En La Bobada Literaria estamos llenas de orgullo por nuestra paria. Por eso nos pasamos toda la semana celebrando un año más de una independencia que supimos que es una farsa gracias a la telenovela La Pola y a la cuenta de Twitter de Uribe y que, gracias a la pola y el aguardiente, nos demuestra cada año que ser buenos colombianos consiste en hacer las cosas mal. Y, fieles a las costumbres nacionales, nos levantamos hoy con guayabo para revelarles algo que todos sabemos, pero ahora en forma de libro: Satán es colombiano.
No hay que ser un reputado científico para saber que Dios aprieta pero no existe; sin embargo, como a la gente le gusta creer en bobadas, siempre es útil revivir los mitos, como acaba de hacerlo brillantemente Editorial Planeta. Por eso, llenas de orgullo, contratamos a sus geniales editores (incluyendo al hijo de José Obdulio Gaviria) para hacer una compilación en la que se reúnen, como por arte de magia negra, diez plumas para escribir sendos artículos en los que se demuestra que Belcebú nació en el país del río Sinú (donde los artistas como Andrés Cepeda hacen rimas tan malas como esa).
“¿Y ustedes qué aportan?” o “¿por qué no se van, no se van del país?” nos preguntarán los más patrióticos lectores. Y la respuesta es muy sencilla: aportamos nuestro granito de arepa para que la profecía maya se haga realidad y no nos vamos del país porque, gracias al orgulloso hecho de ser colombianos, nos piden visa hasta para salir de la casa y la única opción para vivir fuera de este moridero es irse a otro moridero lleno de colombianos: Argentina. Así que mejor nos quedamos para hacer descubrimientos tan importantes para el futuro de la humanidad como Satán es colombiano.
El prólogo, escrito por Mario Mendoza, comprueba que el demonio es el señor de los escritores colombianos –lo que explica por qué son tan malos–. Y como a los colombianos nos gusta que nos digan que este es el mejor vividero del mundo, solamente se imprimirán 666 ejemplares del libro. Pida ya el suyo llamando al 01 8000 666 666 o cómprelo directamente en las sedes del Partido de la U, autografiado por Juan Manuel Satán.
SATÁN ES COLOMBIANO
Prólogo
Mario Mendoza
Los hechos demuestran a diario que el Patas es colombiano: sólo hay que mirar profundamente alrededor o indagar un poco en los resquicios de nuestra historia para corroborar que Belial está dentro de todos nosotros o que somos todos nosotros los míseros integrantes del horripilante y maléfico rostro del mal.
Basta observar a un colombiano para saber que lleva al diablo dentro, desde la canción de Tentaciones (original de un italiano). A veces también lo usamos como destino turístico –váyase al diablo–; lo invocamos para destapar caños –Diablo Rojo–; fingimos ser justos como él –que entre el diablo y escoja–; nos burlamos de su pareja –entró la diabla, y es coja–; sabemos de su sabiduría –más sabe el diablo por viejo que por diablo–; nos recuerda a la bíblica Sodoma –todo fue a mis espaldas–; es mojigato –aplacemos el gustico–; juega fútbol –en un equipo que nunca gana–, y lo elegimos como actual presidente de la República.
Por eso, escogimos a testigos de primera línea (y, a veces, de varias líneas) para que hablaran de esos hechos y objetos que definen a Colombia. De cuando a los colombianos se nos sale ese Satán que llevamos adentro es que trata este libro.
Los falsos positivos, por Juan Manuel Satán:
No hay duda: para acabar con los altos índices de pobreza en Colombia lo más práctico es matar a su población; así, de paso, la gente cree que la guerrilla está diezmada y se siente muy feliz y segura de poder ir a su finca, aunque viva en una pieza de un inquilinato en Soacha. El mejor presidente que ha tenido Colombia en los últimos once meses es el autor de un texto de proporciones bíblicas sobre cómo lavarse las manos y llegar al 137% de popularidad con, por lo menos, 3000 muertos a cuestas.
