lunes, 27 de abril de 2015

Daniel Samper Ospina, personaje del mes

Ay, ya sabemos: burlarse de Daniel Samper Ospina es como burlarse de Ricardo Arjona. Sus críticas, generalmente a blancos tan inesperados como Álvaro Uribe –el Ricardo Arjona de la política–, lo convierten a él mismo en un blanco tan obvio como Álvaro Uribe. Sus chistes sobre Francisco Santos, y las respuestas de Pachito, son dignas de enemigos de jardín infantil. En fin: su humor es tan excepcional que es celebrado por lumbreras como Vladdo y Gustavo Gómez, quienes forman con él la jartísima trinidad de la autocomplacencia periodística en Colombia. Que Daniel Samper Ospina sea bobo del mes es una perogrullada. Pero, como toda su carrera es una perogrullada, vamos a seguir su ejemplo a ver si así también nos hacemos merecedoras de un Premio Simón Bolívar.

Daniel Samper Ospina demostró su talento desde niño.

Aunque su meteórica carrera se resume en que es hijo de Daniel Samper Pizano, trataremos de profundizar en algo que carece de toda profundidad: Daniel Samper Junior se dio a conocer a través de su alter ego, Ramoncito (el de Dejémonos de vainas), antes de demostrar que las bobadas que decía y hacía el actor que lo representaba en la pantalla eran apenas un pálido reflejo de su posterior realidad. En el colegio de los presidentes de Colombia, de donde también salió su tío Ernesto, dirigió El Aguilucho, el periódico escolar que demuestra que los ricos sí que ríen. Después, empezó a reunirse con sus amigos para discutir columnas de opinión –una actividad tan aburrida que ni siquiera a William Ospina se le podría haber ocurrido– y, algunos chismosos afirman, se dedicó a vender revistas porno entre sus compañeros de clase (social y académica), hechos que lo marcaron para su futuro como cheerleader de opinión, cuentachistes de noveno de bachillerato y director de soft porn. Como buen hijo de periodista, lo maduraron a punta de periódico y muy pronto tuvo su propia columna en Cromos y su espacio para hablar de fútbol en El Tiempo. De ahí, pasó a la prestigiosa Jet-Set, la revista más importante de aviación en Colombia, donde empezó a darse cuenta de que reciclar chistes malos (como los que han leído a lo largo de este blog) es la fórmula del éxito en el país de Andrés López (y Felipe López).

Las ideas de Daniel Samper Ospina, como su pelo, se fueron acabando durante los años hasta prácticamente desaperecer. Y sí: apelamos a un chiste sobre el físico, pero en su honor.

Al frente de SoHo, su medio natural, Jamoncito hizo importantes aportes al periodismo como acuñar el término gurrecito arrechante para referirse a las modelos a las que ponía en portada sin pagarles o empelotar a Yidis Medina y hacerles creer a miles de despistados que eso es innnovador. También descubrió el novedoso método de inflar cifras, preguntando en los estudios de medios si la gente conocía SoHo, no si la leía, para luego salir a afirmar que SoHo era la revista más leída del país después, por supuesto, de Tv y Novelas. Además, reunió en sus páginas a plumillas perfectamente desechables como Efraim Medina Reyes y Jorge Franco, y aunque no pudo hacerles escribir mejor, al menos le arregló la nariz a uno de ellos -quien, en todo caso, no se ha dado cuenta de cuánto apesta-. Su arrollador talento para satisfacer los gustos de pajizos, indignados por-eso-estamos-como-estamos y chistosos de oficina por igual, ha marcado un hito del tamaño de un chito en nuestro perdiodismo:




