jueves, 17 de diciembre de 2015

La gala de la bobada 2015

Después de varios días de extenuantes votaciones por parte de los jurados más inteligentísimos del mundo –los tuiteros colombianos– llegó la ceremonia de los Premios Bobada Literaria 2015. Fueron más de 10.000 votos, cifra que hace a nuestras encuestas más confiables que las elecciones en Colombia –de hecho, recibimos una llamada de Juanma para ofrecernos el Conejo Nacional Electoral–. Este año quisimos emular a la gala del Premio de Periodismo Simón Bolívar con una jornada soporífera llena de perdedores en la que los ganadores ya saben que ganaron pero van a lagartear y a gorrear trago y comida, que es lo que mejor saben hacer los periodistas. Para hacer aún más boba la premiación, las creadoras de este blog incursionamos en la creación de memes porque vivimos a la vanguardia de la retaguardia; el próximo año anunciaremos a los ganadores por bíper.


El primer ganador fue Hassan Nassar, al que muchos confundieron con Hassam por su ridiculez. Pero pronto quedó demostrado que Hassan es más ridículo que Hassam: el moderador más chirriado de la televisión colombiana desde José Gabriel Ortiz se acercó a una mesa para preguntar a los que allí estaban qué opinaban sobre su premio; con esto, quedó demostrado que la televisión colombiana está en jaque. Los lamentos de los productores de La voz kids por haber quedado en el segundo puesto fueron el jaque mate.


Un alboroto empezó apenas se anunció al ganador de la segunda categoría: el Premio Editorial de Arcadia a la polémica cultural del año fue para el proyecto de Ley de Honores para Diomedes Díaz, porque toel mundo pelea. Los que están a favor de la ley pusieron en sus perfiles de Facebook un filtro de un diente con un diamante incrustado en apoyo de Diomedes, y otros lo apoyaron con la imagen de una bolsa de perico. El segundo puesto en esta categoría fue, justamente, para el filtro de la bandera de Francia en Facebook, porque peleamos hasta por solidarizarnos. Marianne Pond's Ford está haciendo un estudio en el Cerelalc para demostrar alguna cosa inteligentísima que sólo ella dice entender sobre la bandera de Francia.


Luego vino el Premio Actualidad Panamericana de Periodismo: el director de El Colombiano, un anciano de 98 años, dijo que agradecía mucho este premio porque siempre ha creído que su periódico es de actualidad y su alcance, panamericano. También dijo que no recuerda quién es Yohir Akerman; por su parte, Akerman le agradeció al periódico por despedirlo, pues antes de la sosa columna por la que lo despidieron del diario paisa nadie sabía quién era (ni él ni el diario paisa). Los periodisters –según la RAE, término con el cual se alude a los periodistas hipsters– de Vice Chapinero hicieron su reportería del evento vía Whatsapp: su reinvención del periodismo juvenil con la aplicación de los dos chulitos azules pasó por interesantísimos temas como: "¿Qué gana el Grupo Arraval al hacerse con el 90% de la boletería de los Premios La Bobada Literaria 2015?", "Hablamos con el celador de la orgía pospremios, y sí, también te hubiera gustado estar ahí (en la portería)" y "Esto sabe de colchones el señor del tapabocas y otras entrevistas con protagonistas de videos virales".


Lo que siguió fue un anuncio de película: el Premio Óscar Golden al cine fue para Dago García, quien se hizo pasar por Maluma en Reguechicken, considerada por nuestros lectores la película más maluma del año, seguida por la película de la rubia, rubísima, que resultó ser mala, malísima. ¡Que viva la música! dejó en claro algo que sabíamos, primero, gracias a Sandro Romero y, luego, a Alberto Fuguet: que la obra de Andrés Caicedo en manos de sus vampiros está condenada a sufrir destinitos fatales.