Luis Alfredo Garavito, por Pirry:
Sólo hay una cifra en la que Colombia es potencia indiscutible: tenemos al asesino en serie más prolífico de la historia; uno que, además, únicamente mataba niños (violándolos antes, por supuesto). En una historia que avergonzará hasta al mismísimo Satanás, el hombre que comprueba que creer en Dios es la salvación –por lo menos para salir de la cárcel muchísimo antes de pagar la condena– le cuenta a Pirry lo rico que es ser colombiano. Al final, la pregunta es ¿quién responde?
La escopolamina, por Carlos Benjumea:
Narrada por el personaje que inspiró a los autores de los paseos millonarios, esta crónica traslada al lector a las noches colombianas, donde una inocua reunión de amigos puede comenzar en una mesa alrededor de unas cervezas y terminar en un potrero en medio de ratas. Con acierto, el Gordo Benjumea sigue a las víctimas de los taxistas (amos y señores de las calles colombianas) hasta los hospitales, donde descubren que los hígados se están cotizando cada vez mejor en el mercado negro.
Saludcoop, por Guido Nule:
Decir que la corrupción es inherente a la naturaleza humana confirma que los colombianos no somos humanos. Por eso, el empresario caremamoncillo se encarga de hacer ver como un juego de niños a escándalos del tamaño del desfalco billonario a la DIAN, el productivo Agro Ingreso Seguro y sus propias estafas en la construcción de vías. Robar a millones de usuarios de un sistema de salud ya bastante precario parece ser la cúspide de los fraudes porque, como lo expone uno de los entrevistados por Nule, es robarle la salud a los usuarios. Pero lo bueno es que, si algo enorgullece a los colombianos, es su capacidad de superarse a sí mismos.
El uribismo, por Ernesto Yamhugre:
Con mano firme, corrupción grande, corazón glande y cara marica, Álvaro Uribe Vélez logró lo impensable: hacer de Colombia un país aún peor. Alimentar el odio señalando como terrorista a todo el que intente disentir, sustentar su poder a punta de clientelismo (al estilo de las repúblicas bananeras del siglo pasado) y de una oficina de prensa capaz de poner su cara hasta en billetes falsos, cometer todos los delitos tipificados pero decir que el único delito es acusarlo a él, insultar a sus adversarios y defender a sus impolutos, convierten al uribismo en una de las mayores encarnaciones del mal. Este texto, además, ratifica a Yamhugre como uno de los grandes maestros mundiales del cinismo.
Las FARC, el ELN, los paramilitares y las bacrim, por Jaime Garzón:
Desde ultratumba, una de las víctimas del nuevo eslogan de Colombia (“para qué da papaya”) nos cuenta una historia de violencia que haría morir de la envidia a David Cronenberg. Con la pobreza y la ignorancia como caldo de cultivo, no importan los bandos ni el nombre que se le dé a este conflicto armado, pero jamás será una guerra, no, es de apátridas pensar que aquí hay una guerra, que aquí nos matamos porque, literalmente y en sentido figurado, tenemos hambre.
La motosierra, por Carlos Castaño
Si se trata de escoger un símbolo patrio, dice el autor en este testimonio, atrás deben quedar el sombrero vueltiao o el aroma del café: con pocos objetos los colombianos han demostrado una maestría similar a la que han ostentado con la motosierra, un instrumento que no sólo permite acabar con los árboles de uno de los países con más biodiversidad del mundo sino que lo ratifica como uno de los primeros en necrodiversidad. Carlos Castaño, quien escribe en una tabla ouija, cuenta además cómo la tortura con motosierra está prohibida en el infierno por ser considerada demasiado cruel.
El narcotráfico, por Diomedes Díaz:
Un experto en la materia expone sus líneas más memorables y, de paso, relata cómo la coca ha corrido a la par con la sangre por las venas abiertas de este sanguinario país, permeándolo todo: desde las campañas presidenciales hasta la arquitectura y desde la música hasta los pechos y los corazones de las mujeres. Con inigualable olfato para todo lo relacionado con la coca, Diomedes logra revelar los más íntimos secretos del único negocio en el que nos hemos destacado los colombianos, e inusitadamente logra quedar impune con la excusa de que es el juglar del pueblo. El epígrafe de su trabajo, tomado de "El detalle", resume la filosofía del narcotráfico y de su festivo país: "Vivan los hombres, vivos o muertos pero, ¡vivan los hombres!".
