moribundas. Por eso sólo publicamos entradas cuando nuestro médico nos permite salir de la sala de cuidados intensivos para un lavado estomacal. Hoy aprovechamos la salida para buscar la más relevante información cultural del país –empezando por las noticias sobre los operarios de DAS Records– y nos encontramos con un delicioso comunicaldo de prensa en el que la cursilería y la pésima redacción nos recuerdan que las facultades de Comunicación Social se olvidaron de los cursos básicos de gramática para hacer énfasis en las relaciones (guiño, guiño).

Otra cosa que descubrimos en este comunicado es que Bucaramanga también tiene derecho a hacer cultura: desde el festival musical Punkaramanga hasta los siempre innecesarios festivales de cine, esta ciudad "fue será quizás" un santuario donde "´Gabo¨" merece homenajes que recibe Salvo Basile a su nombre y se realizan apasionantes conversatorios sobre el talento santandereano y otras delicias.

Sin más preámbulos, los dejamos con este sabroso homenaje a la mala ortografía.

HOMENAJE A GABRIEL GARCIA MARQUEZ
Noche ´del amor y otros demonios´

Bucaramanga, Octubre 6 de 2010. La de ayer fue será quizás una de las noches más emotivas en el marco del II Festival Regional de Cine: Ojos al aire libre, luego que la organización le rindiera un sentido y merecido homenaje al Nobel de Literatura Gabriel García Márquez, quien con la novela ´Del amor y Otros demonios´ cuya adaptación al cine estuvo bajo la pluma y dirección de Hilda Hidalgo, puso nuevamente una de sus obras en la opinión de los aficionados.

En el emotivo acto le fueron entregadas las llaves de la ciudad a ´Gabo¨ y en su representación las recibió el actor y director Salvo Basile. Así mismo en medio de la gala se proyectó la película en mención.

La velada estuvo amenizada por la Agrupación folklórica Kuisitambó: Tradición viva, que con aires caribeños plenos de cumbias y bullerengue pondrá en escena a más de 17 personas entre músicos cantaores y cantaoras.


QUIERES MÁS DEL CINE? PROGRAMATE HOY

MIÉRCOLES 6 DE OCTUBRE DE 2010

CASA DEL LIBRO TOTAL

2:00 a 4:00 p.m.

Conversatorio "Talento santandereano" con Toto Vega, Roberto Reyes, Fabián Mendoza y Maryluz

4:00 PM

Proyección película "Gn. 9, 3-4" de Leonardo Romero

INSTITUTO MUNICIPAL DE CULTURA

9:00 a 11.30 a.m.

Muestra de cine "Festival Cine independiente de Villa de Leyva"

2:00 a 4:00 p.m.

Muestra y conferencia Festival "Invitro visual" Dirige: Jaime Manrique

4:00 PM

Proyección película "El cuarto" de Gustavo Torres Gil

7:00 PM

Proyección película "Los viajes del viento" de Ciro Guerra - Cortometraje "La Estatua".

ACTO ESPECIAL

9:00 PM

Coctel Show-room Silvia Alfonzo

viernes, 1 de octubre de 2010

La tiranía de los micrófonos, nuestra nueva sección

La WC recoge los más selectos desechos de nuestra sociedad en una emisora para la mensa mayoría. Junto a Culito, el líder de opinión –lo que sea que significa eso– más influyente del país, se encuentran patiños –pero no Enrique ni Jorge– que demuestran la bobodiversidad del periodismo colombiano.

El más reciente hallazgo se hubiera quedado en el anonimato si no hubiera sido por una entrevista en la que deja clara su “in” parcialidad y le falta poco para pedirle al director de La sociedad del semáforo que le devuelva la plata de la entrada porque su película es muy mala. Por petición del Juglar del Zippo damos nuestro veredicto: Mareo Alcallá es un patán y a Rubén Me Endosa se le quedó el sombrerito en una rumba y no supo defenderse: a preguntas tan brillantes como “¿dónde están el inicio, el nudo y el desenlace?”, Rubén responde “yo me nutro del desprecio y de que las cosas fracasen” –por eso, seguramente, es que se presenta a cuanta premiación existe y hace DJ set en InVitro– y, en un acto absolutamente sombrerito*, acusó al periodista de tener “la tiranía de los micrófonos”. El periodista inició su ataque diciendo que “su película nos pareció muy mala”, y lo terminó diciendo que “no estamos de acuerdo con su película”, pero el séptimo artista no fue tan audaz como para preguntarle a quiénes se refería con “nos”, ¿a usted y a sus parásitos intestinales?

Al final, los que ganaron fueron los radioescuchas: los 15 minutos de pelea causan más risas que cualquier entrevista de Culito tratando mal a los entrevistados o traduciendo mal lo que dicen los gringos, que cualquier escena de La sociedad del semáforo con música de Frank Zappote, alias Edson Velandia, o que cualquier entrada de este moribundo blog. Y como en La Bobada Literaria no nos gusta nada –mucho menos el cine colombiano–, en lugar de defender a Rubén –con quien ya nos hemos enrumbado varias veces– o a su película –con la que nos echamos un placentero motoso–, decidimos contratar al alevoso entrevistador y encargarle el análisis de diferentes obras cada cierto tiempo en una nueva y novedosa sección que hará las delicias de todos: La tiranía de los micrófonos.