Tras decidir seguir los pasos del papá, buscó alguna forma de distinguirse: mientras Daniel Samper Pizano trató varios temas durante sus décadas de periodista con sentido del humor, Junior es absolutamente monotemático y chabacano, casi el exacto opuesto del papá. Y el problema no es que sea absolutamente repetitivo. El problema no es que sea absolutamente repetitivo. El problema no es que sea repetitivo. El problema está en que los chistes que no dan risa ni siquiera son suyos: sus columnas sobre la indignación de la hora en Twitter son compilaciones de los chistes de la hora en Twitter. Y no de él, sino de tuiteros sin ninguna gracia (perdón por la redundancia), como nosotros. Es decir, trolls y demás personajes de la nefasta fauna de Twitter que tienen la profundidad de pensamiento de, digamos, Suso El Paspi. En conclusión, ustedes, bobos lectores y tuiteros con más de diez retuits, ya se ganaron un Simón Bolívar. ¡Felicitaciones a todos!

Para la muestra sólo un mojón. Esta genialidad del humor salió el 11 de agosto de 2011:

Por supuesto, a nosotros tampoco nos dio risa, pero a nuestro Jamón Bolívar sí, como lo demostró nueve días después:


Y ponemos ese único ejemplo para que no vayan a demandar al Milli Vanilli de nuestro humor, porque seguro a ustedes también les ha robado tuits. Después de todo, estamos en el país donde todo se hace a espaldas de los demás, sin importar si se trata de recibir dineros para una campaña presidencial o de recibir tuits para una columna en Semana. En lugar de dar más ejemplos (lo que significaría desbaratar cualquiera de sus columnas), sólo queremos recordar que su sentido del humor es tan grande que incluso lo invitaron a un reality:

Este chiste merece un RT, también conocido como "risas pregrabadas".

Milli Samperilli también se ha convertido en el Carlos Calero del periodismo, y se lo puede ver presentando libros chistosísisisisimos, asistiendo a conversatorios profundísisisisisimos y moderando encuentros de egos grandotototes donde lo único que se espera de él es que diga uno de sus chistes de siempre para que la audiencia oiga lo que está esperando y se vaya para la casa pensando que la pasó muy bien. Porque el público culto no ve Sábados Felices, no; va a eventos en el Gimnasio Posmoderno o el Jey Féstival, aunque el contenido en uno y otros termine siendo prácticamente el mismo. Es una cuestión de consumo, algo de lo que el Profesor Samper O entiende muy bien, pues, en competencia con Ricardo Silva, él también publica un libro cada Navidad y/o cada Feria del Libro: el Dago García de nuestras letras y letrinas arruma una cantidad de sus columnas cada año y las publica en forma de libro para que en diciembre tengamos con qué demostrar a nuestras enemistades todo nuestro desprecio. Son tantas sus sobras literarias -las equivalentes impresas de El Paseo, El Paseo 2, 3 y 4- y tan mal editadas, que apenas recordamos una, El club de los lagartos, porque es la que mejor define sus reconocimientos literarios y periodísticos.

¿Qué sería de un escritor sin la mano en la barbilla? Aquí, mientras escribe su columna, una actividad que los demás conocemos como "revisar Twitter".


No nos queremos extender en su fértil carrera editorial. Para identificar su calidad simplemente hay que conectarse a Twitter un domingo y ver los miles de RT de quienes le rascan la espalda o dar una mirada rápida a sus libros en Panamericana, que apenas con la calidad diseñística de sus portadas ya dan lástima. Esas portadas están hechas, por supuesto, por otros #grandes de la superioridad moral online.

Cuenta la leyenda que @DanielSamperO se duerme contando retuits.

Por supuesto, como buen periodicaturista colombiano, nadie puede hacer chistes sobre Dago Samper Arjona (ríanse, porfisss). Es que una cosa es el buen gusto que representa decirle gordo y tragón a Angelino Garzón (y, aun más fino, burlarse del nombre Angelino) y otra es el mal gusto de señalar los predecibles chistes de Samperino, como hicimos en esta entrada que estuvo nominada al Premio Simón Gaviria de Periodismo porque nadie la leyó. Con lágrimas en los ojos (y cuentas bancarias en ceros porque ya nadie nos contrata), debemos contarle al mundo que a partir de ese día nos cerraron las puertas en SoHo. Y pensar que que una vez nos empelotamos junto a otras sextuiteras :,(



Por lo demás, sólo nos queda decir que Raniel Samped renunció a SoHo cuando hasta Donjuán está vendiendo más que la revista porno de Semana. ¡Sálvese quien pueda!


