El poeta de Groupon* en La Bobada Literaria

Como ni siquiera los 853 columnistas de El Espectador nos han servido para salir de la horrible incertidumbre electoral en la que estamos, decidimos contratar al mejor poeta de Colombia –y no es el de los mensajes de espera de Taxis Libres–: se trata del único ser capaz de vender innecesarios productos y servicios a las gentes 2.0 con las frases más enrevesadas e inconexas que se han inventado desde que Gustavo Cerati quedó en coma. Esta vez, en lugar de invitar a la gente a hacerse un masaje sensorial en un spa del Caribe a propósito de las papas fritas que se preparan en Islandia, el poeta de Groupon se puso en la tarea de vender a los candidatos a la Alcaldía de Bogotá con un 50% de descuento y con la dificultad adicional de excluir los tamales. Sabemos que podría escribir lo mismo con los candidatos a todas las alcaldías del país o con una técnica de depilación con melcocha de maní, pero también confiamos en la sensatez democrática de los colombianos –la misma que ha elegido a honorables ladrones durante los últimos doscientos años–. Por ahora, queremos guiar a los votantes capitalinos con estos inspirados perfiles.

Un buen vino, así como un buen político, se adapta a cualquier situación: sabe hacer maridaje con platos buenos y malos y deja una sensación de atontamiento que dura hasta que te levantas al día siguiente y te arrepientes de lo que hiciste bajo sus efectos. Con Enrique Peñalosa, haz maridaje con gente de cualquier calaña y arrepiéntete luego de haber botado así tu voto. Acompaña este delicioso vino con un tamal del restaurante Club Colombia y siéntete mejor persona porque montas en bicicleta. Quedan 23 minutos para que Uribe lo siga apoyando.

Una sala de cine 3D te permite ver historias fantásticas sobre la honestidad y el respeto, presenta personajes utópicos y amistades de fantasía llenos de clichés como en cualquier historia moralista y, lo mejor, incluye unas bonitas gafas de marco grueso de plástico para que te veas más intelectual. Con nuestra candidata de hoy sumérgete en un mundo imaginario donde los candidatos son honestos, se alían con un ser que ayer era verde, hoy es indígena y mañana será afrocondescendiente –aunque su familia es de Lituania–, y conserva las gafas para que no te cobren la entrada en ningún antro hipster de Chapinero. Paga un candidato y lleva dos. Quedan 10 días para que aprenda a perder.

Los cambios están presentes en el transcurso de la vida: el cambio de acera cuando se cruza una ex novia indeseada, el cambio de medias diario, el cambio en el menú cuando no te gusta que la ensalada tenga piña, el cambio de ánimo cuando un hermoso sol de verano se convierte en una tarde gris. Todo cambia, hasta la misma vida. ¿Acaso somos los mismos que hace años? No, por eso, vota por Gustavo Petro y regálale a Bogotá a alguien más variable que su clima. Quedan 4 años para arrepentirse de votar por él.

El futuro es una de la preocupaciones inherentes al ser humano. Nos preocupamos por los hijos que aún no tenemos, por el cielo que no sabemos si existe, por el almuerzo del día después de mañana, por quién será el ganador del reality de moda y por el resultado de un partido que se jugará dentro de dos meses. Desde la Biblia, el futuro es uno de los elementos más recurrentes de los libros de ficción. También aparece en los discursos de todos los candidatos: grandes autopistas, aeropuertos de vanguardia, sistemas computarizados y hasta mentalidades distintas se plantean en sus ficciones para ganar votos. Ficciones en las que lo único cierto es que se robarán el erario. Por eso, la mejor alternativa es volver a una época en la que ya todo está hecho –o sin hacer, para ser exactos–, y que tiene nombre propio, así no aparezca en las encuestas: Jaime Castro. Bienvenidos al pasado. Hace 20 años, le quedaban 2 años de credibilidad.

Un auto nuevo y un candidato joven comparten varias características: se ven bien, huelen bien, toman decisiones a toda velocidad, nos llevan con comodidad en medio de terrenos adversos y de pronto sacan la mano cuando menos te lo esperas. Llega a tu meta –es decir, a ningún lugar– con David Luna, hasta que saque la mano y se alíe con algún político de pacotilla. Le quedan 10 años de inexperiencia.

Una imagen dice más que mil palabras, frase que cobra especial sentido cuando le tomas una foto a un diccionario abierto durante una convención de etimología griega. Como votar por el Polo Democrático no tiene ningún sentido, búscale alguno votando por Aurelio, un candidato cuya cara vale más que todas las palabras que tiene para decir. Quedan 3 personas que aún le creen a ese partido.

Votar por un delfín político es como estar en una isla desierta y tener una consola de Wii con todos los juegos que se han desarrollado: no sirve para nada o, cuando mucho, sirve para que con las cajas te armes una balsa de ilusiones para huir de la soledad antes de que la inclemencia te termine de enloquecer o te mate. No enloquezcas en estas elecciones: móntate en una nave de ilusiones y naufraga con Carlos Galán en las próximas elecciones. Le quedan 48 tamales.

*Aclaramos que Groupon, a pesar de patrocinar repetidamente nuestro blog, no nos ha dado un maldito centavo por los miles de clics que le hemos enviado a su página. No se dejen engañar: en este blog no ofrecemos ningún manicure.