Cartagena, la ciudad más linda del mundo entre Turbaco y Cartagena, sigue llenando su agenda cultural con eventos intrascendentes para la agenda cultural no sólo del mundo, sino también del departamento de Bolívar. Esta semana, como es costumbre hace algunas décadas, empieza su festival de cine: una oportunidad para que los zánganos del séptico arte vayan a emborracharse a costillas del Ministerio de Cultura –incluyéndonos a nosotras, que por estar bebiendo no hemos publicado nada en los últimos días– y para que los cartageneros se sientan como en Cannes, con la diferencia de que aquí lo único que hay es canes, heces de canes e idiotas que se creen bacanes.
Por eso, La Bobada Literaria hizo un esfuerzo ensunchístico para gestionar fondos y fondillos y poder realizar un festival serio, comparable apenas con el Festival de Cine de Mompox o el Cineclub El Muro. Después de una gran convocatoria entre los asistentes a InVitro –todos son jóvenes realizadores que traen su película bajo el sombrerito–, contratamos a un jurado de lujo, liderado por Rocío Jurado. La selección de cintas pasará a la historia del cine universal como la mejor que se haya hecho en el planeta Tierra. Preparen sus propias crispetas para el FICTI, Festival Idiota de Cine Tarado Internacional.
Mi abuelo, mi popó y yo
Escrita por Dago Norrea García, esta cinta narra las aventuras de un joven colombiano promedio: en una mansión a las afueras de Bogotá, este muchacho debe sortear un fin de semana de diarrea mientras su abuelo –un astronauta jubilado– delira alrededor de la casa diciendo que el discreto olor a mierda fue producido por un fantasma. Al final, el fantasma aparece: era un mojón con la cara de Miguel Varoni.
Los vientos del viaje
La segunda parte de una de las películas de Dago García –que nunca fueron buenas–, es la versión paisa de El paseo: después de un almuercito con chicharroncito, pataconcito y frijolitos, una familia de Medellín sale en su Renault 4 para las playas de Córdoba, adonde se puede llegar por carretera gracias a Álvaro Uribe Vélez, así no se pueda volver a salir gracias a Álvaro Uribe Vélez. La trama parece basada en el cortometraje de Zape Pelele pero no tiene ni el 1% del humor de estas historietas y termina con una jacarandosa y apestosa escena en un simbólico San Bernardo del Viento.
Por eso, La Bobada Literaria hizo un esfuerzo ensunchístico para gestionar fondos y fondillos y poder realizar un festival serio, comparable apenas con el Festival de Cine de Mompox o el Cineclub El Muro. Después de una gran convocatoria entre los asistentes a InVitro –todos son jóvenes realizadores que traen su película bajo el sombrerito–, contratamos a un jurado de lujo, liderado por Rocío Jurado. La selección de cintas pasará a la historia del cine universal como la mejor que se haya hecho en el planeta Tierra. Preparen sus propias crispetas para el FICTI, Festival Idiota de Cine Tarado Internacional.
Mi abuelo, mi popó y yo
Escrita por Dago Norrea García, esta cinta narra las aventuras de un joven colombiano promedio: en una mansión a las afueras de Bogotá, este muchacho debe sortear un fin de semana de diarrea mientras su abuelo –un astronauta jubilado– delira alrededor de la casa diciendo que el discreto olor a mierda fue producido por un fantasma. Al final, el fantasma aparece: era un mojón con la cara de Miguel Varoni.
Los vientos del viaje
La segunda parte de una de las películas de Dago García –que nunca fueron buenas–, es la versión paisa de El paseo: después de un almuercito con chicharroncito, pataconcito y frijolitos, una familia de Medellín sale en su Renault 4 para las playas de Córdoba, adonde se puede llegar por carretera gracias a Álvaro Uribe Vélez, así no se pueda volver a salir gracias a Álvaro Uribe Vélez. La trama parece basada en el cortometraje de Zape Pelele pero no tiene ni el 1% del humor de estas historietas y termina con una jacarandosa y apestosa escena en un simbólico San Bernardo del Viento.
Mi abuelo, mi mamá y yo
Protagonizada por Samu El Alcalde, esta cinta nos recuerda que la política en Colombia se hace a punta de apellidos y compra de votos. La Anapo, el partido más derechista de la izquierda colombiana, se disfraza de amarillo para atrapar incautos. Al estilo de Las horas, la narración alterna los genocidios de la dictadura de Gustavo Rojas Pinilla, el populismo de María Eugenia Rojas con sus regalitos anapistas y el Apocalipsis cometido por Samuel Moreno Rojas en Bogotá.
Robar es cuestión de método
Un drama para el público que vaya a verla, la nueva producción de Nule Films narra la historia de una alcaldesa que saca a jugar a su hijo bobo en un carrusel junto a su hermano malvado. Víctor Mallarino se luce como nunca en su papel de siempre –haciendo de bobo– en esta película que asegura a su escenario un final apocalíptico.