La naturaleza, ¿para qué?, por Andrés Felipe Arias:
Una de las mejores muestras de que el demonio nació en Colombia hace un recuento histórico de la costumbre nacional de permitir la explotación de los indígenas y los recursos naturales nacionales a empresas extranjeras a las que lo último que les importa es la naturaleza: desde Cosigo en el Vaupés hasta Greystar en Santurbán, Arias expone cómo a estas empresas, como a él, no las mueve más que el interés económico, y recuerda los casos de otras empresas foráneas como Chiquita Brands en los que es evidente que al concepto de capital humano le sobra un adjetivo.
Cómo me hice periodista, por Francisco Santos:
El último de los textos de esta antología es un testimonio que cierra, como todo lo que hace este mediocre, con brocha de oro: una narración de cómo la mascota del uribismo pasó de la casa presidencial a dirigir una cadena radial sin un ápice de conocimiento de nada y una demostración más de que hasta prender la radio en este país es un martirio. En un intento por desmentir la premisa del libro, Santos concluye con la anécdota de cuando llamó a Satán para una entrevista en su programa y éste se negó a responderle. "El diablo no soporta Colombia; se devolvió para el infierno", asegura, y es lo único que ha dicho en su vida que de verdad le creemos.
Que falta de respeto con el bajísimo!
ResponderEliminarBuena esa bobas.....pero Jorge Barón, Jota Mario Valencia, los políticos, taxistas y otros 44 millones de personas que habitan en este pobre país demuestran porque existe el Buziraco en esta nación
ResponderEliminarEl patas se aburrió de Colombia, pero como buen malandro nos dejo a cargo de la legión uribista.
ResponderEliminarUstedes son muy bobas, pero muy acertadas a la hora de escribir dolorosas verdades... Me disculpo, creo que tengo ganas de vomitar...
Super bien!
ResponderEliminar¿Y donde dejaron a Ernesto Samper, Andrés Pastrana, Samuel moreno y hermano, Manuel Teodoro, el futbolista que mató la lechuza de un patadón, Maturana y los hijos de Uribe?
ResponderEliminarUstedes son la prueba de que lo único que sabemos hacer es criticar. Las felicito rebobas.
"El diablo no soporta Colombia; se devolvió para el infierno"? ...entonces que va a pasar con el carnaval de Riosucio?
ResponderEliminarEl diablo, quien tuvo a Keanu Reeves como hijo suyo por los NY, por lo menos, en el cine, dijo algo que tambien es muy chibchombiano: "vanidad, mi pecado favorito". Porque aparte de todo, hasta de vanidoso se peca en este pueblo....o no. Muy buen texto, como siempre!!
ResponderEliminar[ Brutal! Una de las entradas que mas me han gustado, sigan así bobas-Biatches. ]
ResponderEliminarDe acuerdo completamente con el hecho de que las emresas e industrias extranjeras se aprovechan de nuestros recursos y nuestra gente, y así se supone que nos debemos sentir agradecidos con ellos.
ResponderEliminarAdemás, lo único que busca nuestro presidente es rogar por un TLC con USA cuando ni siquiera existen vías medianamente transitables, sólo trochas, para un transporte de alimentos básicos, que finalmente (como pasó con esos mercados) van a dejar podrir y a la gente muerta de hambre y sin un lugar digno para vivir.
Qué maestría la de estas malpajorras.
ResponderEliminarhace mucho no se les veía un post tan largo y tan malo a la vez
ResponderEliminarExcelente idea, espero que no tenga que ver con cierta obra literaria que esta circulando por ahi, que habla de lo maravillosa que es esta patria.
ResponderEliminarEste país no lo entiende ni el putas, pero entre diablos hay demonios que superan toda ficción cristanoide y es la de los mesias apocalípticos que todo mal lo encarnan en LAFAR. En este infierno si palidecería Dante...
ResponderEliminarla verdadera solución no es criticar, que eso lo puede hacer cualquiera que se crea periodista, la solución es educar, de buenos valores a nuestros hijos para que la historia no se repita. atacar a unos por ser de x o y partido con agresiones verbales solo demuestra un camino incorrecto el de generar más odio que nos llevará a más violencia.