"Ya les vetaron la entrada en la Casa Editorial El Tiempo, ahora olvídense de volverse a empelotar en SoHo".

miércoles, 22 de abril de 2015

Tu chico y su autor favorito

En La Bobada Literaria estamos de feria. Sí: ¡hay descuentos en la tienda de Natalia París! Mientras tanto, la gente cree que ir a la Feria del Libro de Bogotá la hace más inteligente. Por eso, y porque la revista Arcada no nos quiere pagar por escribir sus editoriales, decidimos publicar sin su autorización un artículo que habíamos hecho para su edición más desesperada del año: la que se publica justo antes de la Feria del Libro para decirle a la gente lo que tiene que leer o, al menos, lo que tiene que decir que leyó si quiere caerles bien a sus demás amigos que leen Arcada –es decir, los que trabajan en Arcada–. Sin más preámbulos, presentamos la segunda parte de este especial para que conozcas mejor a tu pareja.

 En exclusiva, NATGEO Colombia presenta la portada de la nueva edición de Arcada Libros.

David Foster Wallace
Tu chico estudió alguna filología y afirma que su vida es una broma infinita. No sabes si lo que más te gusta de él es que siempre use bandana o que se siente al frente de la plaza de toros a protestar contra las corridas mientras lee a los posestructuralistas. Comer le parece tortuoso. Ir al supermercado le parece tortuoso. Manejar le parece tortuoso. Y a ti todo esto te parece tortuosamente hermoso.

Enrique Vila-Matas
Después de estudiar literatura, tu chico intentó hacer crítica literaria y fracasó. Intentó escribir ficción y fracasó. Intentó mezclar crítica y ficción y, por supuesto, fracasó. Desde sus días universitarios vestía de gabán y, como se creía mejor que sus compañeros, no le importaba que se burlaran de él por sus pintas de dandi tercermundista. Lleva siempre su bolsita de tabaco y enrolla sus cigarrillos mientras mira con una sonrisa irónica el mundo a su alrededor.

Haruki Murakami
Tu chico es publicista. Se inscribe en cuanta maratón, media maratón y carrera 10, 12, 13, 15 y 20.3 K encuentra en su ciudad. Tiene una colección de acetatos de jazz y cuando los pone en el viejo tocadiscos que le quitó al abuelo después de internarlo en el geriátrico cierra los ojos y te pide emocionado que escuches tal solo de Ben Webster o Major Holley –nombres que pronuncia en inglés con acento de La W–. Le gustan las historias de fantasmas y duerme con la luz prendida. Va por la vida como un adolescente eterno y cree siempre que el amor destroza pero es lo mejor que puede pasarnos para tener bellos recuerdos melancólicos.

Jonathan Franzen
Tu chico estudió economía, o eso crees. No tiene Twitter, ni Instagram; tu chico ni siquiera tiene Facebook y cree que pasar tiempo en redes sociales en línea es malgastar un rato que bien podría pasar leyendo The Economist, Time o Business Weekly (así es, tu chico habla de redes sociales en línea para distinguirlas de las que realmente le interesan: las que obligan a las interacciones cara a cara). Sus planes favoritos son los asados en familia de los domingos donde, en medio del tumulto, sus primos en cuarto grado se burlan de sus maneras afectadas. A él las mofas (así es como se refiere a las burlas) no le importan: dice que sus primos, esos primos, no entienden nada de nada.

Mario Vargas Llosa
Es politólogo. Sus dos pasatiempos son el sexo y el poder. Dice que la cultura ya no es como antes, que estamos en tiempos de bárbaros, que vivimos épocas ligeras por culpa de la banalización de la gente que no piensa como él. Algún día será presidente, te dice, y ya verás cómo arregla todo, cómo le enseñará a la gente a comportarse, cómo meterá a todo el mundo en cintura, a las buenas o a las malas.

