Una votación histérica cambió el rumbo de este programa: un empate con catorce votos –en letras parece un número más grande– dejó a Ángela Becerra y Juan David Correa en las puertas de la casa editorial estudio. Los productores del
Desafío Literario se vieron en un profundo predicamento: ¿eliminar a los dos de una vez por todas?, ¿hacer una nueva votación?, ¿ponerlos a cantar frente a Marbelle para que ella eligiera?, ¿hacer una plenaria en el Congreso para decidir a quién censurar? Finalmente, una llamada de nuestro patrocinador Crema Rancia de Pond’s Ford sugirió darles el poder a los ganadores de la impunidad: Jaime Espinal, Gabriel Ruiz-Navarro y Antonio García fueron los encargados de tomar tan delicada decisión.
El sensual trío deliberó un par de horas y decidió que Juan David Correa debía ser eliminado por las siguientes razones: aunque estuvo al frente de la veintiúnica revista cultural del país durante unos años y ha sido un ñoño reseñista, su aporte a la literatura no es tan valioso como el de Ángela –él apenas ha publicado una novela y ella publica una
de vez en mes–; además, Correa ahora necesita un trabajo de verdad –si saben de algo, comuníquense con nuestra división “El desempleado del mes”–.
Juan David empañó sus gafas, llorando como el niño que protagoniza su novela, y se despidió con la dagoísta frase “todo pasa pronto”. Santiago Gamboa, por el contrario, celebró la partida porque alguna vez Correa permitió que en su revista se hablara mal de uno de sus excelentes libros. Lo que Gamboa no esperaba era la nueva prueba: Contrasolapadas. Jefes de prensa perezosos, lectores evaluadores sin criterio, editores codiciosos o colegas escritores que necesitan rascar espaldas de vez en cuando son los verdaderos autores de estos textos. Pero al final, la culpa es de los escritores por hacer obras que merezcan tales elogios. Invitamos como comentarista especial a Luis Fernando Afamador (LFA), experto en leer solapas para escribir sus reseñas. Los jurados serán ustedes, bobos lectores: voten pensando cuál libro quieren leer después de ver estas solapas.
Sobre Amor con A de Ángela Becerra
Así como sus novelas se caracterizan por crear un torbellino de emociones y sentimientos, en este libro la autora lleva los sentimientos al extremo gracias al romance que vive con las palabras. “Las letras huelen, saben, acarician, golpean. Las letras ríen, lloran, gritan y suspiran. Saben amar y también odiar. Las letras son poderosas. Tienen en sus manos el arma de la seducción y ellas lo saben; a veces se hacen las estrechas, pero si las acaricias, si las amas, terminan rindiéndose a ti. Porque, en el fondo, las letras son muy generosas y agradecidas. Disfruto manoseándolas, estirándolas, acompañándolas, jugando a hacerlas y a deshacerlas hasta que al fin se quedan quietas y me regalan la frase que yo quiero…”.
LFA: Me gustan las letras estrechas (guiño, guiño).
Nahum Montt, sobre Hot Hot Bogotá de Alejandra López
Lejos, muy lejos de los lugares comunes de la llamada novela urbana colombiana, este relato fresco y despiadado, nos permite recorrer la cotidianidad de Sole, su protagonista. Y más allá del infierno íntimo del desasosiego, la sexualidad y la manipulación desbordante,
Hot Hot Bogotá nos presenta la primera novela de Alejandra López, narradora tierna, implacable, desesperada. Un hallazgo.
LFA: El verdadero hallazgo es que este libro fue seleccionado por la revista
SoHo como uno de los siete peores del año, el listado más confiable de literatura nacional. Salgo ya mismo a comprarlo, pero no lo leeré.
Sobre Su casa es mi casa de Antonio García
(…) Pero el juego terminó saliéndole mal, porque se encontró con una mujer que estaba casada con un personaje peligroso y que no se dejó meter los dedos en la boca. Martín descubre todo esto y se inmiscuye en una trama que pone en riesgo su apacible vida de estudiante.
Su casa es mi casa es una novela que conjuga el humor con una narración ágil y una historia vertiginosa.
LFA: Para escribir solapas también existe una plantilla. Seguro.
Sobre Unos duermen, otros no de Eduardo Bechara
Boris Estefan Porvorsky, un joven abogado en una firma prestigiosa de la ciudad, pierde a su hermano en un atentado terrorista en Bogotá, dándose cuenta de que las cosas no son como aparentan. Enfrentado al fantasma de Tufik Estefan Porvorsky y a la cruda realidad de una familia que se desintegra, intenta luchar contra un personaje siniestro, Jerónimo Pinillos, su propio jefe, quien maltrata, denigra y subyuga a sus empleados dentro de la oficina. El abuso laboral como nueva forma de esclavitud, junto con una coyuntura nacional de la que nadie puede escapar, conforma la vida de Boris, quien sólo hasta el final, descubre el misterio que hay detrás de la muerte de su hermano.
