A las integrantes de La Bobada Literaria también nos gustan los chiquillos coquetos.
Nuestro personaje del mes es uno de esos delfines de los medio(cre)s de comunicación colombianos, con la diferencia de que su papá es más detestable que Enrique Santos, Daniel Samper Pizano y Yamid Amat juntos: Carlos Antonio Vélez. Sí, este pequeñín es la lamentable consecuencia de que el cuentahuesos del fútbol colombiano haya cometido el error de reproducirse: se trata de Luis Carlos Vélez.
Graduado como economista –y periodista, porque es el negocio de la familia–, el pequeño Pis Carlos pasó de (pronúnciese en inglés) CityTV a CNN International. Allí, el pequeño Bovélez aprendió todas las técnicas de un periodismo menos riguroso que las investigaciones de Laura en América y se convirtió en un orgullo colombiano en el exterior, tanto que pensábamos que se iba a quedar allá por siempre. Lamentablemente, el Doogie Howser de las noticias volvió para demostrar que heredó de su padre la arrogancia, el peluquín y el afán de protagonismo. Y también para enseñarles a las nuevas generaciones lo que este –o sea Carlos Antonio– les había enseñado a las antiguas: que un buen periodista no es el que mejor informa sino el que más cosas se inventa y que el periodismo consiste en afirmar en lugar de preguntar para que el entrevistado le dé a uno la razón:
Bovélez en acción: aquí se cree sus propias mentiras y se siente el Piers Morgan colombiano (aunque no es más que un pirata de las noticias). Su enseñanza: el objetivo del periodismo es que el entrevistado diga que sí.
Por si eso fuera poco, cuando Bovélez dice que “la gente dice” es él quien está opinando –basado en la mayor fuente de opinión de estos tiempos: Twitter– y cuando cree que está siendo muy sagaz con sus entrevistados, son ellos los que lo dejan sin argumentos, como lo hizo Gomeo Langluá en el anterior video. Y si todo se presenta como exclusiva y última hora, así sea pregrabado, haya salido en todos los demás noticieros y se programe como falso directo, el rating está garantizado. Pero uno de los mayores talentos de Louis Charles, además de ponerse un elegante pañuelo en la solapa, es robar más cámara que Jairo Dueñas –el Norberto’s del periodismo escrito– y salir cada cinco minutos a marcar territorio. Además, cuando no sabe algo, se embejuca:
Además de demostrar que la alternativa a la ignorancia es gritar a los demás, Bovélez nos enseña que no basta con exponerse, ahora está de moda sobreexponerse.
Como él es el que manda, nadie le puede llevar la contraria. Ni siquiera él mismo, que también se pone bravo cuando sus entrevistados no piensan como él quiere ni justifican lo que quería que justificaran para poderlos vilipendiar. Pero lo más importante es que “el tiempo es corto en televisor”.
Aclaramos que los subtítulos de este video, insertados por un indignadísimo y audaz periodista de La Silla Vacía, sólo demuestran que hay algo más bobo que los noticieros colombianos: la gente que ve noticieros colombianos.
A su corta edad (y estatura), Luis Cagarlos tiene toda una vida para hacer que la televisión colombiana del siglo XXI se parezca cada vez más a la peruana de los años noventa. Pero con cuenta en Twitter, donde las ideas no tienen más de 140 caracteres: la medida precisa del pensamiento del público. Para la muestra, una entrevista que le hicieron a MiniVélez en MiniCromos, donde dice –y confirma– que prefiere preguntar a responder:
¿Su secreto para madrugar y acostarse tarde?
Dormir en el carro.
¿Su frase de cabecera?
It is what it is. [Así, en inglés, porque qué oso tener una frase de cabecera en español, y más cuando se trata de una oda a la resignación cantada hasta por ChocQuibTown.]
¿El entrevistado más difícil?
El alcalde Petro.
¿Por qué? No le preguntaron, pero seguramente la razón fue que Petro no le dijo que sí, como hizo Abelardo de la Espriella en una entrevista en la que aprovechó para hacerse el que también sabe mucho sobre criminalística:
El maestro Pis Carlos nos enseña que la responsabilidad del periodismo es inferir, sin ningún criterio, cosas como "este señor no estaba solo", como el que inventó la Navidad. Periodismo responsable de Colombia para el inmundo.
Y hasta aquí llega esta entrada, con el rigor, la objetividad y la profundidad que caracterizan a los líderes de los medios colombianos. Como de costumbre, nos acusarán de envidiosas y dirán que si acaso nosotras somos capaces de dirigir a alguien más que la empleada del servicio. Pero les aclaramos que ni siquiera tenemos empleada del servicio, no somos capaces de dirigir nuestro tráfico intestinal y no envidiamos para nada al director de Noticias Baba de Caracol: trabajar para el Grupo Santodomingo, hacerles seguimiento a los camiones de basura de Petro y hablar lo mínimo de Santoyo, lidiar con zoquetes como Adriana Totono, convertir en noticia lo realista que se ve el bigote de Rafael Horóscopo, el patrón del mal, enviar a cuatro periodistas a cubrir el secuestro de una bebé mientras el salario mínimo sube $20.000 y ser hijo de Carlos Antonio Vélez son motivos suficientes para volverse neurótico. Además, ¿qué trabajo nos van a dar si nuestro apellido es Literaria?