Paul Auster
Los gatos de tu chico, que estudió periodismo, tienen nombres de colores, en inglés o en español: Blanco, Black, Brown, Azul –este último lo pronuncia con la z alargada, como en inglés–. Escribe en un cuaderno rojo. Le gusta caminar y hacer un recuento de las calles por las que pasa: la 56, la 57, la 58… Tiene una máquina de escribir en la habitación y le gusta decir que es la que utiliza para inspirarse, aunque en verdad escribe en un MacBook Pro que le costó el triple que un PC pero sólo utiliza para abrir Word y Safari. Escribir es un decir: tu chico en realidad se sienta frente al computador y termina pasando horas en Google Maps y leyendo las noticias en el periódico amarillista local.

Paulo Coelho
Tu chico, administrador de empresas, postea frases positivas en Facebook que contienen más azúcar que una Coca-Cola dos litros untada de Nutella. Piensa que cursilerías como “Nunca desistas de un sueño. Sólo trata de ver las señales que te lleven a él”, “Sólo una cosa vuelve un sueño imposible: el miedo a fracasar” o “Cuando quieres realmente una cosa, todo el Universo conspira para ayudarte a conseguirla” son reprofundas. Cree que la posibilidad de realizar un sueño es lo que hace que la vida sea interesante y otras tonterías por el estilo. Piensa que Ricardo Arjona es un poeta. Y si algún amigo suyo se burla de Arjona, entonces dice que Joaquín Sabina es un poeta.

Roberto Bolaño
Tu chico no fue a la universidad porque desde siempre supo que quería ser poeta. Se inscribió en un par de cursos de escritura creativa y asistió a cuanto taller de poesía encontró hasta que le tocó salir de su ciudad porque el esposo de una de sus compañeras –todas señoras– lo estaba buscando para ajustar cuentas por acostarse con ella. Se ha presentado a todos los premios literarios de los que tiene noticia. Nunca ha ganado. Considera que vivir de trabajos pequeños, sin saber qué vendrá al día siguiente, lo dignifica como poeta. Cree que algún día, quizá después de su muerte, el público lo descubrirá, tal vez con arrepentimiento. No se da cuenta de la calidad de su poesía.

La Bobada Literaria
Tu chico en realidad es una chica y/o tiene el cerebro muy chico. De hecho, ni siquiera es tu chico: sólo lleva diez años rogándote para que salgas con él y te acosa tanto que ya parece tu chico. Seguramente es diseñador o publicista y cree que Actualidad Panamericana es la revolución del periodismo. El último libro que leyó fue una novela gráfica de un compañero de la universidad. Afirma que no cree en el amor pero llora con cada nuevo episodio de Game of Thrones y How I met your mother. Por supuesto, y a pesar de lo anterior, dice que no ve televisión.

miércoles, 8 de abril de 2015

Guía definitiva de la música colombiana

Pasó sin éxito una versión más del festival Estéreo Picnic y se acerca una nueva edición de Rock al Parque. De acuerdo con la tendencia de Estéreo Picnic, en 2016 el festival no va a incluir ninguna banda internacional; Rock al Parque, mientras tanto, pondrá al mejor grupo que traiga de telonero de Monsieur Periné. Ahora que se habla de música colombiana como hace unos años se hablaba de "jóvenes escritores colombianos" (es decir, tratando de armar un boom donde no hay más que la necesidad de mercadear unos productos insulsos), quisimos armar una lista (después de nuestra lista de bandas impronunciables de Rock al Parque) para que el oyente desprevenido no se pierda en la avalancha de grupos que Radiónica le dice que le tienen que gustar para salvar su mundo o, al menos, para vender boletas de los conciertos que organizan los locutores de Radiónica. Esperamos que esta guía le permita disfrutar de los próximos festivales de rock colombianos sin necesidad de muchos ácidos.

