lunes, 29 de marzo de 2010

8000 se convierte en estatua

Mientras vivimos la primavera de nuestra idílica bobada barcelonesa, nuestro corresponsal en Colombia y director de arte, 8000, sigue desempleado. Por eso, se ha visto obligado a rebuscarse la vida: ya trabajó como taxista informante en Cali, engañó a un articulista de eltiempo.com diciéndole no que era Banksy sino que era Bansky (ingenioso juego de palabras que equivale a su obra de arte disléxico 0800), fue mesero de Gustavo Carne de Pavo y fue gestor cultural de Barrios Hundidos. Pero ahora decidió dar el salto al arte callejero, aprovechando la afluencia de saltimbanquis que conforman los principales elencos del Festival Internacional Iberoamericano de Teatro de Bogotá. Ha tenido suerte: tanta, que incluso un incauto periodista iletrado le escribió este artículo.

Hicimos una versión boboliteraria, pero el talento de esta promesa del periodismo nos dejó casi sin aportes. A delicias del tipo “Como una estrategia al desempleo”, “en otro lugar distinto” y “en posición de rodillas” –que incluso nos hacen sugerirles que lo lean en lugar de leer nuestra entrada– sólo pudimos añadirle información que 8000 nos tenía reservada. Tampoco pudimos superar frases como “Con una cifra de desempleo que en el 2009 subió por 297.000 personas que perdieron su empleo” ni el poético final, que dejamos tal cual.

Las estatuas humanas en Bogotá ahora son de mentira

Como una estrategia al desempleo, los artistas del arte mudo se preparan para ofrecer un espectáculo lamentable a los transeúntes, pero encuentran competencia en figuras que no son tan reales como parecen.

En medio de las altas temperaturas de la hot dog Bogotá, las personas se sienten más corronchas que de costumbre. Las calles del centro se encuentran llenas y luego se pierden. Niños, mujeres y hombres de diferentes edades se convierten entonces en los espectadores de diversas propuestas urbanas. Los homosexuales, agazapados en su propia diversidad, no salen mucho.

Aparecen cantantes, intérpretes de guitarra y violín, mimos y, en el fondo, como si no estuvieran allí, están quietas las estatuas humanas. Sin embargo, hay una estatua que por un momento detiene el afanado ritmo de los caminantes: alrededor de unas 10 personas la miran fijamente y se ven sorprendidas, se encuentran en frente de una estatua que parece dominar un profesionalismo extraordinario porque está completamente quieta, sin señas de movimiento. Algunos espectadores depositan una moneda, como es costumbre, esperando que la estatua se mueva por un momento, pero después de un rato, nada sucede. Incluso uno de ellos golpea la cabeza de la estatua con tres ‘coscorrones’ suaves. No tiene respuesta. La gente murmura y se queja silenciosamente, pero sin perder curiosidad. Todos deciden irse, no sin antes recuperar sus monedas y emitir insultos como "estatua ratera”, pensando que la estatua está decidida a no moverse.

Así permanece la estatua durante todo un día, sin moverse. De pronto se hace necesario acercarse un poco más y se revela el misterio: así permanece todos los días, pues no es nada más que una estatua de verdad, lo suficientemente perfecta para parecer una estatua humana y lo bastante imperfecta para parecer una estatua de piedra. Perfectamente imperfecta, imperfectamente perfecta, se trata de “Estatua inhumana”, perfecto y a la vez imperfecto regreso a nuestras imperfectas pero perfectas calles del artista pseudo conceptual ultra premoderno 8000.

La figura de color gris, en posición de rodillas, tiene en un rótulo el nombre de Gabriel Ruiz-Navarro El Quemado, y junto a él, hay un tarro para depositar monedas que tiene la foto de la estatua en otro lugar distinto, lo que le da al espectador otra razón para pensar que es humana. El Quemado tiene unos zapatos puestos y está envuelto en una sábana, las facciones de su cara parecen las de una persona con los ojos cerrados, y únicamente se mueve cuando su creador la lleva de un lado a otro haciéndola pasar por un humano muerto, o algo así porque toca cargarlo abrazado. Al parecer, mucho más temprano que sus competidores humanos –para que nadie se percate del secreto– el dueño de la estatua fabricada la pone en el lugar cuidadosamente y le amarra el tarro de monedas.