 

El gran perdedor de la noche fue Julio Sánchez Cristo: no sólo se quedó sin el Óscar Golden por su redundante locución del infomercial de Almacenes Éxito, Colombia: Magia Salvaje, sino que perdió por un pelo de su cabeza el Premio La WC a lo más escatológico de la radio, porque ser líder de opinión consiste en mandar a callar a los entrevistados. En cambio, William Vinasco Ch. recibió con su característica falta de caché y un prolongado alarido el galardón para Candela Estéreo, lo único que le falta al SITP para ser igual a cualquier buseta.

 

Llegó el turno para presentar el premio "El lugar equivocado" a la campaña del año. En realidad, el equipo de SoHo demostró que, como la campaña que quedó en segundo lugar, ser pilo paila. Con los creativos publirreportajes pagados por Diageo y la genial presentación de Antonio Sanint, Nicolás Gaviria nos dio una lección bebida y nos llevó a rematar en su apartamento en el Chocó Reservado. Mientras tanto, Onikomikosys, la banda de Juanes, se fue alicaída por no recibir este reconocimiento con su hermosa publicidad sobre hongos e infecciones genitales a la hora del almuerzo. No le prestamos mucha atención porque estábamos muy distraídas con la sobriedad de Gaviria.


Premio al Parque, el evento del año, fue entregado a Miss Tanguita, la cantera de SoHo, porque nos indigna que la gente se indigne por algo indignante como un reinado de niñas pero no por algo tan indignante como una revista para pajizos. Demostrando que el arte en Colombia no existe, ARCO Madrid –la feria en la que el artista más importante fue Juan Manuel Santos– no vendió nada. Miss Universo dijo que ella era lo mejor del posconflicto aunque el conflicto no se haya acabado y que nos veíamos en Estéreo Picnic, la forma más cara de tomarse selfies.


El Premio Colombia: Magia salvaje se lo llevó John Calzones, adalid del emprendimiento y una muestra más de la sabiduría electoral del país. Nicolás Gaviria, quien quedó en segundo lugar, prometió invertir su reconocimiento en la realización del documental Chocó: Magia salvaje, si antes no se bebe el presupuesto.

 

La entrega del Premio Vladdo al tuitero del año estuvo a cargo de Aleida, la caricatura más aburrida desde Ziggy, y la ganadora fue María Fernanda Cabal por querer ser Álvaro Uribe. Inmediatamente, Vladdo bloqueó a la galardonada, quien equiparó al perdedorcaturista con los editores de Charlie Hebdo y, por la ridiculez de su comparación, causó indignación en el público del auditorio, que estaba concentrado en las pantallas de sus celulares viendo fotos de Amalia Andrade, la escritora sensación de Hi5. A través de la app de Twitter, los asistentes se enteraron del empate técnico entre Petro y Álvaro Uribe en el segundo lugar de esta categoría: el primero, porque en la Bogotá Humana se salvó la humanidad entera, y el segundo, por querer ser la competencia de Actualidad Panamericana. En declaraciones para La Noche, de RCN –el único espacio periodístico que le aplaude sus incongruencias–, María Fernanda les agradeció a todos los tuiteros por prestarle atención a sus incongruencias.


En la más reñida de las votaciones, el Premio Bolillo Gómez al deporte se lo iba a guardar en el bolsillo Luis Bedoya justo cuando fue arrestado por el FBI. Mientras tanto, los ciclistas del Team Colombia agradecieron a todos sus patrocinadores por votar por ellos para este galardón –es decir, a nadie–. En un empute técnico, el Chicho Serna y el nuevo peinado de Falcao (la noticia deportiva más importante del año) se repartieron el premio.



El Premio Señorita Antioquia la más Educada en Sentido Contrario fue para Gina Parody, porque para ser ministro de educación no hace falta saber sacar un promedio. Con un poco menos de promedio, el segundo puesto fue para Unisabana, porque nos demostró con ciencia opusdeísta que la homosexualidad es una enfermedad. Al final, si algo aprendimos, es que es mejor no saber nada.