Absolutamente enamoradas de su impertinencia y de la inteligente mezcla de solidez y estolidez de sus argumentos, le hicimos una prueba de talento antes de contratar sus servicios pidiéndole que nos anticipara una reseña de uno de los últimos libros que compró –como dice que se debe hacer–, no sobre el último que le prestaron ni sobre su más reciente hallazgo en una biblioteca. Esta es la reseña que hizo sobre El coronel no tiene quien le escriba, de Gabriel García Marketing:
Acabamos de leer El coronel no tiene quien le escriba y quisiéramos saber realmente cuál era el objetivo del autor con este libro. Aquí en La Bobada Literaria apoyamos fuertemente a la literatura colombiana. Yo no seré crítico literario ni nada, pero dicen en la mayoría de las teorías de la literatura que las historias deben tener un inicio, un nudo y un desenlace y esta del coronel que espera la pensión parece una colcha de rechazos. ¿No será más bien que el autor hizo una obra pensando en sí mismo y no en los lectores? La verdad no estamos de acuerdo con la novela. ¿Cuál sería el objetivo del autor con ella? Uno entra a sus páginas –de un libro por el que pagué casi 40.000 pesos en el carulla de la 85 con 18– con la promesa de que al coronel le va a llegar la pensión que se le debe por sus años de servicio, y al final nunca puede disfrutar de su pensión; nunca se cumple el supuesto objetivo, lo que la deja sin hilo conductor. La verdad a nosotros nos quedó haciendo falta esa parte. Nos faltó ese detalle. Nos sentimos tumbados. Ni siquiera vimos al gallo pelear, que es la otra promesa que se hace durante toda la supuesta historia –el autor dice que la hay pero no la vimos–. Yo la verdad no sentí que este libro se llame El coronel no tiene quien le escriba, porque el coronel lo que está esperando es una plata y no una carta amorosa. Tal vez se debería titular El coronel que esperaba todos los días su pensión pero no la recibía y tenía un gallo en una historia en la que no pasaba nada, o de pronto sí, pero por allá muy, muy en el fondo, nos parece que muy en el fondo. ¿Será que el escritor estaba escribiendo un libro "de autor" y no lo desvela que los lectores no encontremos una historia? ¿No hubiera sido mejor que escribiera un reportaje en lugar de hacer un libro?

Esperamos que el escritor tenga muy buena suerte con sus futuras novelas. Por el bien de la literatura colombiana, así no estemos de acuerdo con ella. Y así autores pretenciosos me quieran insultar llamándome "rolo" para parecer tan tristes como yo. Ahora quisiera llamarlo para no dejarlo hablar.

Además, Alcallá propuso algunas posibles preguntas a los autores de los últimos libros que compró. Sobre Sostiene Pereira, por ejemplo, pregunta: “señor Tabucchi, ¿a usted no le parece que esos jueguitos de palabras son más para niños de primaria que para lectores que pagamos por sus libros?”. A Álvaro Mutis le dice: "¿No cree que está mal reunir sus novelas bajo el título de Empresas y tribulaciones de Maqroll el Gaviero, cuando el protagonista no es un empresario?" Y a Paul Auster le manda decir que “eso de ponerles nombres de colores a sus personajes nos parece muy facilista. Porque así cualquiera, los colorcitos sólo esconden la falta de profundidad de sus personajes”. Su conclusión es que “sus libros son tan mediocres que incentivan la piratería, ¿nunca pensó que era mejor hacer un documental?”. Menos mal, Mareo no ha leído aún a Íngreed.

La entrada de Mareo Alcallá a nuestro equipo nos da un nuevo estertor después de anunciar nuestra muerte. Igual les haremos caso, bobos lectores, y nos dedicaremos a montar un bar en San Andresito, con lechona y DVD pirata incluidos. Queríamos escribir la revista de Colsubsidio pero ya habían contratado a otro bobo. También lamentamos los más de treinta suicidios cometidos por nuestros seguidores pero lamentamos más que noventa de ustedes se hayan puesto a llorar escuchando a Maná.

Para no perder la costumbre, desde ultratumba dejamos dos preguntas sobre el futuro post mortem de La Bobada Literaria. Como siempre, sólo hay que votar arriba a la derecha.

¿A quién debería entrevistar Mareo Alcallá?
A Ricardo Arjona
A Isabella Santodomingo
A Julito
A David Letterman

¿Por qué dijeron que se acababa La Bobada Literaria?
Porque estaban muy ocupadas escribiendo la revista de Colsubsidio
Porque 8000 está preparando su primera exposición individual
Porque ya no tienen tiempo para escribir el blog por estar acumulando trabajos
Porque querían que @ensayista sintiera que, por primera vez en la vida, había tenido razón
Porque estaban registrando el adjetivo “sombrerito”* en la RAE

*“Sombrerito” es un nuevo adjetivo registrado por La Bobada Ilimitada para referirse a las payasadas conceptuales de los artistas que creen que poniéndose sombrerito son más interesantes; por ejemplo: “Superlitio es la banda pionera del tropipop sombrerito”.