Aire Como Plomo
Si uno le pidiera a Jorge Franco que escribiera un poema probablemente saldría con un verso tan cursi como el nombre de esta banda. Y su música también parece escrita por Jorge Franco. ¿Hace falta agregar algo más?

Antombo
Según una crónica de inmersión de la revista Vice Chapinero, cuando los policías quieren un poco de adrenalina durante sus operaciones ponen música de Antombo, grabada con bolillos dentro de una tanqueta en la que todos estaban fumados.

 Antombo a dúo con Tom Bon Jovi.

Crew Peligrosos
El verdadero combo agrandado. Su mayor peligro es que te quedes dormido escuchándolos. Si no es que sales corriendo al ver a estos raperos de boutique.

Deep Silence
Por una vez sería bueno que una banda fuera consecuente con su nombre. Es que el metal colombiano es muy profundo, ¿tsí?

El Corrientazo
Música corriente para un almuerzo barato. Indigestión segura.

¿Me puede cambiar la ensalada por papas fritas para tocar la batería?

Elsa y Elmar
Se iban a llamar Elsa y El Mar pero luego vieron que así había bautizado su última película Andrés Burgos, el cineasta de Instagram. Entonces pegaron las palabras para montar un grupo en el que la cantante debería hacer lo mismo que la protagonista de la película en cuestión: no decir ni una palabra.

Elsa y Elmar interpretando la banda sonora de la última película favorita de Twitter.

FatsO
Después del rock de acera de Seis Peatones, un cantante wannabe regresa con una banda cargada de obesidad musical y ganas de sonar como si Tom Waits hubiera crecido en el Chicó. ¿Qué vendrá después, un grupo llamado Ten MidgeTs?

Según la revista Shock, FatsO es la pequeña banda más grande de Colombia.


Globos de Aire 
Se habían agotado los globos de agua cuando estos jovencitos fueron a comprar sus instrumentos musicales. Su canción más famosa es el jingle de La Hora Loca Sempertex.

Al final de los conciertos, Globos de Aire tiene la costumbre de romper sus guitarras con un alfiler.

La Tostadora
Música para el desayuno. Se recomienda mezclar con canciones de La Licuadora y La Tetera.

La Tostadora fue rankeado como el mejor DJ del mundo sin tornamesa, después de Natalia París.


Liturgia
Desde Manizales, una banda para sacerdotes metaleros grecocaldenses.

Liturgia interpreta su mayor éxito, "El Nevado del Ruiz es obra del Señor".

Milmarías
No son una, ni dos, ni tres, sino mil Marías las que conforman este grupo para oír durante el Día de la Santa Cruz.

Monsieur Periné
Cuenta la leyenda que se iban a llamar Recién Me Oriné pero que Tena los demandó. Esta es la vanguardia musical que suena como la retaguardia del swing de 1950 pero en francés colombiano.

 En su próximo álbum, Recién Me Oriné dará un salto hacia la vanguardia musical de 1971.

Pedrina y Río
Hagan de cuenta que esto es Pimpinela pero para los hipsters de hoy. Recuerden que a sus papás, cuando eran hipsters, les gustaba Pimpinela.

Tras la presentación de Pedrina y Río, Pimpinela será el invitado especial a Estéreo Picnic 2016.  

Planes
Cuando todas las bandas se ponen nombres en inglés porque el español les parece una ticket, Planes en realidad no hace alusión a ningún objeto volador sino a lo que les ha faltado a todas las bandas colombianas para sacar al menos una buena canción desde Los Speakers.

Planes tocando inside a plane.

Salt Cathedral
¿Se acuerdan cuando era cool el trip hop? Esta banda no. Precursor de bandas como Tunja Rocks, Blowing Hole, The Common's Bridge y Las Lajas Sanctuary, Salt Cathedral es un dúo con dos músicos de sobra.

Salt Cathedral se inspiró en Mount Rushmore, rock turístico hecho en piedra.