Regreso a la guácala
Dirigida por Rodrogo Triana y protagonizada por Wiki Dávila en el papel de la guácala, retrata la vida de una comunicadora social que un día encuentra una forma de robar al mundo y logra quedar impune. La trama se enreda cuando el personaje empieza a mover la cosa política. Guácala.
Al final del esperpento
Sólo hay una cosa peor que el cine colombiano: el cine colombiano de terror. En esta cinta de VHS de los hermanos Boborozco, una mujer se encuentra una cinta de Betamax en la que le dicen que se va a morir, pero no se muere porque su hijo tiene poderes sobrenaturales que lo llevan a Japón. Ah, mentiras, nos confundimos con la trama de El aro. Pero la película colombiana es algo así.
Boba Blues
Basada en el libro de Mario Mendoza, esta cinta combina conspiraciones, rifas, juegos y espectáculos con el olor dulzón del basuco, indigentes que recitan las obras completas de Unamuno y revólveres diseñados para que los asesinos en masa cometan sus homicidios de forma más poética: bala por bala. Si cree que lo mejor de Satanás fue la actuación de María Cecilia Sánchez, no deje de ver a Connie Camelo en el papel de una prostituta de Las Cruces que habla francés.
El pesao
A medio camino entre la autobiografía y las memorias –en realidad, como cualquiera de sus películas, a medio camino de cualquier cosa– este es un documental de Harold Puñetero sobre Harold Puñetero pero protagonizado por Santiago Moure.
Malodrama
Por supuesto, el genial escritor de bodrios como Rosario Tijeras y Paraíso Travel tenía que estar en esta selección. Esta vez su historia es más descabellada que todas las anteriores pero tiene como excusa todas las telenovelas que han servido de inspiración a Jorge Franco. Lo que parece ser una versión cinematográfica de Mi amada Isabel es, en resumen, una película colombiana cualquiera.
Muertos de sustoPor supuesto, el genial escritor de bodrios como Rosario Tijeras y Paraíso Travel tenía que estar en esta selección. Esta vez su historia es más descabellada que todas las anteriores pero tiene como excusa todas las telenovelas que han servido de inspiración a Jorge Franco. Lo que parece ser una versión cinematográfica de Mi amada Isabel es, en resumen, una película colombiana cualquiera.
Como los zombies están tan de moda pero Harold Puñetero no, una vez más el director más destacado del cine sin sentido trata de ganarse el cariño del público consintiéndolo con una historia de terror en la que se adentra en la mente de Juan Manuel Santos. Qué miedo.
Por último, y como en todo festival, el FICTI entregará sus apetecidas estatuillas de la India Catalinapordios, un galardón comparable con los Premios Oscar Golden. Las categorías están arriba a la derecha para que, junto a Rocío Jurado, ustedes también sean el jurado de este reputeado evento.
Mejor música:
Juanes, por la flatulenta canción de El pesao.
Juanes, por la banda sonora de Malodrama.
Juanes, por Al final del esperpento: música que da miedo.
Juanes, porque el cine colombiano no sería tan lamentable sin sus canciones.
Mejor actor de reparto:
Samuel Moreno, por repartir los papeles con sus amigos.
Álvaro Uribe, por repartirle la cara, marica.
Wiki Dávila, porque verla es como sufrir dos partos.
Andrés Felipe Arias, por la repartiña de Agro Ingreso Seguro.
Mejor guión:
Harold Puñetero, porque sus películas son una guionorrea.
Víctor Gagaviria y doña Gloria, por La vendedora de rosas.
Gabriel Ruiz_Navarro, por el guión venido a menos entre sus apellidos.
Jorge Franco, porque francamente las películas sobre sus libros son lo único peor que sus libros.
faltó el premio a mejor película que en el caso colombiano tendría que ser una película gringa
ResponderEliminarPerros. Y provincianos. Que no hacéis más que ladrar. No acabéis con la poca cultura colombiana. Como si tuvierais mucha...
ResponderEliminarDoña Gloria debe estar nominada a mejor adaptación de un guión a un documental por sus tres capitulo en You tube adaptados de La vendedora de Rosas
ResponderEliminarAy, muy poquitas categorías, ala!
ResponderEliminarSaludos a mis amigos tocayos, y muchas gracias a la bobada por apoyar (o aporrear, ambos sirven) al cine colon-y-ano.
ResponderEliminarFalto Gustavo "Traqueto" Bolivar con Sin tetas no tengo otro guión que hacer en la vida no hay paraiso
ResponderEliminarjajajaja, no dejaste titere con cabeza. En vida don Victor Nieto se cuidaba mucho de que el Festival se convirtiera en esto y no es que todo muerto sea bueno: es que se siente.
ResponderEliminarEn plena era de la autopista de internet y no ponen esos cortos (o asi sean peliculas) en internet? Lo unico que sabemos de estas peliculas es la resena de uds y sino no sabriamos nada
ResponderEliminar¿En qué irá la versión de Al final del esperpento con Nicole Kidman?
ResponderEliminarYo por qué no soy candidato por mi película 9 semanas y una media?
ResponderEliminarMarceo Cézanne
el Ensuncho está en todas... jajajjaja
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