Los más inteligentísimos escritores. Capítulo 5: ¿Cómo titular creativamente?

El informante Juan Gabriel Vásquez llegó con pésimas noticias de su expedición róbinson al barco pirata: desde una distancia prudente, había visto algo parecido a Jaime Espinal. "Parecía como si no hubiera vida, cuando de repente salió de las sombras, apenas por un segundo, una figura colorida, con lo que parecía una raída chaqueta rosada", contó entusiasmado Vásquez pero nadie le puso atención. Primero, porque la mayoría no tenía idea de quién es Jaime Espinal. Y segundo, porque cuando se estaban bronceando plácidamente en la playa, la alegría llenó la casa editorial estudio, y sobre todo a García Márquez y Óscar Coñazos: Plinio el Viejo había aventajado a Héctor Abad por tres votos y debía salir de El Desafío Literario.

Pero la dicha no duró tanto. Cuál no sería la sorpresa de todos, escritores y productores por igual, cuando Plinio sacó un documento y espetó que no podía irse porque tiene impunidad diplomática –algo parecido a esas tarjetas de Monopoly para salir de la cárcel– gracias a su constante lagartería. Ante el asombro de todos y la evidente decepción de sus compañeros –que ven en él a uno de sus más bobos rivales–, Plinio volvió a sentarse en la hamaca de la que con tanto esfuerzo se había levantado y nos condenó a tener que soportarlo hasta que algún ataque al corazón lo saque de acá. Por su parte, Gustá Bobo Lívar anunció que la emoción de recibir la impunidad para la próxima prueba era mucho mayor que la que le han generado todos los TV y Novelas e India Catalinapordiós juntos, sobre todo porque esos premios los ha comprado RCN y este es el primero que paga de su propio bolsillo.

Mientras tanto, nosotras plus (con alas), que somos tan respetuosas de la ley, nos vimos obligadas a buscar a Héctor Abad Facho Lince que, segundón como siempre, celebraba su victoria sobre Plinio sentado en su cuarto viendo a sus libros bailar. Abad empacó sumiso, aunque no sin decir que le hubiera gustado participar en nuestra siguiente prueba, que pone a prueba la capacidad de los escritores para titular, porque estaba seguro de que no encontraríamos un título tan honesto como Basura. No pudimos estar más de acuerdo con el autor. A la salida, en lugar de "hay una luz / en algún lugar" sonó "me llaman, me llaman el huerfanito".

Después de recibir con diplomático beneplácito la felicitación de José Obdulio Gaviria por "haber sacado a ese escritor mariguanero y camorrero de la Casa editorial estudio", todo estaba listo para nuestra próxima prueba, creativamente titulada ¿Cómo titular creativamente? La jurado no podía ser otra que Margarita Posuda, convertida en celebridad de la noche a la mañana tras haber participado en la primera temporada de El Desafío Literario. Sus obras, más flojas que los comunicados de prensa del Festival Iberoamericano de Teatro de Bogotá, se destacan por sus creativos títulos: De esta agua no beberé y Sin título (1977).

Tan feliz de mojar pantalla como siempre, Lali se encargó de dictar una conferencia sobre títulos que llamó "Conferencia (2010)". Alrededor de la piscina, nuestros concursantes escucharon los ejemplos que les dio la autriz a cada uno: a Plinio Apuleyo le dijo que podía titular su próximo libro El que a buen árbol se arrima o Al son que me toquen bailo; a Miguel Ángel Manrique le sugirió A caballo regalado, a Nanook Los burros se buscan para rascarse, a Gabo Toco madera y a Óscar Coñazos lo invitó a cederle algunos de sus títulos a los que tienen menos libros publicados.

Por último, Posuda se sentó a comprobar la transparencia de la prueba, que prometió será más clara que el agua que no bebió e insistió que su salida de La lucha de la bobada fue un complot para correrle la butaca en la jefatura de prensa del FITB. Voten, bobos lectores, que Lali se asegurará de que Google no haga trampa y al perdedor le dará, de consolación, un título en Literatura de esos que regalan al que se aguante cuatro años en la Universidad Javeriana.

Andrés Boyos
Conviene a los felices permanecer en casa
MP: Andy es uno de mis mejores amigos, pero caray, desde los títulos sus novelas son jartísimas. El único que funciona es El malpensante, pero tengo entendido que eso es de una novela de un tal Bufalino.

Antonio Caballero
No es por aguar la fiesta
MP: ¿Toñis contagiando su amargura? Raro, él generalmente es el alma de la fiesta. Pero porque no se nota.

Gabriel García Márketing

Diatriba de amor contra un hombre sentado

MP: No sé, la palabra diatriba sólo es popular para los lectores de SoHo.

Juan Gabriel Conrad Vásquez
El hombre de ninguna parte
MP: Juanga, tú siempre tan pirata, ¿ese no es el título de una canción de los Bírols?

Miguel Ángel Manrique
La mirada enferma
MP: A ver, con esa pinta de funcionario de ONG, seguro la lectura de sus libros también enferma. Gas.

Nanook Montt
El Eskimal y la Mariposa
MP: Jelóu, en el polo norte no hay mariposas... deberías saberlo con ese nombre que tienes de esquimal, ¿no?

Óscar Coñazos
El verano también moja las espaldas
MP: ¿Y este corroncho de dónde salió? ¿Las espaldas de quién? Parece una imitación de ese genial título que es Tu pecho contra mi espalda, la novela del crítico de cine de El País de Cali, Alberto Pozo.

Piedad Dubonnet

Gato por liebre

MP: Genial.

Plinio Apuleyo Mendoza
El regreso del idiota
MP: ¡Pero si no se ha ido!

Ricky Ricón Silva Romero
Encuentros en un centro comercial
MP: Me consta que se iba a llamar Encuentros en Unicentro –uno de los dos lugares de Bogotá que conoce Ricky–, pero la mamá le dijo que estaba más de moda el Andino y, como Ricky no sabe dónde queda, lo dejó con un genérico "centro comercial". Igual, es genial.