El ministro de cultura de Juan Manuel Santos

En los últimos días, mucho se ha especulado sobre el gabinete que desocupará las carteras de los colombianos durante los ocho años que nos esperan de Santidad. Ya se han nombrado a muchos a través de un prístino proceso de meritocracia –como la ministra de ambiente hija de quien le saca jugo a los parques naturales, por nombrar un solo caso–, pero el nombre del nuevo ministro de cultura es todo un misterio. Sin embargo, nuestra unidad instigativa chuzó el teléfono de Titina y supo que hay una terna de seis personas que están negociando el porcentaje de sueldo que le van a dar a Juanmis si los nombra en el único cargo público más inútil que el de jefe de prensa de la Unidad de Asuntos Nucleares. La lista, con la que estamos chiveando a todos los medios nacionales, la presentamos a continuación:

Harold Alvarado Tenorio
Lo que empezó como una solicitud del experto en cultura Poncho Rentería “y otros intelectuales”, cada vez cobra más sentido: Harold Alvarado Tenorio, el bardo burdo, confirma su adoración por Álvaro Uribe Vélez apoyando ciegamente a Juan Manuel Santos. Los pros de este gran poeta del insulto son el hecho de pertenecer a una minoría (LGTV, en su caso) y que sólo sus detractores saben quién es. En su contra están todos los intelectuales que se ofendieron por palabras como “culifruncida” o por acusarlos de ladrones. Por su puesto –el de los burócratas y gestores rateros–, la verdad duele. Las posibilidades de ganarse este ministerio son del 5% porque Alvarado dice que ya tiene suficiente dinero de sus herencias familiares y no le interesa robar más.

Clara Elvira Ospina
Como agradecimiento por toda la buena prensa que le hizo RCN durante su homicida paso por la cartera de defensa, Santos quiere darle una cartera casi vacía a la directora de ese noticiero. Su visión antediluviana –evidente en su obsesión por hablar de un diluvio venidero– y sus pretensiones intelectuales al reseñar libros recién desempacados de las oficinas de prensa de las editoriales, la convierten en una de las personas mejor preparadas para terminar de llenar de heces ese albañal que es la cultura colombiana. A su favor están las buenas noticias del estreñimiento y la posibilidad de darle el viceministerio a Vicky Dávila –lo que significaría, por fin, el fin de La cosa política–. En su contra están el diluvio –que, de tanto llamarlo, es posible que caiga– y los escritores –porque ahora sí que nadie va a hablar de libros en nuestra televisión–. Las apuestas están un 23% a su favor.

Frank Pinchao
Aunque el restaurante “Tan pinchao el gordo” corre el riesgo de quedarse sin administrador, este soldado promete entrar a reivindicar el drama de los ex secuestrados, creando una ley nacional para promover los libros escritos por un enano sobre lo que las víctimas tuvieron que padecer en las garras de La Far. A su favor está el hecho de haber publicado más libros que cualquier ministro de cultura que haya tenido el país. En su contra está el ex secuestrado cantante. Las probabilidades lo favorecen en un 31%.

Pirry
Todo lo malo de tener a este insigne tunjano en el ministerio de cultura se verá compensado con el fin de El mundo según Pirry –que tendrá por capítulo final una version de El fin del mundo, según Pirry, programada para el 2012–, el programa que nos ha enseñado que hacer periodismo consiste en repetir lugares comunes en situaciones poco comunes. Su falta de pudor para hacer las cosas mal y las campañas contra las epidemias de la gripa y de la indiferencia son los mayores puntos a su favor. En su contra están la gripa y la indiferencia. Las casas de apuestas –y nosotras, que somos tan apuestas– lo tenemos en un 15% de favorabilidad.

Pepe Plata
Trabajar durante años en las emisoras del gobierno convierten a este primo lejano de Juan Pablo Plata en una de las fachadas de la pluralidad del uribismo. Además, sólo él sabe quién tocó la batería con Carolina Sabino entre 1997 y 1998 y quién fue el productor del track número 5 del álbum número 3 del artista número 7 en el top 10 de la semana número 2 de septiembre de 1983 en 88.9, la emisora número 1 de los rockeros colombianos de esa época. Eso lo convierte en un “experto en la materia” que, al menos, sabe mucho más de música –distinta al vallenato– que cualquier ministro anterior. A su favor está el hecho de ser un perfecto desconocido. En su contra están los de Radioacktiva. Las apuestas lo ponen con un 17% de posibilidades para quedarse con la cartera.

Catalina Ruiz-Navarro
Columnista de El Espectador, editora de Floja Blanca, filósofa de la Universidad de los Glandes, artista sin obra y residente en un taller de artistoides, esta barranquillera tiene tantos méritos como la actual ministra en el momento de su nombramiento –es decir, no tiene ningún mérito–, por lo que merece tanto el puesto como la afrocondescendiente en cuestión. A su favor está que, aunque sus apellidos son de lo más común del país y no pertenecen a ninguna ilustre casta, los ha sabido juntar con un guión para que suenen más importantes. En su contra está que no es negra y que al congreso norteamericano no le importa si una barranquillera ocupa un cargo público. Aunque nadie da un peso por ella, sus posibilidades ascienden a un sorpresivo 9%: el recuerdo de una viceministra que fue reina del Carnaval de Barranquilla la favorece.