LFA: Mérito especial por haber sido escrita por el mismo autor. Y por frases tan poco comunes como "la cruda realidad" y "un personaje siniestro". Otro punto por la nueva forma de esclavitud, ¿no será más bien la literatura una nueva forma de estupidez?
Sobre Técnicas de masturbación entre Batman y Robin de Efraím Medina
Efraim Medina Reyes ha construido una novela collage, mezcla de géneros y estilos, basada en la fragmentación y el uso continuo de digresiones, en las que la voz del recuerdo toma el protagonismo del libro. La trama no lineal nos obliga a veces a volver atrás para completar la información. Los diferentes apartados de la obra, aparentemente independientes entre sí, contribuyen a formar un todo común que da sentido al texto.
LFA: Como quien dice, chocoloco.
Sobre Fernando Vallejo en diferentes solapas de Alfaguara
La obra de Fernando Vallejo continuará gritando improperios con la certeza de quien sabe que ya no es posible sumar más horror al horror. Una lúcida fuerza literaria.
LFA: Qué horror tan horroroso.
Sobre Sin dirección, de Gabriel Ruiz Navarro
Ruiz Navarro lleva la literatura urbana a donde jamás se pensó que llegara: a la pérdida de la dirección.
LFA: Y sus lectores seguro la llevarán más lejos: a los tarros de basura.
Jorge Franco sobre No es una historia de amor de Jaime Espinal
Este es un libro que siempre le llegará tarde a quien lo lea porque nos hemos negado a aprender de la experiencia ajena. Más bien está destinado, después de leerse, a convertirse en un categórico e inevitable
Te lo dije.
LFA: A Jorge Franco le llegó tarde el cheque de Planeta, por eso escribió este comentario.
Sobre Don Quijote de la Mancha en Medellín de Jorge Franco
Este relato es un hermoso y conmovedor trasplante del Quijote a la terrible situación que conmovió hace algunos años a Medellín.
LFA: Cómo así, ¿lo conmovedor conmueve?
Sobre El poeta en el hotel de Juan Ensuncho
Definido por su autor como una “colección de conjuros”, este poemario de cien páginas está dividido en tres movimientos: “La flor de las aguas”, “Vivir es fumarse” y “Para pintar en las paredes”. El libro fue presentado en la tradicional taberna La Cueva, de Barranquilla, establecimiento que exalta la tertulia y la bohemia y en el que antaño se dieron cita nombres de la talla de Cepeda Samudio, Obregón y García Márquez. Las ilustraciones, que se ofrecen en hojas desprendibles para que el lector que así lo desee pueda disponer de ellas fuera del poemario, son obra de la venezolana Rosanna Faría. El libro puede ser solicitado por correo electrónico.
LFA: Se me ocurren varias disposiciones –o deposiciones– para las ilustraciones. Serán las mismas para el resto del libro, que ya pedí por correo electrónico.
Sobre Dulce Compañía de Laura Restrepo
La reportera de una revista de frivolidades es enviada por su jefe a cubrir la aparición de un ángel en una de las barriadas más pobres de la ciudad. Emprende la tarea a regañadientes porque la tienen sin cuidado los asuntos religiosos y la aburre sobremanera un tema tan manido, y ni siquiera sospecha hasta qué punto se va a ver involucrada en una brutal cadena de acontecimientos que escaparán a su control y a su racionalidad.
LFA: Lo que, sin duda, escapa a la racionalidad, es la capacidad de desperdiciar papel en Laura Restrepo.
Sobre Scorpio City de Mario Mendoza
Valiéndose de la voz de uno de los narradores de su novela, el autor confiesa: “No deseo escribir una novela tradicional, maniquea, con el característico triunfo del bien sobre el mal en las últimas páginas. No. Dejaré que la realidad triunfe sobre la forma, respetaré la historia tal y como me la contó Zelia: una historia donde la ciudad es atravesada en varias de sus capas, como un viaje al interior de una cebolla. Un inspector, crímenes, religiosos medievales camuflados en busca del poder, vagabundos y nómadas prehistóricos que viven de los deshechos, y al final las cloacas de la ciudad como lo más íntimo, como el inconsciente donde fluyen y habitan las materias prohibidas de la ciudad. Bogotá, ciudad apocalíptica de las mil heridas, ciudad venenosa que te ensañas con los que no te comprenden, ciudad de dulce crueldad, ciudad-travesti de maquillajes incomprensibles”.
LFA: Travestis a la cebolla, un nuevo plato del restaurante de Juan del Mear.
Sobre Hotel Pekín de Santiago Gamboa
Un relato magnífico que tiene como escenario el Pekín del siglo XXI, las complejas relaciones entre China y Occidente, los avatares de dos viajeros que se reúnen a charlar y a beber por las noches en el bar del Hotel Pekín, mientras el mundo se transforma, así como los temores y la cautela de un rico empresario chino con la modernidad y los cambios violentos.
LFA: Mientras el mundo se transforma, las novelas de Gamboa siguen pareciendo películas de Hallmark Channel.