 

El Premio Space de ingeniería fue para el metro elevado de Peñalosa, porque hasta mitad de año le parecía un asco pero hay que llevarle la contraria a Petro para ser cool. Peñalosa aprovechó la ocasión para decir que, ya que él no es politiquero, quería lanzar su candidatura al bobo del año, y que no importa que siempre le haya parecido la peor opción para una ciudad, el metro en Bogotá iba a ser elevado (o tal vez dijo que ya Bogotá no va a tener metro porque él ha estado muy elevado, nadie sabe con certeza pero no importa: el auditorio sabía que nada de lo que promete Peñalosa es cierto). El segundo puesto fue para el puente peatonal del Ejército, porque como veían que resistía fueron a llamar a otro soldado. Uno por uno, los soldados del Cantón Norte fueron llenando el escenario, y no quedaron tranquilos hasta que lo hicieron venir abajo.

 

El botín de oro para el más ladrón se lo llevó Natalia Springer. La verdad es que sus profundos estudios opacaron el talento de Luis Bedoya, los Pretelt (el magistrado o el exministro) y María del Pilar Hurtado, que volvió para quedarse (callada). Vamos a ver si dentro de un año alguien se acuerda de Natalia Springer o si vamos a estar más pendientes de Factor XXX.


Después de un concierto del Fiscal Montealegre, vino el Gran Premio Indignación Tuitera a la bobada del año. Paloma Valencia, que propuso dividir al Cauca –los indios allá y los demás acá, ¿okéis?– ganó con su mano firme. Aunque la votación se hizo por Twitter, ese gran centro de pensamiento y ecuanimidad, Petro perdió el galardón a pesar de estar nominado por cualquier cosa que haya dicho o hecho. En su discurso, Paloma afirmó que debemos dividir al país porque no está nada polarizado: los polarizados allá y los no polarizados acá.


Llegó el momento más desesperado de la noche, cuando tuvimos que llamar a la tarima al chistosisisisisímo Daniel Samper Ospina para entregar el Gran Premio a toda una vida de bobadas. Aunque su amigo Nicolás Gaviria perdió de manera apabullante, la dicha para Samper Ospina fue entregarle el premio a otro de sus amigos: Francisco Santos, alguien tan bobo que hasta Daniel Samper Ospina le dedica libros (por si acaso, advertimos que la repetición de tanto apellido presidencial en este párrafo es una demostración de lo boba que es esta patria). El gran perdedor sigue siendo Julio Sánchez Cristo –el animal más peligroso de Colombia: Magia salvaje–, seguido por una cosa política de Vicky Dávila.


Twitter casi no cabía de la dicha cuando llegó el turno de entregar el premio más importante del año en Colombia: María Fernanda Cabal, quien es capaz de condensar su enciclopédica ignorancia en 140 caracteres, anunció en un tuit al galardonado. Las votaciones para este jugoso premio fueron con diez preguntas en Twitter, y para sacar el promedio de votaciones invitamos a Gina Parody. Como le quedó grande el cálculo, hicimos lo más sencillo: el único que les ganó a todos los demás contrincantes fue Daniel Samper Ospina, quien ahora comparte este importante reconocimiento con Andrés Felipe Arias (2009), Francisco Santos (2010), Vicky Dávila (2011), Luis Carlos Vélez (2013), María Fernanda Cabal (2014) y La Bobada Literaria (2012). Nuestra genial forma de encuestar a los tuiteros nos permitió sacar otras conclusiones: que, después de Ramoncito, la gente considera a Carolina Sanín la más boba del año, por su psicoanálisis de andén; seguida por Virginia Mayer, la Anais Nin de las hamburguesas; y, después, por Pirry, el indignado más indignante del país. Si nadie consideró a Diego Santos más bobo que los demás no es porque no lo sea, sino porque no lo conocen.


Con esto, dimos por terminada la ceremonia de reconocimiento a lo más importante de Colombia en este 2015 que todavía no se ha acabado, e hicimos un llamado innecesario a los medios para el próximo año: sigan así como van, para tenerlos en la gala de nuestros premios en el 2016, si es que para diciembre este blog todavía no se ha acabado.