“Yo no estoy de acuerdo con eso porque es un muñeco y eso no es arte, lo deja ahí con su tarro de monedas y se está cerca sin hacer nada y luego va a recogerlas”, afirma Juan Boñiga de Dios, un hombre que trabaja a diario como una estatua humana –arte milenario–, y quien ve al Quemado como su directa competencia. “La gente se siente engañada –agrega Boñiga de Dios–, un señor le pegó una patada porque se dio cuenta que era mentira y no hacia absolutamente nada”. No sabemos si el que no hacía absolutamente nada era el señor o la estatua, pero igual le pegó y por esa agresión será demandado por Juan Pablo Plata.

Justo al frente y a unos pocos metros de esta estatua se encuentran dos más, una se hace llamar Ramsés; la otra es el Pirata Morgan. Aunque ambas sí son realmente dos personas (el uno es un homo sapiens y el otro, dicen, es tan sólo un homo), también permanecen quietas debajo del intenso sol. Carlos de Dios Villaluna, quien encarna a Ramsés, se considera un artista mudo, por lo que no declaró nada a La Bobada Literaria. Lleva 15 años haciendo su trabajo como estatua, igual que los funcionarios del Instituto Caro y Cuervo.

Por su parte, Boñiga de Dios, que tiene siete años de experiencia, le da vida al Pirata. Es un artista vinculado a la Fundación Iberoamericana de Arte y Parte, y cada mañana, desde las 10 hasta las 6 de la tarde, hace su trabajo. No está de acuerdo con aquellos que bajan constantemente a descansar, pues según él, “la gracia del personaje es que se confunda con la boñiga, como yo. En algunas ocasiones las personas tratan de engañarme, me echan piedras o tapas de gaseosa para hacerme mover –cuenta Boñiga acerca de su trabajo–. Igual aparecen personas que quieren probarlo a uno, hacen muecas o me tocan para hacerme perder la concentración”.

Con una cifra de desempleo que en el 2009 subió por 297.000 personas que perdieron su empleo, frente al 2008 cuando sólo 8000 perdió el suyo, un día estas personas no encontraron más posibilidades para trabajar y decidieron no quedarse quietos esperando un nuevo empleo, y se quedaron quietos como estatuas.

12 comentarios:

  1. 8000 es demasiado original, debería estar en un salón nacional de autistas...

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  2. Por favor no sigan escribiendo con este nivel de genialidad pues corren el riesgo de que los contraten como redactores en El Tiempo y siempre es mas digno ser desempleado que trabajar para juan manuel y josé obdulio.

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  3. dios mío, a este paso, 8000 puede convertirse en el nuevo Franklin Aguirre, porque claramente es tremendo marica

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  4. @críticoliterario29 de marzo de 2010, 15:42

    ¿El tiempo por qué publicará vainas tan malas? ¿Será que no leen?

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  5. Críticoliterario, ¿hasta ahora se da cuenta que, en general, los periodistas no leen? y súmele que lo único que medio escriben es la prosita de diario. Lea las novelas escritas por los periodistas y hágase su propia opinión, todos creyeron que como García Marketing era periodista y novelista, cualquiera podía. Lo que no se dieron cuenta era que el cataco era ante todo buen lector y buen escritor. Muchos piensan que es con la sóla firma.

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  6. uyyy Carlos, deje de hablar así de Margarita Posuda, Mauricio Silva, Narta Orrenda y Fernando Gómez, estos últimos grandes olvidados de la Bobada y hasta de la Movida

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  7. Cachaco, gracias por el dato, no conocía esas chapas, en realidad estaba pensando en Garay, Quiroz y Vargas.

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  8. Oiga Cachaco, ese Silva no ha escrito novela.

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  9. que mamera esta página, que mamera 9000, que mamera la mano de pendejos egocentricos de los que hablan... una perdida de tiempo haber venido por acá.. sueter les digo..

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  10. Una palanca para mover el mundo... es la única explicación a esa porquería de artículo. Mucho qué desear de quienes corrigen, si es que lo hacen.

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  11. Estamos siguiendo los pasos de 8000 y ahora algunas de nosotras somos estatuas en Barcelona, ya que empezó a hacer menos frío toca aprovechar el milenario arte de quedarse quieto.

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