ResponderEliminarMe gustó
ResponderEliminarBuena idea soluciones en vez de tanta carreta esteril.
ResponderEliminarpor que problemas por todos los paises del mundo y mas graves.
el diablo es encerrar gente en un cuarto y que marla como se hizo con los judios y muchos mas ejemplos que al lado de colombia, en ultimas llegamos ala misma conclucion colombia que buen vividero y paisajes, comida etc.
excelente... me llevo alguna ke otra frase... el diablo dentro de mi me obliga a ctrl+C y ctrl+V....
ResponderEliminarSe quedaron cortas. El material no alcanza sólo para un libro tanto como para una especie de 'Anti-biblia', eso para darle amplitud al concepto. Ya han mencionado los que faltan y faltan aún más casos y escritores invitados que empatar.
ResponderEliminarExcelente publicación, es que aveces sabemos la historia pero sufrimos de mala memoria.
ResponderEliminaraguanten estas bobas carajo, porque tomarse este mundo en serio no es serio, y a colombia menos. colombianos a caminar todos mar adentro como alfonsina, porque es imposible que la evolucion hubiera podido fallar tan miserablemente, y que esta parte del mundo venga a ser habitada por gente que camine en dos patas
ResponderEliminar¿Dónde quedó Andrés López?
ResponderEliminarEspero que por la publicidad que esta al final de las entradas, de cambio radical les estén pagando bien y al menos deberían poner publicidad política "barata". Por otra parte el articulo esta divertido.
ResponderEliminarY si es tan payasada colombia y si les piden visa para salir de la casa? por que no son Inglesas, Noruegas, Danesas o Suizas, definitivamente el resentimiento no se compra, se hereda, y si a esto le llaman literatura...apague y vamonos, no soy patriota ni mucho menos, pero al menos tengan un poco de coherencia historica en lo que dicen!!!
ResponderEliminarUn panfleto mas, dandosela de "novedoso" hecho de adolescentes para adolescentes, sin la mas minima calidad periodistica, y solo hay que leer los comentarios que ponen por ca, 14, 15 o 16 "abriles" tienen los comensales?? se creen pues ironicos!, y si viven en la mierda de pais que dicen, no es por la propia negligencia de sus papitos?? mucha critica y poca accion, esta claro que no los reciben en ningun otro pais del mundo, por que ellos no reciben mediocres, vaya chiste de pagina, quieren ser un blog de polemica....pero hasta le quedan en panales a Andres Lopez!! vayanse a estudiar a ver si terminan el colegio o si pasan de 2 semestre de la universidad, hippies trasnochados!!!!
ResponderEliminarEs el desespero un hijo del Cabro mayor? o es la angurrienta gana de figurar, nada más... pero nada más terrible que esa costumbre de llevar al estrado de lo banal, temas que son realmente serios...
ResponderEliminarProducen más risa los comentarios de los mequetrefes que se matan por escribir frases llenas de palabras rebuscadas sólo para parecer "inteligentes" como uds tres pedazos de idiotas...
ResponderEliminarPerdón, producen más risa los comentarios de los babosos que se toman este blog en serio.
martin tu papá ...perras...y aunque les duela
ResponderEliminarlo peor y tirste d esto es que somos concientes de toda esa malandrada de aspectos criollos pero nadie mueve un APICE!!!! para remediarlo: y es como dicen en una pelicula colombiana: es que si uno esta aburrido de la vida que lleva deberia intentar por lo menos cambiarla" . Somos del putas pam criticar y hacer blogs con humor sarcastico...pero hacemos algo en verdad por cambiar alguito por lo menos????
ResponderEliminarPirobas xD
ResponderEliminarPor favor, si esta patria está llena de amor y gente buena, indecente y folclórica. Todos apegados al catolicismo que debería ser remplazado más bien por un buen club del suicidio en el que todos participemos, con vallenato de fondo, reggaeton, viejas ensiliconadas (miss algo), chorizo y más ch's gastronómicas. Que no falte el guaro, el ron, el costeño, el paisa y el rolo. Eso le daría a este pedazo de tierra lo que se merece desde tiempos inmemorables, nada.
ResponderEliminarEl infierno no pide visa
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